El circuito de Estambul recogió uno de los fin de semanas más convulsos en lo que llevamos de mundial. Hamilton vería peligrar su primera posición en el campeonato, ya que por un cambio de componente en el motor de su monoplaza, perdería 10 posiciones en la parrilla de salida. Menos suerte correría Carlos Sainz JR, el cual tuvo que cambiar el juego de motor al completo, lo que le llevó a la última posición al comienzo del gran premio por la penalización.
Valtteri Bottas saldría desde la pole, pero estaba claro que su misión principal sería evitar que el segundo clasificado en la Q3 y en el mundial de pilotos, Max Verstappen, consiguiera ganar la carrera. Tercero saldría Charles Lecrerc, con un gran ritmo que los Ferrari han sabido aprovechar durante todo el fin de semana.
Fernando Alonso saldría desde la quinta posición, un resultado que no conseguía desde que pilotaba para la escudería del Cavallino Rampante, y Carlos Sainz finalmente saldría en el puesto 19 ya que Daniel Ricciardo tuvo que cambiar su motor antes de la carrera.
En el momento en el que se apagaron las luces del semáforo, comenzaron las hostilidades. Todo el trabajo de Alonso con el Alpine se vería frustrado en la primera curva. Un toque con Pierre Gasly hizo que el asturiano saliera de pista y perdiera todas las posiciones.

Por otra parte, Valtteri Bottas realizaría una muy buena salida, al igual que su compañero de equipo, que recuperaría dos posiciones en las dos primeras vueltas.
A medida que pasaba la carrera, la incertidumbre aumentaba en los boxes. La pista no se secaba y no se sabía cuánto tiempo podrían aguantar los neumáticos intermedios.
En la vuelta 38, el Aston Martin de Sebastian Vettel decide parar para poner neumáticos secos medios, lo que resultó ser una idea nefasta. El coche parecía estar encima de una capa de hielo y Vettel tuvo que entrar en esa misma vuelta para volver a poner intermedios, porque era imposible conducir el monoplaza.

Alrededor de la vuelta 40, los pilotos comenzaron a pasar por boxes para cambiar a un juego nuevo de neumáticos intermedios. Todos menos Hamilton, Lecrec y Occon.
Lecrerc, por radio, preguntaba si podría llegar al final de la carrera con esos neumáticos, los cuales llevaban 40 vueltas y no le permitía mantener un buen ritmo hasta el final de carrera. A pesar de eso, el piloto monegasco intentó aguantar, porque sabía que era la única forma de ganar la carrera.
Por su parte, Hamilton quería seguir en pista para alcanzar a Verstappen pero, al igual que Lecrerc, el ritmo que tenía, a pesar de ser mejor que el Ferrari, era insuficiente.
Llegados a las últimas vueltas, el siete veces campeón del mundo entraría en boxes para poner un juego nuevo de intermedios. Esta decisión le llevaría a un enfado monumental, que haría notar en sus conversaciones por radio, diciéndole a Bono, su jefe de ingenieros, que “lo dejara tranquilo” durante la carrera.
Finalmente, Valtteri Bottas conseguiría lo que, se presupone, que es su última victoria con Mercedes. Max Verstappen llegaría en segundo lugar, recuperando así su liderato en el mundial de pilotos. En tercera posición entraría Sergio Pérez, con un adelantamiento en la penúltima vuelta a Lecrerc, que no vería recompensado el trabajo de todo el fin de semana con un podio.

Hamilton quedaría quinto, sabiendo que el próximo gran premio, en el circuito de las Américas, tendría que esforzarse a fondo para volver a ser líder del mundial.
Carlos Sainz fue nombrado piloto del día, acabando octavo, con un pilotaje magistral que nos hace pensar que hubiera podido conseguir de no salir último.
Alonso sería la otra cara de la moneda para los españoles, ya que no podría recuperar posiciones y se quedaría en el decimosexto puesto.