Rafael Rodríguez: “El paro y el hambre de un periodista son los mayores enemigos de la libertad de expresión”

Hablamos con Rafael Rodríguez, distinguido con la Medalla de la Ciudad de Sevilla y presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla. Nos relata cómo funciona la asociación y la situación actual del periodismo

Fuente: Extradigital
Para que los jóvenes, sobre todo los periodistas, lo entiendan, ¿qué es realmente la Asociación de la Prensa de Sevilla? ¿Qué se hace concretamente ahí?

La Asociación de la Prensa de Sevilla es la segunda de España. Y, por detrás de Madrid, somos la que tenemos más asociados. Estamos volcados en el periodismo y en los periodistas y, sobre todo, en la situación actual de precariedad del periodismo y de su debilidad absoluta tanto económica como ética: defendemos la honestidad, el buen periodismo y los buenos periodistas.

Nos ocupamos del empleo, de la ética y de la formación. En materia de empleo, actualmente está muy mal y la pandemia ha venido a ponerlo peor. Y cuando salgamos de esto, estaremos mucho peor. Todos los medios de España están en una situación de ERTE y después de todo esto derivará en ERE. Si no el teletrabajo que es lo peor que puede haber en el periodismo y que vendrá para quedarse: una plantilla de 50 personas la puedes convertirla en miles de falsos autónomos. Miles de personas trabajando para ti.

En cuanto al tema de la enseñanza, tenemos dos programas: La Prensa en las Escuelas y La Igualdad es Noticia. Son talleres teóricos-prácticos que vamos haciendo en los institutos de la provincia de Sevilla enseñándoles a los alumnos todo lo referente sobre los medios de comunicación con una visión crítica. Estamos negociando —primero con el Ministerio, luego con la Consejería de Educación— que la alfabetización mediática sea una asignatura en secundaria y en bachillerato porque es una formación transversal que vale tanto para el periodismo como para cualquier profesión.

El tema de la ética es otra cuestión que a la Asociación de la Prensa de Sevilla nos importa mucho y estamos muy alerta porque, ahora mismo, la mentira prevalece sobre todo.

Recientemente la APS ha creado una comisión contra el plagio y el robo de imágenes y texto ¿no es preocupante que se llegue a esta medida si se supone que a los periodistas se les enseña a no hacer precisamente esto?

Sí, es la Comisión de Ética y Deontología. La hemos desarrollado para todo el tema del plagio de fotos y de texto porque con el tema de Internet, cualquiera puede coger una foto y hacerla suya. Tenemos muchos pleitos con medios de comunicación que se van resolviendo y llegando a un acuerdo donde el medio o la persona en cuestión le paga después al autor de la foto.

Rafael Rodríguez recibiendo la Medalla de la Ciudad de Sevilla. Fuente: Extradigital

En los medios, desgraciadamente, se hace de todo. La mentira está imperando ahora y, sobre todo, por el uso de las redes sociales donde todo el mundo es periodista sin serlo. La mentira ha invadido todos los ámbitos. La verdad ahora es lo que cuesta que la gente crea y el problema es que cualquiera puede decir una mentira —ya cada uno con su responsabilidad. Si un político miente, es responsabilidad suya, pero un periodista jamás puede hacerlo. Tampoco tiene que ser objetivo, neutral o independiente. Aunque no lo enseñen en las escuelas, debe ser honesto y decente y que haga una información veraz. 

En relación con tu persona, eres un periodista muy polivalente: has trabajado en prensa, en televisión y en radio además de escribir varios libros como Morir por Andalucía y, recordando el pasado 28-F, ¿crees que ha desaparecido esa fuerza que hubo en Andalucía?

Tengo muchos libros relacionados con la autonomía de Andalucía, pero en referencia a la fuerza que hubo en el 28 de febrero creo que se ha perdido. En aquel momento —con el 4 de diciembre de 1977 y luego con el 28-F— se destapó el orgullo de ser andaluz. Ahora está dormido. Las generaciones nuevas desconocen lo que fueron esas fechas: Andalucía tenía subdesarrollo, con 15% de población analfabeta, casi sin hospitales, las carreteras estaban en mal estado, no había alcantarillado… Un desastre.

La autonomía era una lucha por conseguir todo eso que nos faltaba. No se sabía lo que era la autonomía, pero se entendía que era una forma para poder luchar y conseguir esas cosas. Hace falta volver a recuperar ese espíritu andaluz.

Los mismos periodistas éramos militantes en defensa de la libertad y la lucha contra el subdesarrollo. Pasamos de una etapa bastante mala —de despidos, de no haber puestos de trabajo— a una mejor. Pienso que el paro y el hambre de un periodista son los mayores enemigos de la libertad de expresión. Por eso se escriben burradas, es lo que pasa cuando se aprovechan de la situación precaria del periodismo.

¿Está Andalucía olvidada y relegada por las otras comunidades?

Yo eso no lo comparto. El problema de Andalucía es que estaba en un profundo pozo: durante el franquismo todo el desarrollo fue de Madrid hacia arriba. A Andalucía no llegó nada. Cuando se instauró la democracia, todas las subvenciones importantes iban para el sector minero de Asturias o para el sector automovilístico de Cataluña. Aquí, sí venían, era para el tema del campo por el Plan de Empleo Desarrollo Rural y se daba poquísimo.

Acortar la distancia con las demás comunidades y equipararse a su nivel era muy difícil. Sin embargo, con el tema de que Andalucía pudo conseguir su autonomía el 28 de febrero fue como un empujón muy fuerte que la hizo equipararse a todas las demás. El desarrollo de Andalucía a lo largo de estos 40 años ha sido espectacular: de una situación de nada hemos pasado a tener carreteras, más centros de salud, colegios… Era tal el subdesarrollo que antes, si te ponías enfermo, tenías que esperar a que el médico que se ocupaba de tu pueblo pasara. Iba en una moto pequeña, así que tardaba bastante.

Todos los colegios y demás deberían tener una asignatura sobre la historia de Andalucía, pero la presente porque así le daríamos el valor que se merece la evolución que ha tenido esta comunidad. Y darnos valor a nosotros mismos, no infravalorar ni nuestra tierra ni nuestro acento.

¿Cómo ves a los estudiantes actuales de periodismo? Teniendo en cuenta que la carrera está obsoleta y los estudiantes no leen las noticias.

La Facultad de Comunicación tiene una asignatura pendiente: enseñar a los estudiantes a ser periodistas. Y eso no se hace en la facultad. En el momento en que se entre en la facultad tienen que estar formándose y aprendiendo prensa, radio y televisión, pero desde el primer día. ¿Hacen falta asignatura sobre lengua, economía u otras materias? Sí, pero como un complemento. Primero va el periodismo que es el que tienen que enseñar, inculcar y adaptar a los nuevos tiempos digitales. ¿Cuántas asignaturas de nuevas tecnologías tenéis? Una cuatrimestral en toda la carrera y no puede ser.

La redacción periodística siempre se ha estudiado en primero y en segundo, ahora es en tercero y en cuarto. No tiene sentido. Cada vez escribimos peor con las nuevas tecnologías y, por eso, importante tener esta asignatura —el tema de las faltas de ortografías en cada facultad es impresionante. Eso te lo tienen que enseñar de primera hora: cuando llegas a la facultad y ves todo eso ya sabes si te gusta o no la carrera. Y si te gusta, ya puedes elegir si prensa, radio o televisión porque son medios totalmente distintos.

La facultad tiene que formar a los compañeros que entran porque si no con la situación actual de precariedad solo va a generar a más gente de carne de cañón para el paro. Las prácticas son necesarias en la carrera: hay gente que sale sin haber pisado un plató o un estudio de radio. El periodismo, ante todo, es vocacional y práctico.

¿Cómo apoya la APS a los periodistas que acaban de salir de la carrera?

Imagina lo siguiente: sales de la facultad, ya has acabado la carrera y tienes una idea como Voz Nueva o quieras crear el periódico para la facultad porque no tiene. Pues, tú vienes para a la Asociación de la Prensa y nosotros te orientamos. Te damos todas las claves para poder salir hacia delante o te vehiculamos hacia dónde deberías ir para que tu proyecto salga a flote.

Los medios tradicionales ahora, en vez de contratar a gente, la echan. Si antes te costaba hacer un buen producto con muy poca gente ¿cómo vas a hacer lo mismo con mucha menos gente? Es imposible. El ejemplo positivo que ponemos siempre es el The New York Times que está invirtiendo en la contratación de buenos periodistas. De esta manera anima a la gente a leer porque demuestran que la información que proporcionan es de calidad. Aquí no hacemos eso.

Este medio ha logrado un récord por suscriptores y contración de periodistas. Fuente: niallkennedy (Creative Commons)

El modelo de negocio del futuro es incierto: por ahora se ha desarrollado en varios periódicos las suscripciones, pero da todavía recelo a pagar por la información. Nosotros estamos elaborando varias campañas para que los periodistas puedan suscribirse a medios de comunicación pero cuesta trabajo. La gente no está acostumbrada a pagar por la información y la información de calidad cuesta mucho dinero. Hay que mentalizar a la población.

Y, volviendo a tu pregunta, nosotros facilitamos todo a los compañeros que se meten aquí como los cursos de formación que ofrecemos. La situación del periodismo es mala y precaria, además de ser un trabajo sacrificado y vocacional.

¿Cómo ha afectado la covid-19 al periodismo?

La covid-19 ha venido a rematarlo. Ha habido recortes salariales, ERE y teletrabajo que viene bien para algunos, pero para el periodismo es malísimo. El periodismo es algo presencial, no es información de calidad la que te manda el gobierno de turno o los partidos políticos todo editada y modificada.

Luego, a nivel empresarial, con el teletrabajo al empresario ya no le hace falta tener una oficina con sus trabajadores. Puede alquilar una mucho más pequeña y tener a los periodistas trabajando en su casa por lo que los quitan de plantilla y los hace falsos autónomos.

Nieves Concostrina y la indigencia intelectual

Fuente: Público / Jesús Pozo

Hemos podido entrevistar a Nieves Concostrina, periodista y escritora madrileña, quien actualmente colabora en los programas La Ventana y Cualquier tiempo pasado fue anterior de la Cadena Ser donde da un giro de tuerca a la historia.

En tus podcasts, hemos visto que tienes como una especie de amor obsesivo por el mastuerzo de Fernando VII. ¿Por qué decidiste hablar sobre este personaje y cómo es que te ha dado tanto juego?

Esto es una cosa que me preguntan mucho. ¿Qué por qué hablo mucho de él? Lo que me sorprende es que la gente no le tenga manía y con esto doy por hecho que nadie conoce la figura de Fernando VII.

Es uno de los personajes más nefastos de la historia de España, pero es un gran desconocido: la gente no se preocupa de conocer su historia. No es que esté obsesionada con Fernando VII, el problema es que de todos los Borbones que hemos tenido este fue el peor —junto con Alfonso XIII, Juan Carlos I e Isabel II. Sinceramente, hay muchos Borbones malos. Sin embargo, Fernando VII, este en concreto, fue un personaje infame que provocó el retroceso de España y que mantuvo una actitud en contra de la cultura del país. Un hombre lamentable. Con esto es con lo que deberían estar cabreados todos los españoles.

Cuando la gente me pregunta por qué le tengo manía a Fernando VII, mi respuesta es “¿y por qué no se la tienes? Porque no lo conoces, no sabes quién era”. Hablo de él porque fue un personaje muy importante en la historia de España y como personaje importante que es debo hablar de él, pero con la verdad: no hablo sobre lo que nos contaban de pequeños en el colegio. Antes, le llamaban Fernando VII El Deseado y eso era una absoluta mentira. Cuando somos adultos, tenemos la responsabilidad de informarnos y de culturizarnos, pero este país está a falto de eso.

En tu libro, Pretérito Imperfecto: Historias del mundo desde el Año de la Pera hasta ya mismo, aparte de que le dedicas más páginas a Fernando VII, eres muy crítica con el mundo religioso. Nos gustaría saber con quién estás menos conforme ¿con Dios o con la Iglesia?

Dios no existe. Es un personaje de ficción. Una invención. Dios es el objeto de negocio de una empresa que se llama Iglesia. No es que no esté conforme, simplemente, es que todos son unos estafadores ¿Qué Dios es el real? Dios, Alá, Yahvé, Jehová… ¿Cuál de los 200.000 que hay en el mundo es el bueno? Es una estafa. Lo que a mí me extraña es que gente con dos dedos de frente se lo crea.

No estoy disconforme o conforme con la Iglesia, solo basta con estudiar la historia de la religión para saber el mal que ha hecho la Iglesia y, sobre todo, lo que busca: ignorantes a su servicio que no se cuestionen nada y engullan continuamente las mentiras de la Biblia que no es más que un novelón impresionante.

Hay partidos políticos con intenciones compulsivas de eliminar la Ley de Memoria Histórica o de cambiarla por algo menos relevante. ¿Cómo de importante es la memoria de un país? Porque, por ejemplo, la juventud actual no lo entiende.

Tienen un problema de cultura general y de desinformación. La mayoría son unos ignorantes y por eso no lo entienden: la memoria de un país es fundamental, es la historia de sus abuelos. Yo no tengo ninguna esperanza ni con la juventud ni con nadie. No creo que vayamos a ser mejores.  

Cómo periodista, y cuando en tu momento estudiaste la carrera, ¿cómo ves a los futuros periodistas sí, como tú dices, estamos muy desinformados y desmovilizados?

Fatal. Los estudiantes que he conocido, —una mayoría, no todos— los he encontrado muy mal preparados, culturalmente deficientes, con una visión desfigurada de la historia y apuntados muchos a una carrera que, como todos sabemos, es muy fácil.

En mi época se apuntaban a Periodismo los que no sacaban nota para poder ir a otra facultad. Para poder ser periodista tienes que estar bien informado y tener un hábito de lectura —a los alumnos no los veo leer periódicos ni escuchar la radio. Insisto, la mayoría.

Hace no mucho, un año y pico, tuve una reunión en Madrid con un grupo de unos doce alumnos de la Juan Carlos I. Eran de comunicación. De los doce que había, solo dos estaban interesados en la entrevista que me estaban haciendo porque era para un trabajo. Tuve que parar la entrevista para preguntarles “oye, ustedes ¿por qué estáis aquí? ¿Por qué hacéis periodismo?”. Uno estaba mirando al techo, otro se tocaba la zapatilla… “No os interesa nada de lo que estoy diciendo y como tengo la sensación de que os estoy haciendo perder el tiempo, os pediría que os fuerais y me dejéis con los compañeros que sí necesitan hacer el trabajo”.

Ya me ha pasado varias veces, pero no son todos. Hay gente que está interesada en su oficio y quiere mostrar la verdad porque el periodismo no es contar lo que te dicen todos: es contar la verdad. Ese es el oficio del periodista y no poner un micrófono a cualquiera porque una cosa es ser objetivo y, otra cosa, es recoger las declaraciones de Hitler. Si se hace esto, el periodismo solo funciona como altavoz a los discursos de Hitler.

El periodista debe tener el criterio para contar las maldades y estupideces de otros sin darles voz. Por ejemplo, no hace mucho, en un magazine de La Sexta, la presentadora, aparentemente indignada, anunció la última pieza donde aparecía una influencer que había hecho algo vergonzoso. Mostraron la pieza e hicieron un reportaje sobre la influencer diciendo que lo que estaba haciendo era una salvajada. Pero hicieron exactamente lo que estaban criticando, dar voz a una estúpida y regalarle un reportaje fantástico sin explicar dónde estaba la supuesta salvajada. Alguien al otro lado atendería más a lo mona que era la muchacha y a la tontería que decía, que a la supuesta crítica.

Es el viejo debate entre la obligación de informar con la acción de poner un micrófono a cualquiera. Si alguien dice que llueve y otro dice que no, el deber del periodista es asomarse a la ventana y ver si llueve realmente. No se le puede dar voz a todo el mundo porque ahí los tienes, a los del partido «color verde moco», diciendo que la violencia no tiene género.

Volviendo a la historia, esta en los colegios se da fría y distante. Tú lo haces de una manera más llevadera y cercana. ¿No sería más interesante dar las clases de historia como tú lo haces?

Sé que siguen habiendo los mismos malos profesores de siempre, pero también hay buenos profesores. Los “malos” simplemente no les gusta la historia y la cuentan desde un punto de vista derechista: siempre que no pongan delante de la palabra Franco “el Dictador” ya tienes a un facha delante.

No soy docente para saber cómo hacerlo. Solo la doy como me hubiera gustado que me la contaran. La narro desde mi punto de vista periodístico y con la libertad que tengo para contarlo. Libertad para poder decir cosas como que la Monarquía es corrupta, que la Iglesia es una gran estafa moral y que solo viven del negocio o que Dios es mentira. Yo ya tengo mi libertad conseguida y lo que está por venir ya es problema de las generaciones futuras que ya veremos cómo os la apañáis porque lo tenéis muy difícil.

En el programa Acontece que no es poco narras anécdotas de la historia que la gente desconoce ¿por qué decidiste hablar sobre historia de esta manera? Por ejemplo, del verdadero origen de la bandera de España.

Yo no cuento anécdotas. Las anécdotas son una cosa pequeña, corta y graciosa y yo no hablo de eso. Yo cuento historias, pero como lo hago en un tono más cercano parece que son anécdotas. La historia de la bandera de España no es una anécdota: es la historia del nacimiento de la bandera de España.

¿Por qué no le tengo ningún cariño a la bandera de España? Primero, porque es la que impusieron los golpistas fascistas arrancando la oficial y democrática que ondeaba en la España democrática, aunque luego la asumiera la Constitución del 78 porque la transición nos la organizaron, en gran medida, los franquistas. Segundo, nació en un despacho y lo que nace en un despacho no se le puede tener el cariño que, por ejemplo, le tienen los franceses a su bandera que nació de una revolución o los estadounidenses a la suya, que surgió de la independencia con Reino Unido. Ahí hubo unos ciudadanos que lucharon por una bandera.

En España nadie luchó: la inventó Carlos III en su despacho y luego Isabel II la hizo bandera nacional —esa bandera solo la utilizaba el ejército. La primera bandera española democrática es la republicana, la que aparece por primera vez recogida en una constitución democrática, en la de 1931.

La bandera de la Constitución era la de la República. La otra es fruto de un golpe de Estado. La actual tuvieron que hacerla constitucional durante la Transición.

Has trabajado tanto en prensa como en radio, pero, hoy en día, estás más activa en el sector radiofónico ¿por qué te atrae más la radio?

Al principio trabajé en el desaparecido Diario 16. Cuando cerró, nos despidieron a todos. Tuve que buscar trabajo. El oficio te va moviendo, tú no eliges dónde vas a trabajar. Te adaptas.

Cuando se me presentó la oportunidad de la radio… Me encantó. La radio es muy bonita: te permite escribir —los guiones los tengo que hacer previamente—, no tiene la tensión de la televisión, es inmediata y difícil de manipular porque nadie puede interpretar tus palabras. En prensa esto es peligroso y se corre un gran riesgo. Por ejemplo, las cosas que estoy contando dichas de otra forma pueden ser perjudiciales para mí. Hay gente que por un buen titular mata. Es una cuestión de confianza en la otra persona, pero eso depende de la profesionalidad de cada uno.

A mí lo que más me gusta es la radio. La televisión no tanto porque se pierde mucho tiempo con cualquier intervención, hay muchas horas de maquillaje, de cambios de platós…

Sin embargo, has estado haciendo la serie documental Pioneras.

Sí, ya lo hicimos. Solo han sido cuatro capítulos, pero ya está hecha. Para lo poco que aparezco ha llevado mucho tiempo aun así me ha gustado porque se ha quedado como una serie reflexiva y seria. Hay un gran trabajo detrás, ya que, obviamente, no he sido solo yo. Parece que yo, que pongo la cara, me llevo todo el mérito, pero no es solo mío: es de los directores, de los guionistas, de la productora que tuvo la idea, de todas las invitadas… Todos ellos han estado trabajando arduamente en este proyecto. Y por, poco que parezca, lleva bastante tiempo.

La radio es, para mí, mucho más cómoda. Justo ahora estoy terminando de escribir en la intimidad de mi despacho un guión para el miércoles que viene para La Ventana de Carles Francino. Me conecto a la radio y entro para hablar con él. De esta forma, no me tengo que preocupar por si tengo el ojo pintado o los pelos de punta. Nadie se va a entretener con mi imagen porque no quiero que me digan “no me gustó el jersey que llevabas” “Vale, pero… ¿Te gustó lo que dije?” “Es que en eso no me fijé”. La imagen es algo que no me preocupa.

Como última pregunta, si tuvieras que hacer un libro histórico sobre los políticos actuales ¿cómo los describirías?

Te podría decir de los dirigentes de Madrid, que son los que sufro más. A Isabel Díaz Ayuso y su caravana de políticos los calificaría como “indigentes intelectuales”. Son personas muy mal preparadas y, sobre todo, lo que más me preocupa es que son retrógrados y machistas. Los llamo la Triple A —Ayuso, Aguado y Almeida— con el plus de la Villacís.

Creo que el gobierno actual lo está haciendo bien: se han encontrado con una pandemia absolutamente impresionante y, menos mal, que tenemos este gobierno de coalición. Si hubiera habido uno de derechas yo no quiero ni imaginar lo que podría haber sido. Lo último que importaría sería los españoles. Un partido corrupto hasta la médula… No me quiero imaginar cómo hubieran gestionado las ayudas europeas que, seguramente, habrían ido a parar a las manos de los empresarios y los corruptos. El PP es así: por un lado, Cifuentes robando cremas y permitiendo que falsifiquen su Máster y que otros sean condenados por falsificar un documento público para sustentar su mentira. Es de lo más rastrero.

La derecha en este país es de vergüenza. A mí me gustaría que hubiera una derecha decente, una buena oposición en España. Ciudadanos tuvo su oportunidad y la perdió. En vez de ser la alternativa al PP y hacer una posición seria, se sumaron a la ultraderecha.

Ciudadano Ros

Enric Ros, profesor de Historia del Cine en la Escola de Cinema de Barcelona, combina dos áreas muy discontinuas: lo académico y lo profesional. Sin embargo, el cine para Ros va más allá de un oficio y una clase, es un mundo infinito

Explica que en su adolescencia le interesaban muchas cosas “y una de ellas era el cine, pero también me interesaba pues, como muchos adolescentes, la música y también la literatura. Tardé en encontrar la vida del cine.” El cine estaba ahí, como un fantasma, inmóvil pero rebosante de ganas de volverse visible. Comenzó como un huracán con las películas, viéndolas desordenadamente, caóticamente, perdido. Un náufrago a lo Tom Hanks.

El mundo del cine se le ha ido poco a poco descubriendo, le apasiona, le inspira tanto un temor incierto como un amor más allá de la razón. Sus manos se mueven ansiosas, quieren explicar todo su mundo. Un mundo para reflexionar sobre cine. Pero, para reflexionar, hay que saber. Ros, consumado cinéfilo, comenzó de pequeño con una lista. Las 10 mejores películas del cine y pensó: “me miro estas diez películas y ya me lo he visto todo”. Ingenuo amante. Había más. Treinta, cincuenta, cien mejores películas. “Al final, me di cuenta de que tenía que ver una película cada día, por lo menos para poder conocer todo lo que me interesaba. Todo el cine polaco de Polanski o las cinematografías de Lester, es un mundo muy amplio y grande. Se convierte en un camino donde te vas metiendo y nunca termina.”

Pero no todo es amor y gloria, Ros habla con quietud. El corazón le tiembla. Confiesa que hubo un tiempo el que podía decidir convertir lo que le gustaba en una actividad profesional para hacer cosas que le gustaran de verdad. Sin embargo, en muchas ocasiones, su trabajo se basaba en encargos sin “el resplandor” de una buena idea. El trabajo asediado por el dinero. Parecido es, pues, al periodismo “que haces cosas fantásticas que tú has podido elegir y otras que son un poco, pues, para ganarse la vida.”

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En la maqueta aparece El País Semanal porque es un trabajo de la universidad

Mark Lindquist: «Treinta años, pero sin duda, mucho tiempo»

Jose Miguel Gala ha querido colaborar con Voz Nueva y nos ha enviado la entrevista que le hizo a Mark Lindquist, un escritor norteamericano que en su momento publicó Películas Tristes en la Editorial Anagrama.

En 2020 se cumplieron treinta años desde la publicación en España de tu primera novela, Películas tristes. Publicado un año antes en Estados Unidos, Anagrama lo traduce y se convierte en un pequeño clásico de culto allá por 1990. En aquellos días, tu libro disfrutó de un cierto hype en Norteamérica, quizá por tu forma de escribir y las referencias cinéfilas y musicales que citabas. ¿Qué recuerdas de aquella época?

Treinta años, pero sin duda, mucho tiempo. El tiempo pasa rápido. Me siento muy conectado a España desde que visité el país a comienzos de la década de los ochenta, con lo que me alegré mucho de que mi primera novela funcionara bien allí.

Sinopsis de Películas Tristes

En la frenética Los Ángeles, obsesionados por la contaminación y la amenaza nuclear, bajo el sol implacable de las playas de Venice, o en las fiestas sin fin donde todo el mundo habla de herpes y sida, Zeke vive con una chica maravillosa, un trabajo terrible y un pequeño apartamento rodeado de chiflados y fanáticos religiosos. Zeke trabaja en publicidad inventando slogans obscenos para películas porno. Su novia, Becky, hace de actriz en montajes zarrapastrosos. Mientras se preguntan cómo pagar el alquiler del mes, Zeke cumple 25 años y se suma en una peculiar depresión que no le hace perder su humor irónico. Entonces decide suicidarse, pero ¿cómo? Para aumentar la confusión, un viejo amigo, YJ, aterriza en el apartamento con un lobo negro y desconcierta a Zeke con sus visiones apocalípticas y sus juegos malabares.

La historia transcurre como un agridulce vodevil ambientado en una desmitificada Los Ángeles, donde hasta el sol recibe duras críticas. Escrita en presente y utilizando recursos de guión cinematográfico, su tono es fresco y actual y está llena de una afectuosa ironía. Las canciones, las frases de los fanáticos callejeros y los graffiti de los retretes públicos contribuyen a crear un escenario colorido y fascinante, perfecto para los excéntricos personajes de Lindquist.

— Lecturlandia, s.f.

La primera vez que leí tu libro, sentí que estaba muy cerca del “zeitgeist” de los ochenta: las películas de John Hughes, la música de The Replacements o Hïsker Dü. Para un montón de jóvenes lectores españoles entre los que me incluyo, aquel mix de historias hedonistas y deprimentes ambientadas en Los Ángeles resultaba muy exótico, y tenía un punto muy cinematográfico. Si no me equivoco Películas tristes, como Menos que cero de Bret Easton Ellis, se idearon también como un guión destinado a la gran pantalla…

Menos que cero se planteó como una película, pero comenzó siendo una novela. Conocí a Bret cuando estaba acabando su primer manuscrito. Mi libro, Películas tristes, se ideó también como novela. Ambos, Bret y yo, estábamos muy influenciados por el cine, éramos muy fans de John Hughes, por ejemplo. Y también nos gustaban The Replacements, R.E.M. y otras bandas del momento. Mucha culpa de que ambos libros funcionaran tan bien en aquella generación, es que todos estábamos muy metidos en la cultura pop.

Fuente: Editorial Anagrama
Fuente: Editorial Anagrama
Creo que tu libro, así como los de Breat Easton Ellis, tuvieron una gran influencia en la forma de escribir de autores franceses como Frederic Beigbeder o Michel Houellebecq. ¿Reconoces esa influencia? ¿Qué tipo de libros o autores estás leyendo actualmente? ¿Hay algún autor novel que nos puedas recomendar?

Ocasionalmente recibo correos electrónicos de autores que se influenciaron, en su momento, de mi forma de escribir, y es algo que me alegra oír. Disfruto mucho leyendo a compañeros contemporáneos como Bret, Jay McInerney, Maria Semple, Garth Stein y otros, así como a otros autores que no he llegado a conocer personalmente, por ejemplo, Haruki Murakami.

Fuente: El País

Bret Easton Ellis
Novelista estadounidense. Uno de los grandes exponentes de la generación X en la literatura y, también, uno de los autores postmodernos más importantes en la actualidad. Debido a su estilo ha sido emparentado por muchos críticos con Ernest Hemingway pero ha sido relegado a segundo plano por su «frialdad» en sus escritos.

Fuente: David X Prutting / BFA / REX / Shutterstock

Jay Mclnerney
Novelista estadounidense. Escribió entre otros libros Luces de Neón la cual se llevó al cine en 1988. En 2009, publicó un libro de cuentos, How It Ended, mencionado como «uno de los 10 mejores libros del año» por Janet Maslin del The New York Times.

Fuente: Goodreads

Maria Semple
Novelista y guionista estadounidense. Es autora de This One Is Mine, Today Will Be Different y Where’d You Go, Bernadette. Este último ha sido llevada al cine recientemente por Richard Linklater (narra la historia de una arquitecta agorafóbica que intenta adaptarse a su vida en Seattle y desaparece a la Antártida antes de un viaje familiar).

Fuente: Susan Doupé

Garth Stein
Escritor y productor de cine estadounidense. Es muy conocido gracias a su obra The Art of Racing in the Rain (la historia es narrada desde el punto de vista de un perro) que ha sido llevada al cine por Simon Curtis.

Películas tristes es tu único libro publicado en España. Sé que has publicado cosas posteriormente, libros como The King of Methlehem, Never Mind Nirvana o Carnival Desires. Never Mind Nirvana es una novela ambientada en la escena grunge de Seattle en los años noventa, y según Peter Farrelly, el director de cine, es tu mejor obra hasta la fecha. ¿Has tenido alguna propuesta para publicar en España en éste tiempo?

No he recibido ninguna llamada de editoriales españolas, aunque me encantaría poder volver a ver mis libros publicados allí, especialmente Never Mind Nirvana. Creo que hay un público para ése libro en España. Estaría entusiasmado con la posibilidad de que algún sello comprase el libro y poder visitar de nuevo el país para promocionarlo. Me encantaría de veras.

Fuente: Amazon
Fuente: Amazon
Fuente: Amazon

Mark Lindquist es un escritor americano. En sus novelas ha descrito escenas tanto del mundo de los negocios de Los Ángeles como de la corriente grunge que surgió en Seattle. Películas tristes (1987) es su primera novela publicada en español y The King of Methelem es la novela más reciente que ha escrito. En ella, habla sobre el mundo de la metanfetamina en los EE.UU.

Fuente: Fantastic Fiction

Una vuelta por Sudamérica

Lo que ocurre en Chile…

Un reportaje en colaboración con Pirámide Revertida para mostrar cómo ha afectado la situación de coronavirus en las calles tanto españolas como chilenas.

Por Irene Abril y Ana Pazos de Voz Nueva y Carlos Báez y Francisca Pérez de Pirámide Revertida.

Fuente Alemana, estatuas pintadas de rojo representando la sangre de los caídos en la revuelta, se evidencia la justicia y dignidad que tanto se anhela desde el 18 de octubre (comienzos del estallido social en Chile).

Santiago Centro, “Sebastián Piñera, el ladrón más grande de Chile”, el presidente de Chile expuesto antes sus casos de corrupción y lo ocurrido con el estallido.
“Si la masa no piensa iré contra la corriente” al mismo tiempo se puede apreciar junto al mural, una cama de una persona que vive en situación de calle.
Mon laferte, cantante nacional emulando el momento ocurrido en los Latin Grammys cuando se quitó la chaqueta llevando la frase pintada en el pecho “En Chile Torturan, Violan y Matan” exponiendo casos de torturas y disparos a los ojos a manifestantes efectuados por Carabineros de Chile.

EN CHILE TORTURAN, VIOLAN Y MATAN

“Paco que veo, paco que meo” refleja el descontento y repudio que tiene una gran parte de la población chilena a la policía, debido a sus represivas formas de operar, con el apodo “Paco” forma despectiva con que se trata a esta entidad. También en la foto se puede apreciar carteles que tienen como texto “Ni una lesbiana menos” donde se manifiesta el disgusto hacia los asesinatos que han sufrido mujeres por su orientación sexual.
Centro Gabriela Mistral. Se evidencian símbolos del apruebo, la violencia policial y el fuego que en algún momento abundó en las calles con las barricadas.
Carabinero (policía) armado, en donde se evidencia cómo hace malabares con los ojos de los disparos puesto que en octubre en el momento más álgido del estallido dispararon a más de 100 ojos de los ciudadanos.
En un punto de ubicación crucial para la manifestaciones en el centro de Santiago, se puede apreciar que la población que fue a expresar su descontento escribió “Zona de lucha” junto a la sigla “ACAB” que significa “All cops are bastards”

ALL COPS ARE BASTARDS

Carmen con Santa Isabel, Santiago Centro. “Los ciclistas no mueren, viven en cada pedaleo a la revolución” frase por la muerte de un ciclista de la revuelta (se organizan por redes sociales y salen a pedalear todos juntos a favor de los cambios del país).
«Paco Weon» otra intervención callejera en las paredes del centro de la capital, tiene una de las palabras más distintivas de Chile “weón”, en un contexto claramente negativo por la represión que los carabineros efectúan con quienes se manifiestan por un país más digno.

Mira la segunda parte del reportaje en Pirámide Revertida

Isabel Gómez, una periodista ejemplar

Hemos entrevistado a Isabel Gómez, periodista con un largo recorrido en el mundo de la prensa, la radio y la televisión. Nos ha regalado un poco de su tiempo para contarnos su experiencia y para animar a los jóvenes que la carrera de Periodismo, aunque tenga sus penurias, no es un todo perdido.

Estudió periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid y luego cursó estudios de doctorado en Ciencias Políticas por la UNED. Aunque no tiene la tesis, es diplomada en Estudios Avanzados en Ciencia Política. Su especialidad, por lo tanto, es el ámbito de la política.

Está trabajando en el programa Los Reporteros y nos cuenta que está muy contenta con él. “Llevo un año y, sinceramente, es un programa maravilloso, de lo mejor que hay en Canal Sur. Hacemos reportajes reflexivos, cuidamos la imagen con esmero y tocamos todos los temas. Ahora mismo estoy con el tema de la presión sanitaria y el coronavirus, sobre todo, con historias de las secuelas que han dejado en muchos de los enfermos de la Covid-19.”

Le preguntamos a Isabel Gómez, al estar especializada en política, por su opinión acerca del periodismo de declaraciones que es, actualmente, lo que más está absorbiendo al oficio de la comunicación y la información. Y comenta que hay un completo abuso. “Hemos llegado a unos límites dónde el periodismo ya no es como tal. Estamos, incluso, emitiendo declaraciones que mandan sin preguntas. Los jefes de prensa de cada partido graban al político de turno soltando su speech con el titular que prefieren y nosotros, los periodistas, lo difundimos sin filtraciones. La información enlatada no se debe consentir. Que sean los propios gabinetes de prensa quienes hagan la información y el medio de comunicación simplemente lo difunda rompe las reglas clásicas del periodismo. Tienen que volver las ruedas de prensa para poder preguntar.”

En el Parlamento de Andalucía, por ejemplo, todavía se mantiene que los miércoles, siempre antes del pleno, los partidos comparezcan para fijar sus posiciones lo que permite hacer preguntas sobre los temas de actualidad de ese día o sobre la posición que van a tomar. “Esto pasa muy pocas veces, generalmente el periodismo consume el mensaje del político sin filtraciones. Eso es lo que quiere difundir y eso es lo que difundimos. Somos meros transcriptores. La solución no es otra que preguntar y repreguntar.” Además, explica que a la situación de precariedad del periodismo se le suma la situación de la Covid-19. “Con el confinamiento, mandan preparados y enlatados los discursos.”

Isabel Gómez en su último programa de Parlamento Andaluz. Fuente: Isabel Gómez

El periodismo actual corre a una velocidad que le impide profundizar en las cosas. Un ejemplo es la similitud entre los discursos de Donald Trump y de Santiago Abascal. Le preguntamos entonces a Gómez por los medios, si son solo unos intermediarios, ¿dónde está la reflexión? “Ha desaparecido y para recuperarla lo primero que hay que hacer es documentarse, es un fundamento principal del periodismo. Sí se está ofreciendo información sobre un partido que está dando un determinado discurso y, a la vez, hay un líder internacional que dice exactamente lo mismo, es necesario explicar las diferencias que hay entre esas dos declaraciones. Hay que contextualizar la información. Por ello, son precisos todavía los programas que puedan ofrecer reportajes para reflexionar y pensar. Y también la propia prensa escrita ya que es la que puede considerar lo que es noticia y mostrarla en un contexto adecuado.”

Sin embargo, muchas veces hay que volver atrás para entender el presente y cambiar el futuro. Cuando Isabel Gómez era estudiante había muchas diferencias con respecto ahora, sobre todo, en lo referente a la generación de los jóvenes. “La gente leía más. Pero estamos hablando de hace 30 años. Antes, no había lo que hay ahora. Hoy se tiene la información al alcance de la mano. Sin embargo, si hablamos de periodismo, era muy diferente. Yo me acuerdo de tener que recortar periódicos para poder documentarme sobre lo que iba ocurriendo en la actualidad.»

En su momento, lo que más se escuchaba era la radio y la televisión casi ni existía, no había televisiones autonómicas ni privadas. “Cuando acabé la carrera ya sí que estaban establecidas. Fue el boom de la televisión en el país, en el 84 o 85. El mundo en 30 años ha cambiado totalmente. Y el periodismo también, sus formas y métodos han variado tanto para bien como para mal.”

Se trata de la esencia. Según Gómez, eso es lo no debe cambiar nunca, el querer informar bien y de forma veraz. “Todo el mundo habla de la subjetividad o de la objetividad pero lo importante es la veracidad. Es inconcebible que se mienta.” Otra cosa diferente es la rectificación. “Hay medios de comunicación que rectifican. El País, por ejemplo. Sin embargo, es una pena porque ha perdido una figura maravillosa: el Ombudsman, el Defensor del Lector. A través de él, se le podía pedir al periódico que modificara y corrigiera la información y debía hacerlo. Pero es cierto que hay otra prensa que no hace eso jamás, pase lo que pase. Y eso no puede ser, la rectificación también es una parte del periodismo y de la vida misma.”

Pero hay más cosas en la vida de un periodista. Cómo el espíritu de innovación o la voluntad para hacer cosas diferentes. Isabel Gómez, cuando estaba todavía en la carrera, creó el Gabinete de Comunicación de la facultad, una figura que antes no existía. “Por ese entonces estaba en cuarto y quinto, y decidimos poner en marcha el gabinete. Nos empezamos a encargar de todas las jornadas y congresos que se celebraban en la facultad de la Complutense de Madrid. A partir de ahí, conocí a más gente de la facultad y conseguí una beca en la Unión de Consumidores de España para su gabinete de prensa.”

Isabel Gómez, hace un año, haciendo un reportaje del cambio climático cubriendo la cumbre de Madrid. Fuente: Isabel Gómez

No es solo estudiar —que es importante también porque un periodista sin cultura es como un submarino descapotable—, también es cosa de instinto. De moverse por cualquier sitio, buscar lo que necesite y adaptarse a lo que encuentre. “En mi época madrileña, colaboré con el periódico Lanza de Ciudad Real. Y, en verano, trabajaba en emisoras de radio de Castilla-La Mancha por temas personales: mi padre es de un pueblo de Albacete y a mí me gustaba mucho ir allí en verano. Dos o tres años antes de terminar la carrera, trabajé en una emisora privada que se llamaba Radio Surco de Castilla-La Mancha, que estaba en Villarrobledo. El último año de carrera estuve en Radio Cadena Albacete durante el verano y, por último, recibí la beca de la Unión de Consumidores. También estuve un tiempo en la revista Bauer, Ediciones Bauer, que es una de las que editaba Muy Interesante, hasta que se creó Canal Sur”.

Y aquí, este momento, cambió la vida de Isabel Gómez. “Trajeron a la facultad de periodismo las solicitudes para hacer las oposiciones. Yo me dije: “¿Canal Sur? Puff, eso está en Andalucía. Está lejísimos. Yo me quedo en Madrid o en Castilla-La Mancha.” Ni se me ocurrió echarlo. Cuando estuve en la Unión de Consumidores, un compañero me comentó que estaban buscando personal para la radio. Probé suerte. Fui a Málaga a Canal Sur Radio y me cogieron. Pensaba que iba para seis meses y, al final, me quedé.”

Gómez cuenta que su vida se desarrolló por completo en Canal Sur. “Estuve tres años en la emisora de Málaga, y luego, de las oposiciones de Canal Sur que hubo en el 92 saqué la plaza de televisión para Jaén donde estuve otros tres años. Después, durante dos años, presenté el informativo del mediodía en Sevilla. A continuación, fui muchas cosas: jefa de Política durante cinco años; jefa de Nacional; editora; presenté y coedité el programa Parlamento; redactora-jefa y, actualmente, soy redactora del programa Los Reporteros.”

Empezó con solo 24 años a trabajar en Canal Sur y aún continúa. “Cuando te metes en un lugar que te gusta, ya es muy difícil salir de ahí, sobre todo, si es una institución pública porque da más garantías sociales. Muchas más que la privada.”

Isabel Gómez haciendo su último reportaje sobre la modificación de los hábitos de consumo. Fuente: Isabel Gómez

Queriendo hablar de política, le preguntamos acerca de cómo la coalición PP, Vox y Ciudadanos, que rige ahora en la Comunidad de Andalucía, ha afectado a Canal Sur en su funcionamiento y gestión ya que, al ser una cadena pública, cuando se cambia de gobierno también se cambian a los presidentes de RTVA. “Hay muchas protestas del Consejo de Redacción y de los sindicatos sobre el tratamiento de algunas informaciones. El partido político en el gobierno siempre pone su impronta pero parece que solo estamos dominados políticamente a las instituciones públicas. En el sector privado también hay muchos intereses que toman juego. Es cierto que se focaliza mucho en la pública —para eso la pagamos todos— pero hay que preguntarse por qué las empresas privadas no son más valientes a la hora de ejercer el trabajo periodístico. Hay empresas en este país de las que no se habla nada y coincide que son las que más invierten en publicidad.”

De todas formas, el periodismo no deja de ser una carrera que pende en el hilo de la moralidad y la ética. O se hace un buen periodismo respetando el código deontológico o se hace uno malo sujeto a las leyes de otros. Según Gómez, el periodismo hay que hacerlo por vocación. “Todos mis amigos y compañeros periodistas lo son por vocación. Para hacer una carrera fácil, te metes en otras más sencillas. Tú sabes la nota de corte que te piden, es altísima. En mi época, para hacer Periodismo, necesitabas un cinco. Igual que para Ciencias Políticas, Arqueología o Derecho. Pero es cierto que antes éramos menos: había menos gente y menos universidades.”

Lo importante es la vocación: tener ganas de hacer periodismo y saber disfrutarlo. Gómez termina la entrevista con dos anécdotas que demuestran que este oficio es como hacer una hoguera: hay que buscar el lugar, los materiales y el tiempo adecuado para que arda. Y cuando arde, es cálido, acogedor y tranquilo.

La gracia de que un político no quiera una entrevista

Cuando estaba en segundo de carrera, en la asignatura de Redacción Periodística, nos pidieron que hiciéramos una entrevista a un personaje. Obviamente, todo el mundo eligió a alguien cercano a ellos. Pues a mí, como no, se me metió en la cabeza entrevistar a José Bono, el expresidente de Castilla-La Mancha. Le mandé una carta diciéndole que quería hacerle una entrevista —yo conocía a su jefe de gabinete por unos familiares míos— y el hombre me contestó que era imposible ya que tenía la agenda ocupada.

Estaba desanimada pero, entonces, pude enterarme de que Bono iba a ir al pueblo de mi padre a hacer una intervención allí. Fui corriendo para allá. El primo hermano de mi padre era el alcalde —era socialista—. Yo intenté entrar por algún lado para poder hablar con Bono pero no me hacían caso —mi primo me miraba pensando «esta chalada que hace»—. El marido de mi prima, que era el jefe de la oposición del PP, en ese momento me vió y me llevó con él para sentarme… ¡en la misma mesa con toda la corporación municipal! Estaba muerta de vergüenza, yo ahí, con ellos, todos cenando. Y encima mi primo mirándome mal. Eso sí, le hice la entrevista a Bono.

¿Y la cámara?

Cuando era jefa de Política, estaba encargada de seguir a Manuel Chaves. Todas las empresas públicas tienen a un periodista que sigue al presidente, otros a la Casa Real, etc. Pues fuimos a Cuba en un viaje político. Yo estaba sola, sin cámaras ni nada, porque lo que hicimos fue contratar a cámaras cubanos. Chaves fue a visitar a Fidel Castro sin embargo a nosotros no nos dejaban verlo. Nos mandaron al hotel donde estaban todos los periodistas que seguían a Chaves y nos quedamos allí. A los cubanos les dije que se fueran a sus casas porque no iban a poder hacer nada más. Ya entrada la noche, mientras terminábamos de cenar, nos llamó el comisario político —lo puso el gobierno cubano para tenernos controlados— para decirnos que Fidel Castro estaba dispuesto a vernos.

Estuvimos hasta las 3 de la mañana con él. Nos preguntó por el conflicto de pesca que había en ese momento entre Marruecos y la Unión Europea; nos contó el tema de los misiles cubanos con Kennedy, y más cosas que ya no recuerdo. Estaba muy nerviosa, no solo por verlo sino también porque era la televisión y no tenía cámara para grabar. Al final, me doy cuenta de que la cámara institucional del gobierno cubano estaba grabándolo todo así que cuando estaba terminando la entrevista hablé con ellos diciéndoles que necesitaba sus imágenes urgentemente. Fidel me vió y se acercó, me cogió de los hombros y me preguntó que qué problema tenía. Yo le contesté que necesitaba esas imágenes —tengo una foto con Fidel cogiéndome de los hombros y yo pidiendo las imágenes—. Entonces, Fidel me preguntó por mi hotel y le dije que estaba en el Hotel Meliá Cohíba. “Quiero una copia inmediatamente para esta señorita en el Hotel Cohíba”, dijo él. Cuando llegué al hotel, ya tenía la cinta.

La tristeza de un jueves 11

Una de las experiencias periodísticas más importantes de mi vida fue cubrir el 11-M. Pude grabarlo porque estuve en Madrid de casualidad ya que iban a operar a mis padres. Todos pensamos que era un atentado de ETA así que me fui corriendo al Hospital Gregorio Marañón y desde allí empecé a emitir con solo un teléfono, una agenda —de mi hermano porque era lo único que encontré por allí— y un boli. Entre por teléfono en un programa especial que abrimos y comencé a contar todo lo que estaba sucediendo. Fue muy impactante. A los dos días, tuve que volver para hacer las elecciones generales y cuando terminé, tenía tanta tensión guardada que no pude parar de llorar. Era horrible.

Ese día, ya sabíamos que no había sido ETA sino Al-Qaeda tras transmitirse la información de que la furgoneta Renault Kangoo había sido encontrada en el tren de Alcalá de Henares. Sin embargo, la mayoría de los periódicos nacionales salía con portadas con la frase de “¡ETA asesina!”. Hasta el sábado no se reconoció que eran los yihadistas. Ahí se definió el periodismo, se notó la gente que hizo bien su trabajo y la gente que lo empeoró.

El Arte Pop: una marca fuera de siglo

El arte pop es un movimiento artístico del siglo XX de origen anglosajón y estadounidense, que se inspiraba en los bienes de consumo de la época y en la estética de la vida mundana. Un ejemplo clásico es la lata de sopa Campbell de Andy Warhol. Ha pasado un siglo y este estilo artístico todavía sigue vigente en el público.

Presentamos entonces una entrevista con El Arte Pop, una tienda onlinne de camisetas que no deja pasar de moda un movimiento tan atrevido y vistoso como el arte pop.

¿Por qué eligió el nombre de EL Arte Pop?

Me parece un nombre que resume bastante bien la esencia de la página, ya que al inicio combinaba arte con letras de temas más pop. Ahora, toco cualquier género y es más libre a la hora de encorsetarse a una canción u otra. Y, además, el juego de palabras en El Arte Pop es obvio.

¿Tiene alguna relación el nombre de la marca con el arte pop del siglo XX? Exacto, no deja de ser un juego de palabras con el pop art del siglo XX. Me pareció ingenioso cuando El Arte Pop fue creado allá por 2014.

¿Cómo se le ocurrió mezclar las pinturas que encontramos en los libros de Historia del Arte con el reggaetón?

Realmente (y esto es algo que digo siempre) la idea de mezclar arte con música contemporánea era una corriente que se veía en algunas ocasiones en la red Tumblr, donde inicialmente nació la marca. Sí es cierto que eran creaciones anglosajonas y, por entonces, no había ninguna que aglutinara temas o artistas españoles y me pareció buena idea dar el paso. En cuanto a la unión de temas y cuadros, me resulta fácil hacer relaciones entre lo que dice una canción y lo que aparece en una obra,

¿Cuáles fueron sus primeros diseños?

Entre los primeros diseños estuvieron temas de Fangoria, Los Planetas o Triángulo de Amor Bizarro combinados con obras de Bouguereau o Goya.

¿Cómo de difícil fue que su marca fuera aceptada hasta llegar a tener bastante reconocimiento?

No creo que se tratara de un proceso difícil sino más bien constante. El Arte Pop nació en 2014 y desde entonces ha ido amplificando su público hasta conseguir ahora más de 100.000 usuarios en total y una estética muy reconocible.

<p value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80"><strong>¿Qué instagramers/marcas lleva a cabo colaboraciones?</strong>¿Qué instagramers/marcas lleva a cabo colaboraciones? <p value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80">Acabamos de lanzar las colaboraciones tanto con marcas como con influencers, así que cualquiera es prácticamente bienvenido. Aunque sí es cierto que la primera marca que colaboró con <em>El Arte Pop</em> fue la revista <em>Glamour</em>, el febrero pasado.Acabamos de lanzar las colaboraciones tanto con marcas como con influencers, así que cualquiera es prácticamente bienvenido. Aunque sí es cierto que la primera marca que colaboró con El Arte Pop fue la revista Glamour, el febrero pasado. <p value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80"><strong>¿Le han criticado por mezclar dos elementos tan poco cohesionables: cuadros clásicos con el reggaetón?</strong>¿Le han criticado por mezclar dos elementos tan poco cohesionables: cuadros clásicos con el reggaetón? <p value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80">Para nada, al menos que yo me haya enterado. En general, el tono de la marca y de los seguidores es agradable y el objetivo es pasar un buen rato y entretenerte aunque sea cinco minutos en Instagram.Para nada, al menos que yo me haya enterado. En general, el tono de la marca y de los seguidores es agradable y el objetivo es pasar un buen rato y entretenerte aunque sea cinco minutos en Instagram. <p value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80"><strong>¿Tienes algún proyecto para el futuro para desarrollar la marca?</strong>¿Tienes algún proyecto para el futuro para desarrollar la marca? <p value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80">Hay muchos proyectos entre manos pero es secreto y tendréis que esperar.Hay muchos proyectos entre manos pero es secreto y tendréis que esperar.
Camisetas de El Arte Pop (Fuente: https://elartepop.bigcartel.com/)

Andrés Vázquez de Sola, un republicano ex-exiliado

Para romper el hielo ¿por qué empezaste a dibujar?

Mi afición por las artes plásticas no comenzó con el dibujo, sino con la escultura, el modelado, viendo a mi vecino, el imaginero Luis Ortega Bru a quien, por cierto, también le debo mi rojez, porque los fachas fusilaron a sus padres. Su madre, Carmen Bru era la comadrona que nos ayudó a nacer a mis hermanos y a mí.

 ¿Qué mensaje quisiste dar con La Corrida Franquista? ¿Representar la España de la época?

Yo lo titulé “La Corrida”, fue la dirección del Canard Enchainé quien adicionó el calificativo. Era un simple dibujo humorístico de observación, carente de toda pretensión política, concebido y ejecutado en la mesa de un café madrileño, sin tapujos y observado por un testigo, un chiquillo interesadísimo con mi trabajo, que algunos años después se llamaría Forges. Más tarde, ya en Francia, comprendí que aquello que me parecía gracioso en su normalidad, era el fascismo.

Estando en clase de Economía en mi facultad, surgió el tema de las dictaduras en Europa. Y una chica de mi clase levantó la mano para decir: Pero Franco hizo elecciones. Como periodista que ha sido, ¿qué le diría a mi generación que se supone que está más informada y documentada como ninguna?

Vuestra generación está, efectivamente, informada —porque el acceso a todo tipo de información es hoy muy amplio— pero también manipulada, debido a que semejante aluvión resulta el medio idóneo para esconder la verdad que se quiere escamotear a la opinión pública; todo ello, gracias a una prensa y televisión dominada por un poder fáctico mendaz, emanado de la carroña dictatorial, que se mantiene gracias a la embaucadora leyenda sostenida por el ardid semántico de llamar Democracia a lo que se denominaba Movimiento. En aquel entonces, todos aceptaron —aceptamos— la componenda, ante el pavor de un nuevo golpe de Estado con su consecutiva nueva guerra, nueva posguerra y otros cuarenta nuevos años de sombría normalidad sostenida con fusilamientos y torturas de rojos y separatistas.

¿Como una persona que ha sufrido el franquismo, la transición y la democracia qué piensa acerca del resurgimiento de la ultraderecha?

La ultraderecha no ha tenido necesidad de resurgir, porque nunca desapareció. Vivió abiertamente, a plena luz, con el nuevo apelativo de Demócrata y Constitucionalista, pero con los mismos intereses exclusivistas y la misma cerrazón avasalladora. 

Los reyes caen, pero los reinos continúan. Franco quiso dejar su “obra” a toda costa, ¿cómo fue para usted “el después”?

No ha habido un después, sino un todavía. Es archisabido que el dictador convirtió su régimen en reino, asumiendo la regencia hasta su muerte, momento en el que pasaría el poder a manos de un pelele de nueva creación, llamado Príncipe de España, que luego reinaría con el nombre de Juan Carlos I, dejando secuelas.

¿Se sintió defraudado por la democracia cuando lo acusaron por publicar unas caricaturas —el de la prostituta, el del hombre con cuernos o el del culo de Felipe González— sobre el ingreso de España en la OTAN?

Por la democracia nunca me sentiría defraudado, y por lo que nos venden como democracia tampoco, porque presentí de antemano que se trataba de un fraude lexicológico. En cuanto a Felipe González, lejos de defraudarme, podría agradecerle que no azuzara contra mí a las jaurías del GAL. Si a alguien ha podido defraudar el señor X, no es a mí, sino a los socialistas de buena voluntad, que sin duda los hay.

¿Qué opina sobre la portada del semanario holandés que presenta, mediante una sátira, al sur de Europa como vagos y aprovechados mientras que los norteños trabajan? ¿El coronavirus ha puesto en duda la Unidad de los Pueblos o siempre lo hizo el dinero?

No he visto esa portada. En cuanto a los Pueblos, son sólo sujetos pasivos, siendo los Reinos quienes deciden sus uniones y alianzas para atacar a Pueblos más débiles y con riquezas susceptibles de serles arrebatadas. El racismo, la xenofobia, el mi dios es mejor que el tuyo, el embrutecimiento de las gentes, se utiliza en beneficio de unos pocos y para dividir a esos Pueblos facilitando su dominación. El coronavirus ha puesto aún más en evidencia el desencuentro antagónico, no de Pueblos, pero sí de clases.

¿Por qué crees que le tienen tanto miedo al comunismo?

Simplemente porque el comunismo —se llame como se llame y al margen de cualquier partido— no tiene otra ambición que distribuir equitativamente los bienes que da la tierra, acabando con el hambre, las enfermedades y la miseria de una inmensa mayoría de seres humanos, aunque sea limitando los privilegios abusivos de unos pocos; en otras palabras, los comunistas no anhelamos el advenimiento de un régimen que condene al hambre a ricos y pobres, sino que los ricos lo sean un poco menos, para que los pobres no sigan condenados a sobrevivir en condiciones infrahumanas. Nadie crea que los comunistas odiamos, ni aun envidiamos a los ricos, simplemente constatamos que no se necesitan tantas riquezas para vivir felices y comer opíparamente.

Ahora con el coronavirus, la gente ha echado en falta la sanidad pública (menos los de las caceroladas) a la que tanto han destrozado ¿cómo podría reflejarse esta situación de hipocresía en una sátira?

Basta con observar a los pijopoderosos para convertirnos en satiristas. Resulta patético observar cómo se sienten perjudicados quienes lo tienen todo, si los que no tienen nada pueden, al menos, gozar de buena salud. El egocentrismo de los pijopredadores llega al extremo de renunciar a los beneficios que, para su propio confort, les proporcionaría la buena salud de sus sirvientes, sus empleados o los inmigrantes que recogen sus cosechas, rindiendo más en el trabajo. Prefieren quedarse tuertos a cambio de regodearse cegando al populacho.

Para medir el nivel de civilización que tiene un país se hace evaluando su grado de hospitalidad. ¿No se contradicen entonces los nacionalistas con su odio a los inmigrantes?

Para que haya alguien que pueda sentirse superior es imprescindible que otro sea inferior —elemental, querido Watson— lo gracioso del caso es que quienes se pretenden superiores, cuando salen de su círculo social o de su país, constatan que pueden ser considerados inferiores con respecto a otros gilipollas de otro círculo o país. Para la gilipollez no existen razas ni clases sociales.

¿Qué piensa usted sobre la aplicación de la renta mínima vital, la cual es rechazada por un sector político que le “molesta” porque ayuda a los necesitados?

Personalmente, me indigna que haya necesidad de ayudar a los necesitados, porque eso indica que hay necesitados, algo inimaginable en un mundo donde existe despilfarro y exceso de riquezas.  Ahora bien, asignar una renta mínima para poder vivir mínimamente, no basta, creo que sería aún más útil, sólido y definitivo, aplicar una renta mínima vital y también limitar las rentas máximas vitalicias.

¿Qué le parece el lema neoliberal de “privatizar los beneficios y socializar los gastos”?

Es una aberración, pero es el sistema que se nos ha dado —no nos lo hemos dado nosotros— sustentando una política aplicada por todos los gobiernos que llevamos padeciendo. Cambiando el sistema se beneficiaría el Estado —y por ende la ciudadanía— sin que ello signifique un ataque a legítimos intereses particulares. En las actuales condiciones, solo limitando esos ingentes dividendos obtenidos en vagas entelequias especulativas, cuyas ganancias se ocultan luego en paradisíacos territorios imprecisos, la justicia social podría dar un paso de gigante.