«Hit»: el debate sobre la educación

Un polémico profesor retirado se convierte en tutor de nueve alumnos que han sembrado el caos en el instituto Anne Frank. Adicciones, traumas, sentimientos… Un relato que aporta una dosis de realidad sobre la educación para padres y adolescentes.

El Instituto Anne Frank no está atravesando su mejor momento, Ester se ha convertido en la directora tras el fallecimiento de su madre. Pero, el colegio está sumido en la violencia y el caos, de hecho, muchos padres se están planteando sacar a sus hijos de allí. El curso está acabando, ya ha comenzado la tercera evaluación y la situación del colegio no mejora. El último acto violento ha sido la quema de cuatro coches, ¿cuál será el trasfondo de este acto?

Con esta terrible situación, la nueva directora (Ester) acude a un viejo amigo, Hugo Ibarra Toledo (“Hit”) para que vuelva a la docencia y devuelva la normalidad al Anne Frank. Hit es un profesor peculiar y no acepta las normas convencionales, algo que traerá muchas consecuencias.

Hit durante su primera intervención. Fuente: Twitter (@GrupoGanga)

Tras un par de visitas al instituto, el profesor detecta a nueve alumnos que aparentemente son los causantes del caos en el que está sumergido en el Instituto: Nourdin, Lena, Gus, Silvia, Darío, Jaco, Andrés, Marga, Erika. Para que Hit pueda llevar a cabo su método, necesita el consentimiento de los padres los cuales no son conscientes de los problemas que tienen sus hijos.

Al final los padres logran ceder por lo que Hit empieza sus clases con los 9 alumnos especiales. A medida que avanza la serie vamos conociendo por qué cada uno de los alumnos especiales actúa de esa manera: traumas, problemas familiares, miedos, etc. En cada capítulo, Hit habla sobre temas muy interesantes como el sexo (invita a dos actores porno para que cuenten cómo es el sexo en la vida real). La continuidad de la docencia de este profesor no va a ser fácil ya que la consejera de Educación entra en el instituto y decide suspender las clases de Hit porque no formaban parte del plan docente.

Tras el final precipitado de sus clases, Hit vuelve a recaer en uno de sus vicios. Sin embargo, en esta recaída no estará solo ya que los chicos celebran una fiesta y él, por casualidades de la vida, acaba en esa fiesta con los nueve alumnos entre alcohol y drogas, algo que pondrá al límite a Erika (una de sus alumnas). Con el apoyo de los chicos, el profesor decide volver al colegio.

Pero, tras la organización de un escape room para que los alumnos se conviertan en un grupo unido y que actúen todos a una, se desvelarán ciertos detalles que tendrán graves consecuencias y que hacen entender el motivo de la quema de los coches. También se verán descubiertas algunas huellas del pasado que pondrán a prueba a los protagonistas.

Entre reflexiones, dudas y pruebas, el final de curso se acerca y con él, los temidos exámenes finales. Como recompensa por todo el trabajo y el apoyo, Hit premia a los chicos invitándoles a estudiar el fin de semana en su casa para que logren aprobar, aunque algunos intentan robar los exámenes del despacho y son descubiertos. Llega la última clase, los nueve alumnos ya son un grupo: Lena, Andrés, Darío, Erika, Gus, Jaco, Marga, Nourdin y Silvia. ¿Qué pasará en la última clase? ¿Cómo será la despedida?

Nueve historias cargadas de ira y violencia, se veían excluidos de la sociedad. Sin embargo, ahora, ya no están solos. Sienten que tienen apoyo tanto de sus familias como de sus nuevas amistades. Pero, como todo final de curso, llegan las notas, ¿habrán logrado aprobar todas las asignaturas? ¿Seguirán estudiando?

Intriga, emoción, reflexión, miedos, traumas. Un cóctel de hormonas y sentimientos que hace reflexionar sobre las deficiencias del sistema educativo, la importancia de la educación emocional y el apoyo de los padres. Una serie de la productora Grupo Ganga para TVE, donde se intenta profundizar en temas que no se tocan en el día a día y que son necesarios para jóvenes y adultos.

Diez capítulos, nueve alumnos y un profesor. ¿Logrará mejorar la actitud de los alumnos? ¿Qué les ha llevado a actuar de esa manera? Todas esas preguntas y muchas más en esta serie enfocada para todos los públicos.

¡ÚLTIMA HORA!

Se ha hecho oficial por parte de TVE, la renovación de la serie protagonizada por Daniel Grao y Carmen Arrufat, ya que cada semana se convertía en trending topic nacional durante la emisión de los capítulos. A continuación, podrás ver el tráiler de esta serie que ha revolucionado cada semana las redes sociales con su debate sobre el sistema educativo.

Pornografía: la Wikipedia del sexo para los jóvenes

La pornografía es, según la RAE, «la presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación». El consumo masivo de este contenido audiovisual, aunque actualmente sigue siendo un tema considerado tabú por la sociedad, se ha ido extendiendo, llegando a los jóvenes cada vez a edades más tempranas.

Remontándonos un poco a su historia, ya el contenido erótico se empleaba durante la Segunda Guerra Mundial como incentivo emocional para los militares heterosexuales, ya que todo el contenido facilitado eran imágenes de mujeres, que se encontraban en combate. Con el paso de las décadas el contenido pornográfico ha traspasado el papel y se ha introducido en las pantallas.

El entretenimiento adulto es, actualmente, uno de los negocios más rentables a nivel mundial. Según la revista Forbes la industria pornográfica mueve alrededor de 60.000 millones de dólares al año. Una de las plataformas web más conocida en el mundo para el consumo de pornografía, PornHub, admitió que el tráfico mundial de visitas se incrementó en un 18,5% al comienzo del arresto domiciliario por la pandemia del coronavirus, siendo mayor el número de visitas por parte de mujeres.

Este contenido erótico ha llegado hasta los dispositivos de los más jóvenes, enseñándoles una visión distorsionada de las relaciones sexuales. En un mundo donde la imagen cobra un gran poder, el empleo de la imagen hipersexualizada de los cuerpos, ha desencadenado en la cosificación de estos, viéndolos como objetos para obtener el éxito social y sexual deseado.

Según un estudio realizado en septiembre de 2020 por Save The Children, titulado (Des)información sexual: pornografía y adolescencia, cada vez los jóvenes acceden a la pornografía por primera vez con menor edad. Basándose en las respuestas de 1.680 estudiantes a una encuesta sobre pornografía. Destaca que del 62,5% de estudiantes que afirmaron haber consumido ya pornografía, el 53,8% de los jóvenes encuestados admitieron haber accedido a la pornografía antes de los 13 años, mientras que un 8,7% lo hicieron antes de los diez.

A estas edades los chicos y chicas asimilan que las imágenes que están viendo son la representación real y fidedigna del sexo. No tienen la capacidad para interpretar que la pornografía no deja de ser un contenido ficticio. En las encuestas realizadas por la ONG, el 36,8% de los jóvenes que consumen pornografía admitieron que eran incapaces de distinguir entre sus propias relaciones sexuales y la ficción. Es decir, esperan tener relaciones sexuales iguales que las que ven en los vídeos.

El consumo de este contenido erótico audiovisual a edades tan tempranas puede producir falta de criterio y desembocar en una idea errónea de los roles de género en las relaciones sexuales. En el porno, un sexo acoge el papel dominante mientras que el otro asume un papel secundario y sumiso adquiriendo, en ocasiones, el papel de persona como juguete sexual. En la mayoría de las ocasiones en la que las prácticas sexuales filmadas se dan entre personas de distinto sexo, este papel sumiso lo adopta la mujer.

Gracias a este estudio, y como se ha reflejado en las gráficas de abajo, también podemos observar que el porcentaje de varones que han visto alguna vez pornografía es más del doble que el de chicas que la han visto. Entre ambos se encuentran el número del porcentaje de personas que se identifican con otra identidad sexual que han visto este contenido. Destaca que en todos los casos más de la mitad de los encuestados admitían que percibían las prácticas sexuales de la pornografía violentas. Sin embargo, es relativamente alto el porcentaje de estos que admiten haberlas imitado en algún momento durante sus relaciones sexuales.

Fuente: Estudio de Save The Children: (Des)información sexual: pornografía y adolescencia.
Fuente: Estudio de Save The Children: (Des)información sexual: pornografía y adolescencia.
Fuente: Estudio de Save The Children: (Des)información sexual: pornografía y adolescencia.

Aunque la mayoría reconoce esta violencia en la pornografía, la imitan. Este contenido erótico está enseñando a los adolescentes, sin que ellos sean conscientes, que estas prácticas bruscas o violentas son las que más satisfacción y placer dan, por ello tratan de reproducirlas en sus relaciones sexuales. El hecho de que se reflejen ciertos comportamientos violentos en los videos pornográficos no significa que deban simularse, ni aceptar practicarlas solo porque la pareja sexual quiera, sino te sientes cómodo con dichas prácticas.

La Universidad de las Islas Baleares realizó también un estudio en 2019 sobre la pornografía, titulado Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, en el que ahondaba más en esta idea de la violencia en la pornografía. En este caso encuestaron a 2.500 adolescentes de entre 16 y 29 años para llegar a una clara conclusión: “Aquellos adolescentes que consumen pornografía de contenido sexual violento tienen significativamente más probabilidades de vincularse a agresiones sexuales”.

Ilustración de Cristóbal Fortúnez para El País Semanal. Fuente: El País Semanal

¿Qué piensan los expertos de esto?

Montse Iserte, psicóloga y sexóloga, comparte la idea de que una posible solución a los problemas de violencia que produce el consumo de pornografía no es prohibir su visualización, pues entiende que es inevitable que los jóvenes accedan a ella. La solución que propone la sexóloga es educar a los adolescentes para que tengan capacidad crítica cuando vean estos vídeos.

Erika Lust, directora de Lust Films, una productora de cine adulto que abandera una pornografía ética, feminista y artística, afirma que “Muchas chicas jóvenes me cuentan que han intentado hacer choking [asfixia] en las primeras veces y no creo que estas prácticas eróticas que experimentan con los límites sean recomendables sin apenas experiencia. Hay una distorsión en su mente”. Defiende que estas prácticas, aunque se filman en la pornografía, no son adecuadas para un público tan joven que, con la llegada precoz de la pornografía a sus vidas, son incapaces de diferenciar la ficción de las prácticas sexuales reales.

Iván Rotella, sexólogo de Avilés, resalta los problemas que se encuentran los jóvenes en su día a día debido al consumo masivo de la pornografía: “Estoy harto de escuchar la misma queja entre las chicas: ‘¿Qué les está pasando a los hombres? Ahora, cuando ligo, se piensan que están en una pe­lícula porno y todo es muy agresivo’. A ellos, cuando les pregunto, me responden sorprendidos: ‘Ah, ¿pero no es eso lo que les gusta a las mujeres?”. Deja claro que la pornografía está adoctrinando a los jóvenes hasta tal punto que ya no conciben las relaciones sexuales de otra forma que no sea como en la pornografía.

Para la escritora y periodista especializada en sexo, Noemí Casquet, es muy importante que se les enseñe a los jóvenes que la pornografía es ficción, que se trata de una película más.

Fuente: Platanomelón.

Es un hecho comprobado, como bien deja testimoniado el estudio, que la pornografía es un contenido consumido masivamente por los jóvenes. Estos lo visualizan cada vez a una edad menor, cuando aún no tienen la capacidad de ser críticos con las imágenes que están viendo. Esta falta de crítica, junto con la inexperiencia, les hace creer que todas las relaciones sexuales son tal como las ven en las pantallas intentando, por ello, imitarlas. Esto desemboca en un mal entendimiento de las prácticas sexuales.

Pese a que la sociedad tiene asumido que los jóvenes están consumiendo este contenido adulto, aún se considera un tema tabú. Hacer que la pornografía siga siendo un tema del que no se hable en sociedad empobrece la educación sexual que los adolescentes reciben, ya que este contenido erótico se convierte en el único referente que tienen para explorar y entender la sexualidad.