40 años después de Tejero

Tal día como hoy hace 40 años, España sufría uno de los ataques más importantes a su recién consolidada democracia. El Golpe de Estado de 1981 a manos de Tejero marcó un antes y un después en la historia reciente de nuestro país.
Tejero exige silencio a los congresistas. Fuente: EFE / Manuel P. Barriopedro.

El reloj marcaba las seis en punto de la tarde del día 23 de febrero de 1981, dando comienzo a la segunda votación nominal para la investidura del próximo presidente del Gobierno de España, Leopoldo Calvo-Sotelo. A las 18:23 horas, momento en que debía votar el diputado socialista Manuel Núñez Encabo, un grupo de doscientos guardias civiles irrumpieron en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, con subfusiles en mano y encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero.

En ese momento, Antonio Tejero subió a la tribuna, gritando «¡Quieto todo el mundo!», y seguidamente ordenó a los diputados que se echaran al suelo. Manuel Gutiérrez Mellado, presente como vicepresidente del Gobierno y como militar de más alta graduación en el hemiciclo, se dirigió al coronel Tejero, ordenándole que se pusiera firme y le entregase el arma. Esto provocó un breve forcejeo entre el teniente general del Ejército de Tierra, Gutiérrez Mellado, y varios guardias civiles, que acabó con un disparo al aire efectuado por Tejero, seguido de varias ráfagas de los subfusiles de los asaltantes. Estos disparos hicieron orificios en el techo del hemiciclo, cuyas esquirlas provocaron algunas heridas en diputados e invitados de la tribuna.

La ciudad de Valencia fue ocupada militarmente por el teniente general Jaime Milans del Bosch, en virtud de estado de excepción. El capitán general de la III Región Militar desplegó a un total de dos mil hombres y más de cincuenta carros de combate por las calles de la ciudad.

A la una de la madrugada del 24 de febrero,​ el rey Juan Carlos I, se dirigió a la nación habituado con el uniforme de capitán general de los Ejércitos. A través de la televisión, emitió su mensaje para situarse en contra de los golpistas y defender la reciente Constitución española de 1978. Poco después, Milans dio la orden de regresar a sus unidades a los contingentes militares que ocupaban Valencia. El secuestro del Congreso finalizó a mediodía del día 24.

El rey, Juan Carlos I, en el discurso televisado. Fuente: Archivo RTVE.

Años después de aquellas fatídicas horas de ocupación en el Congreso, Francisco Laína, el hombre que ejerció de presidente en funciones durante la ocupación, aporta su testimonio en primera persona sobre los hechos. Él es, junto al rey, el único superviviente de la Junta de Defensa Nacional que, una vez finalizado el secuestro de los diputados y del Gobierno, se reunió en La Zarzuela la tarde del 24 de febrero para abordar la crisis. Las frases más destacadas de su testimonio:

«El Rey me puso en alerta: ‘¡Cuidado con la Armada!'»

«Al escuchar la cinta, al Rey se le humedecieron los ojos. Vi cómo le caían dos lágrimas por las mejillas».

«Cuando hablé con Tejero, me dijo que solo obedecía órdenes de Milans del Bosch y de Armada, y me colgó el teléfono».

«Existió una trama civil: excombatientes, falangistas, algunos empresarios. No tengo pruebas sobre el CESID».

Las huellas de los tiros de Tejero

Quizás, lo más recordado y lo más relacionado al fallido golpe de estado de Tejero sean los disparos que se sucedieron en el hemiciclo. Las imágenes de Tejero y otros dos guardias civiles disparando al techo del salón plenario del Congreso han pasado a la historia de nuestro país, representando el momento más tenso y peligroso que vivieron los diputados en sus escaños.

Desde hace cuarenta años, la huella de aquellas balas desempeña un papel clave a la hora de denunciar cualquier comportamiento antidemocrático. Después de varios estudios informes oficiales, se constata que Tejero y sus hombres apretaron el gatillo hasta en cuarenta ocasiones, de las que son visibles treinta y cinco casquillos.

Cada año, el Congreso de los Diputados abre sus puertas al público en el mes de diciembre. Los visitantes pueden contemplar la marca de un disparo del 23F, situada en una rejilla de ventilación del Salón de Plenos.

Disparos en el techo del Salón de Plenos del Congreso de los Diputados. Fuente: ATLAS.

El asalto al Capitolio y el 23F

Recientemente, se ha vuelto a hacer énfasis en Tejero y el 23F. Han sido numerosas las citas que, durante el asalto al Capitolio, se han dirigido al golpe de estado de 1981. Pese a que las comparaciones son odiosas, es difícil no cotejar ambos hechos. Desde los medios estadounidenses, se han referido como algo «fantasmagórico déjà vu» en las escenas del Capitolio, comparándolas con las del 81 en España.

Se podría decir que ambas acciones representan la violación de los principales órganos democráticos de los respectivos países. La buena noticia de la comparación es que el intento de golpe de estado de España fue un final, no un principio. Cuando fracasó, los españoles se dieron cuenta de que ya no tenían que temer a un Ejército que había sido la columna vertebral del régimen de Franco. La democracia y sus instituciones demostraron su solidez, al igual que en Estados Unidos. Los asaltantes fueron a la cárcel, aunque sus oscuros apoyos no fueron identificados ni castigados.

Izquierda. Diputados de España se echan al suelo ante los disparos el 23F. Fuente: Archivo RTVE.
Derecha. Diputados de EE. UU. se esconden en la Cámara de Representantes ante el asalto al Capitolio. Fuente: AFP / Andrew Harnik.