Todos los programas televisivos de entrevistas quieren hoy a la artista argentina en su plató. Y no es para menos, la mezcla de géneros, sentimientos y su personalidad extrovertida la han erigido como nueva estandarte internacional de la música urbana. Prueba de ello son las cifras de los últimos meses: Delito suma ya diez millones de reproducciones entre todas las plataformas y su colaboración con el productor argentino Bizarrap alcanzó recientemente 125 millones de visualizaciones en Youtube.
El verdadero boom de la artista, a todos los niveles, llegó hace escasos dos meses de la mano de Bizarrap. El productor de la ciudad de Ramos Mejía, con tan solo veintidós años lleva consigo en el país sudamericano uno de los proyectos musicales más sonados del momento: los BZRP Music Sessions. Treinta y cinco eran los artistas invitados hasta que Nathy llegó al canal e innumerables las reproducciones que lo respaldan.
La dinámica parece sencilla: espacio libre para la expresión musical del artista. Todos grabados en un mismo estudio y con planos idénticos para el vídeo que se subirá a la plataforma. Sin embargo, el de Nathy Peluso destaca entre los demás. Producto de su carrera artística y su forma de ser –que no deja indiferente a nadie–, el Music Session de la argentina ha llenado de actitud el canal del productor. No en vano está camino de ser el más sonado de todos siendo el último en llegar a escena. Mostrando así tanto causa como consecuencia del éxito de la artista durante estos meses.
Pero, como era de esperar, no todo ha ido siempre rodado para la argentina. Hace ya dieciséis años que inmigró a España, país donde desde hace seis trata de compaginar su amor por la música y el espectáculo de manera activa con trabajos externos que pudiesen mantenerla en este camino. Más de un lustro de progresión y superación constante que ahora más que nunca recoge sus frutos.
La primera mitad de estos seis años de transición hacia lo que Nathy es hoy viene marcada por un conjunto de singles inéditos e independientes entre sí. Pruebas de distintos géneros y estilos que la artista fue construyendo a modo de presentación y desarrollo de sí misma. Yo quiero un sound, Kung Fu o Sandía muestran explícitamente este avance paulatino –pero necesario– que desembocó en un primer intento de asaltar el panorama nacional: Corashe. La que podría considerarse canción bisagra entre el intento y la consolidación de Nathy Peluso.
Este punto de inflexión dio precisamente coraje a la artista para lanzarse a la realización de su primer proyecto de larga duración: La Sandunguera. Un EP con un tono musical distinto al que ahora se le atribuye pero que ya dejaba claros unos patrones básicos que definen a la argentina en su carrera: su dicción particular, acento difuso y expresiones propias y latinas en un mercado hasta hace meses principalmente español.
El éxito, la ilusión de un sueño y el hambre de seguir creciendo la llevaron a su tercer paso de relevancia previo al Music Sessions que explotó sus condiciones: Calambre, su segundo álbum. Ahora además, de la mano y con el respaldo de Sony Music Entertainment, principal productora y distribuidora de la escena musical española.
Pese a la heterogeneidad continua de su obra, la argentina no solo mantiene, sino que también refuerza los elementos que marcan su linealidad como artista. Misma pasión, distinta forma. Así aparecen canciones como Sana Sana, la más aclamada por su fandom desde su salida, o Delito, cuyo videoclip estrenó hace escasos días.
En este caso, la expresión y representación de cada pieza toma un carácter más activo que da fuerza al disco completo y a ella misma.
El propio disco evidencia que Nathy Peluso no cambia su personalidad porque sabe que es inherente a sí misma y que es precisamente la cualidad que la ha llevado a donde está. “Soy bastante tranquila, pero también soy muy pasional y ese es el pilar fundamental de mi propuesta. Soy 100% yo”, afirmaba en una entrevista para El Mundo.
Los detractores de la artista por razones de lírica, acento o el debate de la apropiación cultural parecen no incordiar a una Nathy Peluso que ha entrado de dulce en 2021.