Villadiego: «Estoy esperando que lleguemos a la época post-internet»

Villadiego nos acoge en Sevilla para ofrecernos una conversación distendida. Este joven artista nos cuenta sus aspiraciones y sus proyectos presentes y futuros. Una charla marcada por las redes sociales, el papel de su generación y, sobre todo, por sus motivaciones a la hora de crear.

¿Qué ideas vas a seguir en tu nueva incorporación como viñetista en la revista Opinion20 Magazine?

Mi idea es colocarme un poco a mí mismo en el papel de retratista de nuestra generación. A las cosas que nos preocupan muchas veces no se les da visibilidad, ahora mismo sí porque ya tenemos 20 años y estamos empezando a coger el megáfono. Pero creo que hay muchas preocupaciones que los boomers, –no solo ellos, gente incluso de nuestra generación–, que no están acostumbrados a leer ni tampoco a escribir, pues no les dan importancia. Por ejemplo: la ansiedad, la sobreexposición a Internet, Twitter en general, cómo nos cambia la opinión o cómo nos da miedo expresar nuestras ideas. Entonces creo que hay muchas cosas que no se dicen y que, naturalmente, es lo que me toca decir. 

Lo que intento es dar voz a los problemas que creo que no se están diciendo. Cuando tú escribes algo, le pones nombre y lo enseñas es cuando existe para la gente. Si desde un medio más serio como Playground o Vice se empieza a hablar de la depresión, la ansiedad, etc. De todos estos «rollos» que caracterizan a nuestra generación, entonces es cuando se comenzará a tomar más en serio.

Ilustración de Villadiego.

¿Qué opinión te merecen las redes hoy en día?

Yo estoy esperando que lleguemos a la época post-internet. Que superemos Internet porque ya basta. No estamos a la altura. Para mí Internet está directamente ligado a Twitter. La cultura de la cancelación y el #it’soverparty nace en Twitter yo creo, no lo he confirmado, mi fuente es arial black. La idea que tienen de nosotros muchas veces de “ofendiditos” es literal. Es todo negativo y creo que eso no nos hace bien.

Hablando con Álvaro Godot, él me preguntó sobre si yo creía que los sobre estímulos eran buenos, y yo creo que van a marcar definitivamente lo que generemos. El arte se alimenta de lo que tiene alrededor. Nuestro arte se va a alimentar de la corrección política, del miedo a “y si digo esto”, “me paso un poco o no ”, etc. ¿Qué si es bueno? No lo sé, sé que existe y creo que mentalmente nos está reventando.

Cartel de la performance de Álvaro Godot realizado por Villadiego.

«Nuestro arte se va a alimentar de la corrección política»

Volviendo al arte, ¿qué te considerarías?

Esa pregunta me la he hecho muchas veces. ¿Soy artista? ¿O que soy? La respuesta que siempre me doy es que solo soy un estudiante y el hijo de un mecánico. Creo que para tú poder decir que eres algo, que eres una profesión, hay que sentirlo. No todo se basa en el dinero. Yo no cobro por la viñeta y me siento viñetista porque es algo a lo que le dedico tiempo todas las semanas y lo publico. 

Viñeta de Villadiego.

Para tí, ¿qué supone expresarte a través del arte?

Agobio. Para mi no es un alivio, ni cuando pinto ni cuando ilustro. Para mi es como una obligación pero ni siquiera me la pongo yo, es como que derivó a eso. Es que no hago otra cosa que no sea crear. Esto no lo sabe casi nadie, yo tengo un disco en YouTube de covers de silbidos porque se me ocurre y lo tengo que hacer. Después veo a gente que hace ese tipo de cosas y no me gustan. El otro día vi una película, Dos horas después de Julián Génisson, y son dos horas de la pantalla en negro. No la vi entera. Después él subió un vídeo viéndola y eran dos horas de él viendo una pantalla en negro. Pensé “eres tonto” pero realmente te entiendo.

Corto en el canal de YouTube de Villadiego.

Hace unos años, sobre todo en bachillerato, me sentía peor cuando pintaba pero lo tenía que hacer. Suena muy romántico pero es verdad. Es raro pero me encanta. Lo último que he estado haciendo de ilustración es una reedición de unos carteles de Forrest Gump, American Beauty y de Fellini para la facultad. Estoy haciendo un ejercicio en el que he analizado la película: creo que la imagen que la gente debe llevarse de la película es esta, creo que los elementos que remiten a eso en la película son estos, etc. Así que los voy a pintar lo mejor que pueda, con el tono ideal para que la gente lo identifique y ya está. Me lo paso muy bien, siento que estoy en el control de lo que estoy haciendo.

«Me sentía peor cuando pintaba pero lo tenía que hacer»

Cartel sobre la película Forrest Gump realizado por Villadiego.

¿En algún momento pensaste que te podías dedicar a ello?

De hecho no. A mi me encantaría, siempre lo digo, vivir de lo que hago, vivir de lo que genero, ya sean viñetas o ilustración. Porque me encanta la imagen. La idea de dedicarme a pintar me da un poco de miedo pero es algo que me gustaría hacer. Poder decir hoy voy a estar pintando todo el día, la semana que viene a lo mejor no pero me gano la vida así.

Y me gustaría contarte que con las viñetas tengo una historia romántica, que desde siempre me gustaban las viñetas, que yo devoraba periódicos en busca de viñetas, pero no es verdad. Hay cómics que me gustan, sobre todo me gusta más el manga, pero no era algo que buscase si no que vi que me gustaba y mi amigo Alejandro Segura también se interesó. Y vi que era un mundo donde cabían un montón de cosas. Y entonces descubrí a Flavita Banana que es una genia del siglo XXI. Vi su trabajo y dije “yo tengo que hacer esto”. Así que por eso empecé a dibujar cada vez más.

Ilustración de Villadiego.

Entiendo que ella es una de tus referentes. ¿Tienes algún referente más o algún estilo que te gustaría recrear?

Yo robo mucho, todo lo que pinto es robado de cuadros que me han gustado de otra gente. Intento absorber lo que ellos hacen y lo copio. Por ejemplo, Manolo García si pintaba el cielo ponía varias partes de cinta de carrocero para que el trazo se cortase y después lo rellenaba otra vez. Entonces queda como los brochazos en un sentido, de repente un corte y los brochazos en otro sentido. Y eso me gusta mucho, pero eso es simplemente estética.

Últimamente Flavita me motiva muchísimo. Porque veo que es tan buena, incluso en las descripciones de las fotos que sube. Luego me gusta mucho el dibujo de Mingote, es un viñetista antiguo de ABC y tiene una forma de dibujar y de entender los espacios del cuerpo increíble. También me gusta Picasso, cómo utilizaba el cuerpo para rellenar el espacio, un espacio cuadrado, por ejemplo. Tiene un cuadro que es un hombre naranja sobre un fondo azul y está torcido de forma que el cuerpo compensa el espacio. Utiliza el cuerpo como forma abstracta y ese concepto me encanta y lo intento aplicar.

Ilustración de Villadiego.

¿Cuál es tu objetivo con tu trabajo a largo plazo?

Yo te diría que hacerlo para morirme tranquilo, porque hay un montón de cosas que no he hecho y me comen un montón. Me arrepiento más de las cosas que no he hecho que de las cosas que he hecho. Lo único que intento es quedarme a gusto y soltar un montón de cosas y nunca quedarme sin nada que decir. Me encantaría cambiar el mundo, vivir en uno mucho mejor, que la gente pudiese hablar de sus problemas sin miedo, que todo el mundo viviese a gusto. Me encantaría tener la oportunidad de hacerlo. 

Hacer animaciones me apasiona porque es una cosa con la que ni soñaba de pequeño y ahora tengo la posibilidad de hacerlo porque he aprendido. Hice una animación sobre un padre que entraba en la habitación de su hijo y le preguntaba “¿cómo estás?” y el hijo se pensaba todas las cosas que quería decirle pero al final le decía “nada, estoy bien papá”. Era mi día a día y por lo visto era el de mucha gente. Y cuando mucha gente me escribió dándome las gracias es una satisfacción que no buscaba tener y la tuve. 

Yo siempre pongo subtítulos en lo que hago. Entonces, me contactó una chica para darme las gracias por la animación y por haberla subtitulado porque su padre tenía problemas de oído y ahora, por fin, podía decirle cosas que antes no. Es que se me ponen los pelos de punta. Que yo me haya tirado cuarenta minutos subtitulando un vídeo para que le haya llegado a ese señor o a esa muchacha, me vale.

No tiene sentido hacer cosas si la gente no te quiere, si tú no quieres a la gente. Lo más importante es estar bien con tu familia y con tus amigos. Entonces cuando amigos míos como María o Álvaro ponían “tío, me alegro un montón de cómo le está yendo a Eloy” sin mencionarme para mi eso es una victoria. Si pudiese ganar 1.000€ haciendo esto todos los meses me retiro. Aquí me quedo. Que la gente se alegre y que yo pueda subsistir es mi sueño.

¿Qué otros proyectos tienes en mente?

Pues tengo pensado comprarme un ordenador para poder seguir animando. También, tengo el proyecto de radio que está a punto de salir y estoy muy ilusionado, tanto por el podcast como por las entrevistas. Y ahora mismo estoy escribiendo algunos ensayos.

Mi sueño realmente es ser youtuber. Desde pequeño, cuando todo el mundo descubrió YouTube en 2011 y 2012, yo dije “vale, ahora mismo no porque soy un niño, soy muy tonto y me da vergüenza pero cuando tenga 16 años, que ya soy mayor, me voy a hacer un canal de YouTube”. Tengo 19 y no he subido nada. Vídeos de sentarme a hablar, hacer un análisis sobre una película y reírme y hacer que la gente se ría que es lo que más me apasionaba. Estoy buscando la manera de publicarlos. Escuché en un vídeo a un señor que me gusta mucho y que decía que ahora estamos en el momento de la siembra y no de la recogida. Estoy sembrando todo lo que puedo, estoy contento haciendo lo que me gusta y ya llegará el momento de recoger.

Es que a mi lo que más me preocupa es ganar dinero, por el mero hecho de subsistir y de que mis padres no tengan que pagarme nada. Si yo puedo tener estabilidad económica yo ya estoy a gusto. Pero estoy seguro de que en algún momento me llegará. Me lo paso bien cuando estoy en el ordenador, siempre que me pongo a hacer cosas en Photoshop, viñetas, ilustración o lo que sea, me lo paso bien y eso es lo que me importa ahora mismo. Y lo que salga a partir de eso.

Ilustración de Villadiego.

Carmen Laffón vuelve a casa

Una vez más, la pintora y escultora sevillana, Carmen Laffón, presenta en una exposición de arte su pasión por la observación de la imagen que brinda la naturaleza andaluza. En esta ocasión, sus ojos como espectadores y sus manos como creadoras han puesto total atención en un paisaje inusual en el mundo pictórico: las salinas de Sanlúcar de Barrameda, que han sido reflejadas en 38 obras distintas realizadas por la artista. 

La exposición La Sal, denominada por su autora, ha sido llevada a cabo por el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y el Museo Patio Herreriano de Valladolid. El CAAC abrió las puertas de La Sal al público el pasado 16 de septiembre y se podrá visitar hasta el próximo 28 de febrero. Cuando el espectador entra en la sala queda envuelto en la blancura desprendida por las paredes del recinto, junto a los grandes cuadros de la blanca sal y el azul encendido de los cielos de muchas de las obras. El beige y los tonos grises también hacen eco en la sala donde, además de pinturas, se presentan dibujos y esculturas de bajorrelieve, técnica por la que no se reconoce a la artista pero que, según ella, siempre le ha gustado mucho. 

Para la representación en pintura de las montañas de sal de Sanlúcar, Carmen Laffón ha elegido como soporte grandes lienzos de madera que llegan a tener unas dimensiones de 153×296 cm como los cuadros La Sal, Salinas de Bonanza o Sanlúcar de Barrameda. El tamaño de las obras hace que a la hora de analizarlas el espectador quede embaucado con los diferentes elementos representados, necesitando tiempo para apreciar los distintos matices que componen el acabado y que generan un fuerte contenido emocional. Otro de los elementos que hay que destacar de La Sal son los ocho bajorrelieves que la artista se ha animado a exponer donde triunfan los colores grises y beige pintados sobre escayola de unas dimensiones de 30,5 x 61 cm. 

Exposición La Sal del CAAC. Fotos: Carlos Santana

El paisaje, como en otras muchas exposiciones de Laffón, es el protagonista, aunque no se refiera a grandes y verdes lagos, sino a las blancas salinas que viven en la desembocadura del río Guadalquivir entre Huelva y Cádiz. En La Sal la línea del horizonte cobra una gran relevancia ya que profundiza en la singularidad del paisaje, como también ocurría con las obras de su última exposición en el CAAC, Carmen Laffón, el paisaje y el lugar, en la que presentó numerosas muestras de sus series como Los Cotos de Bajamar, Desembocadura o La Cal, siendo esta última la que la inspiró para esta nueva exposición sobre las salinas, dada su relación con el color blanco. La pintora siempre se ha inclinado por el trabajo en serie haciendo en cada una de ellas un estudio detenido de los lugares que refleja.

Faustino Escobar, coordinador de montaje de exposiciones en el CAAC, opina que las obras de esta serie de Laffón transmiten una sensación de modernidad, derivada de la carga pictórica que el blanco y el gris sostienen en el conjunto. El coordinador reconoce que si no se supiese quién es el autor de los cuadros, podría pensarse que se trata de una persona joven, dada la modernidad que se respira, resultado del gran trabajo de esta artista que, a sus 86 años, no se cansa de pintar.  

Carmen Laffón en la presentación de su exposición Carmen Laffón, el paisaje y el lugar. Fuente: EFE

En este último periodo del año 2020, la cultura sevillana se apoya en el arte de Carmen Laffón, actualmente hay tres exposiciones en la ciudad protagonizadas por las obras de la artista en cuestión, en las que se reconoce su encomiable labor. Como se ha nombrado, está la exposición de La Sal en el CAAC donde reina la paz de las salinas de Sanlúcar, mientras que en la Fundación Cajasol se recoge una parte de la antología de la artista con obras creadas entre los años 1946 y 2002, exposición que puede ir a visitarse hasta el 10 de enero del año entrante. Por último, es de importancia destacar la muestra del Museo de Bellas Artes de Sevilla, a la que también se puede acudir hasta el 28 de febrero de 2021. En esta ocasión, se hace una especie de “recreación” del estudio de la Calle Bolsa en Sanlúcar de Barrameda, nombre que recibe la exposición, puesto que era el lugar desde el cual la artista, en los años setenta, tuvo la suerte de poder pintar las vistas de la ciudad gaditana. En este último, se presentan tanto pinturas como esculturas que Carmen Laffón realizó en ese primer estudio donde los temas principales eran bodegones y los paisajes de Sanlúcar. 

Este reconocimiento de su arte no es en vano puesto que la artista, nacida en la capital hispalense en el año 1934, ha sido nombrada hija predilecta de Andalucía en 2013, además de llevarse otros galardones como El Premio Nacional de Artes Plástica o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Carmen Laffón siempre ha tenido muy presente a Andalucía en su vida. Sanlúcar de Barrameda y el Coto de Doñana se han convertido en los protagonistas de sus obras. El amor por su tierra se palpa en declaraciones como esta: «El Guadalquivir es el río de Sevilla, mi ciudad de nacimiento, que me lleva a Sanlúcar de Barrameda, mi otra ciudad, donde comencé a pintar y a soñar».