Lucifer Morningstar (Tom Ellis) abandona el infierno porque está cansado de ser el guardián de sus puertas y de obedecer el castigo impuesto por su padre, así que decide intercambiar el Infierno por Los Ángeles, donde dirige un club nocturno y se convierte en consultor de la LAPD. Esta es la sinopsis de la serie Lucifer, que retoma la fórmula de anteriores éxitos como Bones o, la más reciente, Castle.

El nuevo elemento de la ecuación, la religión, se usa como excusa para introducir una lectura diferente de personajes demonizados, olvidados o expulsados. Una postura que ya les ha causado problemas. Más de 12.000 personas en 2016 firmaron la petición de la organización cristiana One Million Moms – una asociación dedicada a luchar contra las influencias negativas de los medios de comunicación – a favor de cancelar Lucifer.
«La emisión de Lucifer por parte de FOX es una falta de respeto al cristianismo y una burla a la Biblia«.
One Million Moms
Lucifer rompe con la imagen que tenemos del Diablo como personificación de lo malo, pero no es el único personaje: la aparición de su madre en la segunda temporada es un reto a la concepción de Dios único. La información presentada por la investigadora de la Universidad de Exeter, Francesca Stavrakopoulos, defiende que al mismo nivel que se adoraba a Yahvé (nombre de Dios en la corriente hebrea)en los inicios de las grandes religiones abrahámicas se adoraba a Asherah, un arquetipo de la divinidad femenina expulsada de la Biblia. Esto significa que los grandes monoteísmos de hoy día – cristianismo, islam y judaísmo – en su origen adoraban de igual manera a una Diosa madre y a un Dios padre, ambos cocreadores de nuestra realidad.
La razón por la que Asherah fue eliminada no es segura. Dentro de la Biblia, en el libro Deuteronomio, se cuenta cómo los profetas Jeremías y Micah condenaban la adoración de Asherah, ya que según ellos esta deidad aleja de la adoración del Dios único y verdadero. La figura de Asherah se comparó con la falsa idolatría, alejando eventualmente a los creyentes de la adoración de la pareja divina, modificando las ediciones posteriores de la Biblia.
“Asherah no fue editada del todo de la Biblia por sus editores masculinos, trazos de ella permanecen, y la evidencia arqueológica junto a referencias en textos de naciones en las fronteras de Israel, permiten reconstruir su papel”.
J. Edward Wright, del Arizona Center for Judaic Studies

Asherah no es el único personaje que la serie recupera de la Biblia con el que han buscado nuevas interpretaciones religiosas: Lilith, madre de Mazikeen, una demonio que jura su lealtad a Lucifer.

Lilith es una figura de la mitología mesopotámica y del folclore demonológico judío. También es considerada la primera feminista, después de que Judith Plaskow – la primera feminista judía autonombrada teóloga – se reuniera en 1970 con un grupo de mujeres para reinterpretar los textos bíblicos, dando lugar al mito de Lilith.
En la corriente hebrea, el mito de Lilith se sitúa cronológicamente antes de que Dios creara a Eva para Adán a partir de su costilla. El fragmento del Génesis dice:
«Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó».
Según el Yalqut Reubeni –una colección del siglo XVII de interpretaciones de textos antiguos- por el rabino Rubén Hoschke Kohen, esta mujer a la que alude el texto sería Lilith, creada como Adán a imagen y semejanza de Dios. Pese a ser creados como iguales, Adán intentaba someter a Lilith para mantener relaciones sexuales, a lo que Lilith se resistía:
«¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual».
Adán trató de violarla y Lilith, llena de rabia, pronunció el nombre prohibido de Dios lo que la expulsó inmediatamente del Edén.
En su destierro se vio en las orillas del Mar Rojo, hogar de demonios, y durante un tiempo fue amante de Asmodeo – un príncipe demonio -, dando luz a los lilims, una estirpe de demonios femeninos. Cuando los arcángeles de Dios fueron en su busca para llevarla de vuelta con Adán, ella se negó, y el cielo la castigó haciendo que muriesen cien de sus hijos al día.
No hay duda de que lo guionistas de Lucifer se han preocupado en representar el mito de Lilith, al igual que el personaje de Asherah, pero no sólo los representa. Los humaniza. No es un acto herético ni una falta de respeto al cristianismo, son historias de mujeres. La igualdad no sólo se consigue con leyes o políticas sino con la creación de nuevos mitos, recuperar los olvidados y el poder contar con referencias culturales del poder de las mujeres.
En palabras de Judith Plaskow, «cada generación tiene el deber de contribuir a la evolución del texto».