Las teorías conspirativas de QAnon, de la mano del expresidente Trump, han penetrado en las mentes más fanáticas de la sociedad estadounidense

Donald Trump no solo es reconocido a nivel mundial por sus políticas proteccionistas o por las diversas polémicas que ha protagonizado, como el abandono del Acuerdo de París, la construcción del muro en la frontera con México o la negación de la COVID-19. Su mandato también ha traído al país una serie de movimientos extremistas (en su mayoría de supremacía blanca) y teorías conspirativas, casi siempre ligadas a estos movimientos radicales. Hay que resaltar que, naturalmente, estos movimientos extremistas ya existían desde hace décadas, o incluso siglos. Sin embargo, con la llegada al poder del mandatario republicano, éstos se han visto acrecentados y respaldados.
Trump siempre ha apostado por el creciente poder de persuasión de las redes sociales y por su propagación hasta los lugares más recónditos del mundo. Asimismo, también ha sido un arduo twittero de fake news, motivo por el cual largas listas de políticos estadounidenses han cuestionando su credibilidad.
Así es como surge la organización QAnon. Su origen reside en 4chan, un foro donde personas corrientes se intercambian mensajes de forma anónima, a veces con altos contenidos extremistas e intolerantes. QAnon es la abreviatura de Q-Anonymous, cuyo nombre procede de un usuario anónimo de internet que publicaba mensajes conspirativos bajo el pseudónimo «Q». Todo comenzó en 2017 cuando, en una rueda de prensa, el expresidente Trump afirmó que “se acercaba una tormenta”. Un periodista presente en la sala le preguntó que a qué se refería, a lo que el republicano respondió: “ya veréis”.
Esto, que a primera vista puede parecer un comentario poco destacable del mandatario, supuso un antes y un después ya que, algunos meses más tarde, el usuario anónimo «Q» publicó un par de entradas en 4chan afirmando que la tormenta de la que había hablado Trump hacía referencia a una ola de arrestos de políticos demócratas como Hillary Clinton, Barack Obama o John Podesta. A su vez, Q, afirmaba que pertenecía a un cargo del gobierno federal “con acceso a material clasificado” («Q»), por lo que no podía saberse su identidad («Anon», de anonymous, en inglés). Los arrestos de los que «Q» hablaba nunca se produjeron. Algunos de los seguidores más fanáticos incluso sostienen la teoría de que los enemigos de Trump ya han sido arrestados y que la prensa estadounidense quiere hacerles creer que llevan una vida normal.
Esto solo significó el punto de partida para una organización que, a día de hoy, ha afirmado la existencia de un ‘Estado profundo’, es decir, una élite secreta que gobierna el país, la cual está dirigida por políticos del Partido Demócrata estadounidense. Además, QAnon ha manifestado que, los mismos demócratas que gobiernan Estados Unidos en secreto, forman parte de una extensa red mundial de tráfico sexual de menores. Desde los ya mencionados Barack Obama y Hillary Clinton, hasta el actor Tom Hanks, el empresario George Soros o la archiconocida presentadora de televisión Oprah Winfrey. Según la organización, el papel de Donald Trump en todo esto reside en el liderazgo de la oposición a esa élite con el objetivo de librar una lucha contra ellos, con la ayuda de una parte de las Fuerzas Armadas del país.
De la mano de otras teorías conspirativas y gracias a las redes sociales, QAnon ha ido ganando adeptos y seguidores alimentándose de, por ejemplo, teorías como la de Pizzagate, la cual defiende que un grupo de políticos demócratas lideran una red de pedofilia desde la famosa pizzería de Washington D.C. El periódico norteamericano The Washington Post, afirma que QAnon es “una consecuencia de la teoría de la conspiración de Pizzagate que llevó a un hombre armado a abrir fuego en un restaurante de D.C. el año pasado”.

Además, y a raíz de la crisis mundial provocada por la COVID-19, QAnon también se ha adherido a teorías como Plandemic, la cual afirma que la pandemia ha sido planeada por una élite secreta.
Donald Trump, lejos de detener y aminorar la exacerbación por estas teorías, ha decidido abrazarlas y darles cobijo. Aunque no ha hablado de QAnon de manera directa ni tampoco ha escrito la palabra en sus redes sociales, sus seguidores más fieles buscan en cada una de sus intervenciones señales para poder verificar sus hipótesis. Por ejemplo, el 29 de octubre de 2020, en un mitin de Donald Trump en Tampa, Florida, el republicano mencionó cuatro veces en su discurso el número 17. Casualmente, la letra Q es la número diecisiete del abecedario. Aunque no sabemos si Trump escogió ese número adrede, muchos expertos afirman, como el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Miami Josep Uscinski, que Donald Trump “se involucra en una retórica de la conspiración todo el tiempo”. Además, Uscinski añade que “él construyó la coalición alrededor de conspiraciones y se comunica con sus seguidores con un discurso conspirativo”.
Arropando a todos estos grupos radicales se encuentra Infowars, una plataforma extremista y difusora de noticias falsas propiedad de Alex Jones (presentador de radio y teórico conspiracionista estadounidense), acorde también a diversas teorías conspirativas. Este sitio web, además de haber divulgado información falsa sobre el Holocausto judío o la masacre de la escuela primaria Sandy Hook de Connecticut, ha sido protagonista de múltiples polémicas en torno a sus publicaciones. Hace unos años, Mark Zuckerberg, creador de Facebook, se negó sacar a Infowars de su aplicación. “No creo que nuestras plataformas deban sacarlo porque creo que hay cosas con las que las personas se equivocan. No creo que se estén equivocando intencionalmente”, afirmaba Zuckerberg en una entrevista con Recode.
Pero, finalmente, cedió y eliminó a Alex Jones y a otras figuras ultraderechistas de su sitio web, al considerar que “fomentan la violencia”. Otras muchas aplicaciones como Apple, Google, Twitter y Paypal también han decidido sumarse al veto de Infowars de sus plataformas. Asimismo, el experto en teorías conspirativas, Uscinski, declara que sería muy peligroso eliminar a organizaciones como QAnon de las redes sociales, ya que “la gente necesita empezar a comportarse mejor y, cuando se involucran en ideas erróneas, debemos tratarlos de manera respetuosa”.

La desinformación de estos grupos organizados, sumada al respaldo del ya expresidente Donald Trump, así como al creciente auge extremista en Europa y en el mundo, culminó en el paradigmático Asalto al Capitolio del pasado 6 de enero. Muchos de los manifestantes que participaron en el asalto portaban camisetas donde podían leerse múltiples referencias a QAnon. El “chamán” de QAnon, como bien afirma ser Jacob Anthony Chansley (más conocido como Jake Angeli), el hombre protagonista del asalto al que acudió con la cara pintada y portando piel de animal, también es uno de los eslabones conspiracionistas y ya se enfrenta a cargos como los de entrada violenta y desórdenes.
Pero, desgraciadamente, no solo encontramos a seguidores fanáticos de organizaciones como QAnon en grupos ciudadanos. Entre las filas del Partido Republicano se encuentra Marjorie Taylor Greene, miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. La congresista, entre otras muchas cosas, ha compartido en sus redes sociales comentarios antisemitas y críticos con las protestas raciales que se sucedieron hace poco en el país. Una de las más recientes declaraciones de la republicana pro-Trump, ha sido afirmar que los incendios forestales producidos en la Costa Este de EE. UU. el pasado año habían sido provocados por rayos láser controlados por “banqueros judíos” desde el espacio exterior.
Además, ha declarado en diversas ocasiones que masacres escolares como la de Parkland (Florida) han sido operaciones de falsa bandera, es decir, actuaciones encubiertas llevadas a cabo por el gobierno, llegando a cuestionar, incluso, que los fallecidos en dichas masacres estén muertos y afirmando rotundamente que los padres son actores. Durante la campaña electoral fueron relevantes sus carteles; concretamente, uno donde aparecía ella portando una pistola y advirtiendo a los “terroristas de Antifa” no acercarse al estado de Georgia, donde es candidata por el 14º distrito congresional.

Con 230 votos a favor y 199 en contra, Marjorie Taylor Greene ya ha sido destituida por la Cámara de Representantes de las asignaciones que tenía en dos comités; el Comité de Educación, y el Comité Presupuestario, por su proximidad a teorías conspirativas y extremadamente radicales.