La cara más actual de las estrellas que marcaron tu adolescencia

De ídolos de masas infantiles y adolescentes a referentes adultos. Esta es la evolución que han vivido algunos de los rostros más conocidos de toda una generación que da los últimos coletazos dentro del concepto millennial y se embarca de lleno en el de generación Z. Las caras que forraban todas las carpetas y ocupaban paredes en forma de pósters hoy llenan estadios, lideran los rankings musicales y pasean por las alfombras rojas consagradas como verdaderas estrellas de la música

Miley Cyrus es un ejemplo de transformación radical. Como protagonista de la mítica serie, Hannah Montana consiguió convertirse en el referente para muchas jóvenes que soñaban, como ella, con ser divas del pop. Miley Cyrus enfundada en una larga peluca rubia se convirtió en un símbolo de toda una generación. Actualmente, y haciendo honor a su nombre real, Destiny, ha sabido hacerse dueña de los escenarios gracias a una voz con mucha garra y una estética rompedora y gamberra que terminan de completar su estilo pop – rock y que han dado vida a temas como Wrecking Ball o Nothing breaks like a heart.

La saga Camp Rock también ha contribuido a aportar un buen puñado de nombres a este panorama. Todos ellos ya apostaban por la música en la interpretación de sus respectivos personajes para las películas, dando vida a las propias estrellas de un campamento de verano musical. De esta lista se desprenden dos protagonistas indiscutibles: Demi Lovato, que participó también en series como Sunny entre estrellas, se alza entre sus compañeros pudiendo presumir de un registro vocal impresionante y una fuerza arrolladora, tras un pasado bastante problemático y conflictivo que refleja en su famosa canción Sober. A la par se encuentran los Jonas Brothers, un trío compuesto por los hermanos Joe, Kevin y Nick Jonas, que nos ha regalado temas como Sucker o Lovebug.

A raíz del éxito de Camp Rock, surgió My Camp Rock, un concurso – reality español inspirado en esta ficción que dio a conocer a artistas como Lucía Gil, ganadora de su primera edición, que también formó parte del elenco de La Gira. Actualmente, es compositora de un reivindicativo canto feminista, Lo que es nuestro, y ha puesto banda sonora y esperanza a la pandemia con su tema Volveremos a brindar, además de haber participado en el musical La Llamada. De este talent show también surgió Roi Méndez, que probó suerte junto a su grupo Frab Fly. En 2017 consiguió convertirse en concursante de Operación Triunfo y, además de su propio disco, Mi Lógico Desorden, ha lanzado colaboraciones con artistas como Sinsinati o Veintiuno.

La ganadora de la segunda edición de My Camp Rock fue Ana Mena, una de nuestras artistas más polifacéticas, que se encuentra en la cresta de la ola gracias a grandes éxitos como Se iluminaba, Como el Agua, o Solo.

Recopilación del antes y el después de artistas Camp Rock. Fuentes: Bekia/ Instagram Demi Lovato/ Instagram Lucía Gil/ Huffington Post/ Twitter/ Wikipedia/ Youtube

A la argentina Tini Stoessel la conocimos cuando todavía era una adolescente en la serie Violetta, ambientada también en un instituto musical, donde la actriz supo mostrar todo su potencial como cantante. Ariana Grande es otra de estas jóvenes promesas. Fue miembro del reparto de la serie Victorious y a día de hoy es una de las artistas con más proyección internacional. Creó un sello y look propio identificable y lanzó hits como 7 rings o God is a woman.

Además de coprotagonizar Programa de protección de princesas junto a su compañera Demi Lovato, Selena Gomez dio el salto a la pequeña pantalla con Los Magos de Waverly Place y, aunque no exhibió en esta serie su faceta como cantante, si le puso banda sonora con la canción Magic. Tiempo después, sorprendió mostrándose como artista con temas como Kill Em With Kindness además de atreverse a cantar en español de la mano de artistas como Raw Alejandro o en solitario.

Aquí la muestra de cómo los conocidos “niños de Disney” no han dejado de trabajar para conseguir lo que empezaron enamorando a su público y colándose en sus casas a través de la televisión. Y tú, ¿también has desempolvado viejos recuerdos y escuchado a todo volumen los ritmos de tu adolescencia?

Así suena Andalucía

«Sevilla para nacer, Granada para morir». Así comienza esta letra tan popular en un intenso recorrido por todas las provincias que componen Andalucía. Tierra de poetas, de vida, de gente humilde. Tierra de albero en las fachadas y de patios con rejas; de raíces y de mar. De arte por los cuatro costados y tierra también de música.

Esa es la palabra mágica: música, la que le da sentido a todo lo demás y que se aferra al concepto Andalucía en forma de canción hasta fundirse en una sola entidad.

Disfrazada de alegría o de lamento, convertida en banda sonora de una reunión entre amigos, marcando el compás en el reloj de la cocina o esquivando al sol escondida en el más sutil rincón de un callejón. La música ha sido y es una forma de vida, una manera de entender el mundo. Es la manifestación más pura de las emociones y de los sentimientos, y esto parecen llevarlo aprendido, de forma innata, generaciones y generaciones de andaluces que han sabido encontrarla en cualquier momento y lugar, y se han dejado llevar por ella de una forma tan visceral y humana que casi asusta.

La cantidad de referentes en este mundo es tan tremendamente inabarcable que podría desplegarse en forma de lista desde el primer extremo de Huelva hasta el último de Almería. Su rastro es el que ha contribuido de manera crucial a que pueda extenderse a lo largo de sus ocho provincias una gran variedad de artistas que hoy recogen el testigo y la pintan de diversos colores.

Voces de peso y, a la vez de estilos tan diferentes como las de Niña Pastori, Joaquín Sabina, Pastora Soler o José Mercé son algunos ejemplos que, aunque actuales, se han convertido ya en clásicos andaluces del abanico de posibilidades musicales a las que pueden dar lugar unas raíces comunes. “Unos años de guerra y alegría, un naranjo, y, en el centro, el sentir de Andalucía”, cantaba El Barrio, un grupo que ha utilizado a su tierra como musa para muchos de sus temas y que se ha ganado indiscutiblemente un hueco entre este conjunto de artistas.

Mostrando una cara más pop, pero sin perder un fondo que suena, inevitablemente, a sur, se alzan algunos nombres que forman parte del grueso musical español actual como Pablo López, Vanesa Martín, David Bisbal o Pablo Alborán, quien declaraba su amor incondicional a su tierra al ritmo de “Andalucía, yo te quiero, vida mía”. Manuel Carrasco también le canta a sus raíces llevando por delante “que mi acento es mi ADN, que no es ninguna bandera, que es una canción de cuna que mi madre me cantaba” poniendo en palabras algo tan intangible como es el orgullo de su esencia andaluza. Se les suman cantantes como India Martínez o Antonio José con un carácter muy flamenco y la capacidad de contagiar a cualquier tipo de público de la pasión que encierran sus canciones.

Artistas como El canijo de Jerez o el Kanka, al son de “la que revive a la poesía en cuanto el día se muere” y haciendo referencia, una vez más, a su hogar, añaden un estilo desenfadado que invita a unir la música con la calle, aportando una personalidad única y fresca. María Pelae es otra buena muestra de actitud y desparpajo; pregonera de su cultura en cada una de sus canciones, es capaz de aunar a Lola Flores y a Rosalía en un mismo remix.

Estilos más alternativos también tienen cabida en este heterogéneo conjunto musical. En el lado más Indie – Rock, Andalucía también ha visto nacer a artistas de la talla de Zahara o Supersubmarina.

Lola Índigo, Ana Mena, Dellafuente, La Mala Rodríguez o Beret completan el círculo aportando sonidos muy urbanos y actuales, acercándose, sin dejar de lado su punto andaluz a un estilo más latino o incluso al rap.

Este breve viaje a través del panorama musical andaluz actual, que podría detenerse en infinidad de paradas, pone de manifiesto cómo un arte arrullado en una misma cuna puede descomponerse en multitud de expresiones y formas, siempre anclado, firmemente, a sus orígenes, pero con una mirada hacia el futuro para convertirse así en el sonido de nuestro presente.