La directora Emerald Fennell utiliza el género de la «venganza» para hablar de la cultura de la violación de una forma terroríficamente cercana. Un casting cuidadosamente elegido, encabezado por una grandiosa Carey Mulligan.
El #MeToo ha marcado un antes y un después en nuestra concepción de la sociedad, de diversos comportamientos interiorizados y normalizados en detrimento de las mujeres. Este cambio de mentalidad ha impulsado una nueva ola de películas que tratan la masculinidad tóxica, la cultura de la violación y el empoderamiento femenino de diferentes formas y maneras, sobre todo, desde voces femeninas.
Una joven prometedora se suma a esta ola, utilizando un género utilizado por directores como Tarantino, el «revenge femenino». Una mujer fruto de un trauma empieza un viaje dónde irá «ajustando las cuentas» con sus fantasmas del pasado hasta llegar a una gran escena de acción al final. Y la película perfectamente podría haberse quedado en una cinta de género con un trasfondo reivindicativo. Pero Fennell va más allá.
La primeriza directora y guionista, utiliza los códigos de este género para hablar de una forma original y terroríficamente cercana de la cultura de la violación. Su inicio es toda una declaración de intenciones: una noche cualquiera en una discoteca, un grupo de tres hombres se fijan en una mujer que se encuentra desorientada a causa del alcohol. Uno de ellos se ofrece a acompañarla a casa, pero acaban en la casa de él. Pese a que la protagonista se muestra agotada y cansada, el chico intenta aprovecharse de su situación para abusar sexualmente de ella. Pero, cuando está a punto de continuar con el abuso, descubrimos que ella estaba fingiendo su estado.
A partir de esta escena, conocemos a Cassie (a la que da vida una gran Carey Mulligan), una joven inteligente y audaz, que abandonó su carrera universitaria en medicina debido a un desgraciado evento en el pasado de su mejor amiga Nina. Tras este traumático hecho y la impunidad de los responsables de los mismos, decide cada noche fingir estar borracha para dar una lección a los chicos que intentar abusar de ella aprovechándose de su estado.
Esta rutina de justicia personal toma otro camino cuando se cruza con Ryan (interpretado por Bo Burnham), un antiguo compañero de la facultad que empieza a salir con ella. A partir de ese momento empieza a «visitar» a personas cercanas a lo acontecido con Nina, revelando su implicación en los hechos. No verás sangre en esta cinta, pero si quedarás impactado con las audacias vengativas de Cassie.
Precisamente en esta parte de la película es dónde las cartas se empiezan a vislumbrar. A través de conversaciones tensas y grabadas con un pulso de hierro, observamos lo pandémico de la cultura del silencio en los abusos sexuales. Se desarrolla en unos códigos verbales que hemos escuchado en tertulias de televisión y familiares, el «si vas borracha es lo que pasa», «eran unos críos» o «es un buen chico».
Este último término es una de las claves de la cinta: el buen chico. Los personajes masculinos no son los «típicos babosos» que hemos visto en otras películas. Más bien podrían protagonizar cualquier comedia romántica, género con el que también juega la directora en ciertos momentos. Esta idea se refuerza con la cuidada elección del casting, porque son actores que han protagonizado a lo largo de su carrera ese tipo de papel: Burnham (Zach será famoso), Adam Brody (The O.C) y Chris Lowell (Criadas y Señoras).
Todos estos ingredientes se van conjugando a ritmo de una banda sonora muy pop (véase el hit Toxic de Britney Spears que aparece tanto en el tráiler como en la película) y unas dosis de humor negro, donde resalta Laverne Cox (Orange is the new black). La cinta va escalando sin prisa, pero sin pausa, hasta llegar a un tercer acto que no dejará indiferente a nadie, y donde todo se destapa y cobra sentido. Un final que podríamos considerar original a la vez que más realista, saliéndose una vez más del género.
Una joven prometedora está llamada a ser la película del año, y que puede marcar un antes y un después en el género por la representación de la sociedad actual. Una cinta para ver en el cine, recordad que la cultura es segura, y sobre todo para conversar sobre ella y hablar de cada detalle tan desgraciadamente real. Porque estamos ante una película de la que no podrás dejar de hablar.
Valoración de la película
Un guión redondo, que utiliza el género revenge para hablar del machismo intrínseco en la sociedad. Un casting fantástico y cuidado, dónde Mulligan realiza la interpretación de su carrera.