Ramoni: “Juan Carlos Aragón es el mayor genio que ha dado el Carnaval de Cádiz”

Una mañana de febrero contactamos con Ramón de Castro, mejor conocido como Ramoni. Voz inconfundible del Carnaval de Cádiz que lleva toda la vida sobre las tablas del Gran Teatro Falla. Charlamos con él sobre la suspensión del COAC, buen carnaval y Juan Carlos Aragón. Regresamos por unos minutos a esas calles de la tacita de plata repletas de papelillos y serpentinas que hasta dentro de un tiempo no podremos volver a ver.
Antes de nada, ¿cómo llevas la suspensión del COAC a causa de la covid-19?

Pensaba que lo iba a llevar peor, pero lo estoy llevando bien. Al fin y al cabo, se trata de una fuerza mayor y es un asunto de salud. Está muriendo gente, no es un capricho de la organización. Es un problema a nivel mundial que tenemos. No se puede celebrar el COAC pero tampoco las ferias ni la Semana Santa. Lo echo de menos, por supuesto, porque es un trozo de mí que me han quitado. Pero, por lo demás, no lo estoy llevando tan mal.

¿Volverá el Carnaval en 2022?

Yo creo que sí. Ya no depende del Gobierno porque no tiene la culpa del virus, es cuestión de la conciencia de la gente. Si te están diciendo que no salgas, no salgas. Y si te dicen que no te reúnas, que no hagas botellón y que te pongas la mascarilla, hazlo. Haz todo lo que te digan. Y si no lo haces, la culpa es tuya. Por supuesto, el Gobierno tendrá su parte de culpa, como la tienen todos los gobiernos, pero la mayor parte la tenemos la ciudadanía.

Cuando todo esto haya pasado y el Carnaval pueda celebrarse de nuevo, ¿volverás?

Sí, claro que sí. Es una forma de vida. El día de Reyes cumplí 51 años. Y de esos 51, llevo 41 saliendo en Carnaval. Como dice mi madre, he ido más veces al Falla que al colegio (risas). En cuanto vuelva la normalidad, la vida vuelva a la normalidad y no haya contagios, volveremos. Seguramente, a final de verano podremos ver la claridad de esto. Y volveremos, seguro que volveremos.

Final del programa El Palco del Falla de Onda Cádiz. Fuente: Onda Cádiz Carnaval
En ese caso, ¿qué será lo mejor de volver?

Lo mejor de volver va a ser oler el templo. Sin duda. Me gusta mucho olerlo.

Pero, si te soy sincero, yo lo echo más de menos como aficionado que como componente. Yo soy de los que se traga el concurso entero. La primera noche que canto con mi comparsa tengo los nervios típicos del estreno, pero ya después es como si cantara en la ducha de mi casa. Lo que más echo de menos es sentarme delante de la televisión con Onda Cádiz a las nueve de la noche y esperar a ver cómo vienen los autores.

Cuando el carnaval pueda volver tal y como lo conocemos, a mucha gente le llamará la atención y empezará a escucharlo. Seguramente, surgirán nuevos aficionados. ¿Qué copla les recomendarías escuchar por primera vez?

Pues, hay repertorios que son muy didácticos para la gente que nunca ha escuchado Carnaval de Cádiz. Por ejemplo, para conocer un poco la comparsa, recomendaría el popurrí de Medio Siglo (2010), de los Majaras. Es una obra de arte.

En cuanto a chirigotas… yo recomiendo empezar con Eduardo Delgado o Ramón Díaz Fletilla. Y ya después, empezaría la época de la chirigota de Carapalo, El Petra con Manolo Santander. Más tarde, vendrían el Selu, el Yuyu, Vera Luque… Hasta los más recientes como Los impacientes que han sido los últimos en llegar pero lo están haciendo muy bien.

Actuación completa en la final del COAC de Medio Siglo. Fuente: Carnaval por un tubo
¿Crees que el Carnaval está evolucionando?

Claro. Está evolucionando mucho. Se cuidan mucho los detalles en la forma de cantar, en la expresión, en los tipos, en el decorado… En eso hemos ganado. Pero hemos perdido la esencia de las coplas. A lo mejor se ha mercantilizado un poquito, pero todos tenemos la culpa. Los orígenes siguen estando pero parece que se están olvidando.

Para terminar nos gustaría hablar del Capitán, de Juan Carlos Aragón. ¿Cómo fue trabajar con él?

El loco era muy personal, como cualquier genio. Te puedo afirmar sin dudar que Juan Carlos Aragón es el mayor genio que ha dado el Carnaval de Cádiz. Componía de una forma que él solo sabía: con solo cinco o seis acordes de guitarra hacía dos o tres melodías completamente diferentes y geniales.

Además de la calidad literaria, no se trataba simplemente de lo que escribía, sino de cómo lo escribía. Sabía perfectamente cómo encajar cada verso y cada intención en la composición musical. Ese don lo tenía él. Expresaba perfectamente su forma de pensar y de ser en el papel.

¿Cómo es la comparsa de Juan Carlos Aragón?

La comparsa de Juan Carlos Aragón tiene una particularidad que solo el buen aficionado conoce. Nuestra comparsa está dentro de la aureola de los artistas. Hay mucha gente que nos llama artistas en el peyorativo sentido de la palabra porque nos ganamos la vida con esto. Porque en el sentido normal sí lo somos, pero bueno… tontos tiene que haber en todas las etapas de la vida. Y si no los hubiese, ¿de quién nos reiríamos nosotros?

El que nos llama pesetero simplemente tiene envidia porque él no lo puede hacer. Un día, cuando iba con la guitarra en la espalda de camino a un local, me dijo un conocido que tenía mucha suerte y que ganaba mucho dinero cantando. Y yo le contesté, desde la ironía que me caracteriza, que si quisiera cantar también debería haber estudiado carnavalismo y comparsismo como yo.

A pesar de todo, somos una familia. Yo soy el Tito Ra para mis niños y mientras quieran, yo seguiré saliendo con ellos. No tengo intención de irme a ningún lado. Y si lo hago, es a una callejera.

¿Qué año ha sido el más especial junto a él?

Todos han sido especiales pero yo destacaría la vuelta al concurso en 2015 con Los Millonarios. Ese año teníamos las dudas y los nervios de volver. Pero, en cuanto se ponen Los Millonarios en el escenario y se abre el telón, el teatro se cae. El Falla se puso boca abajo. A partir de ahí, todo fue rodado.

El de Los Peregrinos (2017) también fue un año muy especial. Los Peregrinos fue una comparsa que le encantó porque es muy íntima, muy de autor. Y después vienen Los Mafiosos (2018), La Gaditaníssima (2019)… son todas geniales para mí. Incluso La Guayabera (2016) que fue la que menos éxito tuvo.

¿Qué le dirías ahora mismo si pudiera escucharte?

Yo solo le diría una frase: vuelve, cabrón, vuelve. Nada más.

Cantar por carnaval contra el poder y la injusticia

Cada febrero, Cádiz se disfraza y canta por la libertad. La crítica social tiene su hueco en una de las fiestas más importantes de Andalucía, rompiendo toda limitación y censura mediante la poesía y la elegancia

La magia del carnaval recorre Cádiz cada febrero para “hacer feliz a la gente, aunque no tenga gobierno”, como bien dice la comparsa del eterno Juan Carlos Aragón Los Peregrinos (2017). Esa magia, que sale de la máscara y el papelillo, va cargada de risa, llanto y libertad. Porque en Cádiz, la gente grita ante la injusticia y da voz a aquel que no la tiene el resto del año. Todo ello, un reflejo de que la libertad, que por muy oscuro que sea el presente, jamás morirá en esa esquinita del sur. Las letras, comprometidas y en defensa del desfavorecido, han intentado ser calladas en muchas ocasiones, pero cada año siguen resonando en las calles. La crítica social es un componente inherente de las fiestas carnavalescas, que le da riqueza y la hace especial ante el mundo.

Transgresión por febrero

La tradición rupturista del carnaval procede de siglos atrás. Ante gobiernos autoritarios, el pueblo reprimido solo podía callar y obedecer. Entre ese silencio político, la libertad se abrió paso en pequeñas jergas y saraos de la antigua Roma, donde la gente se desfogaba y expresaba, en contadas ocasiones, sus verdaderas sensaciones acerca de la realidad que vivían. Lo hacían disfrazados, olvidando por unos pocos días el estricto sistema político establecido. La esencia de aquella actividad transgresora encontró cabida en Cádiz. La exteriorización del pensamiento se complementó con el disfraz y las coplas para felicidad del gaditano. Una mezcla preciosa por la que se lucha cada año en el Gran Teatro Falla y en las calles de la ciudad.

Las máscaras y vestimentas, cada vez más sofisticadas, evolucionan a lo que se conoce como “tipo”. El tipo habilita al carnavalero a transformarse en el personaje que interpreta. No solo lo representa, sino que lo llega a encarnar. Así, cantan piratas, peregrinos, mafiosos, “condenaos”, marqueses y otras muchas personalidades creadas a partir del arte de la pluma y el papel. Inician su viaje entre ladrillos colorados para continuar en las calles el clamor popular en pos de un mundo más justo. No se pueden olvidar esas agrupaciones callejeras, canallas, de una inmensa calidad y carga cultural y emocional. No se dejan nada en el tintero. Los límites a la expresión que nos autoimponemos a lo largo del año desaparecen entre las peñas y bajo la lluvia de serpentinas, entre carrozas y preciosos homenajes al pueblo gaditano.

Agrupación callejera durante el carnaval de Cádiz. Fuente: Fundación Cajasol.
Alzar la voz dejando huella

Las coplas son, cuanto menos, variadas. Muchas de ellas, con ese trasfondo político y cultural. El compromiso social une a los autores en una misma causa. Sin embargo, la huella de cada uno de ellos en sus agrupaciones es fundamental para la riqueza del carnaval. Distintas perspectivas de lo que es justo, correcto y ante las adversidades de los colectivos más vulnerables. Problemáticas como el machismo, el racismo, las actuaciones del poder político y económico, la inmigración y otras muchas son enfrentadas de distintas formas. La más habitual, la copla que va lanzada sin temor ni medias tintas, pero siempre, con un toque poético, bello. La elegancia de La chusma selecta (Martínez Ares, 2020), el canallismo y la ironía de Los Mafiosos (Juan Carlos Aragón, 2018), la suavidad de Oh Capitán, my capitán (Tino Tovar, 2020) y la garra de Los encaidenaos (Kike Remolino, 2020), son algunos de los ejemplos más cercanos que tenemos de la diversidad de tono en el mensaje. Pero también quedan en el recuerdo las coplas que relatan historias. La letra cuenta la historia de una mujer maltratada en primera persona a través de Los Piratas (Martínez Ares, 1998), el viaje en patera de unos refugiados por mediación de La Chusma Selecta o las duras críticas al gobierno contadas por los propios ministros, como se pudo ver hace unos años con Esto sí que es una chirigota (Vera Luque, 2014).

Agrupación Esto sí que es una chirigota. Fuente: Twitter La Chirigota del Vera
Ironía y metáfora por doquier

Los versos que se entonan en el Falla y en las calles llevan la rima como acompañante fundamental. Pero el pasodoble carnavalesco se sazona a base de ironía y el doble sentido. Porque no se ironiza solo para hacer reír, también para poner la crítica sobre la mesa con arte. En definitiva, revestir los versos más contundentes con seda y mucha ‘guasa’ para deleite del carnavalero. El mero arte de jugar con el simbolismo y las letras, unirlos y permitir al oyente sacar sus propias conclusiones. Quien se sienta aludido, por algo será.

Chirigota Los Yesterday. Fuente: Youtube Carnaval por un tubo

El pueblo canta, el pueblo ríe, pero también lucha por lo que ama y grita contra el que trata de oprimirlo. Muchos titulares hay en los medios entendiendo la chirigota como un grupo de cómicos que quieren pasar el rato. Nada más lejos de la realidad. Porque se puede soltar una carcajada mientras El Selu le aprieta las tuercas a los banqueros (Las verdades del banquero, 2013), y Juan Carlos Aragón anima a los andaluces a luchar por una tierra más digna ante el terrateniente (Los Yesterday, 1999). La belleza de cantar por lo que se quiere, por lo que duele, contra el dinero y el poderoso. El canto comprometido con la sociedad se seguirá escuchando eternamente en Cádiz, en “la cuna de la libertad” (La Gaditanissima, 2019).

Mario Garrido, de la Comparsa de la Cantera: «El Carnaval es mi droga»

2021 trae el silencio al Falla. La Tacita de Plata no es la misma sin papelillos por sus aceras. Cádiz se queda sin su gran fiesta por primera vez desde 1948. Pero Voz Nueva no concibe un febrero sin Carnaval. Por ello, hoy viaja hasta estas líneas un gaditano que con tan solo diez años se sumergía en el mundo del Carnaval gaditano. Mario Garrido, componente de la comparsa de la cantera, trae a Voz Nueva la más pura esencia carnavalesca.

Mario (21 años, Cádiz) vive en el barrio de La Viña, el epicentro del Carnaval. Actualmente, oposita para acceder al Cuerpo Nacional de Policía (CNP). El Carnaval es su pasión más preciada. Apunta sobre este que “es una forma de vida, pero no un trabajo. Muchos lo confunden”. En 2013, tuvo la suerte de ser pregonero del Carnaval Infantil. Siente especial admiración por Martínez Ares y sus letras, aunque reconoce que no puede dejar atrás otras muchas, como las de Antonio Martín o Juan Carlos Aragón. Este iba a ser el tercer año que iba a concursar junto a su comparsa en la modalidad de adultos del COAC, pero la situación se lo impide. La nueva comparsa, Los okupas de la luna, tendrá que esperar.

Mario Garrido sobre las tablas del Gran Teatro Falla. La ciudad de Dios (2020). Fuente: Instagram (mariogarrido04)
¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del Carnaval?

Mi madre desde chico siempre me ha cantado coplas. Recuerdo que una vez me dijo: “Mario, ¿a ti no te gustaría salir en Carnaval?” Yo lo veía como algo muy difícil y creí que no me iban a admitir. Tenía diez años. Mi padre tenía un amigo que hacía comparsas infantiles. Habló con él y fui a hacer una prueba. Canté un pasodoble y me encantó la experiencia. En 2010 salí en mi primera comparsa. Era muy futbolero y tuve que elegir entre fútbol o comparsa porque cuando tenía ensayo no me convocaban. Sin duda elegí Carnaval. Y aquí estoy, no me he equivocado para nada.

¿Qué recuerdas de los primeros años?

Cuento una anécdota que se me viene a la cabeza. Siempre he sido muy vergonzoso. Cuando era pequeño, en la comparsa me decía mi autor: “Te tienes que mover. No vale solo con cantar. También la expresión es muy importante”. De chico era muy lacio, como se dice aquí. Hasta que hablaron seriamente conmigo. Un día pegué un cambio brutal. Pasé de estar casi detrás del bombo porque no me movía a estar en primera fila. Aprendí a abrirme y a seguir los pasos para moverme. En una comparsa hay que moverse con elegancia. A mí me gusta mucho trabajar el movimiento. Su pasito adelante, cambiando de pie, abrir mucho los brazos…

¿Cómo nace la famosa Comparsa de la Cantera?

Los años de Juveniles, cuando salimos con Las batallitas del Rey Sebastián (2017) o ¡De aquí nos despedimos! (2018), formamos una piña. Cuando llegó el momento, todos dijimos: Quillo, tenemos que salir en adultos”. Desde que empecé, Juanillo (el director) y yo no nos hemos separado. Fue una decisión unánime. Sabíamos que era una situación difícil por el nivel que hay en la modalidad, pero teníamos claro que debíamos seguir. Y esa unión es la que nos llevó a crear lo que es hoy la Comparsa de la Cantera.

Integrantes de la Comparsa de la Cantera. A la izquierda, La ciudad de Dios (2020). Fuente: Guitarras del Carnaval de Cádiz. A la derecha, Los niños sin nombre (2019). Fuente: Diario de Cádiz.

Con Los niños sin nombre (2019) os quedasteis a las puertas de la final del COAC y con La ciudad de Dios (2020) lo mismo. ¿Cómo te tomaste quedar en ambas ocasiones en semifinales a pesar del éxito que tuvisteis?

Para nosotros esto fue una sorpresa. Ha sido una sorpresa quedar semifinalistas los dos años. Tenía claro que nuestro rival en 2020 fuimos nosotros mismos: la comparsa de Los niños sin nombre. A la gente le gustó tanto que piensas que al público no le vas a llegar igual que el año anterior. Pero en seguida vimos esa aceptación por parte del público y el puesto en el que quedamos es para estar orgullosos. Estamos contentos no, lo siguiente.

De todo lo que habéis cantado en el Falla en la modalidad de adultos, ¿con qué te quedas?

Esa pregunta es muy difícil (ríe). Pienso que hay muchas letras que son representativas. Tienen un mensaje de vida. A mí, especialmente me gustan mucho las últimas cuartetas que hacen mis autores. El pasodoble que dedicamos a la cantera fue uno de los más bonitos que he cantado. Ese ha sido con el que más me he emocionado. El pasodoble del piropo también fue muy bonito cantarlo. Llegó muy lejos y se hizo viral. Estamos muy orgullosos de haber hecho esa defensa a la mujer. Otro que fue increíble fue el de Andalucía.

Todos los pasodobles de Los niños sin nombre (2019). Fuente: El Carnavalero (YouTube)

Otra vivencia que fue muy bonita y muy especial para todos fue lo que hicimos con Vanesa Martín. La productora llamó al Tomate y le pidió que versionáramos un bolero de ella a compás de Carnaval. Nos lo contaron y no nos lo creíamos. Nos mirábamos y con cara de extraño decíamos: “¿Vanesa Martín? ¿Qué me estás contando?”. Además de una buena persona es una artistaza. Disfrutamos muchísimo con ella y su equipo. Nos trataron de maravilla.

Vanesa Martín interpreta La vez primera con Los niños sin nombre en el Gran Teatro Falla (2019). Fuente: YouTube
Los autores de vuestra comparsa (Tomate y Piru) desvelaban en una entrevista que habéis estado ensayando y pretendéis presentar lo nuevo en cuanto la pandemia dé un respiro. ¿Podrías adelantar algo a Voz Nueva?

Hemos tenido la suerte de poder ensayar respetando las restricciones y las medidas que ha habido. Tenemos el proyecto de Comparsa y ya hay muchas cositas metidas. Lo que falta ahora es planificar y matizarlo todo. Pero estamos hablando de un proyecto a largo plazo porque ya es imposible ensayar. Lo primero es la salud y eso lo tenemos clarísimo. Tenemos la idea. Pero más que la idea tenemos ganas. Creo que es algo muy bonita y personalmente me gusta mucho. Nosotros estamos deseando presentarla. Se llama Los okupas de la luna. Y ya no puedo contar más (ríe).

La agrupación presenta el nombre de la nueva comparsa en sus redes sociales. Fuente: Instagram (los_delacantera)
¿Qué sensaciones tenéis en este febrero tan diferente?

Mira, yo no soy fumador ni nada, pero para mí el Carnaval es como esa adicción al tabaco. Como cuando te falta el cigarro y el fumador lo necesita para saciarse. Pues yo creo que me siento igual. El Carnaval es mi droga. Tengo una adicción increíble. Este año notas un vacío. Ya no solo no disfrutas del concurso, sino de la calle. Ese ambiente tan cálido, con la gente de fuera que viene a apoyarte y a escucharte. Es tremendo todo. Es una situación que voy a echar muchísimo de menos. Incluso los ensayos se echan en falta.

«Me gusta mucho trabajar el movimiento. Su pasito adelante, cambiando de pie, abrir mucho los brazos…»

Mario Garrido
¿Cómo definirías al Carnaval?

El Carnaval es algo que puede llegar muy lejos. Es una forma de vida. Pero siempre lo aclaro: es una forma de vida, pero no un trabajo. No lo confundamos. Es una forma de vivir, pero no de ganarse la vida. Carnaval aquí es todo el año. No tiene límites. La trayectoria desde que empecé en 2010 hasta hoy ha sido preciosa. No cambio ningún año. Es lo mejor que he hecho: meterme en el mundo del Carnaval.

¿Cuándo piensas que volverá el Carnaval de siempre?

Sinceramente, pienso que la auténtica normalidad llegará en 2023. Después de este parón, creo que el Carnaval va a ser mejor todavía porque echarlo de menos va a servirle a la gente para vivirlo con menos veneno y con más ganas del Carnaval de toda la vida. Al carnavalero se le van las ganas por la boca y lo dice todo cantando. Por eso creo que lo vamos a cantar todo con más rabia y vamos a disfrutar el triple. Un año sin vivirlo en pleno apogeo… (resopla) el año que lo vivamos tiene que ser multiplicado por dos.

Pablo y Rubén Gómez: «La cantera es el futuro del carnaval y hay que cuidarla»

Pablo y Rubén Gómez, dos hermanos gaditanos que llevan cuatro años en la cantera. Dos jóvenes promesas del carnaval, con un segundo premio en la modalidad de comparsa. Hoy charlamos con ellos: una conversación marcada por el reconocimiento de la cantera
¿Qué significa para vosotros la cantera?

Rubén: La gente le da mucha importancia a las agrupaciones adultas y siempre dejan un poco de lado a la cantera. No puede ser así porque realmente la cantera es de donde van a salir después los grandes autores y las comparsas del futuro.

Pablo: Para mí la cantera es de dónde sale el carnaval. La mayoría de gente que está en la cantera son los que al final terminan yendo al concurso y pues, aunque algunos piensen que es menos carnaval que el concurso de los adultos, pienso que es bueno.

¿Siempre habíais tenido claro que queríais salir en el Carnaval de Cádiz?

Rubén: La verdad es que no. Salimos porque un amigo nuestro nos lo propuso un año, en 2017 y aceptamos para sumar una experiencia más. Aunque siempre hemos seguido el carnaval desde pequeño porque nuestro padre le encantaba el carnaval y en nuestra casa siempre se ha escuchado.

Para mí la cantera es de dónde sale el carnaval

Pablo Gómez
¿Cómo fue vuestra primera experiencia con la cantera?

Pablo: El primer año (Un paseo por la ciudad, 2017) no nos esperábamos que la experiencia fuera así porque nunca habíamos tenido conciencia de lo que era salir en un grupo. Sobre todo, es mucho esfuerzo, mucha colaboración del grupo entero, muchos ensayos y la constancia del grupo en general es la clave.

Pase de semifinal de Un paseo por la ciudad, comparsa juvenil de 2017. Fuente: Onda Cádiz
¿Tenéis alguna anécdota?

Rubén: Ahora mismo no recuerdo ninguna, pero estar en la calle cantando con la comparsa es una de las experiencias más bonitas. Aunque también es muy emocionante cuando estás en el Gran Teatro Falla porque entre los nervios y la presión, se crea un ambiente muy bonito entre toda la agrupación.

¿Creéis que la cantera recibe el reconocimiento que se merece?

Rubén: A medias. Yo creo que hay gente que realmente sabe lo importante que es la cantera por lo que hemos mencionado anteriormente: porque es el futuro del carnaval y hay que cuidarla. Pero, hay otra gente que como no son tan buenas las agrupaciones con respecto a los adultos, no les interesa tanto o no les llama como para verse el concurso entero.

Estar en la calle cantando con la comparsa es una de las experiencias más bonitas

Rubén Gómez
Desde que empezasteis en la cantera, ¿Cómo ha sido vuestra experiencia?

Pablo: En general, muy bonita porque hemos pasado por varios grupos con muchas personas y los compañeros se han terminado convirtiendo en amigos. Con los ensayos y las experiencias que hemos estado viviendo durante ese año se crea un vínculo con ellos.

Pase de semifinal de El guía de Cádiz, comparsa juvenil de 2019. Fuente: Onda Cádiz
¿Es fácil empezar en la cantera?

Rubén: No. Los primeros años no te sueles esperar un primer o segundo premio porque estás empezando y lo normal es que empieces desde abajo y vayas creciendo a lo largo de los años. Pero, puedes encontrar un buen autor y un grupo muy bueno y puedes acabar consiguiendo premios. También se necesita que todos los miembros tengan compromiso con la agrupación.

Pablo: Yo pienso que en la cantera es difícil salir porque al ser un grupo de jóvenes no es solo la comparsa, sino que todos tenemos también los estudios, que es lo más importante. La agrupación es como una actividad extraescolar a la que hay que dedicar mucho tiempo. Además, la mayoría de los miembros tienen más actividades durante las horas no lectivas.

Los compañeros de la agrupación se han terminado convirtiendo en amigos

Pablo Gómez
¿Cuáles son vuestros referentes dentro del carnaval?

Pablo: Los referentes, ya que nosotros salimos en la modalidad de comparsa, son las grandes comparsas. Por ejemplo, yo que toco en la guitarra me fijo en los guitarristas de las grandes comparsas. Realmente me fijo en la mayoría de las agrupaciones porque el hecho de salir ya es un mérito.

Rubén: Yo me fijo en los grandes autores como Martínez Ares o Jesús Bienvenido porque hay que aprender de ellos.

Pase de final de Brujas, comparsa juvenil de 2020. Fuente: Onda Cádiz
¿Qué significa el carnaval de Cádiz para un gaditano?

Rubén: El carnaval de Cádiz es lo más grande. A un gaditano no le puede faltar que le encante el carnaval de Cádiz porque es lo más bonito que tenemos en cuanto a las fiestas.

Me fijo en grandes autores como Martínez Ares o Jesús Bienvenido

Rubén Gómez
¿Cómo vais a vivir este año el carnaval de Cádiz marcado por la pandemia de la COVID-19?

Pablo: Lo vamos a vivir diferente como casi todo lo que estamos haciendo. Pero, con la idea que han tenido de celebrar el Concurso del Milenio “se salva” el carnaval. Porque, aunque no tengamos ni el concurso ni la calle, por lo menos hay algo que podemos recordar de cuándo si se podía hacer.