La opción más sostenible: ¿papel o plástico?

Desde hace décadas, la preocupación por el medioambiente ha ido en aumento y son muchos los que han ido cambiando sus hábitos para ser más respetuosos con el planeta. Sin embargo, lo que en un principio se creía que era perjudicial ha pasado a ser la opción más segura, llegando a provocar la confusión de la población, como es el caso del papel y el plástico.

Estos dos materiales tan comunes en nuestras vidas han sido puestos en el foco de mira, tanto para bien como para mal. Cuando empezaron las investigaciones sobre las consecuencias de la sobreexplotación de los recursos, allá por la mitad del siglo XX, el papel y su producción eran uno de los principales enemigos del planeta Tierra debido a la tala indiscreta de árboles. El papel no solo era utilizado como soporte para la escritura y lectura de textos, también era utilizado en forma de bolsa para la compra de alimentos, que antiguamente se compraban a granel, o como material protector a la hora del transporte de mercancías. Su uso fue en aumento y no existía en el momento un tratamiento para acondicionar este material una vez acabe su vida útil. Además, la población fue poniéndose en conocimiento sobre la tala de árboles, la destrucción de bosques y la reducción de biodiversidad a causa del sector papelero. A todo esto se le tuvo que buscar una solución, y esta fue el plástico.

Bolsa de papel. Fuente: Amazon

El plástico se popularizó sobre los años 60, donde este material ganaba en resistencia, durabilidad y maleabilidad. Se criminalizó al papel y esta fue la alternativa oficial. Sin embargo, no se fueron descubriendo los peligros de este material hasta años después. Eventos como el descubrimiento de la Isla de Plástico del Pacífico o la frecuente ingesta de esta materia por parte de animales saltaron las alarmas. Por ello, organismos como la Unión Europea desde hace años promueven leyes para acabar con esta problemática medioambiental.

Ahora, la gran pregunta es: ¿Qué es mejor? ¿Papel o plástico?

Debate sobre el papel y el plástico. Fuente: biodegradablesecuador.com

A nivel productivo, el plástico requiere un 40% menos de energía para su producción y gasta tres veces menos agua que el papel en su fabricación. Sin embargo, el papel proviene de la madera, que es un recurso renovable. Para ambos materiales, si se quiere reciclar para volver a darle una segunda vida útil, deben ser marcados por plásticos o papel que no haya sido previamente utilizado, debido a la degradación de los materiales. Y en cuanto a la degradación, el papel gana contra el plástico. No obstante, según Leyla Acaroglu, experta en sostenibilidad: «El papel, en el medio natural, ciertamente se degrada. Pero la mayoría de las cosas van a parar al vertedero, no a la naturaleza” Por lo que su degradación se retrasa y se vuelve basura.

Aunque ambos materiales poseen ventajas y desventajas, la opción más recomendable será el uso de bolsas de tela, la compra de alimentos a granel y la reducción máxima de residuos. Si deseamos utilizar los materiales anteriormente nombrados, debe ser con responsabilidad y teniendo siempre presente las consecuencias que tienen con los seres humanos y el resto de especies del planeta.

Bolsa de tela. Fuente: tubolsa.es

Día Mundial del Agua: cuidemos nuestra fuente de vida

En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el 22 de marzo como el Día Internacional del Agua. Cabe destacar la importancia que tiene en el desarrollo de nuestra vida personal y privada, ya que está presente en nuestras actividades más cotidianas y es necesaria para el desarrollo económico de multitud de empresas.
Niño bebiendo agua. Fuente: Deposit Photos

A pesar de su importancia, las diferentes fuentes de agua como ríos, mares, embalses o lagos, están incrementando su nivel de contaminación. Hay diferentes causas que llevan al aumento de estas cantidades, y todas ellas tienen como denominador común al ser humano. Aspecto inexplicable, pues el ser humano está contaminando su propia fuente de bienestar, salud y calidad de vida.

Algunas de las prácticas que causan esta contaminación son los desechos industriales, el calentamiento global, el uso de fertilizantes para el cultivo, el aumento de la tala de árboles, y los vertidos del petróleo que no se suelen desechar de forma correcta y cívica con el medio ambiente. Además, según los datos de la ONU, el 80% de las aguas residuales se vierten a los distintos depósitos sin ningún tratamiento.

Vertidos residuales en aguas. Fuente: Juventud Uaemex

Aunque no somos conscientes del daño que le estamos provocando, la demanda de agua limpia es cada vez mayor, provocando un déficit en su demanda. Además, los países que tienen menores posibilidad de acceso, son los subdesarrollados o los que se encuentran en estos momentos en vía de desarrollo.

Los 10 países con menor acceso a agua potable, en orden descendiente, según la ONG Worldvision son: Mozambique, Níger, Chad, República Democrática del Congo, Angola, Somalia, Etiopía, Uganda, Papúa Nueva Guinea y Eritrea. Se podría decir que una de las causas que incitan la desigualdad con respecto al resto de países podría encontrarse en el acceso al agua. Sin agua de calidad y limpia no pueden desarrollar actividades agrícolas y económicas. Además, su población es más vulnerable a la hora de contraer enfermedades.

Mapa mundial referente a la población con acceso a agua de buena calidad. Fuente: iagua

Para sintetizar y en términos generales, una de cada cinco personas no tienen acceso a agua potable. El 40% de los habitantes del planeta no cuentan con sistemas de saneamiento. Estas cifras han hecho que uno de los diecisiete objetivos de la Agenda 2030 fijada por la ONU sea Agua limpia y saneamiento.

Con este objetivo se plantea para el 2030 una serie de metas que potencian la igualdad de acceso a este recurso, así como la disminución de enfermedades por parte de la población, calidad de vida y desarrollo del planeta.

17 Objetivos desarrollo sostenible. Fuente: ONU
Conexión con otros objetivos

Conseguir este objetivo conectaría y ayudaría a conseguir otros de los 17 de la Agenda 2030.

  • Desigualdad de género (5): la desigualdad de acceso a este recurso provoca que mujeres y niñas en varios países sean las encargadas de recolectarla.
  • Salud y Bienestar (3): Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) las enfermedades diarreicas causadas por el consumo de agua en mal estado causan 840.000 muertes al año, y el 40% de las muertes de menores se corresponde a esta misma causa.
  • Hambre cero (2): para conseguir una dieta equilibrada y un ambiente adecuado que propicie servicios de salud, es importante disponer de acceso a agua de calidad.
  • Vida de ecosistemas terrestres (15) y vida submarina (14): el agua dulce en mal estado, como la de algunos pantanos y/o ríos influyen negativamente en la vida terrestre y acuática, generando incluso algas nocivas.

Parece que estos problemas están lejos de las preocupaciones de los países desarrollados, pero se están mostrando datos que son preocupantes y que nos llevaría a tomar iniciativas pronto. Por ejemplo, en España el índice de estrés hídrico, que registra la temperatura de una planta con respecto al déficit de la presión de agua, es uno de los mayores de la UE, y la disminución de las precipitaciones en un 18% en treinta años, debería ser una amenaza para la sociedad.

Botella de plástico en el fondo del mar. Fuente: Inteligencia Eco.
¿Cómo podemos ayudar?

Para que el Día Internacional del Agua no sea única y exclusivamente considerado como una festividad, y tras conocer algunos de los problemas que causa, Voz Nueva te propone varios hábitos que podrían ayudar a conseguir este objetivo:

  • Vertido de productos químicos en casa: ya sean los micro-plásticos de algunos productos domésticos que acaban siendo ingeridos por los animales marinos o partículas de tu champú, esto acaba contaminando las aguas.
  • ¡Cuidado dónde te deshaces de los productos farmacéuticos! Si lo tiras a la basura o por el inodoro estarás contribuyendo a la contaminación de las aguas. En las farmacias hay Puntos Sigre donde puedes depositarlos sin contaminar.
  • ¡Fíjate en la etiqueta de la ropa que compras! La industria textil es una de las que más vertidos contaminantes provocan. Puedes optar por adquirir ropa eco-friendly o aquella que presente la etiqueta ecológica.