4 de diciembre de 1977: la manifestación que marcó Andalucía

El día 4 de diciembre de 1977, Andalucía pidió «tierra y libertad» saliendo a la calle para reivindicarse como autonomía. Ese día, andaluces de toda etnia y edad, transmitieron su deseo de lucha para tener una identidad propia y de formar autogobierno tras la represión franquista. Un día importante para muchísimos andaluces, cuya hazaña traería consigo, para el 28 de febrero de 1980, el referéndum que definió la iniciativa autonómica de las ocho provincias
Los malagueños manifestándose con la bandera de la autonomía. Fuente: Público

Las manifestaciones del 4D surgieron en las distintas principales ciudades andaluzas. La bandera blanca y verde hondeaba al viento mientras los griteríos, voceríos y cantares andaluces llenaban las manifestaciones. “Libertad, amnistía y autonomía” era uno de los lemas que alzaban a viva voz.

Por lo que verdaderamente luchaban era por dejar atrás ese mundo agrario durante el régimen para ofrecer a las provincias vías hacia la innovación y el desarrollo de las mismas. Esta conciencia política ardió en el momento en el que se disolvió el Partido Andalucista (PA) tras la pérdida electoral. Sin embargo, estas revueltas y disturbios trajeron consecuencias: las provocaciones por los grupos extremistas y la reacción agresiva de la policía estallaron el caos.

Manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 en Andalucía. De fondo suena el pasodoble de Carnaval de Los Piratas, dedicado al 4D en el COAC de 1998. Fuente: YouTube (Pepe Guzmán)

Manuel José García Caparrós, joven malagueño de 19 años, murió asesinado por un disparo policial. Lo que era una marcha memorable se convirtió en una tragedia en Málaga. Así lo asegura Rosa Burgos, investigadora y secretaria judicial para el diario Público: “Manuel José García Caparrós va, el 4 de diciembre del 77, a una manifestación que discurre pacíficamente hasta que llega a la Diputación. Después hay golpes, carreras, provocaciones, detenciones, lesionados, un herido por bala, Miguel Jiménez Ruiz, y un muerto, el propio Manuel José. Durante los dos días siguientes prosiguen los golpes, las carreras, los incendios y hay, incluso, malos tratos dentro en el cuartel de la Policía Armada”. Desde ese día, Caparrós fue un símbolo para los andalucistas que sigue presente a día de hoy.

El entierro de Manuel José García Caparrós. Fuente: Público

Años después, todavía el caso no ha sido resuelto ni ninguna investigación terminó favorablemente para la familia de García Caparrós. Las movilizaciones transcurrieron con la violencia suficiente (pelotas de goma, armas de fuego…) para cobrarse una víctima. Todo esto por el andalucismo. Y a día de hoy, tras la lucha, nos preguntamos: ¿habrá valido la pena?

Los movimientos sociales son núcleos que se han conectado entre sí. Normalmente son transversales y de duración corta o larga. Relativamente el andalucismo se sigue luchando, aunque quedó oculto debido a los movimientos independentistas de Cataluña y País Vasco. Sin embargo, estas manifestaciones están intentando volver a un ámbito institucional. Según el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Jaén, Salvador Cruz Artacho, para el diario La Vanguardia, “la identidad política se ha vinculado con el ámbito socioeconómico representado por la izquierda” y el nacionalismo andaluz quedó desactivado tras conseguir su autonomía. Andalucía no quería una independencia. Tenía otro objetivo: reivindicar su estatuto de autonomía mediante el artículo 151, que le conducía a su unión por vía rápida y de las que solo se habían beneficiado de ello las comunidades de Galicia, País Vasco y Cataluña. El resto de comunidades, incluida Andalucía, debería de esperar unos cinco años en los que se renovarían estatutos y se ampliarían las competencias por el capítulo 143 de la Constitución.

Pintadas tras el funeral de García Caparrós. Fuente: Diario Sur

Estas manifestaciones, no obstante, se siguen celebrando a día de hoy. Andalucía requiere de su representación institucional tal como lo otorgan a Cataluña y en País Vasco en el Congreso debido a los grandes movimientos independentistas. Su motivo de reivindicación aún existirá mientras haya una desigualdad entre el resto de autonomías.

“La identidad política se ha vinculado con el ámbito socioeconómico representado por la izquierda”

Salvador Cruz Artacho, catedrático de Historia Contemporánea

Es por ello que las ocho provincias querían llegar de lleno a las instituciones en plena transición democrática. Plasmar su autogobierno en España y llegarse a reconocer. Aunque el discurso perdure a día de hoy, nunca se llegó a completar. Adelante Andalucía ha sido uno de los partidos que más ha recobrado su mensaje en su agenda política y por el que aún reivindica.

Los andaluces, desde entonces, han pedido el cambio que se proclamó el 4 de diciembre de 1977. Ahora, todavía es incógnita si ese cambio llegará algún día a las instituciones para modificar la percepción de los andaluces desde fuera. O como dice el himno: “volver a ser lo que fuimos…”.

Así suena Andalucía

«Sevilla para nacer, Granada para morir». Así comienza esta letra tan popular en un intenso recorrido por todas las provincias que componen Andalucía. Tierra de poetas, de vida, de gente humilde. Tierra de albero en las fachadas y de patios con rejas; de raíces y de mar. De arte por los cuatro costados y tierra también de música.

Esa es la palabra mágica: música, la que le da sentido a todo lo demás y que se aferra al concepto Andalucía en forma de canción hasta fundirse en una sola entidad.

Disfrazada de alegría o de lamento, convertida en banda sonora de una reunión entre amigos, marcando el compás en el reloj de la cocina o esquivando al sol escondida en el más sutil rincón de un callejón. La música ha sido y es una forma de vida, una manera de entender el mundo. Es la manifestación más pura de las emociones y de los sentimientos, y esto parecen llevarlo aprendido, de forma innata, generaciones y generaciones de andaluces que han sabido encontrarla en cualquier momento y lugar, y se han dejado llevar por ella de una forma tan visceral y humana que casi asusta.

La cantidad de referentes en este mundo es tan tremendamente inabarcable que podría desplegarse en forma de lista desde el primer extremo de Huelva hasta el último de Almería. Su rastro es el que ha contribuido de manera crucial a que pueda extenderse a lo largo de sus ocho provincias una gran variedad de artistas que hoy recogen el testigo y la pintan de diversos colores.

Voces de peso y, a la vez de estilos tan diferentes como las de Niña Pastori, Joaquín Sabina, Pastora Soler o José Mercé son algunos ejemplos que, aunque actuales, se han convertido ya en clásicos andaluces del abanico de posibilidades musicales a las que pueden dar lugar unas raíces comunes. “Unos años de guerra y alegría, un naranjo, y, en el centro, el sentir de Andalucía”, cantaba El Barrio, un grupo que ha utilizado a su tierra como musa para muchos de sus temas y que se ha ganado indiscutiblemente un hueco entre este conjunto de artistas.

Mostrando una cara más pop, pero sin perder un fondo que suena, inevitablemente, a sur, se alzan algunos nombres que forman parte del grueso musical español actual como Pablo López, Vanesa Martín, David Bisbal o Pablo Alborán, quien declaraba su amor incondicional a su tierra al ritmo de “Andalucía, yo te quiero, vida mía”. Manuel Carrasco también le canta a sus raíces llevando por delante “que mi acento es mi ADN, que no es ninguna bandera, que es una canción de cuna que mi madre me cantaba” poniendo en palabras algo tan intangible como es el orgullo de su esencia andaluza. Se les suman cantantes como India Martínez o Antonio José con un carácter muy flamenco y la capacidad de contagiar a cualquier tipo de público de la pasión que encierran sus canciones.

Artistas como El canijo de Jerez o el Kanka, al son de “la que revive a la poesía en cuanto el día se muere” y haciendo referencia, una vez más, a su hogar, añaden un estilo desenfadado que invita a unir la música con la calle, aportando una personalidad única y fresca. María Pelae es otra buena muestra de actitud y desparpajo; pregonera de su cultura en cada una de sus canciones, es capaz de aunar a Lola Flores y a Rosalía en un mismo remix.

Estilos más alternativos también tienen cabida en este heterogéneo conjunto musical. En el lado más Indie – Rock, Andalucía también ha visto nacer a artistas de la talla de Zahara o Supersubmarina.

Lola Índigo, Ana Mena, Dellafuente, La Mala Rodríguez o Beret completan el círculo aportando sonidos muy urbanos y actuales, acercándose, sin dejar de lado su punto andaluz a un estilo más latino o incluso al rap.

Este breve viaje a través del panorama musical andaluz actual, que podría detenerse en infinidad de paradas, pone de manifiesto cómo un arte arrullado en una misma cuna puede descomponerse en multitud de expresiones y formas, siempre anclado, firmemente, a sus orígenes, pero con una mirada hacia el futuro para convertirse así en el sonido de nuestro presente.

El 28-F, una historia de tragedia y orgullo

Andalucía conmemora cada año su reconocimiento como autonomía dentro del mapa de España. El camino hasta el 28 de febrero de 1980 es una historia de tragedia y orgullo que jamás caerá en el olvido

El mes de febrero cuela en las aulas de toda Andalucía el pan con aceite, las pajitas con la verde y blanca, el himno de Blas Infante y, sobre todo, orgullo. Orgullo porque hoy en día, se saca la bandera gracias a la lucha de los más mayores hace más de 40 años. Los andaluces marcan en rojo el día 28 de febrero como el día grande de su tierra. Tal día de celebración perdura a través de las generaciones, pero es importante saber la raíz de lo conmemorado. ¿Por qué el 28-F? ¿Qué ocurrió aquel dia para que en la actualidad sigamos recordándolo? Responder a estas cuestiones nos lleva hasta el 1977. Damos un repaso al antes y al después del 28 de febrero de 1980.

La Andalucía preautonómica

Toda historia tiene un comienzo. La de la autonomía andaluza lo tuvo el 4 de diciembre de 1977, un día que permanece en la memoría de muchos andaluces. Tras una larga dictadura, Andalucía quería «volver a ser lo que fue». En plena Transición, miles de personas se echaron a las calles con la bandera verde y blanca para reclamar su reconocimiento como autonomía. Se estima que alrededor de un millón y medio de personas acudieron a la llamada de la Asamblea de Parlamentarios en las capitales de las provincias. La manifestación era pacífica hasta que en Málaga, un disparo de la policía acabó con la vida de un joven de 16 años. Su nombre, Manuel José García Caparrós. Hoy, es símbolo de aquella lucha. El 28-F no se entendería sin aquel fatídico, pero fundamental día para el devenir de Andalucía.

Manifestación del 4 de diciembre de 1977. Fuente: IES El Arenal
Ataúd de García Caparrós. Fuente. Público

Apenas un mes después, el 7 de enero de 1978, la Asamblea de Parlamentarios andaluces aprueba un proyecto de Decreto para regular el régimen preautonómico. El 27 de abril, el Real Decreto Ley 11/1978 concede la preautonomía a Andalucía. Un mes más tarde, Plácido Fernández Viagas es investido presidente de la Junta preautonómica. Ya en 1979, los resultados de las elecciones generales hacen posible la constitución de la Junta de Andalucía, con Rafael Escuredo elegido presidente. La nueva Junta decide acogerse a la vía del artículo 151 de la Constitución Española para lograr la autonomía. Más del 95% de los ayuntamientos y las diputaciones provinciales respaldaron la iniciativa. Una comisión de nueve representantes de los partidos parlamentarios aprobaron un anteproyecto de Estatuto en Carmona.

El 28-F y el Estatuto de Autonomía

El día clave, ese que celebramos cada año, fue el 28 de febrero de 1980. El pueblo se pronunció sobre el proyecto de autonomía y un futuro Estatuto. El gran apoyo obtenido generó un extenso debate en las Cortes Generales pese a que en Almería no se alcanzó el techo legal. Se modificó la Ley de Referéndum para que la provincia almeriense también formase parte del proceso. Otra modificación, la de la Ley Orgánica de modalidades de referéndum, desbloqueó el paso de Andalucía a autonomía, incluyendo a Almería, cuya no ratificación fuese sustituida por las Cortes previa petición de los diputados y senadores de la provincia.

Celebraciones tras el referéndum del 28-F. Fuente: El Correo Web

Un año después del referéndum, la Asamblea de parlamentarios aprueba el proyecto del «Estatuto de Carmona», tomando como referencia el borrador de 1979. En octubre, se sometió a referéndum y encontró el apoyo de la ciudadanía. Solo quedaba su ratificación por parte del Congreso, el Senado y, por último, del rey Juan Carlos I.

Las primeras elecciones parlamentarias

El 23 de mayo de 1982 se celebraron, al fin, los primeros comicios al Parlamento andaluz. Con un 60,42% de participación, el PSOE logró la mayoría absoluta, quedando proclamado presidente electo Rafael Escuredo. El 21 de junio, se constituye por primera vez el Parlamento en el Real Alcázar de Sevilla. Aquellos 109 diputados fueron los encargados durante los siguientes dos años de la transferencia de competencias que en la actualidad posee la Junta. Quedó así culminado el largo camino para ser una autonomía reconocida. Debates, referéndum, gritos en las calles e incluso una vida inocente fue el coste de hacerse un hueco en el mapa de España. Así se forjó la autonomía que conocemos hoy, y por todas esas personas, cada 28 de febrero se saca la bandera blanca y verde.