Los derechos sexuales reconocen el derecho a poder expresar la sexualidad sin ser discriminado por la orientación sexual que se tenga. Estos derechos se basan en la libertad, la igualdad y la dignidad de todas las personas.
La Declaración de los Derechos Sexuales es uno de los elementos fundamentales que se contemplaron en el documento sobre la salud sexual elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2000. Este documento considera que la salud sexual se considera un derecho humano básico.
Pese a que estos derechos existen, muchas personas en todo el mundo ven coartada su sexualidad por motivos religiosos o reproductivos, e incluso llegan a ser perseguidos por estos motivos. Numerosos grupos religiosos, políticos, e incluso personas cercanas a su entorno les prohíben a quién amar, vestir como quieren o incluso ser ellos mismos.
Los más afectados por esta discriminación son las personas homosexuales, transgéneros, bisexuales, asexuales… Además, también sufren una mayor discriminación las mujeres con respecto a los hombres pues a ellas se les intenta dictar cuándo y cuántos hijos tener.
Todas las personas tienen derecho a vivir la sexualidad de forma libre sin discriminación ni violencia. Los derechos sexuales son distintos de los derechos reproductivos y deben cumplimentarse para que cada persona tenga autonomía para decidir sobre su sexualidad y qué hacer con ella.
Para conseguir que la sociedad tenga una sexualidad saludable es necesario que estos derechos sean reconocidos, respetados y promovidos por todas las sociedades. Algunos de los derechos sexuales y de los derechos reproductivos son bien conocidos por toda la población, otros, sin embargo, son menos conocidos.
Entre los derechos sexuales se puede destacar el derecho a fortalecer la autonomía y la autoestima en el ejercicio de la sexualidad, el derecho a decidir libre y autónomamente cuándo y con quién se inicia la vida sexual y el derecho a recibir información y al acceso a servicios de salud de calidad sobre todas las dimensiones de la sexualidad, sin ningún tipo de discriminación.
En cuanto a los derechos reproductivos se pueden destacar sobre los demás el derecho a una educación integral para la sexualidad a lo largo de la vida, el derecho a decidir qué tipo de familia se quiere formar y el derecho a ejercer la maternidad con un trato equitativo en la familia, espacios de educación y trabajo.
La sexualidad forma parte de la vida en los aspectos biológicos, psicológicos y culturales. Estos derechos sexuales y reproductivos reflejan las necesidades humanas en torno a la sexualidad y deben inculcarse desde la infancia junto al respeto, la libertad, la igualdad y la empatía. Respetar estos derechos implica que cada persona pueda disfrutar su sexualidad y reproducción de forma sana, sin miedos.