Scarlett Johansson, Disney y la disputa por el streaming

La estrella de Marvel demandó a Disney por no renegociar las condiciones de su contrato tras el estreno en plataformas de Viuda Negra. Una disputa que pone sobre la mesa el papel de los actores, y sus salarios, en un mercado dominado por el streaming.

Scarlett Johansson. Fuente: vanityfair.es

El coronavirus ha supuesto un antes y un después en la industria cinematográfica. Ya en artículos anteriores comentábamos los retrasos en los grandes estrenos y su repercusión en el estado de la salas de exhibición.

Es un hecho que las grandes compañías han abrazado las plataformas de streaming, acelerando el nuevo modelo en el mundo del cine que parece haberse asentado con la pandemia. La productora que más ha copado la atención en este proceso es Disney. La compañía del ratón ha aprovechado la pandemia para convertir su plataforma Disney+ en un importante competidor para Netflix y Amazon.

En salas y en casa al mismo tiempo

La productora tomó la decisión de suspender estrenos en salas de algunos títulos destacados como Soul y Luca, ambos de Pixar, y que habrían destacado mucho en las carteleras. Por otra parte, para las grandes superproducciones que dependen en mayor medida del resultado de la taquilla, se planificó un estreno simultáneo en las salas de cine y en Disney+, con un pago aparte de la tarifa de la plataforma (premier access).

Mulán fue la primera cinta en estrenarse con este sistema, y le han seguido Cruella, Jungle Cruise y Viuda Negra. Esta última es la que más ha recaudado en salas llegando a los 370 millones de dólares (180 millones en EEUU). Pese a estos datos que la sitúan como la quinta película más taquillera a nivel mundial este año, sufrió una significativa caída de recaudación de la primera a la segunda semana, siendo una de las caídas más altas de una cinta de Marvel.

Disney+ Premier Access. Fuente: urbantecno.com

Hay que tener en cuenta que con un presupuesto de 200 millones, sin contar con toda la promoción que tiene detrás, provoca que el margen de beneficios para Marvel sea más ajustado que en otras cintas. Algunos medios han señalado que al tener la película en Disney+, la taquilla ha sido inferior a la esperada pese a tener que pagar aparte por ella, además entra en juego una mayor facilidad para «piratear» la cinta.

Johansson levanta la voz

El 29 de julio, la protagonista de Viuda Negra y una de las estrellas más reconocidas del cine actual, Scarlett Johansson presentó una demanda contra Disney. En un comunicado publicado en diferentes medios indicaba que la compañía había incumplido su palabra al no estrenar exclusivamente en salas, y que tras permitir el estreno en la plataforma de streaming, no renegoció las condiciones de su contrato, incluyendo la comisión que se llevaría la actriz por la taquilla. Además, apunta que la compañía ha utilizado a la actriz como reclamo para Disney+, que está en pleno proceso de crecimiento. Un reclamo que no ha tenido compensación económica, cifrando en 50 millones de dólares las pérdidas de Johansson.

Sala de cine con Black Widow. Fuente: panorama audiovisual

Disney respondió asegurando que la actriz recibió una compensación aparte de los 20 millones de dólares que ha cobrado por actuar en la película. La revelación del salario de la actriz causó un gran revuelo y fue criticado por el agente de Johansson. Varios actores han apoyado a la estrella de Marvel en este litigio, entre ellos Gerald Butler, incluso se rumoreó que Emma Stone y Emily Blunt se sumarían en otras querellas a Disney. Aunque este supuesto no ha resultado así, Stone ha firmado recientemente un acuerdo con la productora para una secuela de Cruella.

A falta de una resolución, el caso de Johansson ha puesto sobre la mesa la nueva situación de las estrellas con el streaming. Disney no es la única compañía que ha abrazado a las plataformas. Warner anunció que todas sus películas tendrían estreno simultáneo en salas y en HBO Max, plataforma que llegará en breve a nuestro país.

Películas como Escuadrón Suicida, In the Heights o muy pronto Dune, seguirán este método, en el caso de las dos primeras el resultado en taquilla ha sido inferior de lo esperado. Pero a diferencia de Disney, si se han hecho públicas las diferentes compensaciones a actores, directores y otros miembros del equipo de las cintas afectadas entre ellos Denzel Washington y Will Smith. Sin embargo, algunos autores han levantado la voz frente a esta decisión como Denis Villeneuve, director de Dune, quien ha criticado abiertamente a su productora.

Algunas estrellas si se llevan bien con el streaming

Pero pese a estas tensiones provocadas por un inevitable cambio en el modelo de negocio, muchos actores están empezando a beneficiarse del enorme gasto realizado por las plataformas para competir con las grandes distribuidoras. Hace poco Variety publicaba un listado con las cantidades que han recibido algunas estrellas por sus últimos trabajos, la mayoría orientados para Netflix, Disney o Amazon.

Daniel Craig en Knives Out. Fuente: The Express Tribune

Daniel Craig se convierte en el actor mejor pagado gracias a Netflix, recibiendo 100 millones de dólares por las dos futuras secuelas de Puñales por la Espalda, que están en proceso de grabación . La plataforma también ha pagado una buena suma para una de las cintas más esperadas del año Don’t look up con Leonardo Di Caprio y Jennifer Lawrence, 30 y 25 millones respectivamente.

Y es que pese a las diferencias, las estrellas pueden empezar a aprovechar el creciente mercado del streaming para romper récords y poder ganar más aún. Estos actores y actrices son el principal reclamo para cualquier película, en un panorama donde cualquier ingrediente puede hacer destacar ante tanta competencia.

5 veces en las que el doblaje de «famosos» funcionó

A raíz del reciente estreno de Space Jam: Nuevas Leyendas y la polémica del doblaje de Lola Índigo/Lola Bunny, así como el reflote en Twitter de ejemplos tan (des)afortunados como el Nobita de Mario Vaquerizo, Fernando Tejero como el protagonista de El Espantatiburones o el Grimmel de Melendi, desde Voz Nueva hemos considerado oportuno repasar algunos casos en los que el doblaje realizado por celebrities tuvo una calidad reconocible y digna de aplaudir.

Los actores Michelle Jenner y Tito Valverde formaron parte del doblaje del videojuego Heavy Rain. Fuente: 20Minutos

Antes de empezar, conviene aclarar que quien escribe no está precisamente a favor del «famoseo» en el doblaje. Es algo incoherente la inclusión de deportistas, cantantes, modelos, cocineros, estrellas televisivas y, en general, de cualquiera que no ha pasado nunca por el atril antes de firmar su cheque. El doblaje es una labor artística que no está lo suficientemente valorada en España, pese a la enorme calidad de sus profesionales.

Por un lado, se entiende que tiene que resultar especialmente hiriente que el famoso de turno llegue a eclipsar el show, a «robar» la oportunidad a otros que llevan años formándose y, por supuesto, a recibir una remuneración que no se rige por convenio sino por el caché de la estrella en cuestión. Sin embargo, al César lo que es del César: ciertos intérpretes y humoristas (los únicos con cierta formación dramática previa) han sabido dar la talla a la hora actuar con su voz como único instrumento. Por ello, considero que el reconocimiento es merecido, sin olvidar en ningún momento que los profesionales en la materia deberían ser la primera opción.

Remarcado esto, y antes de comenzar con el conteo, decir también que se han descartado todos aquellos actores y actrices que comenzaron en doblaje y que, posteriormente, alcanzaron la fama a través de algún trabajo televisivo, teatral o cinematográfico. Así, no contabilizarán grandísimos actores y actrices como Michelle Jenner, Ana Wagener, José Luis Gil, Luis Varela, Eduard Farelo, Constantino Romero, Fernando Guillén, Pedro Casablanc o Joan Pera (por mencionar solo a unos cuantos).

Josema Yuste-El Genio en Aladdín

Josema Yuste junto al Genio de Aladdín. Fuente: as.com

Sin duda, conviene empezar por quien puso de moda el star-talent dentro del mundo del doblaje. El fichaje de Robin Williams para una de las cintas más emblemáticas de Disney fue, en su momento, más que comentado y notorio. De hecho, se usó como reclamo publicitario por parte de la «Casa del Ratón», lo que enfureció enormemente al cómico (al respecto de esta cuestión, Lindsay Ellis tiene un vídeo muy interesante…).

El Genio fue animado a raíz de las múltiples improvisaciones e imitaciones por las que Williams era tan conocido; con lo cual, para su versión española, Yuste tuvo que enfrentarse a una tarea harto complicada: estar a la altura de un personaje creado por y para otra persona. Con todo, logró hacer «suyo» al personaje y, a pesar de casi 30 años desde aquello, una considerable parte del público recuerda todavía con cariño su particular interpretación.

El integrante de Martes y Trece nos brindó un genio de la lámpara histriónico, bobalicón, lleno de energía; capaz de cantar (dos momentos que tiene para lucirse en la cinta), imitar a Groucho Marx, a una azafata de vuelo (con cierto deje argentino) y, acto seguido, balar como una oveja. El Genio implicaba registros muy variopintos y alocados pero, por encima de todo, mucho corazón. Precisamente, la escena final en la que Aladdín lo libera y se despiden todavía puede sacar alguna que otra lagrimilla al espectador y, en gran medida, se debe al matiz tierno que Yuste le aporta con su voz («Tú siempre serás un príncipe para mí «).

Posteriormente y, a diferencia de Robin Williams (quien regresó tras el desengaño con Disney en la tercera película), Yuste retornaría para la primera secuela «directa a vídeo» de Disney: El retorno de Jafar (Stones, 1994). Sin embargo, luego no doblaría al Genio ni en la serie animada ni en la última película, siendo sustituido por el versátil y «genial» (chascarrillo fácil) Pep Antón Muñoz.

En cualquier caso, Yuste fue de los primeros «famosos» en doblar y realizar un trabajo destacable. Se ganó el cariño y respeto de muchos espectadores, a pesar de tener que hacer frente a un titán de la comedia como el añorado intérprete de Hook (Spielberg, 1991). Además, ha doblado a otros personajes animados como al simpático robot B.E.N. (Martin Short) en El Planeta del Tesoro (Clements & Musker, 2002) o a la inmensa mayoría de secundarios en la gamberra y ácida Team America: La policía del mundo (Parker, 2004).

Anabel Alonso-Dory en Buscando a Nemo

Anabel Alonso durante el doblaje de Buscando a Dory. Fuente: Fotogramas

Esta pez cirujano azul despistada, parlanchina y olvidadiza contaba con la voz de la presentadora Ellen DeGeneres en versión original. Aquí, la elegida para encarnar al encantador personaje fue Anabel Alonso, quien por aquel entonces interpretaba a Diana Freire en la popular sitcom 7 vidas (1999-2006).

¿Qué decir de su labor en esta película? La mímesis con el original es, prácticamente, imperceptible. Y, precisamente, muchos actores de doblaje a menudo apuntan a que su trabajo se puede calificar como «bueno» cuando no se percibe el «engaño»; o sea, la sustitución de la voz original. Efectivamente, Anabel Alonso sonaba tan natural como Dory que casi parecía que lo hubiesen escrito para ella. Desde su forma de hablar acelerada hasta sus constantes desvaríos, pasando por sus apartes o paréntesis en mitad de una frase para aclarar su revuelta mente… ¿Y cómo olvidar los cantos del personaje cuando habla «balleno«? Fue un doblaje, sencillamente, icónico y que, a ojos (más bien, oídos) de este humilde espectador, superaba con creces a la versión original.

No debía ser el único que lo pensaba pues, cuando se anunció la secuela de Buscando a Nemo (Buscando a Dory) y se especuló que la intérprete no regresaría para doblar al pescadito, se armó tal revuelo en redes que Disney tuvo que salir a calmar a las masas. Esto demuestra que, pese a lo olvidadizo del personaje, supo labrarse un hueco en la memoria colectiva (y en el corazoncito) del público. Y es que hay demasiadas frases de Dory que, enunciadas en la boca de Anabel Alonso, hacen sonreír a niños y adultos por igual: «Sigue nadando, sigue nadando, nadando…» o «Voy a P.Sherman, Calle 42, Wallaby, Sidney«, por citar un par.

Por otra parte, aunque Dory fue el rol con el que la actriz ganó una muesca en su revólver, otra simpática incursión de su carrera en el mundillo del doblaje llegó en forma de una ardilla hiperactiva, Balita, personaje de La increíble ¡pero cierta! historia de Caperucita Roja (Edwards, 2005). No obstante, en este papel costaba reconocerla, puesto que alteraron el pitch de su voz y se lo aceleraron, a excepción de un momento del film que me resisto a destripar…

José Mota-Mushu en Mulán

José Mota doblando en la película animada Ozzy. Fuente: Atresmedia Cine

Un claro ejemplo de que la similitud con la voz original no es lo que se debe priorizar en doblaje, sino la habilidad para «pegarse» a los labios y aura del personaje en cuestión. Ciertamente, la voz de José Mota no podía diferir más de la de Eddie Murphy, pero el comediante fue capaz de captar «el núcleo» de Mushu, es decir, la esencia del personaje. El dragoncito es un charlatán astuto, con mucho carácter (debido a las constantes vejaciones por su tamaño) y algo cínico; un espíritu animal que busca recuperar su estatus entre los ancestros de la protagonista y que, a pesar de sus meteduras de pata, improvisa y los corrige sobre la marcha (a la escena en la que decapita al Gran Dragón de piedra me remito).

A pesar de que Mushu fue creado a partir de la personalidad de Eddie Murphy, el integrante de Cruz y Raya consiguió llevárselo a su terreno sin necesidad de apropiarse del personaje y actuar como le viniera en gana. Aún teniendo timbres tan distintos es fácil apreciar, tras diferentes visionados y comparativas, que Mota sabe encontrarle el punto exacto a Murphy como para entonar y replicar sus emociones sin copiar su timbre. Tan resultona tuvo que ser la simbiosis como para que el experimento se repitiese en Shrek (Adamson & Jenson, 2001), en un rol igual de cómico pero algo más cargante (adrede) como era el memorable y (también) bocazas Asno.

Sin embargo, lo que verdaderamente es digno de aplaudir de Mota, además de su talento delante del micrófono, es su enorme respeto hacia la industria del doblaje. En multitud de entrevistas, el cómico ha profesado su amor por esta profesión, aplaudiendo la labor (a menudo, ninguneada) de los actores y actrices de doblaje profesionales. Por ejemplo, durante la promoción de Shrek: Felices para siempre (2011).

Otros trabajos destacados del manchego frente al micrófono son el neurótico y entrañable Mike Wazowski de Monstruos S.A. (Docter, 2001), el estafador y codicioso Freddy de Las aventuras de Tadeo Jones (Gato, 2012) o el inquieto pájaro Chuck de Angry Birds: la película (Kaytis & Reilly, 2016). Mota incluso realizó una incursión en imagen real, puesto que dobló a Abe «Azul» Sapien (Doug Jones), el hombre anfibio de Hellboy: El ejército dorado (Del Toro, 2008) con un más que digno resultado.

Como curiosidad final a apuntar, pese a no regresar para la olvidable secuela de Mulán 2 (donde fue sustituido por David Robles; voz habitual de Jamie Dornan o Leonardo DiCaprio), Mota sí que retomó el papel de Mushu en una serie animada que muchos recordarán con cariño: House of Mouse (Disney Channel, 2001-2004).

Alexandra Jiménez-Scarlet Overkill en Los Minions

Alexandra Jiménez durante la promoción de Los Minions. Fuente: elmundo.es

Decir que esta actriz y comediante zaragozana es una de las grandes humoristas de nuestro país es quedarse corto. No solo ha demostrado tener una enorme variedad de registros, actuando en dramas como Las distancias (Trapé, 2018), thrillers como la miniserie El inocente (Netflix, 2021) y comedias como Embarazados (Macías, 2016) o Superlópez (Ruiz Caldera, 2018), también tiene un carisma natural más que evidenciable en sus múltiples monólogos.

En Los Minions (Balda & Coffin, 2015) interpretó a Scarlet Overkill, una supervillana sesentera digna de la galería de villanos de los tebeos clásicos de Marvel o del Bond de Sean Connery. Con su risa maníaca, personalidad volátil y sadismo enmascarado bajo dulzura maternal, la cómica reconoció que interpretarla fue tanto un reto como un regalo. En una entrevista para la revista Acción Cine, Jiménez describió su experiencia doblando como algo «diferente» y «divertido», comentando que le encantaba la dualidad del personaje.

Desde luego, aunque la monologuista está prácticamente irreconocible en el rol, durante el visionado se percibe que quien estuvo detrás del micrófono se lo pasó en grande. Susurra, grita, ríe, encandila, amenaza, traiciona, enfurece… En resumen, todos los estados en los que nos gusta ver a una buena villana.

Sin duda, tanto el personaje (Sandra Bullock en VO) como la particular interpretación de Jiménez son lo mejor de este pasable spin-off de Gru: mi villano favorito (Renaud & Coffin, 2010). Para el recuerdo queda aquella escena en la que narra a los tres torpes Minions su «particular» versión del cuento de Los tres cerditos

Emma Penella-Edna Moda en Los Increíbles

Emma Penella recogiendo el Goya de Honor (póstumo) de su marido, Emiliano Piedra. Fuente: IMDB

Emma Penella fue, es y será una leyenda de la interpretación para nuestro país. Compaginó el teatro (empezando como meritoria en el Teatro María Guerrero) con el cine, apareciendo en películas tan sonadas como Cómicos (Bardem, 1954), El Verdugo (García Berlanga, 1960) o La estanquera de Vallecas (de la Iglesia, 1987).

Sin embargo, quienes se criaron durante la década del 2000 la recordarán con cariño por su inmensa Doña Concha en Aquí no hay quien viva (Antena 3, 2003-2006). Aquella vecina cotilla, malhumorada y sin pelos en la lengua (cómo olvidar su «Váyase, señor Cuesta. ¡Váyase! «) la convirtió en un icono para toda una generación desconocedora de su impresionante bagaje interpretativo. De hecho, parte del histrionismo (sobre todo, los gritos) y mala leche de su Concha permean hasta este peculiar personaje de Pixar. Podemos recordar, por ejemplo, la escena en la que golpea cómicamente a una llorona Elastigirl (Beatriz Berciano) y le grita para que esta recupere el espíritu aventurero y decidido de su juventud («Adoro tus visitas…»).

Con su reconocible voz rasgada y grave consiguió dotar a la diseñadora de la fuerza y personalidad propias de una diva, conservando el acento italiano de la versión original pero con un timbre distinto, claramente femenino, al fingido por Brad Bird (director de la película de Los Increíbles y quien pone voz a Edna en VO). Pese a saber en todo momento que Edna era Penella, en ningún momento «sacaba» de la película porque su voz era acorde a la personalidad de la modista (como Mota, supo captar «el núcleo» de Edna).

Tristemente, Penella nos dejó en 2007, imposibilitando su regreso para la secuela de 2018. No obstante, su legado como actriz es tan inmenso (incluido su breve paso por el mundo del doblaje) que jamás será olvidada.

Mr. Increíble: «Eres la mejor de las mejores, Edna

Edna Moda: «Sí, lo sé, ‘mio caro’. Lo sé…»

Como reflexión final, este artículo no pretende ser una defensa a ultranza de la inclusión de «famosetes» dentro del sector del doblaje, sino un reconocimiento a aquellos casos contados que, no solo han alabado el trabajo de sus «hermanos de gremio», sino que han demostrado sobradamente su esfuerzo e ilusión frente al atril.

Quizá hablar de «intrusismo» en un mundo tan subjetivo y artístico como la interpretación pueda resultar arriesgado, sobre todo teniendo en cuenta que actores más que consagrados como Christian Bale o Ben Kingsley jamás pisaron una escuela de interpretación y labraron su carrera a base de practicar (y de cierto «don» natural).

No obstante, negar que en España (al igual que en Estados Unidos) estas «elecciones artísticas» se destilan frecuentemente y que suelen ir en detrimento del público, de los profesionales, de las nuevas promesas del sector y, por supuesto, del producto original, sería mentir descaradamente. Desde luego, la última decisión no deja de estar en manos de las distribuidoras, por lo que expresar nuestro descontento y nuestro respeto hacia los actores de doblaje y el trabajo «bien hecho» nunca está de más. Es vital recalcar la palabra «respeto» porque tampoco es de recibo la cantidad de improperios y amenazas que ha recibido, por ejemplo, Lola Índigo desde redes sociales durante estas últimas semanas…

Desde luego, este último ejemplo de Space Jam 2 pone sobre la mesa una cuestión para los ejecutivos y productoras: si vais a llamar a un famoso como reclamo publicitario, por lo menos que sea alguien que haya tenido contacto previo con el mundo de la interpretación (los actores de doblaje son, valga la redundancia, actores).

En conclusión, el doblaje es y debería estar considerado como lo que es: una rama más dentro de las artes interpretativas. Por tanto, merece tanto respeto y dedicación como una actuación frente a un auditorio o la gran pantalla. Cierro con un simpático vídeo en el que el actor Gary Oldman explica su opinión respecto al intrusismo en el mundo de la actuación:

El merchandising que desconocías

Hoy en día el mundo cinematográfico es muy propenso a utilizar el merchandising en marcas de ropa para patrocinar su contenido. Todos las personas que tienen una película o serie favorita están deseando llevarlas en su vestimenta, y muchos de ellos pueden cumplirlo.


Pull&Bear es una de las tiendas de ropa que más colecciones y variedad de merchandising tiene. Nos podemos encontrar actualmente colecciones Rick and Morty, Bob Marley, Naruto, Star Wars, Marvel, Mortal Kombat, PlayStation, Disney, Stranger Things, Looney Tunes, Dragon Ball Z y Friends.


Todos sabemos que todas tienen una gran cantidad de fans por lo qué obviamente tendrán una enorme rentabilidad económica. Estas no son las únicas colecciones que Pull&Bear ha sacado, también hemos podido disfrutar de La Casa de Papel, Élite, Rosalía… y un largo etcétera.

Colección Rick y Morty de Pull&Bear. Fuente: Pull&Bear

Stradivarius tampoco se queda atrás y lanza colecciones de merchandising como Lady Gaga, El diablo viste de prada, Grease, Scooby Doo, La Pantera Rosa, Olivia de Popeye, además de varias colecciones de Disney con distintos personajes como Mickey Mouse, Chip de la Bella y la Bestia…

Colección de Stradivarius de Chip, personaje de la Bella y la Bestia. Fuente: Vanitatis

Siguiendo la linea de Inditex, Zara también se une a esta iniciativa con Disney y personajes como Bambi, Mickey Mouse, El Rey León y muchos más personajes.

Colección disney de Zara. Fuente: 21buttons

La tienda Primark también tiene una gran variedad de colecciones como Harry Potter, Disney, Stranger Things, consolas y video juegos, Friends, Lilo y Stitch, el Grinch... Además en esta tienda no solo encontramos prendas de vestir, sino que podemos toparnos con artículos de decoración, material escolar, pijamas y zapatillas.

Colección Harry Potter de Primark. Fuente: pinterest

Seguro que después de haber visto todas las colecciones que estas tienda de ropa tienen hay alguna que te gusta… ¿Sabes ya cuál?

Cruella (2021): El diablo viste de dálmata

Siguiendo la moda de adaptar los clásicos animados de Disney a acción real, así como la estela de películas protagonizadas por villanos «humanizados» (Joker, Venom, Aves de Presa), nos llega esta precuela sobre la perversa diva de la moda; protagonizada (y producida) por Emma Stone y dirigida por Craig Gillespie (Yo, Tonya). Pero, ¿está a la altura de las expectativas? ¿Es el mejor live-action de Disney? ¿O es sólo otro refrito carente de personalidad?
Breve tráiler en español de Cruella.

La historia nos sitúa en Londres de principios de los 70, en plena eclosión de la contracultura punk. Stella (Emma Stone), una joven huérfana que se ha criado entre golfos y rateros, trabaja como limpiadora en unos grandes almacenes regentados por la clase pudiente. Un día, con un performativo acto de rebeldía y creatividad, la muchacha consigue llamar la atención de la Baronesa Von Hellman (Emma Thompson), quien vive por y para la industria de la moda. Así, ante el potencial de Stella, la aristócrata la contrata como modista para su pujante empresa. Pero, poco a poco, Stella comenzará a conectar el pasado de ambas, despertando así a su personalidad más pérfida, vengativa y alocada: Cruella.

En primer lugar, contar el origen de un personaje más que asentado en el imaginario popular (y más de un villano) nunca es sencillo, ya se explicaba en un especial de Todopoderosos dedicado a los villanos. No obstante, tal y como lo ve este humilde espectador, hay dos posibles formas de abordar el origen de un malvado: convertirlo en un alma cándida e incomprendida o mostrarnos una nueva perspectiva/faceta del personaje. Una que nos permita entender, que no compartir, su devenir maligno.

Me alegra confirmar que, aunque muestre ciertos destellos de lo primero, tal y como pasaba en Maléfica (Stromberg, 2014) o en Venom (Fleischer, 2018), tiene más en común con Joker (Phillips, 2019) que con las anteriormente citadas.

Stella (Emma Stone), el «dulce» alter ego de Cruella. Fotograma de la película.

Si bien es cierto que Cruella en esta película es convertida en un icono punk, en una macarra que causa problemas y destrucción allá donde vaya, dista mucho de ser un personaje heroico y positivo. Por un lado, se ve motivada por la venganza, y por otro, se la muestra como un personaje inestable, peligroso, egocéntrico, intimidante y que abraza su lado más perverso. Esto queda patente en varias escenas, tanto en líneas de diálogo como visualmente.

Por tanto, aunque se atribuya la maldad de la diseñadora a un pasado conflictivo y se busque la empatía del espectador, la cinta en ningún momento aboga por convertirla en una heroína, convirtiéndola en algo más interesante y arriesgado que el blanqueamiento perpetrado sobre la maestra del mal (Maléfica) o la némesis de Spider-Man (Venom) en sus respectivos abordajes cinematográficos.

A estas alturas de la película, decir que Emma Stone es un portento es quedarse muy corto. Desde su protagonismo en La La Land (Chazelle, 2017), Criadas y señoras (Taylor, 2011) o La favorita (Lanthimos, 2018), pasando por roles más secundarios pero memorables como Bienvenidos a Zombieland (Fleischer, 2009), Crazy, Stupid, Love (Ficarra & Requa, 2011) o The Amazing Spider-Man (Webb, 2012), resulta imposible negar que es una intérprete brillante y con multitud de registros.

Cruella urdiendo un malévolo plan. Fotograma de la película.

Precisamente, la dirección de Gillespie saca partido a la versatilidad de Stone, exponiéndola a diversas situaciones y escenarios en los que da rienda suelta a sus matices como actriz. El ejemplo más evidente de esto es una escena concreta que no destriparé, pero que ocurre justo en la transición del segundo al tercer acto y que implica un monólogo de Stone. Un soliloquio que el director, inteligentemente, optó por rodar en un solo plano (cámara en mano) y sin cortes. Efectivamente, esa escena fue la que consiguió afianzar mi opinión positiva respecto a la película, puesto que habla de la naturaleza trágica del personaje, y a la vez, de la exaltación de su maldad.

La Baronesa (Emma Thompson), la rival e igual de Cruella. Fuente: asthebunnyhops.com

Por supuesto, la otra gran reina de la función es Emma Thompson. Parece una tontería muy obvia, pero si el guion y la dirección no plasmasen ni explotasen bien la dinámica entre La Baronesa y Cruella, la película se derrumbaría sobre sus propios cimientos. Aún así, resulta un comentario significativo, porque no son pocas las ocasiones en las que una película con dos titanes interpretativos desaprovecha el talento delante de la cámara. Sin salirme de la factoría Disney, como ejemplos ilustrativos me vienen a la mente las dos películas de Alicia protagonizadas por Mia Wasikowska, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter y Johnny Depp.

La Baronesa puede recordar a personajes como la temible Miranda Priestly (Meryl Streep) de El diablo viste de Prada (Frankel, 2006), pero con la elegancia, el carisma y la flema británica que sólo una actriz del calibre de Thompson podría aportar. Curiosamente, cuando cierto giro se revela a mitad del metraje, la actitud de su estirada y maquiavélica aristócrata cobra toda una nueva dimensión de significado. Por tratar de desvelar lo menos posible, que Cruella la tome como referente pero también como enemiga personal tiene muchísimo sentido. Ya saben lo que se dice: «Los polos iguales se repelen»

No obstante, Cruella cuenta con un reparto de secundarios que, pese a quedar opacados por la justa interpretativa de las dos Emmas, no desentonan en lo absoluto ni carecen de presencia. A destacar, el siempre solvente Mark Strong (Kingsman, Sherlock Holmes, ¡Shazam! ) y Joel Fry (Yesterday), quien consigue añadir un matiz de sensatez al personaje de Gaspar, sin hacerlo menos granuja o cómplice de las tretas de Cruella. Mención especial a Paul Walter Hauser (Richard Jewell) como el bobo y torpe Horacio, que encantará tanto a niños como adultos.

Cruella junto a sus míticos compinches: Gaspar (Joel Fry) y Horacio (Paul Walter Hauser). Fuente: Hipertextual.

Obviamente, era de esperar que un filme con trasfondo en el mundo de la moda ostentase un vestuario espectacular. Aún así, recalcarlo no resulta redundante ni baladí, puesto que el diseño de vestuario de Jenny Beavan (Mad Max: Furia en la carretera) y Tom Davies (La invención de Hugo, Batman v Superman), así como todos los aspectos del diseño de producción (ambientación de época, decorados, maquillaje, etc) merecen ser reconocidos por su apabullante trabajo.

A destacar, las numerosas performance y escándalos públicos que perpetra Cruella, en los que se exhibe un fondo de armario tan excéntrico como creativo.

Cruella orquestando una de sus muchas performance. Fuente: traveler.es

Por otra parte, considero que ésta es la primera película live-action de Disney dirigida con cierta impronta personal y cariño. Porque, ¿qué tenía Dumbo, más allá de los créditos, que nos recordase a Tim Burton? ¿Y su Alicia? Lo mismo se puede aplicar al Aladdín de Guy Ritchie o a la Cenicienta de Kenneth Branagh. Y, como se plantee un análisis de El rey león de Jon Favreau o La bella y la bestia de Bill Condon, necesitaría quinientos párrafos…

En cualquier caso, el director de la fantástica y perversa Yo, Tonya (en la que se perciben varios paralelismos narrativos con ésta) demuestra su energía y talento detrás de la cámara en numerosas secuencias. Por ejemplo, las persecuciones de vehículos que parecen sacadas de una crook story (películas protagonizadas por criminales), un plano secuencia muy concreto que acontece en el interior de un edificio (y que recuerda a algo propio de Scorsese) o el ya comentado monólogo en el parque, donde el recurso de «cámara agitada» no molesta, sino que transmite emociones acordes a lo que siente el personaje. Desde luego, este filme tiene varios planos para el recuerdo; imágenes que saltan de la pantalla y llamarán la atención de incluso el más despistado de los espectadores. Y eso es más de lo que se puede decir de la servicial e impersonal realización de varias de las anteriores reiteraciones en carne y hueso…

Cruella posando grácilmente. Fotograma de la película.

Además, Cruella cuenta con un soundtrack que, si bien sólo se compone de los temas más conocidos de ciertos artistas, no deja de ser una gozada para los oídos. Con la excusa de ambientarse en el Londres de los años 70, el montaje juega con una retahíla de canciones asociadas a los artistas de esa primera ola del punk. Así, los amantes del punk rock (y de la música disco) se alegrarán de saber que la BSO cuenta con nombres tan conocidos como Queen, Blondie, The Clash, Supertramp, los Rolling Stones, the Doors, Electric Light Orchestra (ELO) o los Bee-Gees, por nombrar unos cuantos. Incluso deja espacio para temas más relajados, como Feeling Good de Nina Simone o dos canciones de Ike & Tina Turner. Y por supuesto, conviene mentar los créditos animados finales, donde se escucha la canción Call me Cruella, compuesta e interpretada por Florence + The Machine, que sirve como acompañamiento al deleite visual.

No obstante, pese a que la música es una fortaleza de la película, en ciertos momentos se convierte también en una debilidad. Conviene resaltar que no resulta en un problema de «música marcando el compás de las imágenes», puesto que anteriormente se ha mencionado el despliegue visual que el director y el equipo artístico-técnico importan. Más bien, se trata de un problema de montaje.

Llega un punto, en el que el uso de canciones populares termina saturando. Hay tramos de la película en los que comienza una canción, suena durante aproximadamente un minuto y, acto seguido, comienza a sonar OTRA. Nunca llega a resultar molesto, pero sí bastante reiterativo y ligeramente formulaico, hasta el punto de que apenas hay momentos pausados o contemplativos.

Cruella codeándose con la flor y nata londinense. Fotograma de la película.

Por comentar el otro aspecto negativo resaltable, y el que me impide darle cuatro estrellas o más (como inicialmente pensaba), considero que el tercer acto es una tremenda «bajada de pantalones». Si bien los dos primeros tercios planteaban el origen de una villana ególatra y obsesionada con la moda, el final se convierte en una venganza a medio cocer. Si la película fuese consecuente con lo sembrado previamente, el clímax culminaría de una forma mucho más siniestra y turbia. Para ser claros, es como si Joker/Arthur Fleck no perpetrase sus terribles actos en el desenlace de Joker (Phillips, 2019).

Claro, uno se para a pensar, y se percata de que está ante el Disney de 2021, no el de los años 40 o, tan siquiera, el de los 90. Y el problema es que, durante los dos primeros tramos, el tono consigue engañarte: los personajes tienen un humor muy ácido y negro, hay situaciones de crueldad y maldad por parte de las dos Emmas que se plantean de forma cómica, se exploran tropos comunes del Disney clásico (como los pecados del progenitor o la orfandad), hay ramalazos de Charles Dickens (sobre todo durante el primer acto) y de películas de atracos… Por hacer un spoiler menor, ¡incluso un personaje se emborracha! ¡¿Cuánto tiempo hacía que no ocurría algo así en un producto Disney?!

Cruella exhibiendo uno de sus llamativos vestidos. Fotograma de la película.

Precisamente, la película tiene una calificación de «No recomendada para menores de 12 años». Aún así, la sala estaba a rebosar de niños y esto no me parece desafortunado ni desacertado. Primero, porque ya va siendo hora de que la generación actual de niños se exponga a algo más oscuro que la media de ficciones que consumen. Y segundo, porque la película no tiene ningún elemento como para traumatizar o asustar. Quizás cause una impresión muy grande a niños muy muy pequeños, pero cualquier crío de más de siete años se lo pasará en grande con esta Cruella.

En cualquier caso, esa forma de recular en el desenlace con respecto a la motivación de Cruella, no deja de ser una estrategia para mantener la simpatía del espectador hacia el personaje. Insisto, el personaje nunca se plantea como alguien bueno o moralista, sino como alguien que se venga de una persona horrible por métodos destructivos y motivados por puro ego. Pero, teniendo una calificación como la que ostenta, podía haber dado «un paso más allá».

Cruella, sonriente y elegante. Fotograma de la película.

A pesar de ese ligero declive en su último tramo, estamos ante una película sólida, por momentos, visualmente hipnótica, y con un ritmo trepidante. Jamás aburre, divertirá a toda la familia y tiene como atracción principal a dos monstruos de la actuación. Es un origen interesante para el personaje (si bien, nadie lo había pedido) y, por lo menos, no es una copia plano por plano de una cinta animada.

Al final, no deja de ser una historia de ascenso al poder, con todas las connotaciones maquiavélicas que ello implica; por lo que me cuesta compartir el argumento de Cruella resignificada como «heroína» o «buena». Tampoco la percibo como un blanqueamiento/enaltecimiento de la villana, sino como una reconfiguración de la original, un intento de mostrarnos su punto de vista y pasado, así como su inestable mentalidad, antes de los acontecimientos de 101 Dálmatas.

Justamente, una simpática escena postcréditos sienta las bases para una futura adaptación del filme animado. Atendiendo a lo construido en Cruella, no sería necesariamente una copia idéntica de la animada ni de la Glenn Close, sino que podría tener su propia identidad, sin dejar de rendir tributo. En caso de dar luz verde a dicha secuela, y si se mantiene a Emma Stone y Craig Gillespie como figuras implicadas en el proyecto, «El Ratón» contará con mi entrada.

Breve tráiler con una canción de Florence + The Machine, un tema compuesto para la película. Fuente: YouTube.

Valoración de la película

Puntuación: 3.5 de 5.

El mejor live-action de Disney hasta la fecha. Los dos primeros actos son divertidos, llenos de imágenes vibrantes y una música atrapante. Si bien el último tercio se torna como algo más previsible, las fantásticas interpretaciones de las dos actrices principales te mantienen al borde del asiento.

Se agradece su tono más siniestro, pues nos recuerda que Disney, cuando quiere, puede tener muy mala leche.

Si te apetece ver algo diferente y adentrarte en la psique de esta villana desde una nueva perspectiva, la recomiendo encarecidamente.

Cortos animados de Disney

La compañía de entretenimiento The Walt Disney Company es mundialmente conocida por sus películas de animación, esta compañía de medios de comunicación fue creada en 1923 por los hermanos Roy y Walt Disney junto al animador Ub Iwerks.

Pese a que la fama de la compañía nace de sus largometrajes, sus primeros proyectos de animación eran únicamente cortometrajes. Al comienzo, los cortos giraban en torno a Oswal, el conejo afortunado, sin embargo, la compañía perdió los derechos de Oswal lo que ocasionó el nacimiento de Mickey Mouse, creado por Ub Iwerks para sustituir al anterior protagonista de sus trabajos, que actualmente es la imagen de la compañía.

Cortometraje Un vagón en apuros, en el que aparece Oswal, el conejo afortunado. Fuente: Youtube.

La primera aparición de Mickey Mouse, así como de su novia Minnie Mouse, fue a través del cortometraje de 1928 Plane Crazy, el cual dura seis minutos y se realizó en blanco y negro. Fue la primera película de animación en la que se empleaba el movimiento de cámara.

Este corto no alcanzó el éxito que Disney tenía previsto, pero continuaron con la producción de dos nuevos cortos: The Gallopin’ Gaucho y Streamboat Willie, este último con motivo del cumpleaños de la creación del emblemático ratón de la compañía y, además, fue el primer corto en el que se utilizó sonido. Gracias a esta novedad obtuvo un éxito considerable por lo que decidieron reestrenar Plane Crazy, esta vez con sonido.

Cortometraje Plane Crazy, reeditado con sonido incluido. Fuente: Youtube.

Su primera serie de cortometrajes se titulaba Silly Symphonies, que traducido al español significa literalmente Sinfonías tontas, y se creó en 1929 extendiéndose su emisión en la década siguiente, hasta 1939. Esta serie de cortometrajes, al contario que los venideros de la compañía, no contaba con un personaje protagonista, hecho por el cual muchos cines se negaron a proyectarla.

En 1932, Disney empezó a distribuir su producto por todos los Estados Unidos, sin embargo, United Artists, la compañía cinematográfica estadounidense más importante, se negó a su distribución si Disney no asociaba Silly Symphonies a su emblemático ratón Mickey Mouse. Debido a esto la serie comenzaba con una imagen que decía: “Mickey Mouse presenta Silly Shymphony”. Los cortos más importantes y mejor reconocidos de esta serie son: The Country Cousin (1936), The Old Mill (1934), Wynken, Blynken, and Nod (1938) y The Ugly Duckling (1939).

Ya en 2006, Disney consiguió comprar Pixar por 7,4 millones de dólares, una vez que se anexionó con la empresa de animación, realizó su primer cortometraje en conjunto. Para este proyecto usaron como protagonista una versión infantil de la mítica lámpara de escritorio que es el sello de la compañía Pixar, Luxo.

Este fue el primero de muchos cortos que han acompañado las grandes producciones de Pixar, en conjunto con Disney. Algunos ejemplos de cortometrajes de Disney con Pixar son: Vacaciones en Hawaii (2011), cortometraje de Toy Story; El coche nuevo de Mike (2002), que sigue la historia de Monstruos SA; Jack Jack Ataca (2005), corto realizado con los personajes de Los Increíbles. Los cortometrajes que se han realizado en conjunto con Pixar han sido los más famosos y muchos de ellos han conseguido Oscar a Mejor Cortometraje de Animación.

Primer cortometraje de Disney junto a Pixar, titulado Luxor Jr. Fuente: Youtube.

Alguno de los cortometrajes de Disney más recientes que han conseguido algún premio son: Destino (2003), Festín (2014), Piper (2016), Bao (2016). Pero no solo los cortometrajes más recientes han ganado un Oscar, la empresa de animación ha coleccionado estas estatuillas doradas desde su creación con cortos como Los tres cerditos (1933), La liebre y la tortuga (1934), Los tres huerfanitos (1936) o El Bosque Encantado (1968).

Actualmente en la plataforma de streaming Disney+ se ofertan una gran cantidad de cortos de la compañía. Destacan sobre los demás los referentes a películas míticas de la infancia como Toy Story, Ratatouille, Los Increíbles, Wall.E, Del Revés o Monstruos S.A., que han sido mencionados anteriormente. También otros como Pájaros (2001), Presto (2008), Día y Noche (2009) o La Luna (2011), sin embargo, estos no están asociadas a ningún largometraje de la compañía. La empresa ofrece, además, cortos de series actuales como Gravity Falls.

Corto El siempre detrás, de la serie Gravity Falls. Fuente: Youtube.

La magia de Pixar

¿Quién se podría olvidar de un juguete que cobra vida propia o de un robot que siente el amor como una persona humana? Toy Story o a Wall-e son algunas de las historias que han acompañado la infancia de muchos jóvenes y que les siguen trayendo recuerdos a día de hoy. Pero, pocos saben qué es lo que hay detrás de estas historias.

La animación, en los principios de los estudios de Pixar, estaba basada en encontrar el punto donde la innovación y el desarrollo científico y tecnológico se combinara con la industria de contenidos y de entretenimiento. El equipo creó un hardware con gran poder computacional capaz de crear imágenes de alta resolución al que llamaron Pixar Image Computer.

Cuando nació el proyecto con LucasFilm, la organización se llamaba Computer Graphics Division, pero cuando lo compró Steve Jobs la bautizó como Pixar. En 1991, unieron fuerzas para crear Toy Story (1995). La historia de Woddy y Buzz Lightyear se convertiría en la cinta más taquillera del año con 192 millones de dólares en Estados Unidos. Este largometraje fue revolucionario para la animación, ya que se construyó con animación CGI, donde primero se modelaba un objeto en 3D (personajes y fondos) y se le daba iluminación y movimiento desde el ordenador.

Uno de los diseñadores modificando a Buzz Lightyear. Fuente: Youtube

Tras el éxito de Toy Story, Pixar creó otras películas que tuvieron un éxito mundial como, por ejemplo, Buscando a Nemo: un padre de un pez llamado Nemo busca desesperado a su hijo junto a su compañera Dory por todo el océano. Los creadores realizaban hasta las distintas luces reflejadas de la superficie y las partículas del agua. Además, en su secuela, Buscando a Dory, se creó uno de los personajes más arduos de elaborar: el pulpo Hank. La escena en la que Dory se queda atrapada en un acuario junto a Hank tardó 2 años en hacerse. Para animar a este personaje, el estudio completo tenía que saber cómo eran los movimientos de un pulpo real y, lo más complejo de todo, cómo transmitirlo al ordenador. Para ello, tenían que saber cómo se iban a mover cada uno de los tentáculos y cómo se articulaban sus extremidades para atribuirle funciones humanas. Es decir, un pulpo no es capaz de agarrar los objetos tan fácilmente como un ser humano. Ya no solo los tentáculos, sino también la textura del pulpo y su camuflaje durante la escena llevó meses de trabajo en el estudio.

Si bien eso puede parecer poco, en el cuarto largometraje de Pixar, Monstruos S.A., se desarrollan otras características de los personajes. La trama, como ya muchos saben, gira en torno a unos monstruos que viven en una ciudad y que se ganan la vida asustando a los niños para ganar energía. Pero, lo que pocos saben es que el personaje de Sully utiliza un total de 500 deformaciones en sus expresiones. Reflejaron en él gestos humanos y se dieron cuenta de que, por ejemplo, con la sonrisa, no solo los labios se mueven, sino más partes de los rasgos faciales. De tal manera que, cuidadosamente, cambian la posición, la forma y los miembros del gesto de cada deformación.

Seis de las 500 deformaciones de Sully. Fuente: Youtube

Por otro lado, la belleza de las animaciones de Pixar no parte solo de sus historias, sino también de los detalles que pasan desapercibidos. Wall-e (2008) cuenta la historia de un robot que se enamora en un mundo inhabitable para los humanos. Ante unas circunstancias catastróficas, Wall-e encuentra a Eva y, por primera vez en la animación, vemos cómo un robot posee sentimientos humanos. Las lentes de Wall-e o binoculares eran el único dispositivo con el que Wall-e se podía expresar. De tal forma que, combinando las lentes de una cámara digital junto con una línea de luz entre ellas consiguen, finalmente, que se asemeje a un ojo humano. Por lo tanto, hace sentir al espectador que Wall-e tal vez es más humano que una persona real.

Wall-e y sus binoculares. Fuente: Fotograma

Aunque, como todo, siempre hay algo que falla. Pixar ha recibido críticas por algunas de sus entregas, sobre todo, por la película de Cars y Cars 2. Cars, según varios críticos, tuvo una animación y una historia aceptable, pero bajó el listón respecto a Toy Story. Cars 2, según críticos de Espinof, era una película únicamente realizada para aprovechar lo popular que era el merchandising de la primera parte. Para algunos, sin embargo, la unión de Disney y Pixar en películas como Brave es un sinónimo de calidad de animación y profundidad en las tramas.

Brave nos trae a una adolescente escocesa arquera que se declara en rebeldía con la vida y las decisiones que sus padres planearon al nacer. Desmontando todos los tópicos, Pixar pone como eje central la princesa (punto de encuentro con Disney), pero sin un príncipe azul. Y sí, en efecto, Mérida también esconde un secreto: su desordenada melena. Para hacer cada uno de los mechones rizados, decidieron compararlos con la elasticidad de un muelle. Sin embargo, la naturalidad del pelo rizado no se consigue de la noche a la mañana: tenían que estudiar cómo se comportaba el pelo rizado en determinadas circunstancias y la estructura del mismo.

A pesar de que Disney y Pixar intentan crear una línea divisoria entre las cintas lo cierto es que los temas que tocan se parecen mucho, por ello, Pixar ha sido criticado en varias ocasiones. Sin embargo, los clásicos seguirán suponiendo grandes innovaciones en la animación y guardarán un hueco en las mentes de los espectadores.