Amazon: las consecuencias de su masiva destrucción de productos

Amazon destruye millones de productos en buen estado. La cadena de televisión británica ITV News lo hacía público el pasado 21 de junio mediante una exclusiva. Algunos nunca habían sido usados y otros muchos habían sido devuelto en buenas condiciones. Un hecho que ha sido negado desde su dirección de Reino Unido.
Fuente:Unplash

Escándalo en Reino Unido

La cadena de televisión ITV News, tras la publicación de un reportaje, denunció cómo Amazon destruía en el almacén de Dunfermline (Escocia) cerca de 200.000 productos en buen estado, desde iPads a ventiladores. Muchos de ellos aún en sus embalajes. Algunos habían sido devueltos, mientras que otros ni siquiera se habían logrado vender.

Este acto contradice las declaraciones de la propia empresa que explicó que esas mercancías se revendían, eran recicladas o incluso donadas. Esto último se pudo comprobar mediante el acceso de unos documentos de dicho almacén, donde en un mes 30.000 de estos eran donados. Por su lado, los eliminados eran 130.000.

El jefe de la compañía en Reino Unido, John Boumphrey, afirmó al medio ITV News que la cantidad de productos destruidos era mínima. Fuente: Evening Standard

Greenpeace se manifestó al respecto a través de su representante en el país, Sam Chetan-Welsh, mostrando su desacuerdo y condenando estos actos por parte de la compañía de comercio. Además, dijo que debían existir una serie de legislaciones que regulasen esta situación. Por su parte, Amazon afirmó que todos estos productos eran reciclados.

Fuente: Twitter @schetanw

A continuación el hilo de Twitter en el que se narra la investigación realizada por ITV News.

Fuente: ITV News

Mismo método en Francia

En Francia en 2019 el programa Capital de la cadena M6 también realizó una investigación como la de ITV News y obtuvo los mismos resultados. En Saran (Centro) se llegaron a destruir cerca de 300.000. En las grabaciones obtenidas mediante cámara oculta se mostraron juguetes y pañales sin abrir. Según el programa, Amazon destruye cerca de 3 millones de productos alrededor del mundo. Gracias a una serie de drones se enseñó como todos estos objetos eran arrojados a unas vertederos o eran incinerados. Un hecho catalogado como un desastre ecológico.

Investigación del programa francés Capital. Fuente: Capital

El Gobierno francés declaró que se aprobaría una ley que prohibiría la destrucción de aquellos productos no vendidos. La ley anti-desperdicio se aprobó en febrero de 2020. Los objetos no alimenticios que no sean vendidos deberán ser donados o reciclados a partir de 2022.

El periodista encargado de la investigación, Guillaume Cahour, catalogó las acciones de Amazon como una aberración ecológica, económica y social. Fuente: Freepik

¿Por qué hace esto Amazon? ¿Qué supone para el medio ambiente?

Muchos de los objetos que Amazon vende no son de su propiedad, sino de otros comercios que utilizan las instalaciones de la empresa para almacenar su mercancía, ya que esta funciona como intermediaria que la revende. En ocasiones, cuando no consiguen venderlas, se quedan en stock y sale más rentable destruirlas o donarlas que dejarlas en el almacén, donde ocupan espacio.

Un ahorro económico que expone el problema de una sobre producción que provoca la devastación de materia prima y energía, la cuáles no son infinitas en nuestro planeta. Además, la obtención de estos recursos afecta a la flora y fauna. La deforestación y extinción de especies es un ejemplo de ello. También hay que recordar que la creación de muchos de estos productos afectan en otros aspectos al medio ambiente, como es la contaminación emitida por las industrias donde se fabrican.

El impacto medio ambiental de estos actos ha provocado que se pida una mayor regulación estatal. Fuente: Pixabay

En definitiva, este hecho debe ser tomado como un ejemplo para saber qué no hacer con aquellos productos no vendidos por las empresas. La opción de donarlos y reciclarlos debe primar ante todo, pero también la regulación de su producción para no desperdiciar materiales, ni perjudicar nuestro ecosistema. Una lección que Francia parece estar aprendiendo con la aplicación de leyes como la anti-desperdicio y que otros países podrían tomar como modelo por el bien común.

En busca del tesoro virtual: las criptomonedas

Las criptomonedas comenzaron a ser un método de pago virtual que se volvió bastante popular al realzarse su valor durante los últimos años. Aquella moneda digital que algunos tenían guardado en sus carteras virtuales empezaba a tener una valía más allá de sus pantallas. A pesar de este auge, los últimos acontecimientos han hecho que decaiga su apreciación provocando todo tipo de reacciones.
La bitcoin es una de las criptomonedas más famosas e importantes. Fuente: Pexels
El oro de la red

La criptomoneda es una moneda virtual que se encuentra en la red, es decir, no es dinero físico. Para transferirlas de un sujeto a otro no es necesario ningún intermediario, como sería el banco. Además, ni los gobiernos ni las entidades bancarias las respaldan al no considerarlas un método de pago ni estar dentro del marco legal, por lo que no hay medidas de protección para estas.

Con el fin de evitar un descontrol en la cantidad de unidades existentes, dichas criptomonedas están sujetas a un cifrado criptográfico. Esto consiste en ocultar la información mediante códigos matemáticos a todas aquellas personas que no la conozcan. Actualmente, hay 11 millones de unidades en circulación y se estima que en 2040 se llegará a los 21 millones, su meta como cantidad. Todo esto se conseguirá a través de regulaciones a lo largo del tiempo.

Algunos conceptos dentro del mundo de las criptomonedas
Blockchain: La «hoja de cuentas» de las criptomonedas

La base de datos que registra todos los movimientos de estas monedas virtuales se llama Blockchain. Es una tecnología que consiste en una cadena de bloques. Cada cadena se guarda en un nodo, punto de conexión, de la red. Mientras que haya un nodo activo, la información se mantendrá intacta. Por esta razón es un sistema tan seguro ante los ciberataques.

Minería

Los mineros de la red registran y verifican las transiciones en el Blockchain. Gracias a este trabajo reciben una comisión. Son capaces de obtener criptomonedas mediante una serie de complejos problemas matemáticos. Para realizar los procesos pertinentes para esta actividad es necesario un equipo informático bastante potente.

El blockchain y la minería son conceptos importantes dentro del mundo de las criptomonedas. Fuente: Pexels
Las más conocidas

Hay muchas clases de criptomonedas en el mundo. Algunas de las más populares son las siguientes: Bitcoin es considerada la más importante. Fue creada en 2008 por una entidad que tenía como seudónimo Satoshi Nakamoto. Puede ser utilizada para comprar mercancías. Destaca también Ethereum, la cual se compuso en 2015 y es una plataforma descentralizada para el dinero. Por otro lado Ripple XRP tiene la ventaja de ser más rápida a la hora de realizar los pagos.

Otras monedas por ejemplo serían: IOTA, BitBay o Litecoin. Estas son solo algunas. Hay muchas más dentro del mercado.

Ethereum, una de las diversas monedas virtuales de la red. Fuente: Esic
El valor de la criptomoneda y la caída del Bitcoin

Estas cotizan en bolsa y su valor depende de la oferta y la demanda del mercado. Hay muchas calculadoras en internet que proporcionan el valor exacto de cada criptomoneda en el momento. La Bitcoin llegó a valer más de 60 mil dólares en mayo de 2021. Pero dicho valor cayó por las declaraciones de Tesla y las decisiones económicas de China con la moneda virtual.

Elon Musk, director general de Tesla, declaró en Twitter que la empresa ya no aceptaría Bitcoins como método de pago. Su justificación fue que lo ordenadores empleados para obtenerlas a través de la minería consumen mucha energía, lo que supone un grave impacto en el medio ambiente.

Declaración en la cuenta personal de Elon Musk sobre el por qué no aceptarán más bitcoins como pago. Fuente: Twitter @elonmusk

Por otro lado, China, país que ha estado en contra de las criptomonedas, decidió en mayo de este año prohibir tanto a empresas como instituciones financieras utilizarlas. Desde 2019 su comercio era ilegal, pero aún podían realizarse ciertas transiciones en línea.

Con todos estos acontecimientos la Bitcoin bajó su valor un 36% en el mes de mayo. Un hecho que ha suscitado todo tipo de opiniones y reacciones entre el público. Desde aquellos defensores de la criptomoneda decepcionados y enfadados por la caída, hasta aquellos que se alegran y se toman con humor las últimas noticias.

Fuente: Twitter (@AHMADtheBOSS9)
Fuente: Twitter (@HajiThanos69)

Son muchos los usuarios que en su día compraron estas monedas cuando costaban mucho menos que ahora. Las guardaron en carteras virtuales y cuando llegó el día de recuperarlas para venderlas a un muy buen precio, se dieron cuenta de que habían olvidado sus contraseñas o perdido sus códigos. También hubo ciertas personas que fueron víctimas de estafa por parte de estas plataformas online de almacenamiento. Una importante pérdida en el mejor momento para lograr un buen colchón.

Hay entidades como el Banco de España que alertan de su volatilidad, complejidad y falta de transparencia. Aún así, muchos siguen apostando por ellas por su inmediatez, seguridad y por ser una moneda global. Fuente: Freepik

Está claro que a pesar de no contar con un apoyo total, las criptomonedas han conseguido tener un importante rol en distintos aspectos económicos, como la bolsa o los métodos de pago. Pese a que haya quedado demostrado que su alta valía no es tan inalterable como algunos creían, debido a diversas variaciones dentro del mercado, aún hay quien sigue y seguirá apostando por ellas por las virtudes que contemplan.

Madres jóvenes: una especie en peligro de extinción

Ser madre siempre ha sido un desafío y más cuando lo eres a temprana edad. En la sociedad actual la mujer es reconocida socialmente como independiente. Ya no se le atribuye el cuidado de los hijos y de la casa como antaño. Los nuevos hábitos y las grandes crisis actuales han influido también en que hoy en día, ser madre a temprana edad no es una opción, más bien una lluvia de problemas

La dificultad que supone la maternidad para una joven es una evidencia que pueden demostrar los datos. Según Statista, los nacimientos en España en 2019 proceden, mayoritariamente de madres entre 30 y 37 años, es decir, el 53% del total. De ese total, solo 58.772 proceden de mujeres entre 20 y 27 años o, lo que es lo mismo, el 16%. Todo ello sin contar con su baja tasa de natalidad ese año de un 7,62% y el índice por fecundidad (número medio de hijos por mujer) de 1,24%. Si nos fijamos en su tasa de natalidad podemos observar que ha bajado con respecto a años anteriores: en 2018 con un 7,94% y en 2009 con un 10,65%, según afirma Datos Macro.

Mientras que un 53% de las madres españolas en 2019 son entre 30-37 años, el 16% son entre 20-27. Fuente: Statista

Sin embargo, ¿por qué son tan pocas las madres jóvenes? La respuesta puede parecer muy sencilla, pero hay un trasfondo detrás. Las mujeres jóvenes sí quieren tener hijos, aunque según la Encuesta de Fecundidad de la INE, cada vez más tarde. Las razones se extrapolan a razones económicas y laborales como la conciliación de la vida laboral con la familiar, trabajos cada vez más precarios o, incluso, un nivel superior de estudios. Las mujeres con nivel de estudios superiores de entre 45 y 49 años han tenido 1,50 hijos, mientras que las que completaron Secundaria o no tienen estudios tienen 1,58 y 1,63 hijos respectivamente.

María Dolores de Espartinas: madre a los 25

Algunas tienen hijos sin pensárselo demasiado, como María Dolores de Espartinas, Sevilla: “Decidí ser madre joven quizás un poco inconscientemente, sin saber lo que se me venía encima, la verdad, me gustan mucho los niños y en cuanto tuve la oportunidad de tener pareja estable lo decidí”. Lo difícil de tener unos hijos es la conciliación con la vida laboral: “Me hubiera gustado saber que un hijo y una pareja necesitan un hogar, un techo propio, y la responsabilidad que supone. Siempre nos quedamos con la parte positiva, pero es muy dura la crianza”. Hay cosas de las que se puede arrepentir una, sin embargo, ese regalo trae felicidad a tu vida, aunque sea a una edad muy temprana: “A día de hoy hubiera esperado por lo menos a los 30 años. Los jóvenes de hoy en día no creo que puedan planteárselo a no ser que tengan un buen respaldo familiar”.

Siempre es genial contar con alguien, pero María Dolores no tuvo esa suerte: “Mi familia no me apoyó en aquel momento y fue una traba más añadida a la situación. Pero, al tiempo, demostré que podía siendo muy fuerte psicológicamente y trabajando mucho”.

La razón principal por la cual las mujeres jóvenes no quieren o pueden tener hijos es la conciliación laboral y la situación económica. Fuente: Bebés y más

Almudena de Manzanares: madre a los 21

Las capacidades económicas son todo un reto, sin embargo, cuando no estás sola en la casa puedes sobrellevarlo. Así lo afirma Almudena de Manzanares, Ciudad Real: “Económicamente yo nunca he tenido ningún problema, entonces me podía dedicar a mis hijos el 100% del día. Eso fue fácil, pero eran pequeños y cuando me divorcié todo se complicó muchísimo. Cuando te divorcias, te encuentras a dos adolescentes y tienes que compaginarlo con trabajar para llevar una casa. Estás sola y evidentemente la situación se complica. Fueron golpes tanto económicos como a todos los niveles. Mi familia nunca me apoyó ni cuando me divorcié ni cuando eran pequeños. Fueron unos años muy difíciles para una madre sola y que no tenía prácticamente nada: ni dinero, ni vida laboral”.

Y, obviamente, ser madre a temprana edad es cada vez más complicado: “Yo pienso que actualmente los jóvenes lo tienen muy difícil. La gente joven está estudiando hasta los 20-21 años, luego tienen que afianzar su vida laboral. Tanto las niñas como los niños están cada vez más preparados, aunque tienen cada vez menos trabajo. Económicamente es un desastre porque la gente joven no tiene un trabajo estable y, no solamente eso, sino que necesita de alguien para pagar una casa en condiciones. Y cuando están los dos trabajando, ¿quién se encarga de cuidar a los hijos?”.

No obstante, los jóvenes se adaptan mejor a los cambios y sabrían llevar una vida, aunque fuera en sus etapas más duras. “A mí, realmente, me encantaban los niños. Además, me considero una persona muy responsable. La verdad es que no lo he tenido difícil para criarlos, sobre todo cuando eran pequeños. Hay que tener mucha paciencia. Muchas veces no sabes lo que les pasa cuando están malitos. Había que jugar con ellos… Todo eso me apasionaba. Yo estaba preparada para la infancia y para criar un hijo, pero no estaba preparada para la adolescencia. Esa etapa es muy larga. Los adolescentes creen que tienen más derechos que obligaciones y se te suben encima. Antiguamente, la educación era distinta: cuando un adolescente no se comportaba como debía los padres le decían: “ahí tienes la puerta”. Ahora todo es distinto. Con mis hijos, he de reconocer que he tenido muchísima suerte, pero hay madres con casos peores”, afirma Almudena.

La conciliación de la vida laboral y las capacidades económicas han impedido la maternidad en algunas familias. Fuente: Saber Vivir

Casos así se repiten a día de hoy, incluso, en peores circunstancias. La precariedad económica laboral, la imposible conciliación en sus hábitos diarios y la inexperiencia en algunos aspectos dificulta a día de hoy que jóvenes españoles se puedan plantear tener un hijo. Todo apunta, en definitiva, que tendrían que esperar unos años para estar económica y mentalmente preparados para iniciar esta etapa.

¿Qué supone el auge de las compras on-line para el empleo?

La pandemia, el descenso de la población ocupada y el auge de las compras a través de plataformas digitales, nos lleva a preguntarnos si esto provoca la destrucción de más puestos de trabajos

Como bien sabemos, esta actual realidad que asola a toda la población mundial ha propiciado que la ciudadanía se haya visto obligada en muchos casos a recurrir a la compra a través de Internet. Esto obtiene como resultado que el 50% de los españoles hayan acudido menos a realizar compras en tiendas físicas (a excepción de los supermercados), según indican análisis de mercados. Motivado esto por los confinamientos perimetrales que impiden el acceso a ciertos comercios por encontrarse en un municipio distinto al de residencia, el confinamiento domiciliario o el cierre de toda actividad no esencial en ciertas zonas, a lo que hay que añadirle el miedo a acudir a tiendas físicas, primando la seguridad ante un posible contagio en estas.

Encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre el comportamiento de los usuarios durante el estado de alarma. Fuente: La Vanguardia

El hecho de que en la contemporaneidad casi todas las empresas cuenten con la posibilidad de hacer envíos a domicilio, además de ser una herramienta que da gran comodidad a los compradores al poder adquirir los productos en cualquier momento ahorrándose las largas colas, se ha convertido en una necesidad.

Nos encontramos con que han experimentado un gran crecimiento no solo las ventas online de productos no esenciales (como la ropa), sino también los productos básicos como la alimentación, los sanitarios o de higiene personal, hasta entonces no tan usados.

Fuente: esan.edu.pe

Este comercio electrónico, además de facilitar la adquisición de productos que no se encontrarían en la tienda física por falta de stock y que, sin embargo, en la web encontraríamos una amplia gama de estos, también   ha contribuido a la compra de artículos que por tabúes sociales no nos arriesgaríamos a adquirir ante las miradas curiosas de otros compradores. Asimismo, es otra forma de poner en conocimiento al consumidor de todas las ofertas disponibles y de incluir descuentos para próximas compras a modo de fomentar estas compras.

Pero no debemos obviar que en estas compras online no todo es positivo y bueno: un porcentaje de la población (en especial los más mayores) aún se muestra reticente a realizar compras a través de este canal por la desconfianza ante posibles robos y fraudes al tener que introducir los datos de la tarjeta de crédito, sin tener la certeza de que no estás facilitando estos datos a un posible estafador cibernético.

Este cambio en nuestra forma de comprar, en la que todo apunta que se quedará aun pasada la pandemia, no supone una destrucción del empleo a diferencia de esta creencia generalizada. Se trata más bien de una oportunidad de negocio para compañías debido al potencial de crecimiento de este canal, que alienta la competencia y la eficiencia.

Este mercado digital solo hace que se produzca un cambio en algunos puestos de trabajo. La mayoría de las empresas, siguen contado con sus establecimientos físicos, solo que ahora se requieren empleados en otros puestos que surgen de esta forma de venta como son las personas que realizan el proceso de empaquetado, los transportistas, etc.

Este cambio en nuestra forma de comprar no supone una destrucción del empleo, sino una oportunidad de negocio

La pandemia y sus “pormenores”

La declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, por consiguiente, la proclamación del Estado de Alarma en todo el territorio nacional español el 20 de marzo de 2020, supuso el cese de toda actividad comercial más allá de los establecimientos destinados a proveer productos de primera necesidad. Pero ¿qué hay de aquellas personas que no prestaban servicios esenciales o hacían trabajos esporádicos?

Fuente: La Verdad

Esas personas sin una nómina fija a final de mes cuyos ingresos dependían de los trabajos “sueltos” —como arreglar una lavadora o pintar una vivienda— y todos aquellos negocios que se vieron obligados a cerrar sus puertas han resultado gravemente afectados por la situación actual: ha aumentado el número de personas en situación de desempleo, la desigualdad económica y la pobreza, entre otras. A ello se e le une una disminución de ingresos y de ahorro por parte de la población española.

Como forma de ayuda hacia los afectados y de freno a esta desigualdad social que se estaba creando, el gobierno reactivó el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y lanzó la política de los ERTEs (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) para proteger al trabajador ya que prohíbe el despido en seis meses. Aunque, contempla excepciones en caso de que la empresa esté en riesgo de concurso de acreedores o se haga un despido disciplinario.

Por tanto, no nos encontramos con una protección total a las personas más vulnerables. Y más si tenemos en cuenta el gran atasco que hay por parte de las administraciones a la hora de aprobar las solicitudes y resolver los casos para que las empresas puedan cobrar las ayudas y pagar a su vez a los acreedores y a los trabajadores.

Así ha ido cambiando la cifra de parados y ocupados en España:

Muchos trabajadores aún no han cobrado el paro o el ERTE debido a la gran aglomeración que se ha formado por el exceso de peticiones pero, en otros casos, es fruto de errores en el proceso de inscripción. Por ello, es importante comprobar que no haya ninguna diligencia en la tramitación de la prestación a través de la página web del SEPE, donde hallamos una guía para poder localizar los principales errores cometidos durante el proceso y solventarlos posteriormente; siendo el código de cotización de cuenta el error más frecuente y que se solventa remitiendo nuevamente el Excel corregido.

Fuente: Susana Vera / Bolsomania

Esta pandemia ha traído consigo una gran crisis económica a nivel global, siendo España uno de los países europeos más afectados económica y socialmente por el número de casos de infectados. Acentuando todo esto, una extensión de la pobreza que ya había comenzado a dar la cara durante la crisis de 2008 pero que, en la actualidad, se hace mucho más tangible al encontrarnos con datos estadísticos realizados por el INE (Instituto Nacional de Estadística) que, a pesar de no mostrar datos exactos, indican que hay alrededor de 30.000 personas ¨sintecho¨.

Sin embargo, no todos los cambios producidos por este virus son negativos: las actividades de voluntariado se han visto en auge. Más de cinco millones de personas este año han realizado alguna tarea de índole social siendo cerca de dos millones de personas no habituales en la colaboración con las ONGs u otros centros de ayuda, es decir, se ha duplicando la tasa habitual gracias a esta explosión de solidaridad y altruismo por parte de los españoles.

El gran impacto ambiental del Black Friday

Asociaciones ecológicas como Greenpeace han puesto en tela de juicio el consumismo masivo que se da en esta fecha, con el objetivo de concienciación de la población y de preservación del medioambiente
Una calle repleta de anuncios del Black Friday. Fuente: Libertad Digital / Alamy

El “Black Friday”, de origen estadounidense, es una fecha en la que se inaugura la temporada de rebajas en tiendas minoristas y en grandes centros comerciales. Esta fecha permitía que las empresas y comercios pasaran de números rojos a números negros antes de comenzar el nuevo año. Sin embargo, lo que comenzó siendo un día pasó después a tener una duración de una semana y, ahora, abarca aproximadamente un mes.

El impacto ambiental no ha pasado desapercibido para las asociaciones ecologistas. Tal y como argumenta la organización Greenpeace, “esa fecha nos destruye, todas esas compras tienen grandes costes ambientales que repercuten directamente sobre nuestras vidas”.

Se trata de una fecha en la que se produce un sobreconsumo que da lugar a una aceleración grave, pero peligrosa, del cambio climático. Sólo la producción, el transporte o el embalaje de todos los artículos a la venta ya generan aproximadamente seis veces más que un día cualquiera, según un estudio que se hizo del “Viernes Negro” en Madrid de 2019. A esto se le añade el transporte de los usuarios a los centros comerciales con sus respectivas emisiones de CO2, además de los gases que producen los productos mismos durante su ciclo de vida completo y su gestión posterior como residuos que, además, se incrementan al haber más deshechos de empaquetado.

Por otro lado, y no menos importante, el aumento de la demanda provoca la aceleración del curso normal de extracción de materias primas provocando que “en el año 2060 se necesitarán 190 billones de toneladas para hacer frente a la demanda” según la organización ecologista.

Por este motivo, el pasado viernes los ecologistas se manifestaron contra el Black Friday y su afectación en Gran Vía, Madrid, donde colocaron una gran caja de 250 kilos a modo de “envío de paquetería” con la bola del mundo dentro y, a los lados, situaron dos códigos de barra con el lema “El Black Friday consume el planeta”. El objetivo era llamar la atención de instituciones, ciudadanos y empresas para denunciar el e-commerce a gran escala, el consumismo desaforado y sus consecuencias.

Campaña contra el Black Friday en Gran Vía, Madrid. Fuente: Greenpeace

El comercio electrónico supone un grave impacto debido a que los envíos rápidos y a domicilio, como los de empresas como Amazon Prime, requieren más energía que los envíos normales. Así, la entrega de paquetería urgente supuso en China en 2018 una generación de casi 13 millones de toneladas de emisiones de carbono.

Además, el Covid-19 ha pronunciado especialmente el auge de este comercio, que se prevé que alcanzará cifras récord, y la consolidación de una inmediatez que se constituye como una de las principales causas de una, cada vez mayor, emisión de gases dañinos en un contexto de cambio climático exacerbado. Sin tener en cuenta el aumento de devoluciones por tener más facilidades o la congestión y contaminación de las zonas en las que este tipo de comercio opera.

Un repartidor de Amazon con prisa. Fuente: El País / Víctor Sainz

Por su parte, los pequeños empresarios tampoco han salido beneficiados de esta dinámica, ya que los grandes descuentos solo favorecen a las grandes empresas.

Contra esto, algunas empresas han puesto en marcha iniciativas como la entrega de prendas de segunda mano, a cambio de poder hacer compras a su empresa durante el Black Friday, fomentando así el reciclaje y la sostenibilidad de las compras y el consumo.

También existen iniciativas y campañas como el «Día Mundial Sin Compras» o el denominado «Green Friday», que toma el mismo día aunque distinto color, y con lo que se pretende fomentar el consumo sostenible, respetuoso y responsable de los ciudadanos así como el compromiso con el medioambiente.

Así, activistas como la responsable de la campaña de Ciudades de Greenpeace, Alba García, consideran necesario “implementar cambios en las ciudades y en los patrones de consumo para afrontar la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad”. Asimismo se aconseja el consumo local, de intercambio y de reparación de los productos en lugar de la apuesta por los gigantes del consumo para evitar incurrir en el consumismo compulsivo que alienta la mayoría de empresas.

Lo que sale más barato ahora, saldrá más caro en un futuro.