Annalena Baerbock, la potencial sucesora de Angela Merkel

A cinco meses de las elecciones alemanas, la aspirante a canciller por el partido Alianza 90/Los Verdes se alza como candidata estrella
Annalena Baerbock. Fuente: BBC

Natural de Hanóver, graduada en Ciencias Políticas y Derecho Público y candidata a la cancillería de Alemania. Annalena Baerbock, de 40 años, irrumpe en el panorama político alemán con la promesa de volver a tener a una mujer en lo más alto del gobierno federal, después de conocer el cese de Angela Merkel como canciller.

Diputada del Bundestag desde 2013 y ostentadora del cargo de copresidenta de su partido junto a Robert Habeck, escritor y político alemán, desde 2018 Baerbock pretende traer al gobierno un ecologismo ambicioso y sólido, el europeísmo más convencido y una posible alianza con el ala progresista alemán si las elecciones previstas para celebrarse el veintiséis de septiembre lo permiten. Debido a su popularidad entre los simpatizantes ecologistas, Annalena Baerbock fue designada como candidata por Alianza 90 en lugar de su compañero Habeck. “Hemos hablado intensamente sobre esta decisión, desde hace meses, en los últimos días. Representamos un nuevo estilo de hacer política, basado en la cooperación”, aseguraba Habeck en la comparecencia de presentación de la nueva candidata por Los Verdes.

Robert Habeck y Annalena Baerbock. Fuente: Reuters

“Nos gustaría liderar el futuro gobierno, pero dado que la política no es un ejercicio de cumplimiento de deseos, dependerá de los votantes decidir quién sale de estas elecciones y con cuánta fuerza”

Baerbock en una rueda de prensa

Los sondeos referentes a la intención de voto de los ciudadanos alemanes dejan ver que el partido verde conseguiría en torno al 21-22% en los comicios, lo cual no es suficiente para gobernar el país. Por ello, podría darse lo que se conoce como la “coalición semáforo”, es decir, el posible pacto del partido de la líder ecologista con el partido socialdemócrata y los liberal-conservadores de FDP (Partido Democrático Libre), dejando, después de dieciséis años seguidos, a los conservadores de la CDU/CSU (Partidos de la Unión) en la oposición.

Según las encuestas semanales que publica el instituto demoscópico Forsa, el hundimiento del partido de Angela Merkel se visualiza en el horizonte. Este estudio confirma que el apoyo al partido de la actual canciller descendería hasta un 21% de votos potenciales, mientras que el partido de Los Verdes ascendería hasta cinco puntos. Finalmente, si Baerbock saliese elegida, sería la canciller del gobierno federal más joven de la historia de Alemania, después de que Angela Merkel alcanzara el puesto a los 51 años, en el año 2005.

La elección de Annalena Baerbock como candidata, la cual todavía debe ser ratificada por el Congreso en los meses de verano, llega en mitad de un clima de tensión provocado por el pulso interno entre Armin Laschet, líder de la Unión Cristianodemócrata, y Markus Söder, perteneciente a la Unión Socialcristiana de Baviera, por establecerse como principal candidato del partido de Merkel. Aún no hay un acuerdo sobre quién de los dos será el sucesor.

A la izquierda, Armin Laschet; a la derecha, Markus Söder. Fuente: T-Online

Ahora, y a la espera de saber más sobre el transcurso de la carrera electoral alemana, Annalena Baerbock espera impaciente desde su casa de Postdam la publicación de su nuevo libro: Jetzt. Wie wir unser Land erneuern (traducción: Ahora. Cómo renovamos nuestro país); sobre cómo gobernaría Alemania si fuese canciller. Sí, un título muy electoral.

El 4-M en Madrid: candidatos y precampaña

El escenario político en Madrid vive tiempos convulsos y revueltos. Ante la repentina convocatoria de elecciones autonómicas en la Comunidad, los partidos han de elaborar sus propuestas de candidaturas en una carrera electoral surgida a raíz de las divisiones del actual gobierno de coalición

El primer trimestre de 2021 ha sido agitado en muchos ámbitos y no iba a ser menos en la política nacional. Desde mediados del año pasado corrían rumores de un anticipo electoral en la comunidad madrileña, rumores que la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desmintió a través de su perfil de Twitter. Sin embargo, el ambiente se tornaba tenso entre los miembros del Partido Popular y de Ciudadanos.

Isabel Díaz Ayuso (candidata del PP) anuncia la convocatoria de elecciones. Fuente: Última Hora / Zipi

La fecha clave llega el 10 de marzo de 2021, día en el que el PSOE y Ciudadanos anuncian su voluntad de presentar una moción de censura contra el Partido Popular tanto en la Región de Murcia como en el ayuntamiento de la ciudad. Esto provocó un gran revuelo y temor entre los miembros del PP en otras comunidades en las que el partido gobierna en coalición con los naranjas. Es por ello que Isabel Díaz Ayuso decidió romper las relaciones con Ciudadanos en Madrid, anunció la disolución de la Asamblea General y una convocatoria de elecciones anticipadas en la comunidad para el 4 de mayo.

Apenas unos minutos más tarde, PSOE y Más Madrid registraban una moción de censura contra el PP para impedir las elecciones. Esta vertiginosa carrera por ser el primero en firmar o la convocatoria de elecciones o la moción de censura provocó una gran confusión tanto en la Asamblea como en la población. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid concluyó, el 14 de marzo, que las mociones de censura eran nulas al haberse firmado en primer lugar el decreto de disolución de las cámaras.

Candidatos a la presidencia de la comunidad

Candidatos elecciones 4-M. Fuente: theobjective.com

ISABEL DÍAZ AYUSOPP

A sus 42 años es la actual presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata de nuevo a la presidencia por parte del Partido Popular. Pablo Casado fue quien la eligió como candidata para las primarias de 2018, llegando a formar un gobierno de coalición con Ciudadanos y el apoyo de Vox. Aspira a gobernar en solitario.

ÁNGEL GABILONDO – PSOE

El candidato más mayor con 72 años y ganador en votos de las elecciones de 2019. También repite como cabeza de lista de la formación socialista. Ante los rumores de la posible candidatura de la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, el PSOE decidió confirmar cuanto antes a Gabilondo como candidato. Fue ministro de Educación durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

PABLO IGLESIAS – UNIDAS PODEMOS

El líder morado (42 años) ha abandonado la vicepresidencia segunda del Gobierno y el Ejecutivo de coalición para liderar el partido en Madrid. Su irrupción en las elecciones madrileñas ha sido la gran sorpresa en política del último mes. Era titular de la cartera de Derechos Sociales y Agenda 2030 en el Gobierno de España.

ROCÍO MONASTERIO – VOX

La actual portavoz del partido de ultraderecha en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio (47 años), es la candidata de Vox para la presidencia de la Comunidad. Entró en política en 2014, siendo líder del partido en Madrid y responsable de asuntos sociales. Apoyó el gobierno de Ayuso de manera externa.

EDMUNDO BAL – CIUDADANOS

Al haber desistido el exvicepresidente de la comunidad en el Gobierno de Ayuso, Ignacio Aguado, el nuevo candidato confirmado es Edmundo Bal (53 años). Es el portavoz adjunto del partido en el Congreso.

MÓNICA GARCÍA – MÁS MADRID

La coordinadora general de Más Madrid desde el pasado 2020, Mónica García (47 años), es la candidata escogida para la formación liderada por Íñigo Errejón tras haberse rechazado una alianza con UP. Entró en política de la mano de Podemos, pero al crearse Más Madrid se hizo afín al partido en 2019. Es una de las voces más críticas de la oposición al PP.

Precampaña electoral plagada de denuncias

La campaña comienza de manera oficial el 17 de abril, casi dos semanas antes de la convocatoria de elecciones, aunque los diferentes partidos candidatos ya han comenzado a hacer movimientos al respecto. La confrontación entre los partidos marca una precampaña ágil que va cogiendo forma. Los partidos, además de presentar sus propuestas de gobierno ante la población, entran en un juego de polémicas que caracterizan la situación que se vive en la política española actual.

Fuente: Canal de Youtube Europa Press Madrid

Además de las habituales disputas entre la izquierda y la derecha, la reciente denuncia ante la Junta Electoral ha hecho saltar las alarmas de PSOE y Unidas Podemos. El partido socialista desplegó en la fachada del Palacio de la Prensa una lona de 29×22 metros con el lema «Tras la foto, ¿El Gobierno de Colón?» junto a unas ilustraciones del presidente del PP, Pablo Casado, la presidenta en funciones de la comunidad, Díaz Ayuso, y Toni Cantó, el número cinco en la lista del PP. El Partido Popular se acoge al artículo 53 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral que dicta que en precampaña «queda prohibida la difusión de publicidad o propaganda electoral mediante carteles, soportes comerciales […]», que quedaría violado. La denuncia contra Podemos va en la misma línea, ya que los azules acusan a Pablo Iglesias de haber contratado publicidad en la red social Facebook durante la precampaña.

Estas no han sido las únicas denuncias que se han interpuesto. Por parte del PSOE, se ha registrado una denuncia contra la candidatura de Ayuso por incluir al exalcalde de Toledo, Agustín Conde, en su lista sin estar este empadronado en la región madrileña. La vacunación también ha sido un tema de debate entre los partidos. Edmundo Bal, candidato de Ciudadanos, ha insistido en que esta es «la prioridad número uno ahora mismo».

Según el barómetro del CIS, Isabel Díaz Ayuso se alzaría con la victoria en la comunidad, consiguiendo 59 escaños, casi rozando la mayoría absoluta establecida en los 68 escaños. El sondeo concede 68 diputados al bloque de la izquierda. PSOE obtendría el 25,3% de los votos y 38 asientos; Más Madrid, 14,8% y 20 diputados; y Podemos, 8,7% en voto y 10 representantes.

Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas / El País

El discurso de la división

No fue ayer un día de Reyes tranquilo. Cuando caía la noche en España, manifestantes radicales irrumpían en el Capitolio de Estados Unidos. La seguridad, desaparecida. Como resultado: caos. Al mismo tiempo, Trump encadenaba una serie de tuits y vídeos muy confusos en los que mezclaba la incitación a la protesta y la petición de abandono del lugar. En los pasillos del Capitolio afloraron personajes pintorescos portando disfraces de la más extraña índole. En el exterior del edificio se reunían una amalgama de banderas estadounidenses, pancartas a favor de Trump y banderas anarcocapitalistas —la famosa serpiente enrollada sobre sí misma.

Manifestante en el interior del capitolio. Fuente: AFP

Mientras tanto, al otro lado del charco, los políticos españoles se pronunciaban; valorando la situación a conveniencia, como ya es costumbre. Así algunos lo calificaron abiertamente de golpe de estado, otros culparon a grupos que ni siquiera se encontraban allí. No les importa que las valoraciones sean acertadas o no, lo que les importa es que les crean.

La situación que se vivió ayer deriva de semanas de propaganda y acusaciones de fraude electoral, que han sumido a Estados Unidos en una situación de alta polarización y división, alentada por algunos dirigentes y por asociaciones civiles. No es la primera vez que ocurre algo así a lo largo de la historia. No es necesario remontarnos muchos años atrás, a cuando tuvimos en España nuestra propia y personalizada manifestación radical en las calles de Barcelona. Cabe matizar que existen diferencias entre ambos sucesos, pero ambos ejemplifican el peligro de ciertos discursos que, por desgracia, son la regla y no la excepción en nuestros días.

A la izquierda, manifestantes radicales en Barcelona. A la derecha, en EE.UU. Fuente: Metropoli Abierta / Reuters

Muchos de los que ahora se escandalizan de la actitud de Trump, debieran recordar las posiciones que tomaron y las palabras que dijeron en otros momentos. Sin irnos muy lejos, en las últimas elecciones andaluzas Pablo Iglesias se atrevía a gritar “alerta antifascista”, incitando a grupos afines a tomar las calles tras la victoria del PP y la aparición de Vox en el congreso andaluz.

La reacción de Vox es también curiosa. El partido, a golpe de tuit de su líder, se dedica a culpar a la “extrema izquierda” de un suceso en el que ni siquiera había grupos de esta índole presentes. Abascal recuerda también el conflicto catalán y una pasada actitud de Pablo Iglesias, pero parece que no recuerda la suya propia hacia el gobierno actual al que califica de golpista, totalitario, dictatorial y “socialcomunista”. Actitud que favorece la creación de odio y aversión irracionales que, en un momento dado, podrían metamorfosear en violencia en las calles como la que hemos visto en Estados Unidos.

Tampoco faltan aquellos que pretenden utilizar los hechos ocurridos ayer para justificar o suavizar, con fines políticos y propagandísticos, otros sucesos anteriores. Así, Pablo Echenique comparaba el conflicto catalán con la actitud y proclamas de Trump asegurando que “lo de hoy de Trump es mucho más sedición”, como si un hecho que sea incorrecto justificase o anulase otro similar. La comparación de Echenique es cuanto menos vacua, carente de contenido y reflexión; ni aporta ni deja de aportar, simplemente no dice nada. Sea “más sedición” o no, ambos hechos son independientes entre sí y, sobre todo, dignos de rechazo y condena. Nadie reflexionaría sobre distintos asesinatos diciendo que “un asesinato es más asesinato que otro”.

Muchos son los políticos que llenan sus discursos con la palabra democracia, populismo, moderación, respeto a las instituciones… Pero pocos, o ninguno, son los que en la práctica, a la hora de actuar y dirigirse diariamente a sus afines, respetan unos principios básicos que inciten a una convivencia menos enfrentada y más constructiva.

La división entre bandos alcanza en nuestros días un nuevo pico, en mitad de una batalla cultural por conseguir la hegemonía ideológica. A nosotros, los ciudadanos, los sesgos ideológicos nos dificultan valorar a cada uno de ellos a partir del mismo criterio, siendo mayoría los que caen en alabar aquello que anteriormente han rechazado, o viceversa.

¿Qué está pasando en Bielorrusia?

Hace unos meses, el país exsoviético se hacía eco en todo el mundo tras las elecciones presidenciales, pero ahora parece haber desaparecido del mapa.

Manifestantes opositores protestan contra los resultados de las elecciones presidenciales en la Plaza de Independencia, Minsk, 20 de agosto de 2020. Fuente: Hispan TV

El pasado mes de agosto tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Bielorrusia. Los medios de comunicación de todo el mundo pusieron el foco en este país exsoviético que alcanzó su independencia en 1991. Tres años más tarde, Aleksandr Lukashenko conseguiría hacerse con el poder y, desde entonces, ha permanecido en el cargo. Ahora, tres meses después, apenas llegan noticias. ¿Dónde está Lukashenko? ¿Dónde está la oposición bielorrusa? ¿Continúan las protestas contra el gobierno?

La situación bielorrusa antes de la mediatización

Bielorrusia era un estado que formaba parte de la antigua Unión Soviética hasta que, en 1991, ésta fue disuelta y se formaron nuevos países a causa de la llamada Perestroika (reforma económica impulsada por el presidente Mijaíl Gorbachov para desarrollar una nueva estructura interna de la Unión Soviética).

Desde entonces, el único presidente que ha tenido el país ha sido Aleksandr Lukashenko. La duración de los mandatos, en su origen, era de 5 años, pero en 1996 se organizó un referéndum y la elección que debería haber sucedido en 1999 fue suspendida y trasladada al año 2001. En la constitución bielorrusa de 1994 se declaraba que el presidente electo sólo podía ocupar el cargo durante dos mandatos pero, debido a una reforma constitucional, esto se eliminó y se decretó que el presidente podía ser reelegido indefinidamente. 

Como curiosidad, cabe destacar que Bielorrusia fue uno de los países más afectados durante la Segunda Guerra Mundial. Se calcula que más de un 25% de la población se perdió durante la ocupación de la URSS por la Alemania nazi. Al final, la batalla se saldó con alrededor de 2 millones de personas asesinadas y casi toda la población judía eliminada. Casi el 85% de la capital resultó destruida por los continuos bombardeos.

Por otra parte, durante el desastre nuclear de Chernóbil, se pronosticó que cerca de un 70% de la actividad radioactiva cayó sobre Bielorrusia: casi todas las partículas malignas tomaron sus tierras.

El presidente de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko, en un desfile militar el 9 de mayo en Minsk. Fuente: EFE
Las opositoras que se atrevieron a desafiar a Lukashenko

Aleksandr Lukashenko, después de 26 años en el cargo, se postulaba para unas nuevas elecciones. Ahora, con diferencias. Lukashenko tenía una oposición principalmente liderada por mujeres. En concreto, tres: Svetlana Tijanóvskaya, Veronika Tsepkalo y María Kolesnikova.

Svetlana, traductora y profesora de inglés, decidió postularse después de que su marido, Serguéi Tijanovsk, fuera detenido y encarcelado tras dar a conocer su intención de presentarse a las elecciones; Veronika Tsepkalo, esposa del aspirante inhabilitado Valeri Tsepkalo, y María Kolesnikova, representante del también expostulante Víctor Babariko. Estas tres figuras masculinas, las cuales fueron inhabilitadas de la carrera presidencial antes de tiempo, se erigían como la oposición tradicional bielorrusa: el primero de ellos, detenido cuando participaba en un acto electoral para recaudar firmas; el segundo, exiliado en Rusia por amenazas y, el tercero, en prisión por supuesta evasión de impuestos y blanqueo de dinero.

Así, las tres mujeres se alzaban como las principales candidatas a desafiar al gobierno de Lukashenko, “el último dictador de Europa”. «Mi posición y el Estado nunca me permitirán llegar a ser un dictador… pero gobernar con estilo autoritario es una característica mía y siempre lo he admitido», afirmó el presidente en una entrevista a una radio bielorrusa en el año 2003.

Veronika Tsepkalo, Svetlana Tijanóvskaya y Maria Kolesnikova durante una conferencia de prensa en Minsk, Bielorrusia. Fuente: EFE / Tatyana Zenkovich
Verano de protestas

Los pasados meses de verano, el país se vio sumergido en una ola de arrestos (más de 2.000 personas fueron arrestadas durante la campaña) y protestas contra el gobierno. Todo esto contribuyó a que la campaña electoral fuese, sin ninguna duda, un recorrido arduo con numerosos obstáculos. La carrera, que se debatía entre una oposición que prometía nuevos aires para el país y un cansado gobierno de Aleksandr Lukashenko, continuaba en mitad de una sociedad cada vez más divergente.

Los mítines de la oposición resultaron ser masivos. El 30 de julio, Svetlana Tijanóvskaya conseguía reunir en Minsk más de 63.000 personas –así lo confirmaba Vyasná, grupo de derechos humanos–. Para ella, las manifestaciones supusieron ya una victoria. «Hemos ganado porque hemos vencido al miedo, la apatía y la indiferencia», afirmó.

Svetlana Tijanóvskaya durante una protesta en el país. AD Noticias

Con todo, llegaba el 9 de agosto, el día de las elecciones. El resultado final: Lukashenko ganaba, según la agencia de noticias estatal de Belta, con más de un 80% de los votos. La oposición, sin embargo, no llegaba ni al 10%. La oposición rechazó el dictamen electoral y lo calificaba como fraude. «El poder debe reflexionar sobre cómo cedernos el poder. Me considero vencedora de la elección», declaró Tijanóvskaya. Además, muchos expertos afirman que, desde el año 1995, no se han celebrado unas elecciones justas y libres en el país.

La población tomó las calles y la noche se clausuró con disturbios en más de 33 ciudades del país, así como con un muerto y decenas de heridos. Rusia y China, por su parte, felicitaron la victoria del líder bielorruso mientras que ciudades como Alemania advirtieron el fraude electoral.

La situación actual del país

Inmediatamente, después de las elecciones, la opositora Veronika Tsepkalo se marchó del país por miedo a la persecución, al igual que Tijanóvskaya, que se exilió a Lituania. “Svetlana Tijanóvskaya está a salvo, está en Lituania», comunicó el jefe de la diplomacia lituana a través de su cuenta oficial de Twitter.

A finales del mes de agosto, los países bálticos (Estonia, Lituania y Letonia) vetaron al gobierno de Lukashenko. En otro de los intentos del presidente por detener las protestas, la opositora María Kolesnikova fue secuestrada y detenida en septiembre y ahora permanece en prisión. Un poco más tarde, Kolesnikova fue imputada por atentar contra la seguridad nacional.

Varias mujeres sujetan dibujos de Tijanóvskaya, Tsepkalo y Kolesnikova, durante un acto de campaña de la candidata a las presidenciales bielorrusas Svetlana Tijanóvskaya, en Borisov. Fuente: Sergei Grits

El 23 de septiembre, Lukashenko se autoproclamó presidente. Ya en octubre, la Unión Europea pedía sanciones para el gobierno bielorruso: 40 altos cargos se encontraron en la lista de sancionados, de la cual se excluyó a Lukashenko. “Se les castiga con la prohibición de entrada al territorio comunitario al tiempo que se congela sus bienes en la UE. Se ha optado por el «enfoque gradual». Dejar la lista sin cerrar e ir añadiendo nombres a los que aplicar correctivos. Solo así se explica la ausencia del propio Lukashenko”, afirmaba el pasado mes el periódico español Hoy. Asimismo, Emmanuel Macron, añadía: “Si la situación se vuelve más complicada no nos abstendremos de incluirle”.

El 22 de octubre, las líderes que dirigieron la oposición bielorrusa recibieron el Premio Sájarov 2020, concedido por el Parlamento Europeo. “Una iniciativa de mujeres valientes y figuras políticas y de la sociedad civil”, según las palabras de la propia Eurocámara.

Ya en el mes de noviembre, Lukashenko continúa en su intento por recuperar las relaciones con la Rusia de Putin y plantea la idea de crear una segunda central nuclear en el país. El 4 de noviembre, Alemania emitió un comunicado en el que negaba la legitimidad de Lukashenko como presidente electo y reclamaba la celebración de unas nuevas elecciones, bajo la vigilancia de miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Esta misma institución demanda la cancelación de los resultados electorales y una nueva llamada a las urnas bielorrusas. Según afirma la agencia de noticias rusa Sputnik, las autoridades bielorrusas rechazaron el informe por falta de exhaustividad y afirman que Minsk no acepta sus recomendaciones.

Aleksandr Lukashenko añade como respuesta que “los alemanes ayer se preocuparon por los bielorrusos e incluso aprobaron en el Parlamento una decisión para Bielorrusia”. “Es mejor que primero aclaren la situación allí. Pongan las cosas en claro en Polonia, que está más cerca. Y lo más importante es ver si ellos exigirán a los estadounidenses que realicen unas nuevas elecciones”, concluyó el líder bielorruso.

Especial Casa Blanca: Donald Trump acusa de fraude electoral a Joe Biden

Donald Trump en un acto de campaña. Fuente: Twitter (@realDonaldTrump)

Donald Trump, presidente de Estados Unidos desde hace cuatro años, ha acusado de fraude electoral a los demócratas (liderado por Joe Biden). Aún no es oficial, pero los últimos resultados apuntan a que Donald Trump no va a ser reelegido presidente de los Estados Unidos.

El pasado martes, 3 de noviembre, Estados Unidos tenía una cita con las urnas para elegir al nuevo presidente de los Estados Unidos. Dos bandos, dos partidos, dos candidatos y un solo ganador que conseguirá hacerse con la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. En el bando demócrata, Joe Biden, que a pesar de todo, muchas encuestas auguraban su triunfo, aunque en las últimas semanas su rival republicano (el hasta ahora presidente de los Estados Unidos, Donald Trump) había recortado distancias en las últimas encuestas publicadas.

Hasta el momento, Joe Biden ha logrado el 50,5% de los votos (73.558.010 votos) y Donald Trump el 47,8% de los votos (69.658.857 votos). El líder republicano ha liderado los estados de: Idaho, Montana, Utah, Wyoming, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Iowa, Kansas, Misuri, Oklahoma, Texas, Luisiana, Misisipi, Alabama, Florida, Tennessee, Kentucky, Virginia Occidental, Ohio, Indiana, Carolina del Sur, Indiana. Por lo que en total, hasta el momento, ha conseguido 214 votos electorales, mientras su rival, Joe Biden, ha logrado 264 votos electorales.

Hay que tener en cuenta que para entrar en la Casa Blanca hay que conseguir 270 votos electorales, por lo que, el candidato demócrata está a punto de ser nombrado presidente. Pero, el líder republicano lejos de asumir su inminente derrota, ha alertado a través de su cuenta de Twitter que hay que parar las elecciones. Después de acusar de fraude electoral a los demócratas sin mostrar pruebas a través de su cuenta de Twitter, la propia red social ha calificado sus tweets de engañosos.  

Traducción: «Anoche yo iba en cabeza, a menudo muy sólidamente, en varios estados clave, la mayoría de ellos controlados y gobernados por demócratas. Entonces, uno tras otro, empezaron mágicamente a desaparecer conforme papeletas sorpresa se iban contando. MUY RARO».

Traducción: «Estamos ganando a lo grande, pero ellos están tratando de ROBAR las elecciones. No les dejaremos hacerlo. No se puede votar después de que las urnas han cerrado».

Estas acusaciones han provocado, según apuntan algunos medios, algunas manifestaciones frente a colegios electorales en Pensilvania o Arizona, pero sin incidentes de relevancia. Además del candidato republicano, Matt Morgan (consejero general de la campaña de Trump) decía “esta elección no ha terminado. La falsa proyección de Joe Biden como ganador se basa en resultados en cuatro estados que están lejos de ser definitivos”, en un comunicado recogido por la CNN.

Habrá que esperar un poco más para conocer al nuevo presidente de los Estados Unidos, pero cada vez tiene más complicado Donald Trump la reelección, ya que, según el último recuento de Fox News, Joe Biden está a solo seis delegados de la Casa Blanca.

Si quieres conocer un poco más sobre las elecciones estadounidenses desde otra perspectiva, en Voz Nueva, también encontrarás un artículo sobre esta cita con las urnas desde la perspectiva demócrata.

Historia de una carrera a la Casa Blanca

En un país con más de 8 millones y medio de casos por COVID-19 y un total de 225.000 muertos, Donald Trump y Joe Biden se disputan en su carrera por establecerse en la Casa Blanca. Trump, confiado. Biden, luchador. Esta es una historia de una carrera a la Casa Blanca en mitad de una pandemia.

Sin apretón de manos y con apenas gente en la sala, comenzó el que sería el primer debate presidencial. Trump, interrumpiendo al líder demócrata al son de «Will you shut up, man?» (“¿Quieres callarte, hombre?”). Chris Wallace, periodista y presentador de televisión estadounidense, –moderador en este caso–, tuvo que intervenir varias veces para calmar la situación. «Señor presidente», dijo Wallace. «Su campaña acordó que ambas partes tienen respuestas de dos minutos. Ininterrumpidas. Su parte acordó. Observe lo que acordó su campaña», dijo. 

La noche del martes 29 de septiembre fue agitada. Joe Biden, un presidente mucho más convencional, se notaba algo nervioso al principio, pero después terminó por acostumbrarse a las interrupciones de Trump. «Donald, ¿podrías callarte un minuto?», rogó el candidato demócrata. El debate se dividió en seis grandes cuestiones aunque, probablemente, entre las conversaciones cruzadas y los gritos, a los potenciales votantes americanos les costaría aclarar las posiciones de cada uno.

En un debate condicionado por la crisis del coronavirus, Biden aprovechaba para acusar al presidente de mentir y, de paso, satirizar una de las recomendaciones que hizo Trump como método anti-covid: la ingesta de lejía. «Por cierto, a lo mejor se podrían inyectar lejía en el brazo», criticaba Biden la gestión del gobierno durante la pandemia. Trump, ante las duras palabras del exvicepresidente, respondía atacando al intelecto del líder demócrata: «Jamás podrías haber hecho ese trabajo, no lo llevas en la sangre. No hay nada inteligente en ti, Joe».

En esta línea, el actual presidente de los Estados Unidos también aprovechó para criticar que Biden llevase mascarilla “todo el tiempo”. «Tengo mascarilla, tengo una aquí mismo, pero no la uso como él, que cada vez que lo ves tiene una mascarilla. Puede estar hablando, a 200 pies (unos 60 metros) de distancia y lleva la mascarilla más grande que hayas podido ver», afirmaba Trump. «Él ha sido totalmente irresponsable en la forma en la que ha gestionado el distanciamiento social y la gente con mascarillas, básicamente animándoles a no hacerlo. De acuerdo entonces. Es un tonto», añadía el exvicepresidente.

A la izquierda, el candidato republicano a las elecciones presidenciales, Donald Trump; A la derecha, Joe Biden, candidato demócrata. Fuente: AFP / Jim Watson

Los dos militantes a la Casa Blanca deberían haberse disputado en tres debates pero, debido al positivo en COVID-19 del presidente Trump, sólo fueron dos. Este segundo y último debate tuvo lugar el pasado viernes 23 de octubre y fue más civilizado que el primero. Para evitar la desvergonzada sesión del 29 de septiembre, en esta ocasión se cerraron los micrófonos de ambos políticos cuando el otro estaba hablando. Ya no vencieron los insultos, ni los gritos. Aquí ganaron los argumentos presidenciales acerca del futuro de Estados Unidos.

Durante la hora y media que duró dicho debate, ambos expusieron sus ideas. Fue un debate tan refinado y cortés con respecto al anterior que no se sabe quién salió ganando. Quizás, debido a que después del primer debate presidencial las expectativas en cuanto a Trump eran muy bajas, en este segundo su discurso tomó fuerza. Según explicó Alejandro Ibáñez, miembro del Think Tank Baker Institute de la Universidad de Houston, al periódico El Mundo, «la pregunta vital tras el debate de esta noche es: ¿Ha conseguido Trump dar un giro de 180 grados para encauzar la remontada? No lo creo. Lo ha intentado con ataques personales constantes, pero Biden ha aguantado el tipo».

Pero, ¿qué dicen las encuestas? A los medios les costó averiguar quién fue el verdadero ganador del segundo y último debate. Según ABC7 News, a través de una encuesta realizada de forma online, Trump ganó el debate por un minúsculo margen: 51% vs. 49%.

Ya han votado más de 50 millones de personas. Tal y como afirma el diario nacional El País, «más de 6,3 millones de votantes han ejercido su derecho en Texas, que abrió las urnas para el voto anticipado el pasado lunes. Otros dos millones lo hicieron en el Estado de Florida, que habilitó el voto por correo la semana pasada. La balanza de la votación la han inclinado, principalmente, los demócratas. Las cifras de Florida mostraron que del total de votos 1,1 millones corresponden a personas registradas ante el Partido Demócrata, mientras que los republicanos apenas han alcanzado unos 681.000 votantes.»

Intención de voto para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Fuente: El Periódico

Los dos debates han supuesto, por tanto, la última oportunidad de decisión de los ciudadanos americanos. Por el momento, las encuestas electorales de Estados Unidos otorgan una clara victoria a Joe Biden, con 7,5 puntos por encima del líder republicano. Sin embargo, en algunos estados clave como Pensilvania o Florida, puede que en estas semanas que quedan suceda lo inesperado. En esta línea, según las mediciones de Real Clear Politics, Joe Biden se llevaría al menos 232 delegados frente a los 125 de Trump. No obstante, quedan en el aire otros 181 que podrían inclinar la balanza hacia cualquiera de los dos candidatos.

Donald Trump confía. Biden, añade: «Todo el mundo sabe quién es Donald Trump. Mostrémosle quiénes somos nosotros. Elegimos esperanza frente al miedo. Unidad frente a la división. Ciencia frente a la ficción. Y, sí, el honor y la integridad frente a la mentira», dijo el candidato demócrata al final de uno de sus discursos en el Congreso. 

El presidente Donald Trump, en Twitter: «Muy importante VOTAR por los republicanos en la Cámara. Aléjate de Pelosi y de sus nuevos amigos de izquierdas radicales. ¡Protege tu 2da Enmienda, militares, veterinarios y mucho más!»
El candidato demócrata Joe Biden, en Twitter: «El presidente Trump y su administración pueden haber renunciado al pueblo estadounidense, pero les puedo prometer que yo nunca lo haré.»