Mortal Kombat (2021): Ni «Fatality» ni «Flawless Victory»

Veintiséis años después de que Paul W.S. Anderson la trasladase a la gran pantalla, la franquicia de videojuegos de lucha regresa bajo el brazo de James Wan como productor.
Spot de la película en español.

Las adaptaciones cinematográficas de videojuegos arrastran una maldición. No hemos tenido ni un Logan (Mangold, 2017) ni un Vengadores: Infinity War (Russo & Russo, 2018) y, por supuesto, nada remotamente cercano a El Caballero Oscuro (Nolan, 2008). A menudo, cuando se dice que una película de videojuegos es «pasable» o «decente», suele ir acompañado de la coletilla: «Para ser una peli de videojuegos». Como ejemplos de esto, me vienen a la mente la reciente y exitosa Sonic, la película (Fowler, 2020) o Warcraft: el Origen (Jones, 2016).

No obstante, pese a honrosas excepciones como las citadas, es innegable que el baremo no resulta para nada halagador. Los fanáticos del mundillo han tenido que conformarse con las mediocres Assassin’s Creed (Kurzel, 2016), Doom (Bartkowiak, 2005) o Rampage (Peyton, 2018) o las infumables sagas de Hitman, Dead or Alive o Resident Evil. Y, si nos ponemos a hablar de la filmografía de Uwe Boll, tendríamos material para otro artículo, un libro y una tesis doctoral…

Fotograma de Mortal Kombat (2021). Cole Young (Lewis Tan), luchador de MMA y nuevo protagonista; creado exclusivamente para la película.

En cuanto a la relación de este humilde espectador con la franquicia de Mortal Kombat, me considero un jugador ocasional de la misma y siempre disfruté tanto de sus brutales y exagerados combates como de sus personajes y lore. Por otra parte, vi las dos incursiones cinematográficas de finales de los 90. La de Paul W. S. Anderson se deja ver, pero le faltan factura técnica y la violencia de los juegos (era PG-13). La segunda parte, Mortal Kombat: Aniquilación (Leonetti, 1997) hace honor a su nombre: un risible y completo despropósito que solo se puede recomendar con una botella de ginebra en mano.

Fotograma de Mortal Kombat: Anquiliación (1997). Hasta los Power Rangers tenían más presupuesto.

Entonces, con el listón tan bajo, ¿es Mortal Kombat (McQuoid, 2021) mejor que sus predecesoras? Obviamente; no era muy complicado. No obstante, pese a ser gamberra y brutal, tiene problemas que conviene comentar.

Lo mejor de este reboot son los personajes de Scorpion (Hiroyuki Sanada) y Sub-Zero (Joe Taslim). Los combates entre ambos son brutales y su rivalidad en pantalla es la única dinámica entre personajes que se siente bien construida y dramáticamente potente. Precisamente, la película arranca con una secuencia ambientada en el período Edo japonés. La violencia y el tono de este fragmento no tienen nada que envidiar a una película como 13 asesinos (Miike, 2010) y, lo que es más importante aún, nos introduce a estos dos enemigos mortales y los motivos detrás de su milenaria rencilla. Es, sencillamente, la mejor secuencia de toda la película. Y ahí está, en parte, su mayor problema: una vez se pone toda la carne en el asador, lo más probable es quedarse a medio gas…

Fotograma de la película. Scorpion (Hiroyuki Sanada) y Sub-Zero (Joe Taslim), cara a cara.

En cuanto al resto del elenco, el parecido físico de los actores con sus contrapartes jugables resulta bastante fidedigno. El maquillaje y el vestuario no se sienten ni cutres ni ridículos y la ristra de luchadores que aparece, así como algún que otro guiño o cameo, deleitará con creces a los fanáticos de la saga.

Sin embargo, la película adolece de un grave problema, una cuestión narrativa y de montaje: el ritmo es demasiado apresurado. El filme está tan empeñado en no aburrir nunca, en llevarnos de una localización a la siguiente y en introducir un nuevo personaje cada cinco minutos, que no tiene tiempo para profundizar en las relaciones entre sus personajes ni en disfrutar de la lograda ambientación.

Ejemplos claros de ello son la presentación de ciertos personajes como Goro (recreado íntegramente por CGI) o Kung Lao (Max Huang), que aparecen prácticamente de la nada y con apenas un par de líneas como introducción.

Fotograma de la cinta. Vemos a Goro, uno de los malos más queridos de los juegos.

Con las relaciones entre los protagonistas, ocurre exactamente lo mismo: el nuevo héroe Cole Young tiene como motivación defender a su hija y a su esposa, pero apenas pasa tiempo con estas. Incluso se plantea cierto simbolismo a través de una pulsera de la hija que luego se olvida por completo.

El escepticismo de Lord Raiden (un genial y desaprovechado Tadanobu Asano) hacia Cole se pasa, prácticamente, en un suspiro. Hay un personaje que muere a mitad de la cinta, pero ha sido presentado de forma tan abrupta que su final nos importa entre poco y nada. Y cómo olvidar la derrota de Shang Tsung (Chin Han) que, si bien no es el villano con más presencia (ese sería Sub-Zero), se supone que es la mente maestra tras todo el complot. Pues, pese a dicho peso narrativo, se deshacen de él con un chiste (literalmente).

Concretamente, las dos únicas dinámicas interesantes son la ya comentada enemistad entre Sub-Zero y Scorpion y la camaradería entre Sonya Blade (Jessica McNamee) y Jax (Mehcad Brooks). En resumidas cuentas, la película apuesta por la acción dinámica y trepidante; pisa el acelerador, en lugar de frenar. En consecuencia, una franquicia a menudo alabada por la imaginería visual de sus escenarios y por su galería de héroes y villanos se convierte en un «visto y no visto», desbaratando cualquier tipo de construcción dramática. Para ciertos espectadores puede ser un problema; para los sedientos de adrenalina, no tanto…

Fotograma de la película. Sonya Blade (Jessica McNamee) le planta cara a Kano (Josh Lawson).

Por otra parte, los diálogos tienen varias frases que pueden resultar cursis o, directamente, embarazosas. No obstante, si se aprecia que varias de ellas son menciones directas al juego («Get over here!» o «Flawless Victory«) y que la película está buscando un tono macarra y exagerado (es decir, que ni ella misma se toma en serio), quizás la audiencia debería optar por hacer lo mismo.

En cuanto a la acción, los fans preguntarán: «¿Qué tal está?» Pues cumple con creces: es creativa, grotesca y tiene un sentido del humor muy negro. No obstante, no esperéis toparos con nada equiparable a los salvajes fatalities y brutalities de los últimos juegos. Aún así, hay brazos arrancados, cabezas cortadas, tripas sacadas… Una verdadera oda a la casquería.

Así mismo, la decisión de mostrar los combates (casi siempre) en planos generales y la contundente edición de sonido (huesos rotos, rayos, fuego, golpes, etc), combinada con una notable BSO de Benjamin Wallfisch, dan lugar a una experiencia bastante cercana a jugar una partida. Es más, hay incluso planos concretos (en la batalla final, por ejemplo) que aluden precisamente al encuadre con el que arranca cualquier pelea del videojuego.

Fotograma de la película. Liu Kang (Ludi Lin) y su primo Kung Lao (Max Huang).

Entonces, ¿es Mortal Kombat (2021) una buena adaptación? En términos estéticos, desde luego; la influencia de James Wan (The Conjuring, Saw, Aquaman) desde el equipo de producción se percibe de forma evidente. Sin embargo, en términos narrativos, se siente como un prólogo, como una presentación de personajes que exhibe un futuro prometedor (el último plano es toda una declaración de intenciones), pero que no termina de despegar sin la complicidad y paciencia de los fans. ¿Es entretenida? Desde luego. ¿Es buena? No del todo, pero tampoco es mala como las anteriores entregas.

Aún así, es una cinta que no engaña a nadie. Sabe perfectamente a quién dirigirse: a los fans de las películas de artes marciales (y de las MMA), a los amantes de las bizarradas de los Shaw Brothers y, por supuesto, a los jugadores adeptos de esta franquicia creada por Ed Boon y John Tobias en el, cada vez más, distante año 1992. No obstante, uno no puede evitar imaginarse cómo hubiese sido la película de haber mantenido el tono y estilo de la secuencia inicial; habrá que conformarse con volver a las pelis de Takashi Miike y Takeshi Kitano…

Fotograma de la película. Scorpion (Hiroyuki Sanada) ejecuta su mítico ataque.

Valoración de la película

Puntuación: 3 de 5.

Adaptación disfrutable, cañera y violenta. Divertirá a los forofos del videojuego y de las artes marciales. No recomendable para el que busque un entretenimiento más «cerebral» o serio.