DommCobb: «Para mí el humor es una cuerda infinita, no tiene fin»

Traemos una charla muy interesante con Ana Belén López García –DommCobb en redes–, dibujante y viñetista profesional. El hilo conductor, los límites del humor. Una mirada crítica y desde un punto de vista protagonista: la figura del viñetista. Vagaremos también por su libro “La vida es ahora… después” y por “El amor: esa confusión actual”, nombre de los talleres que realiza para charlar sobre los errores que cometemos en nuestras relaciones románticas. 

La primera pregunta es directa y puede parecer sencilla, aunque no lo es. Vamos al grano. ¿Hay o no hay límites en el humor? ¿O debería haberlos?

He reflexionado mucho sobre esta pregunta porque yo tenía unas cosas claras, pero me apetecía darle una vuelta a esa idea. En principio, la respuesta simple sería ‘no’, para mí el humor no tiene límites. Para mí el humor es una cuerda infinita, no tiene fin. Sí que creo que hay muchas cosas que explicar, porque hay ciertos temas que pueden hoy en día ofender muchísimo. Esto creo que va muy relacionado con lo infantilizada que está la sociedad o el individuo; el exceso de protección que se le da a éste, como si fuésemos incapaces de resolver nuestros conflictos, o las ofensas, o el daño que venga desde fuera. También es verdad que hoy en día hay gente que expresa el humor y se esconde en la libertad de expresión o en que el humor es libre, cuando sí que se ve en el fondo que hay unas ganas de hacer daño. Ahí sí que habría límites. Igualmente, todo lo que yo siento o pienso de los límites del humor es imposible que se pueda verbalizar en una conversación.

Siguiendo con esto, el humor tiene una cosa que es única. Permite poder hablar de ciertos temas que en el día a día nos parecen complicados de tratar o delicados sin que esto mismo sea un impedimento y, además, poder reírnos de ello. ¿Sientes que hay ciertos temas en tu día a día que son incómodos para la sociedad y por ello intentas evitarlos? ¿O simplemente te limitas a dibujar sin importar las “consecuencias” que pueda tener esa viñeta?

Yo dibujo lo que me surge. El humor es como un lenguaje, como un idioma en el que podríamos entendernos todos. El humor es suave, es un bálsamo; le puede quitar hierro a las cosas porque ninguna cosa tiene tanto hierro como creemos, y es como una puerta de acceso a abrir temas que puedan resultar incómodos.

A la hora de hacer viñetas la verdad es que yo toco todos los temas que me van interesando, para mí no hay ningún tema del que yo quiera hablar y diga “a ver cómo lo digo”. En principio no me ha pasado. Me siento muy libre en la vida y por lo tanto en lo que hago, que es mi vida. No tengo ninguna barrera personal.

Darío Adanti dice que el humor es como el sadomasoquismo:Ambas partes pactan un rol, ambas partes lo juegan, ambas partes, aunque tú no lo entiendas, obtienen placer de ese juego. Si a ti ese juego no te da placer, no lo juegues, pero no señales a los otros diciendo que están enfermos porque juegan a algo que tú no entiendes”. ¿Dirías que el humor negro tampoco tiene –o no debería tener– límites?

Para mí no. Partiendo de la base de que la vida no tiene límites. Por ejemplo, hay mucha gente que piensa que no se puede bromear acerca de la muerte. Pues bien, es que nos morimos.

Reflexionando sobre esto, esta semana he estado hablando con un amigo y me decía: “pues yo no veo bien que se rían, por ejemplo, de un cojo”. Y yo le pregunté, ¿por qué? Al final, reflexionando y argumentando me di cuenta de que veía inferior a la persona que estaba coja. Por lo tanto, cree que no tengo que reírme porque hay una especie de superioridad. Pero no tiene por qué ser así. Para empezar, porque si yo estoy coja soy exactamente igual que los demás, no tengo ningún defecto. Cuando tú dices que hay un pacto entre dos, yo lo veo así. Diría incluso que somos equipo. Por lo tanto, yo nunca voy a ir a dañar a nadie.

¿Para ti, en una viñeta, es más importante el lado artístico o el lado político/social?

La verdad es que no lo sé. Ni siquiera ahí tengo límites.

Ahora queríamos preguntarte por tu inspiración durante la cuarentena. Estando tanto tiempo encerrada en casa, ¿te quedaste muy rápido sin ideas?

Incluso al revés. Aunque yo estuviese en casa, seguía teniendo contacto virtual con las personas. Como las viñetas salen de los seres humanos, de las relaciones, la verdad es que no pararon de salir. De hecho, creé “Balcosaciones”, un libro de viñetas en los balcones.

Cambiando de tercio, hemos visto por ahí que has sacado un libro a modo recopilación de tus viñetas. “La vida es ahora…después”. ¿A qué se debe ese título?

Cuando yo lo estaba pasando francamente mal y fui a terapia, que fue cuando surgieron las viñetas, todo el mundo se refería al presente, a la vida es ahora. Yo decía, vale, la vida es ahora, pero ojalá también sea después. Es decir, ojalá haya un después en el que yo pueda vivir mejor.

¿Cuántas viñetas conforman el libro?

Unas 220 viñetas. La mitad, más o menos, ya estaban publicadas en Internet, las otras eran inéditas.

Algo que nos ha parecido curioso es que dices que las conversaciones de tus viñetas se dan entre humanos y humanoides. ¿A qué se debe eso?

El humano sería la persona que está en contacto consigo misma. Cuando tomas decisiones y sabes por qué las tomas, cuando llevas las riendas de tu vida. El humanoide es la persona que actúa más por automatismo, por costumbres.

Hemos descubierto que haces talleres por diferentes ciudades de España bajo el título de “El amor: esa confusión actual”. ¿Qué te motivó a recorrer gran parte de España para desmontar con la gente los errores en los que basamos nuestras relaciones amorosas?

Surgió porque mis viñetas hablan mucho de relaciones. Yo, por ejemplo, no entiendo que una relación sea una fuente de sufrimiento y no de gozo. Al empezar a tener éxito las viñetas y al ver que mucha gente se sentía identificada con el drama, pensé que toda la gente funcionaba así.

Además, mi amigo Pedro Jara, un gran psicólogo de aquí de Murcia, me dijo que me veía hablando sobre ello. Pensé, ¿por qué no? Y al final, a través de las viñetas, se creó ese taller.

¿Podrías decirnos qué son exactamente lo que tú llamas “monosaciones”?

“Monosaciones” es una mezcla entre la palabra monólogo y conversación. El término surgió de esas conversaciones que tienes con alguien en las que solo hablas tú y el otro, generalmente, no te está escuchando. Entonces, es un monólogo que se aprovecha de otro para conversar, pero donde el otro tiene una ínfima importancia.

Durante toda la entrevista hemos estado hablando de ‘DommCobb’, el personaje que tú misma has creado. ¿Podrías decirnos qué significa el pseudónimo? ¿De dónde viene?

Tiene muchísima explicación. Viene de un sitio y tiene muchísimos lazos que le dan poder y empaque a ese nombre. No lo he dicho nunca, aunque hay algunas personas que sí han ido averiguando algunas cosas. Pero no, no lo voy a decir.

Para finalizar, nos gustaría preguntarte por tus objetivos al crear las viñetas. Es decir, ¿qué es lo que quieres conseguir o causar en el público que las lee?

El público es una cosa que no depende de mí. Lo que cada uno entienda de las viñetas, es suyo, es una interpretación y una percepción. Una vez que sale la viñeta tiene un montón de significados. El único objetivo que yo persigo, no solo en las viñetas sino en todo lo que hago en la vida, es sentirme bien, que yo disfrute haciéndolo, que encajen conmigo, que sean coherentes con lo que pienso, siento y hago. Lo otro no me pertenece.

*La imagen de la cabecera de este post pertenece a Vicente Vicéns, fotógrafo colaborador con el diario murciano ‘La Verdad’.

Hasta siempre Quino, nos vemos en las viñetas

Fuente: Diario Río Negro

Este miércoles, 30 de septiembre, con 88 años de edad se despedía de nosotros Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, un icónico viñetista, que con su sátira deja tras de sí una sociedad más inconformista, y, sobre todo, más crítica.

Hijo de padres andaluces migrantes, y huérfano a temprana edad, Quino se crió en el seno de la Argentina de los años 30, etapa en la que dio comienzo la Década Infame, que se extendió en el tiempo hasta el año 1943, con dos golpes de estado militares, y, en definitiva, un ambiente de fuerte autoritarismo y violencia, que azotaría con fuerza a la sociedad argentina de la época, lo cual se vería reflejado más tarde en su obra.

Fuente: @MafaldaDigital (twitter)

Su infancia la pasó junto a su gran referente, su tío Joaquín Tejón, también pintor y diseñador gráfico de renombre, al que debe su vocación por la ilustración y el dibujo. Años más tarde, inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, Mendoza, pero los acabó abandonando tras la muerte de su padre con el objetivo de ganarse la vida como dibujante. Sin embargo, su éxito no fue flagrante en un principio. Se dedicó a vender sus tiras cómicas y a buscar editores interesados en su trabajo, sin mucho éxito.

En 1954, tras realizar el servicio militar obligatorio, que también marcaría toda su creación artística, se asentaría en Buenos Aires, desde donde comenzó a participar, primeramente, en el semanario Esto es y posteriormente en diversos medios como Che, y el diario Democracia. Desde entonces sus publicaciones se comenzarían a editar para revistas y diarios de toda América y Europa. No obstante, también sufrió la censura, siendo en Italia, donde su humor sería clasificado como lectura solo para adultos.

Más tarde, en 1963, publicó su primer recopilatorio, que tituló Mundo Quino, basado en ilustraciones mudas. Poco tiempo después, tras el fracaso de una campaña de publicidad de una empresa de electrodomésticos en la que participó, nace uno de los personajes que más huella ha dejado, y que marcaría profundamente su vida profesional: Mafalda, una encantadora niña caracterizada por su capacidad de reflexión, su reivindicación constante, y por su cuestionamiento continuo del status quo.

Fuente: La Vanguardia

Aparecería por vez primera en la revista literaria Leoplán, después de lo cual comenzaría a publicarse en el diario semanal Primera Plana, cuyo director era buen amigo de Quino. Su fama solo hacía crecer, lo que lo llevó a publicar sus ilustraciones en el Diario El Mundo, entre los años 1965 y 1967, cuyo éxito fue imparable. El viñetista consiguió que poco a poco Mafalda, su personaje estrella, con su particular carácter contestatario, se introdujese por completo en el ideario colectivo.

Sin embargo, en el año 1973, hastiado de tanta guerra y violencia, como la que se vivía entonces en Argentina, decidió dejar de dibujar y de escribir. En 1976 se exiliaría a Milán tras el golpe de estado del dictador argentino, Jorge Rafael Videla.

Fuente: La Nación

En sus últimos años de actividad se limitó a hacer colaboraciones esporádicas con el diario Clarín, y a la realización esporádica de dibujos de Mafalda para distintos anuncios publicitarios, como el de UNICEF o Cruz Roja, que apelaban a la humanidad, el pacifismo, la igualdad, y la protección de la infancia.

Fuente: El Mundo de los ASI, campaña contra el abuso sexual infantil.

Ya en el año 1988 lo reconocieron en Mendoza, como Ciudadano Ilustre como Maestro del Humor, la Sensibilidad, y la Justicia de Proyección Internacional, además de realizar un dibujo en un cartel para el Ministerio de Relaciones Exteriores  en conmemoración de los derechos humanos y de la conquista de la democracia en Argentina. Siendo galardonado también en 2014, con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Quino, creador de Mafalda, condecorado con el Premio Príncipe de Asturias. Fuente: ABC

Quino, cuya trayectoria y obra ha sido reconocida a nivel internacional, fue un hombre reservado, que toda la sabiduría que habitaba en él, la plasmó con creces a través de sus dibujos, logrando como buen artista, conectar su corazón, su cabeza y su mano con un lápiz y un papel, tal y como comentó el actor y director argentino, Boy Olmi, al propio ilustrador, en la entrevista del documental Buscando a Quino.

Fuente: Documental «Buscando a Quin

Esto lo logró empatizando con lo que le pasa a la gente en su día a día, observando y reflejando la vida cotidiana, la familia, las emociones, y en definitiva, participando de lleno en la conformación de una realidad común mucho más equitativa, y no violenta.

Mamá, ¿qué te gustaría ser si vivieras?. – Revista Suples
Fuente: Revista Suples

Todo ello lo hizo de la mano de Mafalda, una mente adulta en el cuerpo de una niña, Susanita o Libertad, que invitan al lector a la reflexión constante, haciendo una crítica profunda a un mundo invadido por el machismo, la pobreza, los estigmas, los autoritarismos, y una libertad a menudo coartada, como expresaría en algunas de sus tiras cómicas.

Fuente: Verne (El País)

Así este ilustrador, que enfrentó la dureza de la vida con humor, deleitándonos, a través de sus viñetas, cuanto menos convenientes para una sociedad tan adormecida, deja con su producción todo un legado a las generaciones venideras donde comenzar a construirse de forma más igualitaria, libre y justa.

Fuente: @Nagu_cl (twitter)