Ramoni: “Juan Carlos Aragón es el mayor genio que ha dado el Carnaval de Cádiz”

Una mañana de febrero contactamos con Ramón de Castro, mejor conocido como Ramoni. Voz inconfundible del Carnaval de Cádiz que lleva toda la vida sobre las tablas del Gran Teatro Falla. Charlamos con él sobre la suspensión del COAC, buen carnaval y Juan Carlos Aragón. Regresamos por unos minutos a esas calles de la tacita de plata repletas de papelillos y serpentinas que hasta dentro de un tiempo no podremos volver a ver.
Antes de nada, ¿cómo llevas la suspensión del COAC a causa de la covid-19?

Pensaba que lo iba a llevar peor, pero lo estoy llevando bien. Al fin y al cabo, se trata de una fuerza mayor y es un asunto de salud. Está muriendo gente, no es un capricho de la organización. Es un problema a nivel mundial que tenemos. No se puede celebrar el COAC pero tampoco las ferias ni la Semana Santa. Lo echo de menos, por supuesto, porque es un trozo de mí que me han quitado. Pero, por lo demás, no lo estoy llevando tan mal.

¿Volverá el Carnaval en 2022?

Yo creo que sí. Ya no depende del Gobierno porque no tiene la culpa del virus, es cuestión de la conciencia de la gente. Si te están diciendo que no salgas, no salgas. Y si te dicen que no te reúnas, que no hagas botellón y que te pongas la mascarilla, hazlo. Haz todo lo que te digan. Y si no lo haces, la culpa es tuya. Por supuesto, el Gobierno tendrá su parte de culpa, como la tienen todos los gobiernos, pero la mayor parte la tenemos la ciudadanía.

Cuando todo esto haya pasado y el Carnaval pueda celebrarse de nuevo, ¿volverás?

Sí, claro que sí. Es una forma de vida. El día de Reyes cumplí 51 años. Y de esos 51, llevo 41 saliendo en Carnaval. Como dice mi madre, he ido más veces al Falla que al colegio (risas). En cuanto vuelva la normalidad, la vida vuelva a la normalidad y no haya contagios, volveremos. Seguramente, a final de verano podremos ver la claridad de esto. Y volveremos, seguro que volveremos.

Final del programa El Palco del Falla de Onda Cádiz. Fuente: Onda Cádiz Carnaval
En ese caso, ¿qué será lo mejor de volver?

Lo mejor de volver va a ser oler el templo. Sin duda. Me gusta mucho olerlo.

Pero, si te soy sincero, yo lo echo más de menos como aficionado que como componente. Yo soy de los que se traga el concurso entero. La primera noche que canto con mi comparsa tengo los nervios típicos del estreno, pero ya después es como si cantara en la ducha de mi casa. Lo que más echo de menos es sentarme delante de la televisión con Onda Cádiz a las nueve de la noche y esperar a ver cómo vienen los autores.

Cuando el carnaval pueda volver tal y como lo conocemos, a mucha gente le llamará la atención y empezará a escucharlo. Seguramente, surgirán nuevos aficionados. ¿Qué copla les recomendarías escuchar por primera vez?

Pues, hay repertorios que son muy didácticos para la gente que nunca ha escuchado Carnaval de Cádiz. Por ejemplo, para conocer un poco la comparsa, recomendaría el popurrí de Medio Siglo (2010), de los Majaras. Es una obra de arte.

En cuanto a chirigotas… yo recomiendo empezar con Eduardo Delgado o Ramón Díaz Fletilla. Y ya después, empezaría la época de la chirigota de Carapalo, El Petra con Manolo Santander. Más tarde, vendrían el Selu, el Yuyu, Vera Luque… Hasta los más recientes como Los impacientes que han sido los últimos en llegar pero lo están haciendo muy bien.

Actuación completa en la final del COAC de Medio Siglo. Fuente: Carnaval por un tubo
¿Crees que el Carnaval está evolucionando?

Claro. Está evolucionando mucho. Se cuidan mucho los detalles en la forma de cantar, en la expresión, en los tipos, en el decorado… En eso hemos ganado. Pero hemos perdido la esencia de las coplas. A lo mejor se ha mercantilizado un poquito, pero todos tenemos la culpa. Los orígenes siguen estando pero parece que se están olvidando.

Para terminar nos gustaría hablar del Capitán, de Juan Carlos Aragón. ¿Cómo fue trabajar con él?

El loco era muy personal, como cualquier genio. Te puedo afirmar sin dudar que Juan Carlos Aragón es el mayor genio que ha dado el Carnaval de Cádiz. Componía de una forma que él solo sabía: con solo cinco o seis acordes de guitarra hacía dos o tres melodías completamente diferentes y geniales.

Además de la calidad literaria, no se trataba simplemente de lo que escribía, sino de cómo lo escribía. Sabía perfectamente cómo encajar cada verso y cada intención en la composición musical. Ese don lo tenía él. Expresaba perfectamente su forma de pensar y de ser en el papel.

¿Cómo es la comparsa de Juan Carlos Aragón?

La comparsa de Juan Carlos Aragón tiene una particularidad que solo el buen aficionado conoce. Nuestra comparsa está dentro de la aureola de los artistas. Hay mucha gente que nos llama artistas en el peyorativo sentido de la palabra porque nos ganamos la vida con esto. Porque en el sentido normal sí lo somos, pero bueno… tontos tiene que haber en todas las etapas de la vida. Y si no los hubiese, ¿de quién nos reiríamos nosotros?

El que nos llama pesetero simplemente tiene envidia porque él no lo puede hacer. Un día, cuando iba con la guitarra en la espalda de camino a un local, me dijo un conocido que tenía mucha suerte y que ganaba mucho dinero cantando. Y yo le contesté, desde la ironía que me caracteriza, que si quisiera cantar también debería haber estudiado carnavalismo y comparsismo como yo.

A pesar de todo, somos una familia. Yo soy el Tito Ra para mis niños y mientras quieran, yo seguiré saliendo con ellos. No tengo intención de irme a ningún lado. Y si lo hago, es a una callejera.

¿Qué año ha sido el más especial junto a él?

Todos han sido especiales pero yo destacaría la vuelta al concurso en 2015 con Los Millonarios. Ese año teníamos las dudas y los nervios de volver. Pero, en cuanto se ponen Los Millonarios en el escenario y se abre el telón, el teatro se cae. El Falla se puso boca abajo. A partir de ahí, todo fue rodado.

El de Los Peregrinos (2017) también fue un año muy especial. Los Peregrinos fue una comparsa que le encantó porque es muy íntima, muy de autor. Y después vienen Los Mafiosos (2018), La Gaditaníssima (2019)… son todas geniales para mí. Incluso La Guayabera (2016) que fue la que menos éxito tuvo.

¿Qué le dirías ahora mismo si pudiera escucharte?

Yo solo le diría una frase: vuelve, cabrón, vuelve. Nada más.

Descubre el simbolismo del Carnaval de Cádiz

El mes de febrero tiene un significado especial para la provincia gaditana y, sobre todo, para la capital. El Carnaval constituye una forma de cohesión social para Cádiz y sirve de altavoz para todas aquellas reivindicaciones sociales y políticas. Aunque pueda conformar un escaparate turístico, su esencia crítica se mantiene viva en las letras de las coplas.

Si pensamos en el Carnaval, pensamos en las calles de Cádiz abarrotadas en el mes de febrero. En las agrupaciones del Gran Teatro Falla y en las “callejeras”, en los tipos, en la multitud… y, por supuesto, en las coplas que esperamos todo un año para escuchar. Estas no son simples canciones que tocan temas banales o que tienen una música pegadiza. El Carnaval de Cádiz va más allá del festejo musical.

Un poco de historia

El Carnaval tiene una gran importancia cultural. Tal es su relevancia, que lleva arraigada en la sociedad desde la Roma Clásica. Aunque bien es cierto que no tiene nada que ver con lo que es ahora. En esta época, el Carnaval estaba más relacionado con ceremonias y costumbres religiosas, concretamente cristianas.

Esta festividad dio sus primeros pasos como una herramienta que usaba el pueblo para reivindicar temas sociales de forma anónima. Recibía influencias de muchas partes del mundo, sobre todo de Florencia, con quien mantenía muchos lazos comerciales.

Durante el siglo pasado, sufrió una fuerte censura debido a la dictadura de Franco que no permitía las opiniones contrarias al régimen. Pero aún así, la esencia crítica se mantuvo de forma clandestina en las calles gracias a agrupaciones formadas por gaditanos que no se rindieron. De ahí deriva el término de «ilegales» para denominar a aquellas agrupaciones carnavalescas que no se presentan al concurso oficial.

La explosión del depósito de minas de San Severiano en 1947 hizo que el gobernador civil permitiera el Carnaval. El objetivo era contrastar con esta festividad la tristeza de lo ocurrido y levantar los ánimos. Desde entonces el Carnaval ha seguido tanto en el concurso de agrupaciones como por las calles, siendo una actividad de orgullo para la provincia.  

Explosión del depósito de minas de San Severiano, Cádiz en 1947. Fuente: El País
¿Por qué el carnaval es tan importante?

Una fiesta es un manifestación socio-cultural que incluye rituales, religiosos o no, y diversión, pero que implica muchas funciones en relación con la colectividad que las celebra y las protagoniza

Isidoro Moreno, antropólogo social y cultural

Las fiestas son una representación de lo que nos une. El Carnaval se ajusta a esta definición y engloba una serie de dimensiones que permiten que la comunidad se sienta unida y cohesionada por la misma.

Las letras reivindicativas de los intereses de la comunidad refuerzan los vínculos sociales entre los habitantes durante todo el año, pero especialmente en esta época. Además, como dice Cantero, estas letras están llenas de simbolismo hacia la sociedad y de diversión.

Esta esencia del Carnaval es la que se transmite de generaciones en generaciones, y la que se expande por todo el mundo. Se construye así una identidad colectiva mediante una cultura que todos los habitantes comparten. Es decir, los autores hacen referencias que los ciudadanos comprenden y aceptan. Además, las coplas transmiten un sentimiento de pertenencia e identificación a un grupo. El ser humano es un ser social. Es decir, necesitamos sentirnos dentro de un grupo. Para ello, nos involucramos dentro de un grupo social mediante las características y nos diferenciamos de otros grupos por las mismas.

Con las coplas reímos, lloramos, estamos de acuerdo o discutimos. Cuentan historias, denuncian injusticias y representan la realidad. Las coplas aportan nuevas versiones y puntos de vista, retoman debates e, incluso, introducen nuevas palabras como «cajonazo«. Los aficionados del Carnaval, toman todo esto como suyo, sintiéndose así dentro de un grupo social. De esta manera, los aficionados pertenecen al conjunto de carnavaleros, e incluso hartibles, y comparten gustos, pasatiempos y ocupaciones. El carnaval, por tanto, es una fiesta y el pilar fundamental de la cultura gaditana.

Pasodoble Si caminito del Falla de la comparsa La Eternidad, escrito por Antonio Martínez Ares, que recopila coplas clásicas del Carnaval de Cádiz. Fuente: Carnaval por un tubo
El Carnaval en el sistema capitalista

Las celebraciones son un producto más del sistema en el que vivimos. Los medios de comunicaciones dan cada vez más cobertura y protagonismo a las fiestas para convertirlas en escaparate de las ciudades y pueblos. Es decir, se vende esa identidad colectiva representada en las fiestas.

Es por ello, por lo que el Carnaval además de ser una fiesta, es una celebración que tiene una función transformadora de la sociedad. Durante esos días, Cádiz se vuelca en el Carnaval y todas sus actividades quedan relegadas a un segundo plano. Además, también se puede observar un cambio en torno a la estructura urbana, donde los bares sacan sus establecimientos a la calle, para dar más vida a la ciudad. Esto favorece a que las personas beban y consuman en la propia calle, que durante esta época, se permite y justifica por la propia fiesta. Así, se intensifica aún más ese sentimiento de grupo antes mencionado. Todos tienen una misma causa: disfrutar del Carnaval.

Este tipo de cambios promueven que el Carnaval se venda muy bien al público y vengan grupos de personas de todas las partes del mundo. Pasa a ser una atracción turística para miles de aficionados alrededor del mundo.

Esto al principio puede sonar bien, ya que puede ser beneficioso para la provincia, que recibirá de forma masiva ingresos por celebrar lo que les caracteriza. Pero también tiene una serie de inconvenientes. Debido a la entrada masiva de visitantes en esta época y el reciente ascenso del “litroneo”, las calles de Cádiz se convierten en un botellón. Y esto no tienen nada que ver con el Carnaval. Incluso puede provocar una pérdida de identidad de la propia fiesta.

Podemos encontrar agrupaciones que reivindican este hecho, defendiendo que el Carnaval debería ser para los que de verdad les gusta y no un botellón más. Un ejemplo puede ser el pasodoble Igual que en una mezquita de Los Millonarios, comparsa muy conocida de Juan Carlos Aragón, autor de más de 40 comparsas y chirigotas.

Pasodoble Igual que en una mezquita de Los Millonarios, escrito por Juan Carlos Aragón. Fuente: Carnaval por un tubo

El Carnaval de Cádiz supone para la ciudad tanto un foco de ingresos como un pilar fundamental de representación cultural. Gracias a esta festividad se realzan y ponen en la opinión pública grandes reivindicaciones. Esa esencia es la que embauca a todos sus seguidores y la que impide que se vuelva una simple festividad en manos del capital. Mantengamos, como andaluces, el Carnaval. Este, más que una fiesta, es uno de los pocos espacios en los que la libertad de expresión aún puede disfrutarse.