¡Ayuda! Quiero hacer una orgía y no sé cómo

Puede que participar en un orgía te haya dado alguna vez curiosidad o se trate de una de tus fantasías sexuales. Quizás te hayas lanzado alguna vez y el resultado no ha sido el esperado. ¿Quieres saber cómo participar u organizar una orgía?

Para poder formar parte de una orgía primero hay que tener claro qué es. Una orgía es una actividad sexual en la que más de tres personas mantienes relaciones de forma consensuada. Es un tipo de sexo en grupo en el que puede o no haber ciertas normas que los participantes hayan manifestado de forma explícita.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que las orgías reales no se parecen a las que se graban en la pornografía. La pornografía es ficción y por ello no debe tomarse como ejemplo ni esperar que esta práctica sexual se asemeje a esa representación.

Cuando se piensa en participar en un orgía surgen muchas dudas sobre cómo es la forma adecuada de organizar una de ellas ¿por dónde se empieza?

Esquema representativo del proceso para hacer una orgía. Esquema realizado con el programa Miro.

Organiza y planifica el placer

Cada orgía es una experiencia y una vivencia diferente, si quieres lanzarte a participar en una hay algunos pasos que pueden ayudarte a llevar a cabo esta práctica sexual.

Es importante elegir con qué personas queremos llevar a cabo esta práctica sexual, existen dos opciones: personas conocidas o desconocidas. Si es la primera vez es más fácil que te sientas a gusto con personas conocidas.

En el caso de hacerla con conocidos haz una lista de aquellas personas por las que tienes atracción y descarta a aquellas que crees que jamás participarían en una orgía. Si en esta lista tienes a algún amigo o amiga, es conveniente valorar si la experiencia compensa. Mantener relaciones sexuales con alguien con quien mantenemos una estrecha amistad puede hacer que esta relación cambie y se genere incomodidad entre ambos.

Fuente: Fotografía de Dainis Graveris / Pexels.

Si prefieres experimentar con personas que no sean de tu entorno hay varias opciones. Existen locales que organizan estas prácticas y grupos abiertos en redes sociales como Twitter o WhatsApp. Investiga y busca uno que tenga unas normas que se adapten a lo que tú quieres y te den confianza.

Si por fin tienes tu lista, esos nombres son tus contactos. Ten en cuenta la relación que tienes con estas personas, sácales tema de conversación y luego díselo. No hay una fórmula exacta para proponer este plan, pero hazlo de forma natural. Puedes simplemente decir que quieres experimentar algo nuevo y has pensado en esa persona.

Si tienes pareja, participe o no en la orgía, hablad antes y marcad vuestros propios límites. En el caso de participar juntos es conveniente estipular si participareis estando juntos o por separado.

Fuente: Fotografía de Dainis Graveris / Pexels.

Una vez hayas acordado con las personas con las que organizarás la orgía una fecha debéis hablar de qué prácticas no estáis dispuestos a llevar a cabo. Esto es muy importante ya que es una práctica sexual consentida por todos y el objetivo es que todas las personas participantes disfruten. Aquí se debe determinar, por ejemplo, si se no quieren mantener prácticas anales, vaginales u orales, azotes, mordiscos…

No vayas directamente al grano, piensa en el encuentro como una quedad entre amigos en un bar o para comer. Hablad para romper el hielo y templar los nervios, no es necesario que la conversación sea en torno al sexo. Sí pueden llevarse a cabo juegos que aumenten la temperatura como el Yo Nunca o el Verdad o Atrevimiento. Estos juegos permitirán crear un ambiente más propicio al momento.

Disfruta, goza y experimenta

Las orgías son la práctica sexual perfecta para experimentar. No tengas miedo de explorar tu sexualidad y probar cosas nuevas, puedes descubrir algo nuevo que te excita, pero nunca aceptes hacer algo con lo que no estés cómodo. Que participes en una orgía no significa que debas hacer y dejarte hacer todo, marca los límites y si no se respetan estos, vete. Comunícate con las personas con las que estás. Hazlo verbalmente o mediante caricias, haz saber que te gusta o no lo que te están haciendo.

Puedes llevar tus juguetes sexuales para estimularte o que te estimulen con ellos. Hay a quienes les gusta compartir el placer que le da su juguete con los otros asistentes a la orgía. Si este es el caso asegúrate de contar con preservativos o barreras de látex para evitar posibles infecciones de transmisión sexual. La protección es lo más importante, tanto para usar los juguetes como para la penetración o el sexo oral.

Si te decides a dar el paso y participar u organizar una orgía debes saber cuáles son las claves para hacerlo de forma segura: el consentimiento y la protección. Esos son los pilares fundamentales.

Menos penetración y más compenetración

Si pensamos en la masturbación, seguro que lo primero que se nos viene a la cabeza es en “autocomplacer” nuestro deseo sexual con nuestras propias manos o en el aperitivo previo al “sexo de verdad”, es decir, a la penetración que tan necesaria parece, pero que tantas puertas cierra a la creatividad sexual. En ocasiones, hay quienes consideran la masturbación como “el sexo de los pobres”, lo cual no puede quedar más lejos de la realidad, siendo esto consecuencia del desconocimiento.
Fuente: Pinterest

Tradicionalmente llamamos relación sexual al acto en el que hay una penetración, cuyo origen está en la “procreación” necesaria para la continuación de la raza humana, como bien hizo saber Dios a Adán y Eva con el famoso “Creced y multiplicaos”, recogido en el Génesis. Esto ha generado mucha controversia a lo largo de la historia, dado que tal mandato podría entenderse como la prohibición de mantener relaciones sexuales sin intenciones de tener descendencia, la dudosa legitimidad cristiana de las parejas homosexuales o la propia idea de disfrutar del sexo solamente por el placer que nos otorga. Y es en este último punto donde la masturbación entra en juego, puesto que se entiende que su único objetivo es conseguir placer sexual a través de la estimulación de nuestros propios genitales. 

Durante toda la historia siempre han existido unos prejuicios acerca de la masturbación, que son tan antiguos como la propia práctica, y la culpa de esto es en gran parte de la glorificación de la penetración. Pero estos prejuicios, están sobre todo más relacionados con la masturbación femenina que con la masculina, porque el hombre siempre ha tenido en esto del sexo el protagonismo de la función, al igual que en muchas otras obras.

Cuando pensamos en la masturbación femenina lo primero que se nos viene a la cabeza es el introducir los dedos en la vagina, lo cual es “una representación que se corresponde más con las fantasías masculinas que con las prácticas femeninas”, como indica el sexólogo Joserra Landa en su libro Sexorum Scientia Vulgata.

“Es una representación que se corresponde más con las fantasías masculinas que con las prácticas femeninas”

Joserra Landa en Sexorum Scientia Vulgata sobre la introducción de los dedos en la vagina

Nos centramos en la masturbación en pareja, no como sustitutivo del coito, sino como una relación sexual en toda regla ¿Habéis pensado alguna vez en cuál fue vuestro primer contacto con el sexo? Muchos jóvenes recurren a la masturbación por distintos motivos, como la falta de anticonceptivos, por evitar ETS, por no tener un lugar al que acudir o por no ir “directamente a saco”, entre muchas otras.

Sin embargo, ¿usamos la masturbación como relación sexual habitual con nuestra pareja, lío o quien sea la persona con la que nos acostamos? Hay situaciones en las que nos decantamos por una cosa en vez de la otra, por ejemplo, cuando llegamos a casa cansados y no tenemos fuerzas ni para levantarnos del sofá, pero tenemos ganas de pasar un buen rato en pareja. En esta ocasión también nos beneficiaremos de una de las ventajas de la masturbación, la secreción de serotonina y prolactina que nos ayudarán a dormir como angelitos. 

Si un beneficio hay que destacar de la masturbación en pareja es la confianza que genera, que no suele conseguirse con la simple penetración. En la masturbación podemos enseñar más cómodamente al otro qué es lo que nos gusta y qué no (el ritmo, la presión, etc.). Con la masturbación mutua podemos aprender cuáles son los puntos más erógenos de nuestra pareja y la mayoría de las veces aumenta de manera considerable la excitación, viviendo nuevas experiencias.

Fuente: Mujerhoy

La masturbación tiene muchas connotaciones negativas, sin embargo, después de haber hecho una encuesta en Instagram (200 personas), sacamos la conclusión de que las personas valoran positivamente la masturbación en pareja, aunque haya quienes prefieran la penetración y otros que piensan que es algo relativo, que va a depender del contexto en el que la pareja se encuentre. De los encuestados un 67% considera que la penetración y la masturbación están al mismo nivel de placer, sin embargo, de ellos, el 65% prefiere mantener relaciones a través de la penetración que de la masturbación.

“Muchas mujeres no se corren con la penetración y por pudor, no se tocan con sus parejas o no lo piden”, así defiende una chica de 25 años la necesidad de la masturbación en las relaciones de pareja, ya que podría aportar mayor satisfacción a una de las partes. Además, la masturbación en solitario también es fundamental, nos permite conocernos a nosotros mismos como lo explica un chico de 24 años que recalca “la necesidad de satisfacer el placer sexual por uno mismo para mejorar la experiencia sexual con otras personas”.

Es de humanos equivocarse, por eso muchos de los encuestados reconoce buscar información sobre cómo masturbar a sus parejas, lo cual ha cambiado considerablemente tras la llegada de los juguetes sexuales a las relaciones íntimas. Aunque siempre ha sido un tema tabú, cada vez son más frecuentes las parejas que reconocen el uso de estos juguetes en sus relaciones sexuales, con los que se brindan nuevas formas de llegar al orgasmo y facilitar el clímax.

A pesar de que se asocia el uso de los vibradores y demás juguetes con la masturbación femenina, muchos de estos también pueden ser usados por hombres, ayudándoles a experimentar un placer que hasta el momento no conocían. Con los juguetes sexuales nuestra imaginación echa a volar y la confianza que se consigue con nuestra pareja va a permitir que practiquemos el sexo de una manera mucho más gratificante y placentera.

Fuente: Así soy mujer Magazine

Masturbarnos nos permite saber qué queremos y aprender de lo que quiere el otro, aumenta nuestro nivel de confianza, de deseo y de experiencias, hace que conozcamos más a la otra persona, que acabemos con cualquier tipo de pudor y que podamos abrir el abanico de prácticas sexuales. Debemos acabar con cualquier tipo de tabú que impida nuestro desarrollo sexual, que es algo que mejora nuestra vida diaria y nuestra relación de pareja. Así que, vamos a olvidarnos un poco de la rutinaria penetración y a darle rienda suelta a la imaginación con la masturbación.