Festival de Cine de Sevilla. Películas para ver más de una vez

Fuente: Twitter del Ayuntamiento de Sevilla

El Festival de Cine de Sevilla abre sus puertas ante el que puede haber sido el escenario más atípico. Ninguna pandemia ni medida restrictiva ha hecho que este evento se quedase corto, pues, antes las consecuentes reprogramaciones, el festival ha estrenado las películas previstas y con la máxima seguridad posible.

En efecto, nos adentramos en varios colectivos que han hecho posible este proyecto. Cine EFA, Las Nuevas Olas, Historias Extraordinarias, Selección European Film Academy y Panorama Andaluz han sido los diferentes equipos de directores que han podido transportarnos hacia otra realidad mediante sus largometrajes y documentales. De esta manera, los espectadores han podido situarse en otro lugar, en otros tiempos y en otras historias.

Una de ellas es la de Siervos o Servants. Lo que puede ser una historia del conflicto en Checoslovaquia en los años 80 entre la Iglesia, el Partido Comunista y las fuerzas armadas, termina siendo un largometraje detallado, frío y tétrico. Todo comienza por la censura y la indignación para terminar con sangre y sentimientos encontrados. En un internado católico, un grupo de jóvenes se reivindican de manera cautelosa contra la conspiración y la politización del Vaticano. Michael y Juraj, los protagonistas de la historia, deben elegir entre sus pensamientos o la presión de la vigilancia por la policía secreta. El miedo, la duda y la desconfianza de los jóvenes y los profesores se mezclan en un ambiente tenso y paranoico. Una historia sin precedentes que deja a todos boquiabiertos y con ganas de más.

Sin embargo, esta película ha recibido críticas por parte de la revista Atticus, ya que a pesar de tener un guión excelente, “se va convirtiendo en un ejercicio demasiado encopetado y que bajo el subterfugio del cine de autor estropea todo con demasiadas tomas fijas, demasiado blanco y negro”. No obstante, los detalles que se aprecian en las tomas hacen que cada momento en las escenas sea único. Sin duda un largometraje que engancha desde el primer instante.

Los alumnos en el comedor en huelga de hambre. Fuente: CineEuropa

Otra película que atrapa al espectador es Make Up. Una pareja adolescente convive en un parque de caravanas en Cornwall, Inglaterra. Ruth, la protagonista, encuentra un día en la chaqueta de su pareja Tom un mechón pelirrojo. A partir de ese momento, la confusión y la desconfianza se apoderan de ella y empieza a sospechar de su compañera de trabajo. Al ser un psicodrama, pone especial atención a los sonidos y a las luces. Lo visual trasciende a tonos oscuros y a los planos que juegan con los reflejos en las ventanas o en los espejos.

Según críticos de FilmAffinity, la película combina el realismo británico con sensaciones y efectos contundentes, además de que, aunque sea larga, su trama es convincente, fascinante y original. De acuerdo a CineEuropa, cuando Ruth toma el control de su ira latente, expresa su deseo a través de clichés poco verosímiles (como la falta de comunicación o la negación de la infidelidad), deshaciendo el aspecto realista del largometraje.

Ruth a punto de ser maquillada por su compañera de trabajo. Fuente: FlickeringMyth

A veces la realidad es golpeada a puñetazos con la ficción, tal como aparece en Charlatán. Jan Mikolášek, exitoso curandero de la República Checa, curaba y diagnosticaba a los pacientes con solo observar una muestra de orina y recentándoles plantas y varios medicamentos. Con el punto de mira del régimen comunista, Mikolášek tendrá que seguir cuidando de sus pacientes con la ayuda de su compañero František, con quien oculta un romance.

A lo largo de su vida, Mikolášek curó a miles de pacientes, entre ellos, al presidente de Checoslovaquia, Antonin Zápotocky. Según CineEuropa, es un alivio ver la humildad en cada palabra de Mikolášek pero, realmente, hay escaso sentimentalismo en la trama, algo que el propio Mikolášek apreciaría. De todas formas, sigue siendo el relato de un hombre impulsado por una necesidad casi física de ayudar a los demás, sin perder el tiempo con sonrisas o buenos modales.

Mikolášek observando una muestra de orina. Fuente: Imbd

En definitiva, los pequeños detalles, los momentos de incertidumbre y el dramatismo que transmiten estas películas perduran hasta salir de las salas de cine. Obras maestras sin igual que, a pesar de que han sido estrenadas en tiempos de pandemia, han tenido el reconocimiento y la expectación que se merecían.

Festival de Cine de Sevilla: los documentales que dejaron huella

Los documentales han desarrollado, a lo largo de los años, distintas maneras de contar y transmitir las experiencias de otras personas. Este año, en el Festival de Cine de Sevilla, un festival de cine europeo, nos adentramos en diferentes contextos reales para meternos en la piel del otro. El arreglo de las penurias y daños pasados es fundamental para restaurar el presente y ese es el reflejo de tres largometrajes: Petite Fille, El año del Descubrimiento y Bienvenidos a Chechenia.

Los documentales como Petite Fille y Bienvenidos a Chechenia, por un lado, plasman perfectamente el sufrimiento y el rechazo del colectivo LGTBIQ. Petite Fille hace ver cómo una niña atrapada en el cuerpo de un niño lucha, junto a sus padres, en contra de la discriminación. La transfobia ha sido un tema controversial desde décadas, sin embargo, nuestra protagonista quería “ser de mayor una niña” y su madre se lo concedió. Contra todo pronóstico y quejas del director y del profesorado, la madre, con ayuda de una psicóloga infantil, defiende a Sasha en este largo y duro camino de transición: le deja vestirse y salir a la calle como una niña. En escenas cargadas de dramatismo y de superación, Sasha tendrá que ingeniárselas para recorrer un camino arduo con la defensa incesante de su madre.

Este documental francés apunta a todas las voces del entorno de Sasha, menos el de la parte contraria. Hay una carencia de argumentos contrarios a las ideas o pensamientos de la psicóloga o los padres. A pesar de esto, la psicóloga, al ser una experta en la materia, nos proporciona datos de cómo se pueden comportar los niños alrededor de Sasha y el por qué de su comportamiento. Según Cine Europa, “el documental pinta un retrato muy emotivo de una niña analizada con una gran delicadeza en sus juegos de niña (…) dando la palabra a su madre coraje para evocar la vida cotidiana y los retos de una cuestión de género que es, en realidad, una cuestión de derecho o no a la felicidad”.

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Sasha jugando en el jardín. Fuente: El diario de Sevilla.

Pero para la discriminación exhaustiva del colectivo LGTBIQ durante toda la historia, también cabe desarrollar el documental de Bienvenidos a Chechenia. Ambientado en el sur de Rusia, donde la homofobia y el machismo están a flor de piel, distintos personajes ponen en marcha una organización llamada Refugio donde aíslan a los miembros del colectivo hasta que puedan encontrar un destino seguro. Con la recogida de grabaciones de palizas y testimonios aterradores, los miembros nos cuentan lo que han sufrido hasta llegar a ese lugar y la ignorancia del gobierno ante su discriminación. Desde mutilaciones hasta asesinatos, la homofobia en Chechenia no conoce límites y, para la protección de los miembros, estos se nombran de otra forma y se ocultan hasta encontrar un lugar en el que estén a salvo.

La situación de estas personas es tan grave que, incluso fuera de Rusia, tienen que seguir escondidos o tener otra identidad. No hay manera de que Kadyrov, primer ministro de Chechenia, muestre una iniciativa para parar estos abusos y torturas porque niega tanto la existencia de la tortura como la existencia de personas homosexuales en la república. De hecho, una curiosidad de la película es que está hecha con la tecnología deep fake, por lo que las personas están disfrazadas digitalmente para no desvelar su identidad. Según críticos en Micropsiacine, “algunas escenas “robadas” o capturadas en situaciones de violencia física pueden llegar a ser excesivamente duras y difíciles de ver”.

Personas del colectivo huyendo del país con su familia. Fuente: La Jornada Maya.

Por otro lado, la indignación y la desesperanza también existen en las crisis sociales, donde no hay sostenibilidad ni beneficios para todos. El año del descubrimiento es un largometraje basado en la Exposición Iberoamericana del 92. Según los testimonios del documental, no fue un año glorioso como lo pintaban en la televisión, sino lleno de pobreza, miseria y hambre. Cubierto por personas de la ciudad de Cartagena, la pieza rodea la trama en la bancarrota de las factorías de la ciudad y los despidos que provocaron en la plantilla. En una pantalla dividida en dos y una historia partida en tres, los testimonios recorren vidas pasadas desde la Transición Española hasta la crisis financiera del 2008 que conllevó a la limitación de la educación para los jóvenes y a la inutilidad de los sindicatos. Fueron años de incertidumbre y pobreza en las calles.

La historia, de manera objetiva, pretende dar visibilidad a las consecuencias del Franquismo y la Transición. Aunque aparezcan personas que han vivido en sus propias carnes la Transición Democrática, el documental carece de expertos o historiadores para dar más detalles. No obstante, la visualización de la obra se hace “por y para el pueblo”, es decir, cuentan de manera cercana y desde un bar de Cartagena, los acontecimientos vividos para que las nuevas generaciones sepan lo que ocurrió de verdad.

Un desempleado de las fábricas en las protestas de Cartagena. Fuente: El Español.

Claramente estos documentales no fueron los únicos que se estrenaron en este festival. Pero tan solo con una muestra de ellos podemos observar que la temática ha girado en torno a unos personajes que se sacrifican y a unas historias conmovedoras e impactantes. Una sensación que se muestra en las pantallas de cine, pero que se sienten en primera persona.

La magia de Pixar

¿Quién se podría olvidar de un juguete que cobra vida propia o de un robot que siente el amor como una persona humana? Toy Story o a Wall-e son algunas de las historias que han acompañado la infancia de muchos jóvenes y que les siguen trayendo recuerdos a día de hoy. Pero, pocos saben qué es lo que hay detrás de estas historias.

La animación, en los principios de los estudios de Pixar, estaba basada en encontrar el punto donde la innovación y el desarrollo científico y tecnológico se combinara con la industria de contenidos y de entretenimiento. El equipo creó un hardware con gran poder computacional capaz de crear imágenes de alta resolución al que llamaron Pixar Image Computer.

Cuando nació el proyecto con LucasFilm, la organización se llamaba Computer Graphics Division, pero cuando lo compró Steve Jobs la bautizó como Pixar. En 1991, unieron fuerzas para crear Toy Story (1995). La historia de Woddy y Buzz Lightyear se convertiría en la cinta más taquillera del año con 192 millones de dólares en Estados Unidos. Este largometraje fue revolucionario para la animación, ya que se construyó con animación CGI, donde primero se modelaba un objeto en 3D (personajes y fondos) y se le daba iluminación y movimiento desde el ordenador.

Uno de los diseñadores modificando a Buzz Lightyear. Fuente: Youtube

Tras el éxito de Toy Story, Pixar creó otras películas que tuvieron un éxito mundial como, por ejemplo, Buscando a Nemo: un padre de un pez llamado Nemo busca desesperado a su hijo junto a su compañera Dory por todo el océano. Los creadores realizaban hasta las distintas luces reflejadas de la superficie y las partículas del agua. Además, en su secuela, Buscando a Dory, se creó uno de los personajes más arduos de elaborar: el pulpo Hank. La escena en la que Dory se queda atrapada en un acuario junto a Hank tardó 2 años en hacerse. Para animar a este personaje, el estudio completo tenía que saber cómo eran los movimientos de un pulpo real y, lo más complejo de todo, cómo transmitirlo al ordenador. Para ello, tenían que saber cómo se iban a mover cada uno de los tentáculos y cómo se articulaban sus extremidades para atribuirle funciones humanas. Es decir, un pulpo no es capaz de agarrar los objetos tan fácilmente como un ser humano. Ya no solo los tentáculos, sino también la textura del pulpo y su camuflaje durante la escena llevó meses de trabajo en el estudio.

Si bien eso puede parecer poco, en el cuarto largometraje de Pixar, Monstruos S.A., se desarrollan otras características de los personajes. La trama, como ya muchos saben, gira en torno a unos monstruos que viven en una ciudad y que se ganan la vida asustando a los niños para ganar energía. Pero, lo que pocos saben es que el personaje de Sully utiliza un total de 500 deformaciones en sus expresiones. Reflejaron en él gestos humanos y se dieron cuenta de que, por ejemplo, con la sonrisa, no solo los labios se mueven, sino más partes de los rasgos faciales. De tal manera que, cuidadosamente, cambian la posición, la forma y los miembros del gesto de cada deformación.

Seis de las 500 deformaciones de Sully. Fuente: Youtube

Por otro lado, la belleza de las animaciones de Pixar no parte solo de sus historias, sino también de los detalles que pasan desapercibidos. Wall-e (2008) cuenta la historia de un robot que se enamora en un mundo inhabitable para los humanos. Ante unas circunstancias catastróficas, Wall-e encuentra a Eva y, por primera vez en la animación, vemos cómo un robot posee sentimientos humanos. Las lentes de Wall-e o binoculares eran el único dispositivo con el que Wall-e se podía expresar. De tal forma que, combinando las lentes de una cámara digital junto con una línea de luz entre ellas consiguen, finalmente, que se asemeje a un ojo humano. Por lo tanto, hace sentir al espectador que Wall-e tal vez es más humano que una persona real.

Wall-e y sus binoculares. Fuente: Fotograma

Aunque, como todo, siempre hay algo que falla. Pixar ha recibido críticas por algunas de sus entregas, sobre todo, por la película de Cars y Cars 2. Cars, según varios críticos, tuvo una animación y una historia aceptable, pero bajó el listón respecto a Toy Story. Cars 2, según críticos de Espinof, era una película únicamente realizada para aprovechar lo popular que era el merchandising de la primera parte. Para algunos, sin embargo, la unión de Disney y Pixar en películas como Brave es un sinónimo de calidad de animación y profundidad en las tramas.

Brave nos trae a una adolescente escocesa arquera que se declara en rebeldía con la vida y las decisiones que sus padres planearon al nacer. Desmontando todos los tópicos, Pixar pone como eje central la princesa (punto de encuentro con Disney), pero sin un príncipe azul. Y sí, en efecto, Mérida también esconde un secreto: su desordenada melena. Para hacer cada uno de los mechones rizados, decidieron compararlos con la elasticidad de un muelle. Sin embargo, la naturalidad del pelo rizado no se consigue de la noche a la mañana: tenían que estudiar cómo se comportaba el pelo rizado en determinadas circunstancias y la estructura del mismo.

A pesar de que Disney y Pixar intentan crear una línea divisoria entre las cintas lo cierto es que los temas que tocan se parecen mucho, por ello, Pixar ha sido criticado en varias ocasiones. Sin embargo, los clásicos seguirán suponiendo grandes innovaciones en la animación y guardarán un hueco en las mentes de los espectadores.