Humillación pública a dos homosexuales en Indonesia

Hace unas semanas, en la provincia de Aceh (Indonesia), condenaron a una pareja homosexual, formada por dos varones, a 77 latigazos por mantener relaciones sexuales en noviembre de 2020 en una habitación alquilada por ellos. El Tribunal ha justificado esta tortura argumentando que se ha producido una violación de la regulación vigente
Fuente: AsiaNews.it

El pasado noviembre, la pareja homosexual fue descubierta por el dueño de la vivienda que arrendaron para mantener relaciones sexuales. El Tribunal inicialmente estableció como castigo un total de 80 flagelaciones, pero se redujeron a 77 porque pasaron tres meses en prisión. El acto se llevó a cabo delante de una multitud. Tres verdugos enmascarados se turnaban para azotar a los condenados mediante el uso de una caña de ratán. Se les permitió beber agua en medio de las torturas. La madre de uno de ellos sufrió un mareo durante el acto.

Las imágenes han dado la vuelta al mundo, ya que el «castigo» se produjo, incluso, delante de medios de comunicación que captaron el momento de la tortura. No solo se torturó a estos jóvenes de 27 y 28 años. Varias personas fueron también torturadas por consumo de alcohol o adulterio. El tribunal considera estos delitos como «delitos contra la moral» cuyo castigo puede incluir hasta 100 azotes.

La legislación que rige en Aceh desde el año 2014 que considera la homosexualidad como delito, es la islámica, cuyo contenido es mucho más conservador. El origen de esta legislación se encuentra en el año 2005, debido a un acuerdo de paz tras el tsunami que afectó a la provincia.

Fuente: La verdad

Esta legislación es compartida e incluso bien vista por algunos de sus habitantes, quienes llegan a manifestar que se debería «asesorar» o «rehabilitar» a los homosexuales. La comunidad LGTBIQ se ve perjudicada por la legislación en esta provincia y en el resto de países islámicos donde esta regulación esta vigente. Además, el colectivo soporta vivir con prejuicios, acoso y discriminación día tras día.

Cuando la provincia de Aceh aceptó la sharía (ley islámica), los gobernantes de indonesia se comprometieron a que la legislación debería respetar a las minorías religiosas y los derechos humanos internacionales, ya que, fuera de esta provincia y en el resto del país indonesio la homosexualidad no está prohibida.

Heru Triwijanarko, encargado del mantenimiento del orden en Aceh, declaró para Yahoo Noticias lo siguiente:

«La aplicación de la ley islámica es definitiva, no importa de quien se trate, e incluso los visitantes deben respetar las normas locales»

Heru Triwijanarko

Pero este caso no es aislado, sino que se han dado en los años anteriores más castigos como estos. Las criticas hacia estos actos por parte de la población mundial son recogidas por los gobernantes de la provincia como «islamofobia». El presidente de Indonesia, pide que esta forma de tortura sea derogada, y una parte de los habitantes de la provincia se une a la propuesta.

Andreas Harsono, investigador de la organización no gubernamental encargada de la defensa y protección de los derechos humanos (Human Rights Watch) en Indonesia, calificó el acto como homófobo y declaró: «Si se va a considerar a Indonesia un país civilizado … el gobierno debe detener la práctica de la tortura en Aceh»

Hay que destacar que casos como estos no solo ocurren en indonesia. La ley islámica tampoco es la única que prohíbe las relaciones afectivas y amorosas de parejas homosexuales.

En Arabia Saudita se aplica también la ley de la Sharía. En Irán se establece la pena de muerte por delito de Sodomía, aunque el castigo será únicamente aplicado a la persona que recibe. A pesar de todo, en este país también tendrá la última palabra el juez de la Sharía. En Sudán también se castiga el delito de Sodomía. Si se lleva a cabo por primera vez, la pena constará de 100 latigazos. Si se da un tercer caso se tomará la pena de muerte. En Yemen se establece la pena de muerte para varones homosexuales, mientras que a las mujeres se les condena de 3 a 4 años de prisión. El caso de Nigeria y Somalia es parecido al de Indonesia. Aquellos territorios controlados por los islamistas aplican la ley de la Sharía.

Estos son solo los países mas representativos en los que se da estas legislaciones en contra de la unión y relación entre personas del mismo sexo. A continuación, se muestra un mapa donde se muestran todos los países en los que la legislación va en contra de los homosexuales.

Fuente: ILGA / BBC

33 de estos países tienen como denominador común la Commonwealth; países que son semi-independientes o independientes de las colonias británicas cuyos estatutos legislativos parten del mismo origen, el antiguo colonialismo británico. Desde el año 2001, muchos países comenzaron a legalizar el matrimonio homosexual, siendo los últimos países incorporados a la lista en 2017 Finlandia, Malta, Alemania, Australia y Austria (2019).

En 2018, la India derogó la ley que establecía como ilegal las relaciones entre homosexuales. El jefe de la corte suprema, Dipak Misra, aportó que «criminalizar las relaciones sexuales es irracional, arbitrario y manifiestamente inconstitucional».

WE ARE WHO WE ARE : don’t be stressed now

El director Luca Guadagnino de las tan aclamadas y conocidas películas como Call me by your name (2017) o Supiria (2018) se aventura en una nueva mini-serie de ocho capítulos para HBO.

Cuenta la historia de un grupo de adolescentes criados fuera de su país de origen (EE.UU.) en una base militar estadounidense en Chioggia, Italia. La serie narra las vivencias de Fraser (Jack Dylan Grazer) y Caitlin (Jordan Kirstine Seamón), dos adolescentes que viven en la base militar. Él es nuevo. Acaba de llegar desde Nueva York con su madre, Sarah (Chloë Sevigny), nombrada nueva comandante. Ella ya estaba allí. Ambos se conocen y se hacen amigos, sobre todo, por las parecidas relaciones conflictivas que tienen con sus familias.

Fotograma cap. 8. Fuente: HBO

Al cambiar de nuevo el entorno social para Fraser, llegan nuevas situaciones, personas y (auto) descubrimientos con los que tendrá que lidiar a pesar de su conflictiva e imprevisible forma de ser que tanto le condiciona y caracteriza. Una de estas nuevas personas que marcan el recorrido del personaje será Caitlyn/Harper, una joven que se lanza de lleno en una cuestión que, poco a poco, empieza a exteriorizar con la ayuda de Fraser: su identidad de género. 

Una de las tendencias más satisfactorias (para algunos) en el mundo cinematográfico es la ruptura de la cuarta pared mediante las miradas a cámara. ¿Qué es eso de la cuarta pared? Es una pared imaginaria que separa al espectador del producto audiovisual que está consumiendo, un encuentro de miradas íntimo entre el público y el personaje. Una seña de identidad que el director de Call me by your name ha querido usar para acercarnos aún más a los personajes, para hacernos olvidar que existe una pantalla que nos divide de la obra, y es por ello que hemos recopilado todos esos momentos de ruptura en un solo vídeo, con música original de la propia serie.

Fuente: Nuria Rincón.

Un retrato a la juventud de manera muy poética y cinematográfica, con señas de identidad fuertes que descubren a Guadagnino como la música. Se convierte en algo fundamental en la trama, siendo un personaje más que, incluso, acaba convirtiéndose en protagonista. Cobra tal importancia que a veces es lo único que podemos escuchar, incluso en diálogos con vital significado y tensión dramática para el espectador (el comienzo de la escena final donde Fraser saca del tren a Harper). Nos regala un número musical que nos transporta, de repente, a una secuencia de un musical contemporáneo.

Guadagnino inmersa y obliga a todo espectador, durante ocho horas magníficamente estructuradas, a acompañar en el viaje de los personajes hacia un lugar que no sabemos exactamente dónde está. Y esa es la gran incógnita del camino de autodescubrirse: encontrarse y definirse en la adolescencia que tanto marca nuestro futuro.

Es una propuesta complicada, según qué espectador haga el visionado, debido a su ritmo y a unos personajes que parecen demasiado opacos desde el principio, casi impredecibles. Son ambiguos, con personalidades excesivamente marcadas pero, aún así, el espectador no puede saber con certeza cómo van a actuar en cada situación y, en ocasiones, se frustrará y entrará en conflicto por las malas actitudes mostradas (la relación y la forma en la que trata Fraser a su madre). Pero eso es lo que nos atrapa, personajes magníficamente construidos y caracterizados y, por supuesto, con unas interpretaciones espectaculares dignas de futuros premios.

Vestuarios a lo largo de la serie de los protagonistas. Fuente: HBO

La amistad, la investigación de la sexualidad y el duro sentimiento de muchos adolescentes de no pertenecer a ningún lugar: todo colisiona con la vida (tan desconocida para la mayoría) en una fría base militar. El espacio donde se encuentran es muy determinante para sus comportamientos.

Dentro de la base son pájaros sin alas, bajo un sistema en el que sienten que no encajan. Pero cuando salen, todo cambia. Son libres, y esas alas se despliegan. Y ya no solo hay contraste con los lugares físicos, sino que la presencia mutua de los protagonistas crea un ambiente donde se pueden sentir libres para mostrarse tal y como son, tal y como les gustaría ser, sin que nadie les cuestione nada. Fraser y Caitlin muestran una complicidad absoluta, donde no es necesario hablar para entenderse. Sus mentes conectan por alguna razón que ni ellos mismos comprenden, solo saben que quieren permanecer juntos.

Recopilación de los inicios de cada capítulo. Fuente: HBO

“Aquí y ahora”, es la frase que parece estar en la consciencia de nuestros protagonistas. Libres, sin prejuicios y dejándose llevar a pesar de todo. Una generación nueva, una tercera cultura que llega para quedarse. Cuenta con una realización inspiradora con apuestas muy frescas y únicas que sin duda acompañan a la originalidad y atrevimiento de los personajes, así como la escenografía y el vestuario que tan bien contrasta las dos grandes diferencias: una Italia lo mediterránea y fresca frente a una reglamentaria y disciplinada base militar estadounidense.

No es una serie con una trama normativa con simples detonantes y puntos de giro, es algo más. El director, de una manera muy inteligente e íntima, hace que quieras acompañar a los protagonistas hasta el final. Aunque aparecen numerosos personajes todos, al final, son pequeños impulsos y razones que se cruzan en el camino de Fraser y Harper para llevarlos hasta su meta. Y es por eso que no importa que haya varias tramas secundarias sin cerrar. El clímax llega cuando se resuelve la relación entre ellos dos, cuando parece que todas las experiencias y aprendizajes les han llevado hasta ese punto, a ese momento mágico de sus vidas.

Time will tell (Blood Orange) es la canción que podemos ver repetirse en muchas ocasiones a lo largo de la serie de una manera u otra, convirtiéndose en casi un himno que conecta de manera implícita a Caitlin y Fraser.

Time will tell

Time will tell if you can figure this and work it out

No one’s waiting for you anyway so don’t be stressed now

Even if it’s something that you’ve had your eye on

It is what it is

And it keeps on running back

Finishing 8 or 9 tell me it’s the perfect time

Told you I’ll be waiting hiding from the rainfall

Come into my bedroom

Come into my bedroom

Come into my bedroom

Even if it’s all you know just keep your heart in

Anyway to keep it up just never let yourself down

Even if it’s something that you’ve had your eye on

It is what it is

Escena musical «Time will tell» (Blood Orange). Fuente: Youtube

We are who we are, una gran ventana para retratar de manera minuciosa a las nuevas generaciones tan diversas. Intimismo y personalidad pura en una serie de calidad, necesaria y con las pinceladas justas que montan un discurso natural a través de la mirada de dos personajes.

Cautivadora en la gran confusión y permanente acierto/error de los personajes, una experiencia intensa que nos lleva de vuelta a lo más sensible de esa etapa, desde la transparencia y naturalidad de personajes que rompen con lo establecido y no dan nada por sentado.

Eso que nos proyecta el mundo

La siguiente cita es de la película The Dreamers (Bertolucci, 2003). Reflejada en ella queda todo lo que supone el cine para los individuos y colectivos de nuestra sociedad contemporánea. Deseo por sentirnos identificados y comprendidos por personajes, por ser uno más de la trama y atravesar la pantalla para darle un abrazo al personaje de Merab (Solo nos queda bailar, 2019), tomarnos un café con el profesor Antonio (Vivir es fácil con los ojos cerrados, 2013) o vivir dentro de la maravillosa fotografía de Retrato de una mujer en llamas (Sciamma, 2019). 

“Yo era uno de los insaciables. Uno de los que siempre encontrarías sentado lo más cerca de la pantalla posible. ¿Que por qué nos sentamos tan cerca? Quizá es porque queríamos recibir las imágenes primero, cuando todavía estaban nuevas, frescas. Antes de que superaran los obstáculos de las filas de detrás de nosotros. Antes de que fueran retransmitidas de fila en fila, espectador en espectador, hasta que se agota, del tamaño de un sello postal, regresando a la cabina del proyeccionista. O tal vez, también, la pantalla era en realidad una pantalla. Pero nos proyectó (y nos protegió) del mundo.»

Escena The Dreamers de Bertolucci (2003). Fuente: YouTube

Todo comenzó para muchos con una simple cinta de vídeo que quizá nos ponían sin ningún objetivo más allá del entretenimiento. Pero es mucho más que una distracción o un pasatiempo. Es un lugar para descubrir otros mundos. Un lugar para poder sentir emociones que pensábamos que no existían. Un lugar donde ver personajes que antes habían permanecido en la sombra. Un lugar donde nos cuentan historias que nadie nos había contado antes o no nos habían querido contar. Mientras crecemos y maduramos, la sociedad también lo hace y con ella el cine se amolda a cada paso que damos colectivamente. El cine es ese medio que a veces está donde nadie quiere mirar. Es una de las herramientas más potentes de culturalización y de educación que poseemos en la actualidad. Y es un tesoro tener en nuestras manos algo tan poderoso. 

Existe una figura que una vez que la descubres, inevitablemente estará presente en cada análisis de carácter audiovisual: Alison Bechdel, responsable del “Test de Bechdel”. Dicho test surge a través de la creación de un personaje para sus viñetas que mantenía que no vería una película si no tiene al menos dos mujeres que hablan entre sí de un tema que no sea un hombre. 

Este método de análisis establece tres simples reglas:
—Que aparezcan al menos dos personajes femeninos que tengan nombre propio.
—Que hablen entre sí.
—Que en dicha conversación hablen de algo distinto a un hombre (no solamente de manera romántica).

Parece fácil pensar en una película que cumpla todo lo anterior, pero mucho más fácil es pensar en una película con todas estas reglas a la inversa. Prácticamente, serían casi todas las películas estrenadas ahora y con anterioridad. Cumplir este test resulta algo excepcional y destacable. 

Fuente: Viñeta de Alison Bechdel

La tendencia hacia un cine feminista se da junto a la segunda ola del feminismo, durante los años 60. Ya se hablaba de un supuesto progreso en el papel de la mujer en el cine, pero se olvidaban del hecho de que simplemente se nos representaba bajo un marco muy definido del patriarcado. Mujeres sumisas de un hombre que se transforman en lo que él quiere que ellas sean (Grease, 1978), mujeres representadas como simples objetos del deseo sexual que sirven como línea argumental y no como personaje (The Godfather, 1972) o mujeres que deben ser guapas, educadas y calladas para que un príncipe azul vaya a rescatarlas y, de esta forma, desaparezcan todos sus problemas (ejemplo de ello son muchas de películas Disney). 

Escena You’re the one that I want (Grease, 1978). Fuente: Youtube

Entonces, ¿cumple el cine contemporáneo europeo con el test de Bechdel? ¿Tiene el cine actual un compromiso social con el feminismo y sus vertientes? Lo cierto es que el papel de la mujer en el cine sigue estando asociado a lo secundario, a lo erótico y a lo romántico. En definitiva, personajes no complejos que simplemente complementan a los personajes masculinos para que su línea argumental siga hacia delante. Esto no quiere decir que no haya habido avances, ni tampoco que tengamos que dejar de ver nuestro capítulo favorito de Friends, o dejar de ver la mítica Pretty Woman en Navidad con nuestra familia. Lo que sí debemos hacer es ser conscientes de que en toda obra hay un discurso, un discurso que educa y que marca. Ser críticos de una manera positiva con vistas a un avance cultural y social. 

Existen esos avances, existe cine feminista europeo de calidad. Existen personajes femeninos que visibilizan y no encorsetan, que liberan a la mujer y empoderan el mensaje de la lucha feminista, y sobre todo que hacen del cine un lugar para la representación real de lo que somos y de todo lo que somos capaces de hacer. El cine es un reflejo social, y como sociedad nos encontramos en la etapa histórica donde más importancia y renombre tiene la lucha de las mujeres contra el sistema patriarcal. 

De algo de lo que podemos estar seguros es que veremos (y muchos, crearemos) un cine con perspectiva de género, un cine con representación no forzada de personajes LGTB y racializados, un cine en el que sea novedad que no se cumpla con las tres reglas del test. Se seguirá avanzando hacia un contenido de calidad, a manos de mujeres cineastas y con su reconocimiento como tal. Por un cine que eduque y que rompa con lo establecido. Eso es el cine contemporáneo, un cine capaz de cambiar y de cambiarnos. 

La libertad

Tenía todo preparado desde hacía varios meses. Por lo menos tres. Tres meses en los que, a pesar de lo que había deseado ese momento, no me sentía con fuerzas ni ganas de que llegara. Tres meses con sus respectivas noches. Noches que no me sirvieron de descanso: mis dudas no cesaban y mis pensamientos no callaban.

Y también tenía el plan diseñado desde hace timepo. Desde que me di cuenta de que no podía seguir viviendo la vida de una persona que no era yo. Me costó entenderlo —52 años exactamente— pero hay veces en las que la razón no tiene cabida. En las que es imposible llegar a la respuesta mediante un método positivista. Hasta me atrevo a confirmar que fuera de la teoría y los libros, nada responde a la racionalidad. Y hoy sé por qué. Esa última noche dormí… bueno, no dormí. La madrugada del veintitrés de mayo la pasé en el marco de la puerta de la habitación de Carmen y Manuela. Las observé sin cansarme durante horas dormir juntas en una sola cama a pesar de que el cuarto tuviera dos. Siempre hacían lo mismo. Un escalofrío me levantó los vellos de todo el cuerpo al recordar la primera vez que las tuve en los brazos en esa misma casa y lo que me impresionó poder observar en primera persona lo que la vida es capaz de hacer. Y sonreí cuando una se movió y le dio una suave patada a la otra recordando lo revoltosa que era la una y lo dormilona que era la otra. Las mañanas de reyes, las tardes en el Parque María Luisa y los cumpleaños en la cafetería del barrio de Santa Cruz… El día anterior habíamos celebrado el sexto y el último.

Saboreé el salado sabor de la lágrima en mis labios que resbaló por mi mejilla derecha. Les eché la sábana rosa de flores coloridas por encima y salí de la habitación rezando por que se convirtieran en mujeres más fuertes que la que soy yo. Una vez cerré la puerta, me llevé las manos a los ojos y susurré: “¿qué estás haciendo?”. Hiperventilé en silencio para no despertarlas y me senté en el suelo destrozada.

Entré en el dormitorio y vi la hora en el reloj despertador de mi compañera de viaje que, sin saberlo y sin merecerlo, se levantaría a la mañana siguiente con el lado derecho del asiento de tren vacío. Imaginaba su cara al despertar preocupada pues ella sabía que los sábados yo no trabajaba. Por su mente se pasaría la posibilidad de que podría estar comprando churros para desayunar pero entonces caería en la cuenta de que a Manuela no le gustan. Cogería el teléfono del salón rápidamente e intentaría localizarme pero yo ya estaría de camino a Francia para cuando ella llamara.

Le acaricié la tez morena por última vez antes de irme. Cerré los ojos y vi los suyos negros mirándome fijamente y riéndose de las tonterías que le estaría diciendo. Sin querer despertarla, pasé la yema de mis dedos por sus delgados labios que tantos besos me regalaron. Y derramé una lágrima por la única mujer que amé en mi vida. Aunque no de la forma que ella esperaba. Y yo tampoco.

Al alba, con el primer sol de mi nueva vida y con el miedo a los grises pesando en los bolsillos del pantalón, crucé la puerta de la casa que ya dejaba de ser mía arrastrando la maleta. Me pinté los labios con carmín, mirándome en el reflejo del cristal de la casapuerta, abrí el paquete de Camel y me encendí uno. La primera calada me supo a libertad. Me alejé de la casa y de Fernando para empezar a ser Ana.