A pesar de que el feminismo está más presente que nunca, aún podemos observar cánones a los que la mujer artista se tiene que someter. Las críticas a la industria musical se centran en la puesta en escena en los conciertos. Los shows de mujeres y hombres artistas son sustancialmente diferentes.

“Aunque cantantes como Beyoncé, Lady Gaga y Madonna son partes esenciales de la cultura moderna, las cantantes han tenido que pasar por un camino muy difícil para poder llegar a donde están y recibir el crédito que se merecen” mencionaba la musicóloga Abbey Philips. Y es que el panorama musical ha sufrido un cambio drástico en comparación con siglos anteriores. El feminismo ha llegado para quedarse, pero aún no parece ser suficiente. Que hoy en día las artistas femeninas lideren la lista de éxitos no significa que estén en igualdad de condiciones.
“Aunque cantantes como Beyoncé, Lady Gaga y Madonna son partes esenciales de la cultura moderna, las cantantes han tenido que pasar por un camino muy difícil para poder llegar a donde están y recibir el crédito que se merecen”
Abbey Philips
Cuando se menciona el machismo en la música, automáticamente, la mayoría piensa en las letras, y en especial en las del reggaetón y del trap. Sus vídeos y canciones han influido de tal forma en las nuevas generaciones que frases como la de Maluna en 4 babys: «Siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo. Ninguna me pone pero», son normalizadas e integradas en el imaginario colectivo sin hacer saltar ninguna alarma.
Pese a ello, ya despuntan algunas menciones feministas en este género, como el remix del mismo Maluma de Mala Mía: «Algunos no entienden eso que las mujeres tengamos sexo tan libres como los hombres», junto a Anitta y Becky G.

No obstante, la letra no es lo único que puede provocar una idea preconcebida acerca de cómo tratar una mujer. Un aspecto que casi siempre pasa por desapercibido es la puesta en escena en los conciertos. El origen de esta nueva polémica reside en la pasada gala de los MTV Video Music Awards, con Miley Cyrus como protagonista. En ella, la cantante fue criticada por los medios tras su actuación de Midnight Sky, siendo esta calificada como «sobria» o «poco sorprendente».
“Yo sólo estaba haciendo unas peticiones sobre la actuación, nada de exigencias de diva. Quería que las luces estuvieran apagadas y que la luz de la sala solo me apuntara a mí. Sin luz clave, sin luz de belleza”, respondió Cyrus en una charla en The Joe Rogan Experience.
Según el estudio de Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology del año 2018, esas luces que menciona la cantante se usan como antiarrugas, o para el acné común, haciendo que la piel se vea más radiante y rejuvenecida. “La luz de belleza sólo se utiliza para las mujeres y yo le dije al director que quitara las malditas luces. Nadie le diría nunca a Travis Scott o Adam Levine que no pueden quitarlas”, añadió la artista mostrando su desacuerdo.
“La luz de belleza sólo se utiliza para las mujeres y yo le dije al director que quitara las malditas luces. Nadie le diría nunca a Travis Scott o Adam Levine que no pueden quitarlas”
Miley Cyrus
Pero esto no queda ahí. Si se comparan actuaciones entre cantantes femeninos y masculinos, la puesta en escena es muy distinta. Mientras que artistas como Lady Gaga, Beyoncé o Jennifer López deleitan al público con coreografías impensables, cambios de vestuario o incluso fuego; otros como Ed Sheeran o Shawn Mendes sólo se bastan de una guitarra y dos o tres focos para que la performance sea igual de extraordinaria.
Beyonce performs en la Pepsi Super Bowl XLVII Halftime Show en Mercedes-Benz Superdome ,Febrero 3, 2013 in New Orleans, Louisiana. AFP PHOTO / TIMOTHY A. CLARY Ed Sheeran en 02 Arena. Fuente: The Upcoming
Pero, ¿dónde está la raíz de esta problemática? Tal y como menciona la cantante Oum, la industria musical ha sido históricamente un panorama dominado por hombres, motivo por el que posteriormente a la mujer se le exigió mucho más para alcanzar el éxito. No bastaba sólo con tener una voz encantadora, sino que esta debía romper los moldes. En primer lugar, con el contenido de sus canciones, como es fue el caso de Dolly Parton, quien se atrevió a añadir en sus canciones en plenos años sesenta versos como “sus errores no eran peores sólo porque es una mujer”.

Con la llegada de la música comercial, la voz pasaba a un segundo plano. Los espectadores comenzarían a centrarse en la imagen y espectáculo del artista. Madonna con su tour The Virgin fue una de las primeras en dar un verdadero show con cambios de vestuario y coreografías. La cifra de lo recaudado ascendió a 5 millones de dólares aunque Billboard reportara 3.3 millones. Estos artificios en la música en directo se convirtieron en habituales. Esta tónica persiste a día de hoy y ejemplo de ello son las actuaciones de Lady Gaga o Ariana Grande.
Por tanto, la pregunta es ¿hasta qué punto debe impresionar una mujer en el escenario para que sus canciones tengan éxito? Lo cierto es que frente a aquellas canciones que rompían con lo tradicional y reclamaban la igualdad, los éxitos de hoy en día aún tienen pendiente aprender de las anteriores generaciones. “No creo que los hombres sean el enemigo, creo que las mujeres somos el verdadero enemigo. Estamos actuando de una manera competitiva e insana entre nosotras”, mencionaba la cantante británica Lilly Allen.
Aún así, es cierto que existen cantantes que tratan de seguir con la lucha por el feminismo en la industria. Vídeos musicales como Positions de Ariana Grande son todo un manifiesto feminista, en este caso denuncian la falta de mujeres en los altos cargos del gobierno estadounidense.

Para continuar con esta batalla, las cantantes femeninas deben ir un paso más allá y aplicarlo en sus puestas en escena. No se basa en competir por una coreografía sorprendente o por el mayor número de fuegos artificiales, sino en luchar unidas para erradicar la ‘espectacularización’ de la imagen femenina en los directos.
Artistas como la jovencísima Billie Eilish y Anne Marie o, recientemente, Demi Lovato ya se han sumado a este nuevo renacer de la mujer en la industria musical. Han dejado a un lado coreografías y se han centrado en perfeccionar su voz o estilo, consiguiendo, en consecuencia, millones de seguidores en todo el mundo.