Descubre qué implica apoyar la industria Fast Fashion

Fast Fashion es un término que se emplea para definir ropa que está de moda pero ha sido fabricada de manera rápida y barata. Este es modelo de producción que están utilizando grandes empresas como Inditex o H&M, entre otras.
Marcas de industria Fast Fashion. Fuente: Trucos y manualidades.

Muchos comerciantes de esta industria sacan nuevos productos varias veces a la semana para seguir en tendencia.

¿Cómo ha conseguido la moda rápida conquistar nuestros armarios y volverse tan exitosa?

Se dice que la Moda Rápida es una respuesta a un gran mercado de consumidores que demandan prendas de alta costura a un precio bajo. Pero la verdad es que los comerciantes de Fast Fashion crean la demanda ellos mismos, ya que vender grandes cantidades de ropa es muy rentable.

Gráfico de las 13 empresas más valiosas del mundo. Fuente: Business insider.
¿Cómo maximizan sus ganancias exactamente?

En vez de reponer sus existencias, reemplazan los artículos que se han agotados por nuevas prendas de estilo diferente. Haciendo así que la ropa anterior pase a no estar de moda, manteniendo así nuestro interés en seguir comprando nuevas prendas que si están de moda.

Las marcas de Moda Rápida están constantemente en búsqueda de nuevas tendencias, muchas veces roban y copian ideas a artistas independientes, y utilizan la publicidad para mantenerse relevantes y promocionar sus cambiantes tendencias.

Campaña publicitaria de H&M otoño de 2020. Fuente: Fashion Gone Rouge.

Pero la peor parte de esta industria es que usan mano de obra barata que suele venir de talleres clandestinos. Son fábricas donde los trabajadores son pagados con salarios inhumanamente bajos, con largas jornadas de trabajo y en precarias condiciones laborales. Por ejemplo, en Blangadesh, los trabajadores de estos talleres ganan 33 dólares al mes, muy por debajo del salario mínimo que son 60 dólares al mes.

«Si las grandes marcas pasaran todo el coste de pagar el salario mínimo a los consumidores, solo sería un 1% más del coste de venta de la prenda.»

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Asimismo, son obligados a trabajar entre 14-16 horas al día los siete días de la semana, en condiciones de trabajo muy peligrosas. Desde 1990, más de 400 trabajadores han muerto, y miles han resultado heridos en los incendios de las fábricas.

Además, las mujeres que trabajan en estos talleres se enfrentan a acosos sexuales y no tienen acceso a baja por maternidad.

La gerencia de las fábricas prohíben en muchos casos la creación de sindicatos, lo cual impide que los trabajadores puedan defender sus derechos. Estos son expuestos a químicos peligrosos y cancerígenos.

La explotación infantil y la esclavitud laboral son también predominantes en los talleres.

Explotación infantil. Fuente: El Confidencial.

La Moda Rápida conlleva también un enorme impacto medioambiental. La producción de las prendas y las fábricas no son reguladas. Los químicos empleados en las prendas pueden entrar en nuestro cuerpo a través de la piel, además de dañar a los trabajadores, y son arrojados a los arroyos y ríos contaminando el agua y la tierra de alrededor.

Tintes textiles. Fuente: Trucos y manualidades.

Puesto que la Moda Rápida es tan barata y desechable, los consumidores desechan su ropa a una velocidad sin precedentes. El 5% de los vertederos son de desechos textiles.

Según algunos informe recientes, la industria textil emite más gases de efecto invernadero que la industria de la aviación. Hay otros informes que sostiene que es la segunda industria más sucia del mundo.

Alternativas a esta industria

Actualmente, los científicos e investigadores están trabajando para encontrar alternativas sostenibles para la producción de ropa y con ayuda de las herramientas de biotecnología, a día de hoy podemos ver algunos avances.

Por ejemplo, en el Laboratorio de Investigación en Programas Institucionales del Instituto de Biotecnología (IBt-UNAM) están buscando microorganismos y comunidades microbianas capaces de degradar colores sintéticos y otros compuestos presentes en agua contaminada.

La diseñadora Natsai Audrey Chieza de Zimbabwe, fundadora de Faber Futures, utiliza la bacteria Streptomyces coelicolor para crear nuevas formas de teñir textiles. Y MycoWorks, en San Francisco, produce prendas sostenibles a partir de hongos.

Faber Futures

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