Hoy día, tanto en el castellano como en el resto de idiomas se hace uso de un vocabulario muy amplio. Las personas pronunciamos palabras que tenemos completamente normalizadas, sin llegar a percatarnos de que en algún momento no existieron.
Las palabras nacen de la etimología, de sucesos, de tradiciones y costumbres de cada cultura. Estas evolucionan, hasta que los hablantes las asimilan como base, deformándose la única y verdadera versión original para dar lugar a leyendas y versiones que nacen alrededor de las mismas. Algunos ejemplos interesantes son los siguientes.
Siesta
Se conoce que los días romanos duraban 24 horas, que se dividían en 12 horas de día y 12 horas de noche, sistema muy similar a la forma actual de medir los días. Sin embargo, como se utilizaban relojes solares, las horas eran versátiles, pues variaban según la época del año. Tenían la prima, secunda, tertia, quarta, quinta, sexta, séptima, octava, nona, décima, undécima y duodécima hora.
Es la sexta hora la que entra en juego cuando el monje Benito de Nursia escribió a principios del siglo VI Regla de San Benito, libro destinado a los frailes. En esta regla benedictina, una de las disposiciones consistía en guardar reposo o silencio tras la sexta hora, que se correspondía con el mediodía. De aquí deriva sextear o guardar la sexta que evolucionó a sestear o guardar la siesta en el lenguaje popular.
Restaurante
En 1765, el mesonero Boulanger abrió en París lo que se conoce hoy como el primer restaurante de la historia. Así, en la Rue du Poulies, colocó un cartel para publicitar su pequeño negocio, donde servían lo que llamaban sopas reconstituyentes. Se leía en latín vulgar venite ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos, que, traducido al español significa venid a mí, hombre de estómago cansado, y yo os restauraré. A diferencia de las numerosas teorías que nacen para explicar el origen de algunas palabras, esta vez se trata de una versión con muy buena acogida entre los historiadores, llegando a aparecer en la enciclopedia culinaria Larousse Gastronomique.
Esnob/ Snob
Se cuenta que en la escuela Eton College, para diferenciar a los alumnos nobles de quienes no lo eran, se los bautizaba como sine nobilitate, es decir, sin nobleza. La abreviación latina reducía el apodo a S.Nob, y el resultado ha sido el famoso snob, utilizado en un sentido peyorativo para aquellos que intentan aparentar pertenecer a una clase social superior a la suya. La Real Academia Española define en la actualidad esnob como persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos.
Ok
Esta palabra proveniente del inglés estadounidense es utilizada con frecuencia en todas las partes del mundo para indicar que todo está bien. Una versión narra que proviene del diario Boston Morning Post – popularmente conocido como The Post-, cuando pusieron de moda escribir iniciales y aclarar entre paréntesis su significado. Parece que la tendencia de escribir mal a posta no es cosa de millennials, pues ya en la década de 1830, este diario ponía OK, que se correspondía con All Correct, escribiendo mal las iniciales de manera jocosa.
Sin embargo, existe una versión más aceptada, o, al menos, popularizada. Esta se remonta a cuando los soldados norteamericanos comunicaban que no había bajas: 0 killed, cero muertos. Como abreviación escribían 0K, donde el cero sería sustituido por la letra o.
Ojalá
Esta interjección que expresa el deseo de que algo suceda, proviene del árabe, como muchas palabras del español, debido a la influencia de la conquista musulmana de la península ibérica en el siglo VIII. No se trata del famoso in sha’a Allah, que significa si Dios quiere, pues la partícula in expresa una condición real; sino de law sha’a Allah, si Dios quisiera, donde law se emplea para la condición irreal. En el dialecto árabe andalusí, la expresión evolucionó: de lawsha’alláh y posteriormente, lawshallá a loshalá. El castellano antiguo eliminó la -l- inicial, resultando la aféresis de la última fórmula oxalá, que dio lugar al actual ojalá.
Fuck
Ficken en alemán, fukka en noruego y el fokken neerlandés significan clavar o golpear, y, por su doble sentido, se traducen también como copular. Pero, obviando el sentido etimológico, las leyendas urbanas siempre tienen cabida. Una se remonta a la Edad Media en Inglaterra, cuando había una importante represión sexual. En este contexto, cuando un matrimonio quería tener hijos debía solicitar un permiso a las autoridades y, al serle otorgado, se le entregaba una placa donde se leía Fornication Under Consent of King es decir, fornicación bajo el consentimiento del rey.
Cerveza
La etimología apunta a que, igual que la palabra cereal, viene de la diosa de la agricultura Ceres, pues esta bebida resulta de la fermentación del trigo, la cebada y la avena. De nuevo, una explicación evidente no evita que surjan versiones que narren un relato más interesante. Se cuenta que cuando los soldados españoles destinados en los tercios de Flandes pasaban su tiempo libre en las tabernas y posadas, pedían las bebidas que allí se servían. Al desconocer su nombre, los soldados que sabían el idioma las señalaban y decían s’il vous plaît, servez ça, es decir, por favor, sirva usted eso. Otros, que no conocían el francés, solo escuchaban servez ça, y llamaban así a la bebida: servesa pasaría a pronunciarse en castellano como cerveza.
Chumino
Fue en los puertos de Cádiz y Málaga donde llegaban barcos ingleses con fines comerciales entre los siglos XVII y XVIII. En busca de clientes, las prostitutas abandonaban sus burdeles y llamaban la atención de los marineros levantándose las faldas. Este recibimiento se convirtió en tradición para los británicos, y, decepcionados cuando las autoridades prohibieron a las prostitutas enseñar sus genitales, comenzaron a gritar show me now cuando llegaban a tierra firme. Ante la repetición de esta frase señalando las partes íntimas de las mujeres, los gaditanos y malagueños creyeron que así es como los ingleses llamaban a la vagina: shouminou, castellanizado a chumino.
Trabajar
El trabajo siempre se ha considerado un suplicio. Esta palabra deriva del latín tripalium, tres palos instrumento de tortura que se utilizaba para castigar a esclavos o reos. Tripaliare significa atormentar con el tripalium, reprimenda que comenzó a relacionarse con el esfuerzo físico y psicológico que suponía la obligación laboral o trabajo.
Aguacate
En el imperio azteca se hablaba náhuatl, lengua que ha dado lugar a la palabra aguacate, pues venía de ahuacatl, que significa testículo. Esto se debe al sentido del humor de los antiguos mexicanos, que encontraron similitud entre los genitales masculinos y los aguacates, ya que el fruto cuelga del árbol de forma ladeada y suelen hacerlo de dos en dos o más.
Es evidente que la mayoría solo son versiones que pueden estar más o menos aceptadas por los historiadores. Pero la magia se encuentra precisamente en la imposibilidad de conocer la verdad y en la creatividad del ser humano a la hora de buscarle sentido a todo lo que le rodea, y de una forma, en muchas ocasiones, no exenta del sentido del humor.