Las cuatro formaciones políticas rechazaron las dos enmiendas que fueron propuestas por la izquierda europea para liberar las patentes y alcanzar un mayor nivel de producción
El pasado 28 de abril PP, PSOE, Ciudadanos y VOX se negaron abiertamente a la liberación de las patentes de la vacuna contra la COVID-19 votando en contra, momento en el que también se debatió sobre la creación del Certificado UE COVID-19, un pasaporte europeo que permitiría reactivar el flujo de personas entre los distintos países de la Unión Europea de cara al periodo estival que se aproxima. La liberación de patentes podría significar un gran avance en la lucha mundial contra la COVID-19, ya que permitiría su producción a gran escala y una distribución exponencialmente mayor. La administración de Joe Biden ha anunciado este miércoles que se situará a favor de la suspensión temporal de las patentes en la Organización Mundial del Comercio, una noticia que ha sido gratamente recibida por la Organización Mundial de la Salud, la cual ha estado durante meses expresando la necesidad de eliminar las patentes, aunque sea de forma temporal. Esto dijo el presidente de la OMS, Tedros Adhanom, en febrero: «Es el momento de usar todas las herramientas que tengamos para poder aumentar la producción, lo que incluye la transferencia de licencias y la exención de los derechos de propiedad intelectual. Es ahora o nunca». Conviene recordar que según el periódico The Guardian el 97% de la inversión realizada en la consecución de las vacunas ha sido pública o por parte de distintas organizaciones no gubernamentales (ONG).
Por supuesto que la votación en contra de la suspensión de las patentes de determinadas formaciones políticas tiene patas sobre las que apoyarse:
«Estamos hablando de barreras técnicas, además de las barreras legales, para poder aumentar la producción de vacunas de covid», a esto se ha referido el profesor del Instituto de Desarrollo Global, Horner, a BBC Mundo, tras haber estado realizando investigaciones en la industria farmacéutica de India y África Subsahariana. A una de las cosas que se refiere Horner es a la difícil transmisión de conocimiento. Al liberar las patentes sería viable la producción de vacunas en cualquier fábrica o farmacéutica preparada, la complicación llega cuando las propias farmacéuticas poseedoras actuales de las patentes tuvieran que instruir a esas fábricas para que la producción de la vacuna fuera correcta. La transmisión de esos conocimientos no es fácil y sería necesaria cierta supervisión. Lo cierto es que ya se han entregado licencias de uso que posibilitan la producción de vacunas a determinadas farmacéuticas que no poseen la patente, lo que nos hace pensar que, si estas farmacéuticas están produciendo vacunas sin tener la patente cualquier otra podría hacerlo con ayuda de la inversión pública si se liberara. Por lo tanto, la transmisión de conocimientos es un obstáculo salvable.
Además nos encontramos en un momento difícil a nivel mundial si echamos un vistazo al contexto pandémico. En India se detectan más de 400.000 casos diarios de coronavirus, que se suman a la tremenda cifra de 4.000 muertos diarios y la tasa de Incidencia Acumulada a 14 días se sitúa en 380, aunque la gran sospecha pública es que esas cifras son considerablemente mayores en la realidad, debido a la débil capacidad de detección del país. En África tan solo 44 de los 54 países han recibido dosis de la vacuna, en lugares como Argelia tan solo han recibido 75.000 dosis hasta ahora, y en la República del Congo tan solo el 0,26% de la población ha recibido la primera dosis. Ya desde la OMS se incidió en que la forma más eficaz para vencer al virus es hacerlo en todos los sitios a la vez, por lo que se necesita un gran aumento en la producción de vacunas.
Otro aspecto que juega a favor de los detractores de la suspensión de las patentes es la consecución de materias primas. Es aquí donde recalcan la importancia de la inversión privada. Al liberar las patentes se incrementaría la producción de las vacunas (justo lo que queremos) y por tanto bajaría el precio de éstas, entonces los incentivos para la inversión privada se verían mermados y, por tanto, se volvería a ralentizar la producción de vacunas, pero como ya se ha mencionado anteriormente la inversión privada actual sobre las vacunas se sitúa en torno al 3%. Quiere decir esto que incluso con los actuales precios de las vacunas los incentivos a la inversión privada están muy mermados, por lo que cabría incrementar el precio para reactivar esta forma de financiación, un precio que, con casi total seguridad, sería sufragado por la administración pública.
Resulta desconcertante imaginar que aquel 28 de abril partidos como el PSOE votaron en contra de la liberación de patentes, cuando a principios de mayo, en una entrevista en OndaCero, Carmen Calvo aseguró que España apoyaba a Estados Unidos y la OMS en su postura argumentando: «O nos salvamos todos o no se salva nadie». El presidente del gobierno Pedro Sánchez expresó hace unos días en Financial Times su opinión positiva sobre la exención temporal de las patentes, y considera clave esta medida. «Hasta que se alcance un acuerdo en la Organización Mundial del Comercio debemos implementar todos los mecanismos disponibles para incentivar a las empresas farmacéuticas a celebrar acuerdos de licencia voluntaria, así como la puesta en común de todas las formas de conocimiento relacionadas con el virus. La próxima cumbre mundial de salud del G20 y la Asamblea Mundial de la Salud deben utilizarse para alentar a la industria a transferir los conocimientos técnicos necesarios», expresó Sánchez. Por lo tanto de ahora en adelante España apoyará las propuestas de Estados Unidos para la liberación temporal de las patentes, pese a la negativa que mostró el gobierno tan solo unas semanas antes. La rectificación puede ser el camino más corto hacia un consenso internacional.
También resulta incomprensible que VOX votara en contra de la propuesta, cuando una de sus principales premisas era la de defender al ciudadano español de los «lobbys» interesadas, ¿acaso la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas, quien presiona continuamente a la Comisión Europea para que rechace la liberación de patentes, no es un «lobby»?
PP y Ciudadanos dicen defender la libertad y la sanidad pública con superplanes de vacunación para devolver la normalidad lo antes posible a los españoles, ¿no sería ésta una forma de lograr el objetivo con mayor celeridad?