El petting, lo que es sexo pero no creías que era sexo

Se llama petting a toda aquella práctica sexual que no conlleve la penetración. Siempre se ha cometido el grave error de asociar el sexo a la introducción del pene en la vulva o en el ano, o peor aún, no considerar sexo a todo lo que no sea eso. Sin embargo, el coito tiene muchos más aspectos y elementos aparte de la típica penetración.

El término petting viene del verbo to pet en inglés, que significa “acariciar”. El habla hispana es bastante amplia con este aspecto. En España es conocido coloquialmente como “magreo”, en Argentina se le llama “franelear” y en México “faje” o “caldeo”.

Con estos conceptos, podemos dilucidar que lo más característico del petting son las caricias, lo cual no quiere decir que no entren otras prácticas como el sexo oral o el uso de juguetes sexuales. Se comete otra equivocación llamándolo preliminares, pues da a entender que es meramente un acto previo a la penetración, y la sobrevalora por encima de lo demás.

Segunda fase del petting. Fuente: Katie Salerno (Pexels)

Existen distintas formas de practicar el petting, pues es una práctica que otorga total libertad y da pie a la imaginación y la creatividad. Pero si estás perdido/a y quieres conocer una forma de hacerlo, puedes guiarte por estas tres fases:

  • Durante la primera fase tienen lugar besos, abrazos o caricias. Además, se empieza a tomar de las manos.
  • La segunda fase consiste en el contacto físico con ropa. Aquí es cuando tienen lugar las caricias y los manoseos, pero siempre por encima de la ropa. Los besos empiezan a cobrar más intensidad.
  • En la tercera y última frase se profundiza más, literalmente. Es aquí cuando las manos ya empiezan a introducirse por debajo de la ropa, aumentando la excitación. Continúan los besos y las caricias. Se puede acabar estando totalmente desnudo/a o conservando la ropa interior, lo cual puede dar aún más erotismo por el misterio. En este momento ya se podría comenzar a dar paso al sexo oral o a masturbar a la otra persona.
Tercera fase del petting, desnudos o en ropa interior. Fuente: Jessica Ticozzeli (Pexels)

Una de las principales ventajas del petting es que el riesgo de contraer ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) es mínimo. Solamente habría riesgo sin ropa, pues cuando los fluidos seminales entran en contacto con la tela, se quedan impregnados en esta y no la traspasan. En el caso de que entren en contacto con una zona desnuda del cuerpo que no sea muy próxima a los labios vaginales, el ano o la boca, tampoco existe peligro.

Otro fluido con el que hay que tener mucho cuidado es el líquido preseminal que, aunque no pueda transmitir algunas ITS (VIH, gonorrea…), sí es capaz de hacerlo con otras (Virus del Papiloma Humano, ladillas, sarna…). Además, también existe la posibilidad de provocar embarazo. En definitiva, siempre es recomendable tomar las precauciones pertinentes para que el peligro sea el mínimo posible. Las más efectivas son las barreras de látex, es decir, los preservativos o las láminas.

Las fiestas petting

Anteriormente hemos hablado del petting como una práctica entre dos personas. Sin embargo, también puede realizarse en multitud. Es aquí donde entran en juego las llamadas “fiestas petting”.

Uno de los ejemplos más conocidos que tenemos sobre este tipo de celebraciones es aquel famoso capítulo de la serie Física o Química en el que la llevan a cabo. Esto ayudó bastante a darle visibilidad. Son fiestas en las que tiene lugar el alcohol, la música… Y, por supuesto, el petting. Tienen una regla principal: No está permitida la penetración.

Fiesta petting en la serie Física o Química. Fuente: Atresplayer.

Para organizar esta fiesta, es esencial el sitio. No puede ser en una nave o un local vacío. Se recomienda un espacio amueblado, como una casa o un chalet. De esta forma, hay sofás, camas y otras superficies que permiten practicar el sexo de forma más cómoda.

En tiempos de pandemia, no es conveniente realizar estas fiestas debido a la posibilidad de crear un brote. Por lo tanto, si se acaba haciendo la fiesta, se aconseja que sea con personas vacunadas o que tengan ya anticuerpos de haber contraído el COVID-19 anteriormente.

Por último, el posible consumo de drogas y la presencia de mucha gente dispuesta a esto no debe opacar el aspecto más importante de todos: Que las prácticas sexuales sean con consentimiento.

Menos penetración y más compenetración

Si pensamos en la masturbación, seguro que lo primero que se nos viene a la cabeza es en “autocomplacer” nuestro deseo sexual con nuestras propias manos o en el aperitivo previo al “sexo de verdad”, es decir, a la penetración que tan necesaria parece, pero que tantas puertas cierra a la creatividad sexual. En ocasiones, hay quienes consideran la masturbación como “el sexo de los pobres”, lo cual no puede quedar más lejos de la realidad, siendo esto consecuencia del desconocimiento.
Fuente: Pinterest

Tradicionalmente llamamos relación sexual al acto en el que hay una penetración, cuyo origen está en la “procreación” necesaria para la continuación de la raza humana, como bien hizo saber Dios a Adán y Eva con el famoso “Creced y multiplicaos”, recogido en el Génesis. Esto ha generado mucha controversia a lo largo de la historia, dado que tal mandato podría entenderse como la prohibición de mantener relaciones sexuales sin intenciones de tener descendencia, la dudosa legitimidad cristiana de las parejas homosexuales o la propia idea de disfrutar del sexo solamente por el placer que nos otorga. Y es en este último punto donde la masturbación entra en juego, puesto que se entiende que su único objetivo es conseguir placer sexual a través de la estimulación de nuestros propios genitales. 

Durante toda la historia siempre han existido unos prejuicios acerca de la masturbación, que son tan antiguos como la propia práctica, y la culpa de esto es en gran parte de la glorificación de la penetración. Pero estos prejuicios, están sobre todo más relacionados con la masturbación femenina que con la masculina, porque el hombre siempre ha tenido en esto del sexo el protagonismo de la función, al igual que en muchas otras obras.

Cuando pensamos en la masturbación femenina lo primero que se nos viene a la cabeza es el introducir los dedos en la vagina, lo cual es “una representación que se corresponde más con las fantasías masculinas que con las prácticas femeninas”, como indica el sexólogo Joserra Landa en su libro Sexorum Scientia Vulgata.

“Es una representación que se corresponde más con las fantasías masculinas que con las prácticas femeninas”

Joserra Landa en Sexorum Scientia Vulgata sobre la introducción de los dedos en la vagina

Nos centramos en la masturbación en pareja, no como sustitutivo del coito, sino como una relación sexual en toda regla ¿Habéis pensado alguna vez en cuál fue vuestro primer contacto con el sexo? Muchos jóvenes recurren a la masturbación por distintos motivos, como la falta de anticonceptivos, por evitar ETS, por no tener un lugar al que acudir o por no ir “directamente a saco”, entre muchas otras.

Sin embargo, ¿usamos la masturbación como relación sexual habitual con nuestra pareja, lío o quien sea la persona con la que nos acostamos? Hay situaciones en las que nos decantamos por una cosa en vez de la otra, por ejemplo, cuando llegamos a casa cansados y no tenemos fuerzas ni para levantarnos del sofá, pero tenemos ganas de pasar un buen rato en pareja. En esta ocasión también nos beneficiaremos de una de las ventajas de la masturbación, la secreción de serotonina y prolactina que nos ayudarán a dormir como angelitos. 

Si un beneficio hay que destacar de la masturbación en pareja es la confianza que genera, que no suele conseguirse con la simple penetración. En la masturbación podemos enseñar más cómodamente al otro qué es lo que nos gusta y qué no (el ritmo, la presión, etc.). Con la masturbación mutua podemos aprender cuáles son los puntos más erógenos de nuestra pareja y la mayoría de las veces aumenta de manera considerable la excitación, viviendo nuevas experiencias.

Fuente: Mujerhoy

La masturbación tiene muchas connotaciones negativas, sin embargo, después de haber hecho una encuesta en Instagram (200 personas), sacamos la conclusión de que las personas valoran positivamente la masturbación en pareja, aunque haya quienes prefieran la penetración y otros que piensan que es algo relativo, que va a depender del contexto en el que la pareja se encuentre. De los encuestados un 67% considera que la penetración y la masturbación están al mismo nivel de placer, sin embargo, de ellos, el 65% prefiere mantener relaciones a través de la penetración que de la masturbación.

“Muchas mujeres no se corren con la penetración y por pudor, no se tocan con sus parejas o no lo piden”, así defiende una chica de 25 años la necesidad de la masturbación en las relaciones de pareja, ya que podría aportar mayor satisfacción a una de las partes. Además, la masturbación en solitario también es fundamental, nos permite conocernos a nosotros mismos como lo explica un chico de 24 años que recalca “la necesidad de satisfacer el placer sexual por uno mismo para mejorar la experiencia sexual con otras personas”.

Es de humanos equivocarse, por eso muchos de los encuestados reconoce buscar información sobre cómo masturbar a sus parejas, lo cual ha cambiado considerablemente tras la llegada de los juguetes sexuales a las relaciones íntimas. Aunque siempre ha sido un tema tabú, cada vez son más frecuentes las parejas que reconocen el uso de estos juguetes en sus relaciones sexuales, con los que se brindan nuevas formas de llegar al orgasmo y facilitar el clímax.

A pesar de que se asocia el uso de los vibradores y demás juguetes con la masturbación femenina, muchos de estos también pueden ser usados por hombres, ayudándoles a experimentar un placer que hasta el momento no conocían. Con los juguetes sexuales nuestra imaginación echa a volar y la confianza que se consigue con nuestra pareja va a permitir que practiquemos el sexo de una manera mucho más gratificante y placentera.

Fuente: Así soy mujer Magazine

Masturbarnos nos permite saber qué queremos y aprender de lo que quiere el otro, aumenta nuestro nivel de confianza, de deseo y de experiencias, hace que conozcamos más a la otra persona, que acabemos con cualquier tipo de pudor y que podamos abrir el abanico de prácticas sexuales. Debemos acabar con cualquier tipo de tabú que impida nuestro desarrollo sexual, que es algo que mejora nuestra vida diaria y nuestra relación de pareja. Así que, vamos a olvidarnos un poco de la rutinaria penetración y a darle rienda suelta a la imaginación con la masturbación.