Día del Periodista: El otro lado de la información

El periodismo, con sus bajadas y subidas, es una de las profesiones cuya función de informar ayuda a la sociedad a ser consciente de su realidad. Un trabajo que puede parecer sencillo, pero en ocasiones puede poner en vilo la vida e integridad del periodista. Hoy, 24 de enero, día del periodista en España, hablaremos sobre su situación.
Fuente: Pixabay
Francisco de Sales y su don comunicativo

El 24 de enero se celebra en territorio nacional el Día del Periodista en conmemoración de su patrón: San Francisco de Sales. Nació en 1567 en Francia y con tan solo 13 años marchó con los jesuitas para formarse. Estudió Teología y Derecho en la Universidad de París y en la Universidad de Estudios de Padua (Italia). Destacó notablemente por sus dotes comunicativas, gracias a las cuales fue nombrado predicador en los púlpitos de París entre 1618 y 1619. Además, fue el primer prescriptor de noticias, dado que repartía folletos informativos a la población de Chablais (Francia). Por toda esta labor en favor de la comunicación, Pio XIII lo declaró en 1923 patrón de los escritores y periodistas. Un nombramiento más que merecido.

San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Fuente: InfoVaticana
La mordaza del periodismo

El periodismo tiene muchas facetas. Una de ellas es la investigación y la denuncia social. Una función que debería incitarse para conseguir una mayor transparencia en nuestro sistema y sociedad. Desgraciadamente, acciones políticas como la aprobación de la conocida Ley Mordaza en España demuestran que la libertad de información y expresión no es querida por todos. En 2019, la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) presentó a las Naciones Unidas un informe firmado por entidades periodísticas denunciado dicha ley.

Son muchas las asociaciones que han manifestado su postura contraria ha esta limitación de su derecho de libertad de información. Algunos puntos que impiden el libre ejercicio de la información han sido denunciados por el Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía. Estos son las múltiples denuncias que pueden sufrir los periodistas y la incautación de su material audiovisual. Sin este no se podrá denunciar posibles abusos policiales por falta de pruebas. Además, ante cualquier acto oficial donde intervenga cuerpos de seguridad, los periodistas deberán pedir previamente acreditación.

Manifestación contra la Ley Mordaza en España. Fuente: El País
El periodismo sin libertad en otro países

La libertad de información es un deseo más que un derecho en otros países. Se interponen leyes severas para aquellos que quieran ejercerlas con duras penas. Así se puede observar en lugares como Afganistán con la llegada de los talibanes. Los periodistas deben cumplir las 11 reglas del periodismo a la hora de publicar sus artículos. Entre algunas de estas normas destaca que sus publicaciones no deben ser contrarias al Islam, no pueden insultar a las figuras nacionales, ni tampoco violar la intimidad. Otro país que también limita esta libertad es la región de Hong Kong en China como así ha denunciado Reporteros Sin Fronteras. A finales de 2021 el periódico Stand News tuvo que cerrar al ser detenidos seis miembros de su equipo. El Departamento de Seguridad Nacional consideró que habían editado publicaciones sediciosas.

Reporteros Sin Fronteras ha realizado un ranking de libertad de prensa en 150 países. Afganistán ocupa el puesto 122 y Hong Kong el 80. Fuente: Pexels

Las dificultades que un periodista puede encontrarse a lo largo de su carrera no son solo de índole jurídica. En ocasiones, su integridad física se ve en peligro al cubrir noticias en zonas de alto riesgo. Desafortunadamente, algunos han perdido sus vidas mientras que ejercían su profesión. Por ejemplo, Ricardo Ortega en 2004 cuando se encontraba trabajando en una manifestación en Haití. También el año pasado David Beriain y Roberto Fraile al ser atacados por un grupo armado en Burkina Faso. Grandes profesionales que siempre vivirán en el recuerdo de sus seres queridos y de sus colegas.

Algunos países con la mayor censura del mundo son Corea del Norte, China, Eritrea o Arabia Saudita. En ellos los gobiernos ejercen una fuerte influencia en los medios. Fuente: Pexels

La labor de los periodistas, independientemente de sus especialidad, es esencial para una sociedad democrática y libre. Por supuesto, la responsabilidad de estos es adherirse a una correcta ética profesional basada en la veracidad y objetividad. Para ello se debe de proporcionar un espacio seguro donde se defienda su libertad de información. Un derecho, que no un capricho, por el que toda la sociedad se ve beneficiada.

Periodistas asesinados por ejercer su profesión en Burkina Faso

David Beriain y Roberto Fraile se unen a la triste lista negra de periodistas asesinados por, simplemente, ejercer su profesión. Se encontraban realizando un reportaje junto a un irlandés, también asesinado, y un burkinés

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, informaba tras el Consejo de Ministros del pasado martes la muerte de dos periodistas españoles en Burkina Faso. David Beriain, periodista navarro de 44 años y su compañero cámara Roberto Fraile de 47 años natural de Baracaldo (Vizcaya), fueron asaltados por un grupo armado a bordo de dos camionetas y una decena de motos.

El pasado lunes sobre las 9 de la mañana, los periodistas españoles se dirigían a una zona próxima al parque nacional de Arli, para rodar un documental sobre la protección de los parques naturales de los cazadores furtivos para Movistar+. El convoy estaba compuesto por dos pick-ups y varias motocicletas donde viajaban los periodistas, agentes medioambientales y un soldado burkinés como escolta. Los periodistas españoles abandonaron las pick-ups para tomar imágenes aéreas con un dron cuando recibieron el ataque.

Un grupo armado irrumpió en el convoy, que fue dispersado a causa del ataque. Los miembros del convoy —algunos heridos— consiguieron escapar y llegar hasta Natiaboani, donde dieron la voz de alarma. La Embajada de España en Malí, acreditada en Burkina Faso, ha mantenido un constante contacto con las familias de los españoles asesinados.

Burkina Faso: zona de riesgo

En los últimos años, Burkina Faso ha visto incrementada la inseguridad a causa del repunte de ataques por parte de grupos yihadistas, especialmente en la zona este y norte. Desde el año 2015 —cuando se registraron los primeros ataques— hasta la actualidad se han registrado más de 5.000 víctimas mortales. En febrero de 2019, tuvo lugar el último incidente de un español en Burkina Faso, cuando un misionero fue también asesinado por un grupo yihadista.

Ante estos últimos sucesos, Christophe Dabiré, primer ministro de Burkina Faso, abrió la puerta a un posible diálogo entre la administración y los terroristas.

Militares y ciudadanos en un ataque en Burkina Faso. Fuente: Archivo Diario de Sevilla.
Doce periodistas españoles asesinados en zonas de conflicto

Desde 1980, un total de doce periodistas españoles han sido asesinados por ejercer su profesión de servicio público: todos los asesinados se dedicaban a ejercer su labor de periodista en zonas de conflicto. El último fue el corresponsal de Antena 3, Ricardo Ortega, que en 2004 recibió dos disparos en Puerto Príncipe (Haití).

Lista negra de periodistas españoles asesinados

Luis Espinal, periodista religioso — falleció en 1980 en Bolivia a sus 48 años.

Juan Antonio Rodríguez, fotoperiodista — falleció en 1989 en Panamá a sus 32 años.

Jordi Pujol Puente, fotoperiodista — falleció en 1992 en Bosnia a sus 25 años.

Luis Valtueña, fotógrafo — falleció en 1997 en Ruanda a sus 32 años.

Miguel Gil, camarógrafo — falleció en el 2000 en Sierra Leona a sus 32 años.

Julio Fuentes, reportero de guerra — falleció en 2001 en Afganistán a sus 46 años.

José Luis Percebal, corresponsal — falleció en 2002 en Marruecos a sus 46 años.

Julio Anguita Parrado, corresponsal de guerra — falleció en 2003 en Irak a sus 32 años.

José Couso, reportero gráfico — falleció en 2003 en Irak a sus 37 años.

Ricardo Ortega, reportero — falleció en 2004 en Haití a sus 37 años.

David Beriain, reportero — falleció en 2021 en Burkina Faso a sus 44 años.

Roberto Fraile, periodista gráfico — falleció en 2021 en Burkina Faso a sus 47 años

Las reacciones de los líderes políticos a los asesinatos no han tardado en sucederse. Los principales líderes políticos recalcan la importancia de la libertad del periodismo en las democracias y han mostrado su apoyo a los familiares.

Fuente: Twitter (@sanchezcastejon)
Fuente: Twitter (@pablocasado_)
Fuente: Twitter (@InesArrimadas)
Fuente: Twitter (@PabloIglesias)

Juande Mellado: ‘Canal Sur entrará en este año, 2021, en la carrera por los nuevos hábitos de consumo tanto de televisión como de la radio’

Juan de Dios Mellado fue elegido Director General de RTVA en 2019. Desde entonces ha impulsado la modernización de Canal Sur para poder competir en el ámbito digital con otros medios de comunicación. Hablamos con él sobre su opinión del periodismo actual y el futuro de la cadena autonómica más reconocida en España

En primer lugar y para conocerle un poco mejor, ¿qué le llevó a estudiar Ciencias de la Información?

En mi casa es por tradición familiar. Tanto mi abuelo como mi padre y algunos de mis tíos son periodistas. Desde pequeño he vivido el periodismo en casa y, de hecho, mi padre era redactor jefe del Sol de España, un periódico legendario de la provincia de Málaga. Los fines de semana, en vez de irme a jugar al fútbol, iba con mi padre y me tiraba allí todo el día jugando en la rotativa, en los cuartos oscuros que había antes de fotografía, con los teletipos… Me he criado desde pequeño en una redacción, lo tenía tanto por herencia familiar como en la sangre. Desde pequeño tenía claro que quería estudiar periodismo.

Fue enviado especial al llamado Genocidio de Ruanda, la guerra civil que hubo en 1994. ¿Qué puede contar de su experiencia allí?

Pues es de las experiencias profesionales más gratificantes sin duda, pero también muy dura. En toda España, y concretamente en Málaga, hubo un movimiento de recogida de fondos para enviar ayuda tanto médica como alimentaria por parte de varias ONG’s como Médicos del Mundo, Cáritas o UNICEF. Por ello se decidió enviar a una serie de periodistas que contaran cómo llegaba la ayuda humanitaria. Entonces me presenté voluntario en el periódico y estuve catorce días en la ciudad de Goma, al lado del Lago Kivu, cubriendo el mayor desastre humanitario que ha habido en los últimos años en el mundo.

Me enseñó la parte mala del ser humano, pero también su bondad. Muchas personas desinteresadas dejaron de lado su comunidad para ayudar a un país que estaba en Guerra Civil y en descomposición. Como periodista fue apasionante el poder mandar crónicas de lo que estaba pasando allí y contárselo a Europa. Encontrar los medios para transmitirlo era complicado —estoy hablando de un año donde no había móviles ni casi Internet—, tenías que buscarte la vida.

Genocidio de Ruanda. Fuente: EcoRed
Apostó por la renovación digital cuando dirigió La Opinión de Málaga, ¿por qué es importante para el periodismo adaptarse a la era digital?

Yo me incorporé en 1999 como uno de los fundadores del periódico del grupo Prensa Ibérica. En aquella época las páginas web de los periódicos estaban en periodo de efervescencia, pero aún no se veía la potencia de hoy en día. En 2013 decidimos hacer la transformación digital del periódico porque vimos que las formas de consumo estaban cambiando y que la venta de los periódicos en kioscos bajaba.

Hicimos un plan para integrar la redacción digital, que estaba apartada en una esquina de la redacción, y ya empezamos a trabajar para volcar la información en Internet. Fue una experiencia muy interesante, porque veníamos de la prensa escrita tradicional de toda la vida, con unos ritmos y una forma de trabajar diferente. Se cambió la forma de trabajar del periodista, sobre todo por la inmediatez. Con eso aprendimos que el futuro del periodismo estaba también en la web.

Existe la opinión de que el periodismo de papel está muriendo, ¿cómo cree que se adaptarán los medios cuando esto ocurra?

Hubo tres factores que caracterizaron la entrada de los periódicos tradicionales en la web. En primer lugar, la carrera para ver quién difundía mayor contenido y de forma gratuita, con el afán de ganar muchos usuarios. En segundo lugar, se cambiaron los titulares a unos más frívolos, es decir, nada periodísticos para captar a la audiencia. Y en tercer lugar, teníamos pocos conocimientos del tema, a diferencia de los periódicos nativos nacidos en Internet. Hubo una carrera desquiciada para tener presencia en Internet, aunque se hizo sin tener una estrategia clara de cómo comercializar esa información.

Estadísticas de ventas de ejemplares en papel. Fuente: El Español

Nunca ha habido en nuestro sector un acuerdo entre las editoriales —si uno pone un muro de pago y el otro no, la audiencia se va al que no—. Ahora se ha revertido y ya se están instalando muros de pago o suscripciones con ciertas ventajas que establecen un modelo de negocio. Esto permitirá que el periodismo digital deje un poco esa frivolidad para ganar audiencia.

En cuanto al papel, aquel que siga haciendo productos de calidad no va a desaparecer porque va a ser un periodismo más analítico, sosegado y reflexivo. Hay muchos que hacen versiones digitales semanales potentes y los fines de semana dan una oferta buena en papel. Por tanto seguirá, pero ya no como lo concebimos: se buscará el por qué y no el qué.

Como profesional de la comunicación, ¿qué opina acerca del desprestigio que tiene en España esta profesión?

El periodismo en España es fruto de la sociedad que tenemos. Actualmente hay una polarización entre la izquierda y la derecha, y los periodistas se han situado en una u otra trinchera. Esto hace que se pierda la esencia del periodismo de ver, oír y contar y no posicionarse en lo que está pasando. Esta polarización, que cada vez es más agresiva, se ha llevado también al periodismo y esto pasa factura.

La sociedad hoy es más madura y, afortunadamente, los ciudadanos se dan cuenta de cuándo una información está caducada, les intentan mentir o manipular. Es muy difícil que el periodista pueda engañar al ciudadano. Pero aun así creo que el periodismo goza de buena salud, porque con los nuevos medios y soportes, se puede tener buena información.

¿Cree que esas críticas hacia la profesión son acertadas?

Hay que distinguir entre la buena y la mala praxis periodística. En las redes sociales abundan las fake news y muchos periódicos tienden a captar al lector con titulares cebo. Pero no todo vale. El buen periodismo es reconocido por la gente y tiene su recorrido. La pregunta que yo me hago es quién dejó antes a quién, ¿el periodismo a la ciudadanía o la ciudadanía al periodismo? Los periodistas tenemos que reivindicar nuestro papel como prescriptores de noticias verdaderas porque si no, los ciudadanos no nos verán como útiles y se informarán donde circulan bulos. Ahora prima la inmediatez, cuando es mejor dar una noticia bien contrastada y con cantidad de información. También la ciudadanía tiene que aprender a profundizar en la información y no leer solo los titulares porque, al final, tendrá un conocimiento fragmentado de la realidad.

Estadísticas de fake news. Fuente: SciELO
¿Qué cambios ha introducido en RTVA?

Ahora tengo el reto de transformar digitalmente RTVA para que pueda ser competitiva en el futuro. Estamos creando nuevos soportes como una plataforma de consumo bajo demanda, que estará operando en octubre o noviembre. En ella se van a introducir algunos contenidos históricos más los que estamos haciendo ahora expresamente, que permitirá que los contenidos de Canal Sur no se vean solo en Andalucía. Gracias a esta plataforma, va a haber una labor de difusión del patrimonio cultural de Andalucía. En radio también hemos creado una plataforma de podcasts que ya está en marcha. Estamos intentando que RTVA alcance también los nuevos hábitos de consumo y es un reto apasionante.

Plataforma de podcasts de Canal Sur. Fuente: Canal Sur

Después renovar e impulsar la empresa, queremos reafirmar que pretendemos seguir siendo RTVA con todos esos cambios. Canal Sur entrará en este año, 2021, en la carrera por los nuevos hábitos de consumo tanto de televisión como de la radio.

Canal Sur está siempre muy analizada por otros medios, ¿cómo gestiona esa presión que existe sobre la empresa?

Al ser una empresa pública financiada con dinero público es normal que se nos pidan explicaciones sobre qué hacemos con ese dinero. Ahí no hay problema. Lo que sí veo es que hay un excesivo foco sobre cualquier cosa que hace Canal Sur, tanto por parte de otros periódicos como de las clases políticas. Creo que habría que dejar trabajar a los profesionales de Canal Sur —no solo a la dirección general— porque están cuestionando todos los días lo que se hace aquí.

Si bien es cierto que a pesar de ser contenidos trabajados con mucha profesionalidad, hay información malintencionada que le hace daño a la reputación de Canal Sur. Cuando llegué a este puesto dije que me gustaría que Canal Sur dejara de ser noticia para empezar a dar las noticias. Pero me he dado cuenta con el tiempo de que seguirá siendo objeto de noticia porque hay mucha gente pendiente de lo que pasa aquí. Esto no se va a cambiar. Respeto las opiniones de todo el mundo, no comparto algunas, intento aislarme de ellas y seguir con la hoja ruta que nos hemos marcado para intentar avanzar en la gestión de RTVA.

Teniendo en cuenta la situación política actual y la continua amenaza de la disminución de recortes, ¿cree que Canal Sur podría lidiar con un menor presupuesto que el actual?

Todas las televisiones públicas están mal financiadas. Si un gobierno autonómico, nacional, en Europa, quiere tener un servicio público, eso significa un coste. Ahora, se puede tener con poco presupuesto o con uno que permita cumplir con el servicio público. Lo veo como una doble inversión: cada euro que destina el gobierno de turno a cualquier televisión consigue, por un lado, cumplir con el servicio público que tiene encomendado y, por el otro, desarrollar toda la industria audiovisual.

Canal Sur —como cualquier otra cadena— cuando hace un programa, o lo hace con recursos propios, o recurre al mercado o hace una producción mixta. Por tanto contrata a una productora, con sus debidos empleados, que lo mismo contrata a otra empresa para poner la seguridad en su programa, por ejemplo. Hay un empleo directo e indirecto que ya cumplía con un objetivo, que era el del servicio público y, a la vez, desarrolla la industria audiovisual. Canal Sur es uno de los máximos artífices para que el cine andaluz pueda ser competitivo y que los directores puedan rodar películas gracias a su aportación.

Huelga de Canal Sur en Huelva por los recortes. Fuente: elDiario.es

Por tanto, están mal financiadas y encima se nos exige competir con las televisiones privadas en cuestiones de audiencias, con la limitación que tenemos respecto a cierto tipo de publicidad, como el de loterías y juegos de azar que no admitimos aquí, o respecto a los recursos para nuestros programas, que son menos espectaculares. Las televisiones públicas estamos en un momento difícil. Si el gobierno quiere tener una televisión pública, la tiene que financiar.

Rafael Rodríguez: “El paro y el hambre de un periodista son los mayores enemigos de la libertad de expresión”

Hablamos con Rafael Rodríguez, distinguido con la Medalla de la Ciudad de Sevilla y presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla. Nos relata cómo funciona la asociación y la situación actual del periodismo

Fuente: Extradigital
Para que los jóvenes, sobre todo los periodistas, lo entiendan, ¿qué es realmente la Asociación de la Prensa de Sevilla? ¿Qué se hace concretamente ahí?

La Asociación de la Prensa de Sevilla es la segunda de España. Y, por detrás de Madrid, somos la que tenemos más asociados. Estamos volcados en el periodismo y en los periodistas y, sobre todo, en la situación actual de precariedad del periodismo y de su debilidad absoluta tanto económica como ética: defendemos la honestidad, el buen periodismo y los buenos periodistas.

Nos ocupamos del empleo, de la ética y de la formación. En materia de empleo, actualmente está muy mal y la pandemia ha venido a ponerlo peor. Y cuando salgamos de esto, estaremos mucho peor. Todos los medios de España están en una situación de ERTE y después de todo esto derivará en ERE. Si no el teletrabajo que es lo peor que puede haber en el periodismo y que vendrá para quedarse: una plantilla de 50 personas la puedes convertirla en miles de falsos autónomos. Miles de personas trabajando para ti.

En cuanto al tema de la enseñanza, tenemos dos programas: La Prensa en las Escuelas y La Igualdad es Noticia. Son talleres teóricos-prácticos que vamos haciendo en los institutos de la provincia de Sevilla enseñándoles a los alumnos todo lo referente sobre los medios de comunicación con una visión crítica. Estamos negociando —primero con el Ministerio, luego con la Consejería de Educación— que la alfabetización mediática sea una asignatura en secundaria y en bachillerato porque es una formación transversal que vale tanto para el periodismo como para cualquier profesión.

El tema de la ética es otra cuestión que a la Asociación de la Prensa de Sevilla nos importa mucho y estamos muy alerta porque, ahora mismo, la mentira prevalece sobre todo.

Recientemente la APS ha creado una comisión contra el plagio y el robo de imágenes y texto ¿no es preocupante que se llegue a esta medida si se supone que a los periodistas se les enseña a no hacer precisamente esto?

Sí, es la Comisión de Ética y Deontología. La hemos desarrollado para todo el tema del plagio de fotos y de texto porque con el tema de Internet, cualquiera puede coger una foto y hacerla suya. Tenemos muchos pleitos con medios de comunicación que se van resolviendo y llegando a un acuerdo donde el medio o la persona en cuestión le paga después al autor de la foto.

Rafael Rodríguez recibiendo la Medalla de la Ciudad de Sevilla. Fuente: Extradigital

En los medios, desgraciadamente, se hace de todo. La mentira está imperando ahora y, sobre todo, por el uso de las redes sociales donde todo el mundo es periodista sin serlo. La mentira ha invadido todos los ámbitos. La verdad ahora es lo que cuesta que la gente crea y el problema es que cualquiera puede decir una mentira —ya cada uno con su responsabilidad. Si un político miente, es responsabilidad suya, pero un periodista jamás puede hacerlo. Tampoco tiene que ser objetivo, neutral o independiente. Aunque no lo enseñen en las escuelas, debe ser honesto y decente y que haga una información veraz. 

En relación con tu persona, eres un periodista muy polivalente: has trabajado en prensa, en televisión y en radio además de escribir varios libros como Morir por Andalucía y, recordando el pasado 28-F, ¿crees que ha desaparecido esa fuerza que hubo en Andalucía?

Tengo muchos libros relacionados con la autonomía de Andalucía, pero en referencia a la fuerza que hubo en el 28 de febrero creo que se ha perdido. En aquel momento —con el 4 de diciembre de 1977 y luego con el 28-F— se destapó el orgullo de ser andaluz. Ahora está dormido. Las generaciones nuevas desconocen lo que fueron esas fechas: Andalucía tenía subdesarrollo, con 15% de población analfabeta, casi sin hospitales, las carreteras estaban en mal estado, no había alcantarillado… Un desastre.

La autonomía era una lucha por conseguir todo eso que nos faltaba. No se sabía lo que era la autonomía, pero se entendía que era una forma para poder luchar y conseguir esas cosas. Hace falta volver a recuperar ese espíritu andaluz.

Los mismos periodistas éramos militantes en defensa de la libertad y la lucha contra el subdesarrollo. Pasamos de una etapa bastante mala —de despidos, de no haber puestos de trabajo— a una mejor. Pienso que el paro y el hambre de un periodista son los mayores enemigos de la libertad de expresión. Por eso se escriben burradas, es lo que pasa cuando se aprovechan de la situación precaria del periodismo.

¿Está Andalucía olvidada y relegada por las otras comunidades?

Yo eso no lo comparto. El problema de Andalucía es que estaba en un profundo pozo: durante el franquismo todo el desarrollo fue de Madrid hacia arriba. A Andalucía no llegó nada. Cuando se instauró la democracia, todas las subvenciones importantes iban para el sector minero de Asturias o para el sector automovilístico de Cataluña. Aquí, sí venían, era para el tema del campo por el Plan de Empleo Desarrollo Rural y se daba poquísimo.

Acortar la distancia con las demás comunidades y equipararse a su nivel era muy difícil. Sin embargo, con el tema de que Andalucía pudo conseguir su autonomía el 28 de febrero fue como un empujón muy fuerte que la hizo equipararse a todas las demás. El desarrollo de Andalucía a lo largo de estos 40 años ha sido espectacular: de una situación de nada hemos pasado a tener carreteras, más centros de salud, colegios… Era tal el subdesarrollo que antes, si te ponías enfermo, tenías que esperar a que el médico que se ocupaba de tu pueblo pasara. Iba en una moto pequeña, así que tardaba bastante.

Todos los colegios y demás deberían tener una asignatura sobre la historia de Andalucía, pero la presente porque así le daríamos el valor que se merece la evolución que ha tenido esta comunidad. Y darnos valor a nosotros mismos, no infravalorar ni nuestra tierra ni nuestro acento.

¿Cómo ves a los estudiantes actuales de periodismo? Teniendo en cuenta que la carrera está obsoleta y los estudiantes no leen las noticias.

La Facultad de Comunicación tiene una asignatura pendiente: enseñar a los estudiantes a ser periodistas. Y eso no se hace en la facultad. En el momento en que se entre en la facultad tienen que estar formándose y aprendiendo prensa, radio y televisión, pero desde el primer día. ¿Hacen falta asignatura sobre lengua, economía u otras materias? Sí, pero como un complemento. Primero va el periodismo que es el que tienen que enseñar, inculcar y adaptar a los nuevos tiempos digitales. ¿Cuántas asignaturas de nuevas tecnologías tenéis? Una cuatrimestral en toda la carrera y no puede ser.

La redacción periodística siempre se ha estudiado en primero y en segundo, ahora es en tercero y en cuarto. No tiene sentido. Cada vez escribimos peor con las nuevas tecnologías y, por eso, importante tener esta asignatura —el tema de las faltas de ortografías en cada facultad es impresionante. Eso te lo tienen que enseñar de primera hora: cuando llegas a la facultad y ves todo eso ya sabes si te gusta o no la carrera. Y si te gusta, ya puedes elegir si prensa, radio o televisión porque son medios totalmente distintos.

La facultad tiene que formar a los compañeros que entran porque si no con la situación actual de precariedad solo va a generar a más gente de carne de cañón para el paro. Las prácticas son necesarias en la carrera: hay gente que sale sin haber pisado un plató o un estudio de radio. El periodismo, ante todo, es vocacional y práctico.

¿Cómo apoya la APS a los periodistas que acaban de salir de la carrera?

Imagina lo siguiente: sales de la facultad, ya has acabado la carrera y tienes una idea como Voz Nueva o quieras crear el periódico para la facultad porque no tiene. Pues, tú vienes para a la Asociación de la Prensa y nosotros te orientamos. Te damos todas las claves para poder salir hacia delante o te vehiculamos hacia dónde deberías ir para que tu proyecto salga a flote.

Los medios tradicionales ahora, en vez de contratar a gente, la echan. Si antes te costaba hacer un buen producto con muy poca gente ¿cómo vas a hacer lo mismo con mucha menos gente? Es imposible. El ejemplo positivo que ponemos siempre es el The New York Times que está invirtiendo en la contratación de buenos periodistas. De esta manera anima a la gente a leer porque demuestran que la información que proporcionan es de calidad. Aquí no hacemos eso.

Este medio ha logrado un récord por suscriptores y contración de periodistas. Fuente: niallkennedy (Creative Commons)

El modelo de negocio del futuro es incierto: por ahora se ha desarrollado en varios periódicos las suscripciones, pero da todavía recelo a pagar por la información. Nosotros estamos elaborando varias campañas para que los periodistas puedan suscribirse a medios de comunicación pero cuesta trabajo. La gente no está acostumbrada a pagar por la información y la información de calidad cuesta mucho dinero. Hay que mentalizar a la población.

Y, volviendo a tu pregunta, nosotros facilitamos todo a los compañeros que se meten aquí como los cursos de formación que ofrecemos. La situación del periodismo es mala y precaria, además de ser un trabajo sacrificado y vocacional.

¿Cómo ha afectado la covid-19 al periodismo?

La covid-19 ha venido a rematarlo. Ha habido recortes salariales, ERE y teletrabajo que viene bien para algunos, pero para el periodismo es malísimo. El periodismo es algo presencial, no es información de calidad la que te manda el gobierno de turno o los partidos políticos todo editada y modificada.

Luego, a nivel empresarial, con el teletrabajo al empresario ya no le hace falta tener una oficina con sus trabajadores. Puede alquilar una mucho más pequeña y tener a los periodistas trabajando en su casa por lo que los quitan de plantilla y los hace falsos autónomos.

Heródoto, el primer reportero de la historia

El Periodismo ha evolucionado hasta convertirse en un elemento esencial para que un régimen democrático siga su curso. A pesar de su relevancia, resulta complejo ubicar el origen de esta profesión, y lo es aún más identificar al individuo concreto que plantó su semilla. Sin embargo, tras siglos de debate, se han asignado al oficio definiciones que llevan a interpretar quién pudo ser uno de los pioneros: Heródoto de Halicarnaso, cronista del siglo V a.C.

Ya en el siglo XXI, el Periodismo se encuentra claramente desarrollado y definido con un código deontológico continuamente revisado y cuidado, que evoluciona adaptándose a los diversos cambios que se suceden en la sociedad. Sin embargo, sus bases resultan bastante difusas.

Se conoce un amago desde la Antigua Roma, que puede interpretarse más como comunicación social que como Periodismo. O su despegue en la Edad Moderna con los géneros menores. También su posterior desarrollo en el XVIII, así como su implantación en el XIX, gracias a todo lo que trajo consigo la Revolución Industrial. Incluso la Edad de Oro del Periodismo, a finales del XIX y principios del XX. Pero, ¿dónde tiene su origen exacto? 

Acta diurna de la Antigua Roma. Fuente: Moleskine Periodístico.

Todo depende de cómo se conciba la ocupación periodística. Si se percibe de una forma exageradamente general, y muy debatida actualmente, puede tratarse del mero oficio del informador. Y, siendo la información un simple mensaje emitido y recibido, periodista hubiera sido cualquier ciudadano, como ocurre actualmente -algo que se deduce del derecho a informar, reconocido en la Constitución española-.

«1.Se reconocen y protegen los derechos:

d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades»

Artículo 20.1, apartado d) de la C.E.

No obstante, para llegar a una conclusión cabal sobre un asunto tan amplio, se hace necesario partir de otras premisas. Ello puede facilitarse enunciando de forma más exacta el método de obtención legítima de la información al que debe responder todo periodista actualmente. Se distingue, en primer lugar, el proceso de obtención mediante la indagación, investigación y averiguación de los hechos. En segundo lugar, destaca la elaboración de la información como un proceso creativo sin censura ni insultos, y siempre respondiendo a la veracidad; y, finalmente, se ejerce el derecho cuando se publica la información tratada.

Por otro lado, también debe puntualizarse que existe una diferencia entre periodista y reportero. Los periodistas dan información veraz sobre acontecimientos de interés general o de relevancia pública, es decir, sobre hechos noticiables que son, generalmente, de relativa actualidad. Difunden información mediante diversos soportes: elaboran y editan noticias y artículos en prensa, locutan en radio, presentan en televisión…etc. Sin embargo, no es necesario que traten la información de forma directa, algo que sí hace un reportero

Reportero de guerra. Fuente: BBC

Este último se dedica al reportaje, es decir, la narración subjetiva de noticias basada en declaraciones emitidas por alguien, identificando las fuentes. Dicho de otro modo, las afirmaciones no las hace el autor, sino que las pone en boca de otra persona y, tal y como se declaró en la STC 178/1993, FJ5, el origen de la información obtenida debe ser fiable, serio y fidedigno. Además, es frecuente que el reportero se encuentre al pie de la noticia, presente en el lugar de los hechos. En suma, podría decirse que todos los reporteros son periodistas, pero no todos los periodistas son reporteros.

“La prisa y la restricción del espacio ha minimizado el reportaje, que siempre tuvimos como el género estrella”

Gabriel García Márquez

Volviendo al misterio del primer reportero, surge la misma problemática que con cualquier estimación sobre algo demasiado lejano. El origen de todo aquello que sucede a lo largo de la historia siempre será una incógnita, y no es excepción el de este asunto: el oficio de la comunicación. Las numerosas y variadas definiciones dadas por los estudiosos del Periodismo ayudan a orientar en la interpretación y conclusión sobre qué persona recibe el título de ser el primer dedicado a la difusión de la información obtenida legítimamente – registrado en la Historia al menos-.

Todo apunta a que se trata de Heródoto de Halicarnaso, historiador y geógrafo considerado padre de la Historia en el mundo occidental. Fue el primero en elaborar un relato razonado y estructurado de las acciones humanas, para lo que viajó en busca de información que le permitiera elaborar esta obra de gran valor histórico y literario.

Aristóteles definió su estilo como “ordenado y concatenado”, pues al tratarse de la primera obra griega escrita en prosa conservada, era de esperar que se caracterizase por un estilo simple y arcaico con un lenguaje sencillo en el tratamiento de los datos más perceptibles. Todo esto, en términos periodísticos actuales, puede traducirse en un intento de dar forma e interpretar los hechos elaborando una especie de Agenda Setting y de tratarlos de una manera clara para el lector.

Se trata de Historiae, también conocida como Historias o Historia, más tarde dividida en nueve libros, uno por cada musa. En el primer párrafo explicaba la finalidad de la obra: una investigación y recopilación de los acontecimientos de aquel contexto. Se estima que fue escrita en Turios, colonia situada en la Magna Grecia en el año 430 a.C y relataba la historia, etnografía y geografía que en su tiempo aconteció. 

La clave para que el autor sea merecedor de esta designación no se encuentra en lo que narraba en sí. Más bien se trata de cómo lo hizo, en la precisión con la que trató los temas y la cantidad ingente de fuentes a las que recurrió. Además, no se limitó a narrar de manera excesivamente general, sino que profundizó hasta llegar a los aspectos más curiosos de los pueblos y personajes protagonistas de las guerras. Esto último lo hizo mediante fuentes orales, normalmente indefinidas y de cuya dudosa fiabilidad era consciente el mismo Heródoto.

«Me veo en el deber de referir lo que se me cuenta, pero no a creérmelo todo a rajatabla; esta afirmación es aplicable a la totalidad de mi obra»

Heródoto (VII, 151, 3)

También destacaron las fuentes escritas. En primer lugar, citaba a poetas como Homero, Museo o Solón, entre muchos otros destacados. También aludió a logógrafos (historiadores que le antecedieron), así como a los filósofos presocráticos, cuyas ideas exponía directa o indirectamente. Así mismo, recurrió a inscripciones, listas oficiales y administrativas de los distintos Estados y oráculos, todos ellos documentos que interpretaba ingenuamente, ya fuera por desconocer la lengua de los escritos o porque se tratase de jeroglíficos. Esto último y las explicaciones que dio a los acontecimientos humanos recogidos, no exenta de la voluntad de los dioses, no impidieron que a Heródoto se le considerase “padre de la Historia”. 

Hasta aquí, resulta evidente que el cronista griego reúne dos características esenciales que definen a un profesional del Periodismo: valorar la importancia de los hechos y ofrecer una información veraz y contrastada. La compatibilidad entre la obtención de una gran diversidad de fuentes, el razonamiento de los acontecimientos, la exposición de estas ideas de forma ordenada y el uso de un lenguaje comprensible y sencillo, son factores que respaldan que Heródoto sea considerado el primer periodista.

“El periodismo es el relato e interpretación de hechos actuales, a la luz de ciertos principios, con el objeto no sólo de informar sino de orientar, día a día a las personas que viven en la sociedad”

Horacio Hernández Anderson en su Tesis jurídica sobre el periodismo

Pero, como se ha señalado anteriormente, existe una diferencia entre el periodista y el reportero. El padre de la historia recoge un requisito más, y es que investigó en primera persona: a él no le llegó la información, sino que fue a buscarla. Además, escribió desde el mismo escenario espacio-temporal donde se desarrollaron los hechos narrados.

Por otro lado, aunque no disponía de tecnologías que facilitasen el registro de los acontecimientos en el momento, consiguió recoger los datos y testimonios sobre aquellos sucesos relativamente recientes, algo que supera el esfuerzo de todo periodista actual. En definitiva, el trabajo de Heródoto no solo es la primera obra historiográfica griega, sino que en realidad se trata de un extenso y elaborado reportaje, lo que lo convierte, por extensión, en el primer reportero de la Historia.

Nieves Concostrina y la indigencia intelectual

Fuente: Público / Jesús Pozo

Hemos podido entrevistar a Nieves Concostrina, periodista y escritora madrileña, quien actualmente colabora en los programas La Ventana y Cualquier tiempo pasado fue anterior de la Cadena Ser donde da un giro de tuerca a la historia.

En tus podcasts, hemos visto que tienes como una especie de amor obsesivo por el mastuerzo de Fernando VII. ¿Por qué decidiste hablar sobre este personaje y cómo es que te ha dado tanto juego?

Esto es una cosa que me preguntan mucho. ¿Qué por qué hablo mucho de él? Lo que me sorprende es que la gente no le tenga manía y con esto doy por hecho que nadie conoce la figura de Fernando VII.

Es uno de los personajes más nefastos de la historia de España, pero es un gran desconocido: la gente no se preocupa de conocer su historia. No es que esté obsesionada con Fernando VII, el problema es que de todos los Borbones que hemos tenido este fue el peor —junto con Alfonso XIII, Juan Carlos I e Isabel II. Sinceramente, hay muchos Borbones malos. Sin embargo, Fernando VII, este en concreto, fue un personaje infame que provocó el retroceso de España y que mantuvo una actitud en contra de la cultura del país. Un hombre lamentable. Con esto es con lo que deberían estar cabreados todos los españoles.

Cuando la gente me pregunta por qué le tengo manía a Fernando VII, mi respuesta es “¿y por qué no se la tienes? Porque no lo conoces, no sabes quién era”. Hablo de él porque fue un personaje muy importante en la historia de España y como personaje importante que es debo hablar de él, pero con la verdad: no hablo sobre lo que nos contaban de pequeños en el colegio. Antes, le llamaban Fernando VII El Deseado y eso era una absoluta mentira. Cuando somos adultos, tenemos la responsabilidad de informarnos y de culturizarnos, pero este país está a falto de eso.

En tu libro, Pretérito Imperfecto: Historias del mundo desde el Año de la Pera hasta ya mismo, aparte de que le dedicas más páginas a Fernando VII, eres muy crítica con el mundo religioso. Nos gustaría saber con quién estás menos conforme ¿con Dios o con la Iglesia?

Dios no existe. Es un personaje de ficción. Una invención. Dios es el objeto de negocio de una empresa que se llama Iglesia. No es que no esté conforme, simplemente, es que todos son unos estafadores ¿Qué Dios es el real? Dios, Alá, Yahvé, Jehová… ¿Cuál de los 200.000 que hay en el mundo es el bueno? Es una estafa. Lo que a mí me extraña es que gente con dos dedos de frente se lo crea.

No estoy disconforme o conforme con la Iglesia, solo basta con estudiar la historia de la religión para saber el mal que ha hecho la Iglesia y, sobre todo, lo que busca: ignorantes a su servicio que no se cuestionen nada y engullan continuamente las mentiras de la Biblia que no es más que un novelón impresionante.

Hay partidos políticos con intenciones compulsivas de eliminar la Ley de Memoria Histórica o de cambiarla por algo menos relevante. ¿Cómo de importante es la memoria de un país? Porque, por ejemplo, la juventud actual no lo entiende.

Tienen un problema de cultura general y de desinformación. La mayoría son unos ignorantes y por eso no lo entienden: la memoria de un país es fundamental, es la historia de sus abuelos. Yo no tengo ninguna esperanza ni con la juventud ni con nadie. No creo que vayamos a ser mejores.  

Cómo periodista, y cuando en tu momento estudiaste la carrera, ¿cómo ves a los futuros periodistas sí, como tú dices, estamos muy desinformados y desmovilizados?

Fatal. Los estudiantes que he conocido, —una mayoría, no todos— los he encontrado muy mal preparados, culturalmente deficientes, con una visión desfigurada de la historia y apuntados muchos a una carrera que, como todos sabemos, es muy fácil.

En mi época se apuntaban a Periodismo los que no sacaban nota para poder ir a otra facultad. Para poder ser periodista tienes que estar bien informado y tener un hábito de lectura —a los alumnos no los veo leer periódicos ni escuchar la radio. Insisto, la mayoría.

Hace no mucho, un año y pico, tuve una reunión en Madrid con un grupo de unos doce alumnos de la Juan Carlos I. Eran de comunicación. De los doce que había, solo dos estaban interesados en la entrevista que me estaban haciendo porque era para un trabajo. Tuve que parar la entrevista para preguntarles “oye, ustedes ¿por qué estáis aquí? ¿Por qué hacéis periodismo?”. Uno estaba mirando al techo, otro se tocaba la zapatilla… “No os interesa nada de lo que estoy diciendo y como tengo la sensación de que os estoy haciendo perder el tiempo, os pediría que os fuerais y me dejéis con los compañeros que sí necesitan hacer el trabajo”.

Ya me ha pasado varias veces, pero no son todos. Hay gente que está interesada en su oficio y quiere mostrar la verdad porque el periodismo no es contar lo que te dicen todos: es contar la verdad. Ese es el oficio del periodista y no poner un micrófono a cualquiera porque una cosa es ser objetivo y, otra cosa, es recoger las declaraciones de Hitler. Si se hace esto, el periodismo solo funciona como altavoz a los discursos de Hitler.

El periodista debe tener el criterio para contar las maldades y estupideces de otros sin darles voz. Por ejemplo, no hace mucho, en un magazine de La Sexta, la presentadora, aparentemente indignada, anunció la última pieza donde aparecía una influencer que había hecho algo vergonzoso. Mostraron la pieza e hicieron un reportaje sobre la influencer diciendo que lo que estaba haciendo era una salvajada. Pero hicieron exactamente lo que estaban criticando, dar voz a una estúpida y regalarle un reportaje fantástico sin explicar dónde estaba la supuesta salvajada. Alguien al otro lado atendería más a lo mona que era la muchacha y a la tontería que decía, que a la supuesta crítica.

Es el viejo debate entre la obligación de informar con la acción de poner un micrófono a cualquiera. Si alguien dice que llueve y otro dice que no, el deber del periodista es asomarse a la ventana y ver si llueve realmente. No se le puede dar voz a todo el mundo porque ahí los tienes, a los del partido «color verde moco», diciendo que la violencia no tiene género.

Volviendo a la historia, esta en los colegios se da fría y distante. Tú lo haces de una manera más llevadera y cercana. ¿No sería más interesante dar las clases de historia como tú lo haces?

Sé que siguen habiendo los mismos malos profesores de siempre, pero también hay buenos profesores. Los “malos” simplemente no les gusta la historia y la cuentan desde un punto de vista derechista: siempre que no pongan delante de la palabra Franco “el Dictador” ya tienes a un facha delante.

No soy docente para saber cómo hacerlo. Solo la doy como me hubiera gustado que me la contaran. La narro desde mi punto de vista periodístico y con la libertad que tengo para contarlo. Libertad para poder decir cosas como que la Monarquía es corrupta, que la Iglesia es una gran estafa moral y que solo viven del negocio o que Dios es mentira. Yo ya tengo mi libertad conseguida y lo que está por venir ya es problema de las generaciones futuras que ya veremos cómo os la apañáis porque lo tenéis muy difícil.

En el programa Acontece que no es poco narras anécdotas de la historia que la gente desconoce ¿por qué decidiste hablar sobre historia de esta manera? Por ejemplo, del verdadero origen de la bandera de España.

Yo no cuento anécdotas. Las anécdotas son una cosa pequeña, corta y graciosa y yo no hablo de eso. Yo cuento historias, pero como lo hago en un tono más cercano parece que son anécdotas. La historia de la bandera de España no es una anécdota: es la historia del nacimiento de la bandera de España.

¿Por qué no le tengo ningún cariño a la bandera de España? Primero, porque es la que impusieron los golpistas fascistas arrancando la oficial y democrática que ondeaba en la España democrática, aunque luego la asumiera la Constitución del 78 porque la transición nos la organizaron, en gran medida, los franquistas. Segundo, nació en un despacho y lo que nace en un despacho no se le puede tener el cariño que, por ejemplo, le tienen los franceses a su bandera que nació de una revolución o los estadounidenses a la suya, que surgió de la independencia con Reino Unido. Ahí hubo unos ciudadanos que lucharon por una bandera.

En España nadie luchó: la inventó Carlos III en su despacho y luego Isabel II la hizo bandera nacional —esa bandera solo la utilizaba el ejército. La primera bandera española democrática es la republicana, la que aparece por primera vez recogida en una constitución democrática, en la de 1931.

La bandera de la Constitución era la de la República. La otra es fruto de un golpe de Estado. La actual tuvieron que hacerla constitucional durante la Transición.

Has trabajado tanto en prensa como en radio, pero, hoy en día, estás más activa en el sector radiofónico ¿por qué te atrae más la radio?

Al principio trabajé en el desaparecido Diario 16. Cuando cerró, nos despidieron a todos. Tuve que buscar trabajo. El oficio te va moviendo, tú no eliges dónde vas a trabajar. Te adaptas.

Cuando se me presentó la oportunidad de la radio… Me encantó. La radio es muy bonita: te permite escribir —los guiones los tengo que hacer previamente—, no tiene la tensión de la televisión, es inmediata y difícil de manipular porque nadie puede interpretar tus palabras. En prensa esto es peligroso y se corre un gran riesgo. Por ejemplo, las cosas que estoy contando dichas de otra forma pueden ser perjudiciales para mí. Hay gente que por un buen titular mata. Es una cuestión de confianza en la otra persona, pero eso depende de la profesionalidad de cada uno.

A mí lo que más me gusta es la radio. La televisión no tanto porque se pierde mucho tiempo con cualquier intervención, hay muchas horas de maquillaje, de cambios de platós…

Sin embargo, has estado haciendo la serie documental Pioneras.

Sí, ya lo hicimos. Solo han sido cuatro capítulos, pero ya está hecha. Para lo poco que aparezco ha llevado mucho tiempo aun así me ha gustado porque se ha quedado como una serie reflexiva y seria. Hay un gran trabajo detrás, ya que, obviamente, no he sido solo yo. Parece que yo, que pongo la cara, me llevo todo el mérito, pero no es solo mío: es de los directores, de los guionistas, de la productora que tuvo la idea, de todas las invitadas… Todos ellos han estado trabajando arduamente en este proyecto. Y por, poco que parezca, lleva bastante tiempo.

La radio es, para mí, mucho más cómoda. Justo ahora estoy terminando de escribir en la intimidad de mi despacho un guión para el miércoles que viene para La Ventana de Carles Francino. Me conecto a la radio y entro para hablar con él. De esta forma, no me tengo que preocupar por si tengo el ojo pintado o los pelos de punta. Nadie se va a entretener con mi imagen porque no quiero que me digan “no me gustó el jersey que llevabas” “Vale, pero… ¿Te gustó lo que dije?” “Es que en eso no me fijé”. La imagen es algo que no me preocupa.

Como última pregunta, si tuvieras que hacer un libro histórico sobre los políticos actuales ¿cómo los describirías?

Te podría decir de los dirigentes de Madrid, que son los que sufro más. A Isabel Díaz Ayuso y su caravana de políticos los calificaría como “indigentes intelectuales”. Son personas muy mal preparadas y, sobre todo, lo que más me preocupa es que son retrógrados y machistas. Los llamo la Triple A —Ayuso, Aguado y Almeida— con el plus de la Villacís.

Creo que el gobierno actual lo está haciendo bien: se han encontrado con una pandemia absolutamente impresionante y, menos mal, que tenemos este gobierno de coalición. Si hubiera habido uno de derechas yo no quiero ni imaginar lo que podría haber sido. Lo último que importaría sería los españoles. Un partido corrupto hasta la médula… No me quiero imaginar cómo hubieran gestionado las ayudas europeas que, seguramente, habrían ido a parar a las manos de los empresarios y los corruptos. El PP es así: por un lado, Cifuentes robando cremas y permitiendo que falsifiquen su Máster y que otros sean condenados por falsificar un documento público para sustentar su mentira. Es de lo más rastrero.

La derecha en este país es de vergüenza. A mí me gustaría que hubiera una derecha decente, una buena oposición en España. Ciudadanos tuvo su oportunidad y la perdió. En vez de ser la alternativa al PP y hacer una posición seria, se sumaron a la ultraderecha.

Georgine Kellermann: una periodista que dejó de esconderse

Georgine Kellermann, de 61 años, es una periodista transexual alemana a la que una casualidad le cambió totalmente la vida. Esta mujer se ha convertido en un ejemplo de diversidad para la televisión alemana.

Kellermann siempre había pensado que comenzaría su transición cuando se jubilara, dado que su puesto como periodista reconocida le pesaba mucho a las espaldas. La alemana temía dar el paso mientras seguía trabajando delante de las cámaras por la reacción que podría generar entre la gente y entre su propio entorno, por lo que había decidido alargar el inicio de su transición hasta el momento de su jubilación. Sin embargo, los planes de la periodista se torcieron.

Georgine Kellermann en la sede de WDR. Fuente: Michael Englert. El País

El año pasado, durante sus vacaciones en EE. UU., con todavía apariencia masculina, Kellermann decidió salir a la calle maquillada, con las uñas pintadas y calzando unas bailarinas, dado que se encontraba lejos de su país y no le apetecía fingir. Se sentía cómoda y tranquila puesto que estaba siendo quien verdaderamente era. Todo iba bien hasta que en el andén de la estación de tren se encontró casualmente con una colega de la televisión, a la que en otro momento habría tratado de esquivar, pero que, en esa ocasión, con mucha valentía y coraje, decidió acercarse y saludar. La reacción de su compañera fue totalmente inesperada, ya que, en vez de burla o rechazo, lo que le transmitió fue confianza y esperanza, dándole la fuerza necesaria para dar el paso definitivo que la llevaría a la felicidad. El día que volvía a Alemania, y antes de subirse al avión, actualizó su perfil de Facebook, acabando con George y dando lugar a su nueva vida como Georgine. En ese momento, posteó una foto en la que no pararon de subir los “me gustas”, reforzando la firmeza de que había hecho lo correcto. 

Kellermann pensaba que su decisión iba a generar revuelo en su lugar de trabajo, el canal de televisión WDR, donde hoy en día es jefa territorial, teniendo a 120 personas bajo su cargo. Sin embargo, para su sorpresa, la reacción de sus compañeros fue muy positiva. Ella les explicó que tenía la necesidad de cambiar y ellos de manera considerable le mostraron su apoyo. Muy emocionada la misma Kellermann reconoció a El País que “aquello fue muy alentador”. Todos fueron bastante respetuosos y su lugar de trabajo se adaptó rápido a la nueva persona en la que se había convertido: cambiaron su nombre en la puerta de la oficina, al igual que la firma del mail y de las tarjetas. Uno de los mayores miedos de Georgine a la transición era que no la dejasen trabajar como lo había hecho durante tantos años, delante de las cámaras, lo cual no supuso un problema para el jefe de recursos humanos de la empresa, quien abogó por la visibilidad de la diversidad en los medios de comunicación.

Foto de presentación de Georgine Kellermann en WDR. Fuente: WDR

En su vida privada, la periodista reconoce que siempre se había sentido una mujer. En la intimidad de su casa, antes de la transición, Georgine vestía con trajes femeninos, con los que sentía totalmente cómoda, como afirma en su entrevista a El País: “En cuanto llegaba a casa, lo primero que hacía era ponerme un vestido. Sé que eso no me convierte en una mujer, pero para mí era un símbolo”. Por esto, cuando dio el gran salto hacia lo que sería su felicidad, ya tenía el armario completo de ropa que ahora podría ponerse públicamente.

“En cuanto llegaba a casa, lo primero que hacía era ponerme un vestido. Sé que eso no me convierte en una mujer, pero para mí era un símbolo”

Georgine Kellerman

Georgine Kellermann es una más de las numerosas mujeres transexuales que se han liberado gracias a la transición, consiguiendo ser la persona con la que siempre había soñado, sin importarle qué diría la sociedad o su entorno más cercano. Es un ejemplo de lucha, a pesar de los inconvenientes y el tiempo que tardó en tomar la decisión, sobre todo al ser un personaje público que está de cara a la gente, normalizando su imagen y dando voz y prestigio al colectivo en la pequeña pantalla.

“Sáquenme de aquí por favor”: la historia de un periodista que murió por COVID y escribió su último relato desde el hospital

Augusto Itúrburu ingresaba el pasado marzo en un hospital ecuatoriano por una simple tos causante de un positivo en COVID que le arrebató la vida un mes después
Augusto Itúrburu. Fuente: diario El Telégrafo

Latinoamérica era arrasada con especial fuerza por la primera ola de la covid-19 arrastrando la vida de miles de personas. Guayaquil, Ecuador, fue la primera ciudad afectada. En el primer mes y medio de la pandemia en Guayas, provincia donde se ubica Guayaquil, murieron 16.000 personas. Allí residía Augusto Itúrburu, un periodista cuya muerte estuvo envuelta en cierta polémica el pasado abril.

La crítica situación en Guayaquil en la primera ola de la pandemia. Familias conviven con los cadáveres de sus parientes. Fuente: YouTube: El Mundo

Augusto trabajaba desde 2013 en el diario ecuatoriano El Telégrafo. Sus trabajos en relación con el deporte le hacían destacar entre la redacción por su afición al mismo. Años más tarde aceptó formar parte del Comité de Empresas del diario por su gran profesionalidad.

Habían pasado pocas semanas del fallecimiento de su madre por cáncer de estómago. Augusto comenzó a sentir malestar a principios de marzo. Sus compañeros de trabajo recuerdan: «Él bromeaba, tosía y decía ‘ojalá que no sea coronavirus’”. Acudió finalmente al hospital, donde simplemente le recetaron unos antibióticos que no resultaron ser muy efectivos. Una semana después regresaba al centro hospitalario, en el que a pesar de presentar claros síntomas de ser portador del virus, no se le realizó ninguna prueba. Diez días más tarde se la realizaban, obteniendo en esta ser positivo como era de esperar. Fue ingresado en el Hospital Los Ceibos el 23 de marzo por dificultades respiratorias. Era tarde para frenar el virus. Falleció el 15 de abril de 2020 a la temprana edad de 40 años.

Augusto Itúrburu. Fuente: El Universo

El 29 de febrero, el periodista acudía a una conferencia de prensa en la cual componentes del gobierno nacional anunciaban el primer caso de coronavirus en Ecuador. La vida parecía avisarle. Él no trabajaba para la sección de salud, pero aquel día le tocó hacer guardia. En el acto no hizo ninguna pregunta. Mostraba cierta indiferencia en el tema. Sus allegados cuentan que en la intimidad se burlaba del virus quitándole importancia. Ese virus que meses después acabaría con su vida.

El diario El Telégrafo informa de la muerte de Itúrburu. Fuente: Instagram

El día de su ingreso, Augusto dejó sus objetos personales en una bolsa roja. Sus pertenencias serían entregadas a sus familiares (o al menos eso le transmitían). El personal del hospital le permitió quedarse con su móvil. Esto era inusual, pues la mayoría de pacientes que ingresaban por covid-19 no tenían ningún tipo de comunicación con el exterior.

Su teléfono fue su fiel compañero en aquella soledad. En él se desahogaba y hablaba con sus familiares. A través de este escribió el que sería su último relato. Augusto enviaba sus desahogos al que fue además de su amigo, su antiguo editor. El último mensaje que este recibió decía: “Esto agota el cuerpo”. Él ya intuía que no saldría con vida de aquella habitación. Cuando su amigo le dice que se recuperará, Augusto responde: «Lo dudo». Su novia también recibía frecuentes mensajes. “Sáquenme de aquí por favor”, le escribía.  

El 27 de marzo Augusto fue entubado. El personal sanitario le retiró el móvil para que dejara de pensar en el exterior.

La polémica llegaría tras su muerte. Su hermano, Nelson Itúrburu, contaba a los medios que las pertenencias de aquella bolsa roja nunca aparecieron. “Yo estaba en la morgue cuando mi papá me llama, y me dice que han sacado la plata de la cuenta del banco, que la tarjeta (que tenía Augusto cuando ingresó al hospital) estaba activa y que esa mañana habían sacado la plata”, contaba. Decidieron denunciar, abriéndose así una investigación.

Comunicado oficial del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social ante la denuncia de los familiares de Itúrburu. Fuente: Twitter (@lahistoriaec)

Este no fue el único robo que se ocasionó en este hospital. La gran cobertura mediática de esta noticia dio el impulso necesario a otros ciudadanos afectados para denunciar.

La historia de Augusto Itúrburu no es más que un reflejo de la tragedia que supone esta pandemia para miles de familias. El horror de la desesperación se hacía notar en cada rincón de aquel hospital. Augusto lo garantizaba desde su móvil. Un móvil mediante el que ha sido posible conocer cada pensamiento de un afectado. Pensamientos comunes alrededor del mundo sin importar raza, género o edad.

Isabel Gómez, una periodista ejemplar

Hemos entrevistado a Isabel Gómez, periodista con un largo recorrido en el mundo de la prensa, la radio y la televisión. Nos ha regalado un poco de su tiempo para contarnos su experiencia y para animar a los jóvenes que la carrera de Periodismo, aunque tenga sus penurias, no es un todo perdido.

Estudió periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid y luego cursó estudios de doctorado en Ciencias Políticas por la UNED. Aunque no tiene la tesis, es diplomada en Estudios Avanzados en Ciencia Política. Su especialidad, por lo tanto, es el ámbito de la política.

Está trabajando en el programa Los Reporteros y nos cuenta que está muy contenta con él. “Llevo un año y, sinceramente, es un programa maravilloso, de lo mejor que hay en Canal Sur. Hacemos reportajes reflexivos, cuidamos la imagen con esmero y tocamos todos los temas. Ahora mismo estoy con el tema de la presión sanitaria y el coronavirus, sobre todo, con historias de las secuelas que han dejado en muchos de los enfermos de la Covid-19.”

Le preguntamos a Isabel Gómez, al estar especializada en política, por su opinión acerca del periodismo de declaraciones que es, actualmente, lo que más está absorbiendo al oficio de la comunicación y la información. Y comenta que hay un completo abuso. “Hemos llegado a unos límites dónde el periodismo ya no es como tal. Estamos, incluso, emitiendo declaraciones que mandan sin preguntas. Los jefes de prensa de cada partido graban al político de turno soltando su speech con el titular que prefieren y nosotros, los periodistas, lo difundimos sin filtraciones. La información enlatada no se debe consentir. Que sean los propios gabinetes de prensa quienes hagan la información y el medio de comunicación simplemente lo difunda rompe las reglas clásicas del periodismo. Tienen que volver las ruedas de prensa para poder preguntar.”

En el Parlamento de Andalucía, por ejemplo, todavía se mantiene que los miércoles, siempre antes del pleno, los partidos comparezcan para fijar sus posiciones lo que permite hacer preguntas sobre los temas de actualidad de ese día o sobre la posición que van a tomar. “Esto pasa muy pocas veces, generalmente el periodismo consume el mensaje del político sin filtraciones. Eso es lo que quiere difundir y eso es lo que difundimos. Somos meros transcriptores. La solución no es otra que preguntar y repreguntar.” Además, explica que a la situación de precariedad del periodismo se le suma la situación de la Covid-19. “Con el confinamiento, mandan preparados y enlatados los discursos.”

Isabel Gómez en su último programa de Parlamento Andaluz. Fuente: Isabel Gómez

El periodismo actual corre a una velocidad que le impide profundizar en las cosas. Un ejemplo es la similitud entre los discursos de Donald Trump y de Santiago Abascal. Le preguntamos entonces a Gómez por los medios, si son solo unos intermediarios, ¿dónde está la reflexión? “Ha desaparecido y para recuperarla lo primero que hay que hacer es documentarse, es un fundamento principal del periodismo. Sí se está ofreciendo información sobre un partido que está dando un determinado discurso y, a la vez, hay un líder internacional que dice exactamente lo mismo, es necesario explicar las diferencias que hay entre esas dos declaraciones. Hay que contextualizar la información. Por ello, son precisos todavía los programas que puedan ofrecer reportajes para reflexionar y pensar. Y también la propia prensa escrita ya que es la que puede considerar lo que es noticia y mostrarla en un contexto adecuado.”

Sin embargo, muchas veces hay que volver atrás para entender el presente y cambiar el futuro. Cuando Isabel Gómez era estudiante había muchas diferencias con respecto ahora, sobre todo, en lo referente a la generación de los jóvenes. “La gente leía más. Pero estamos hablando de hace 30 años. Antes, no había lo que hay ahora. Hoy se tiene la información al alcance de la mano. Sin embargo, si hablamos de periodismo, era muy diferente. Yo me acuerdo de tener que recortar periódicos para poder documentarme sobre lo que iba ocurriendo en la actualidad.»

En su momento, lo que más se escuchaba era la radio y la televisión casi ni existía, no había televisiones autonómicas ni privadas. “Cuando acabé la carrera ya sí que estaban establecidas. Fue el boom de la televisión en el país, en el 84 o 85. El mundo en 30 años ha cambiado totalmente. Y el periodismo también, sus formas y métodos han variado tanto para bien como para mal.”

Se trata de la esencia. Según Gómez, eso es lo no debe cambiar nunca, el querer informar bien y de forma veraz. “Todo el mundo habla de la subjetividad o de la objetividad pero lo importante es la veracidad. Es inconcebible que se mienta.” Otra cosa diferente es la rectificación. “Hay medios de comunicación que rectifican. El País, por ejemplo. Sin embargo, es una pena porque ha perdido una figura maravillosa: el Ombudsman, el Defensor del Lector. A través de él, se le podía pedir al periódico que modificara y corrigiera la información y debía hacerlo. Pero es cierto que hay otra prensa que no hace eso jamás, pase lo que pase. Y eso no puede ser, la rectificación también es una parte del periodismo y de la vida misma.”

Pero hay más cosas en la vida de un periodista. Cómo el espíritu de innovación o la voluntad para hacer cosas diferentes. Isabel Gómez, cuando estaba todavía en la carrera, creó el Gabinete de Comunicación de la facultad, una figura que antes no existía. “Por ese entonces estaba en cuarto y quinto, y decidimos poner en marcha el gabinete. Nos empezamos a encargar de todas las jornadas y congresos que se celebraban en la facultad de la Complutense de Madrid. A partir de ahí, conocí a más gente de la facultad y conseguí una beca en la Unión de Consumidores de España para su gabinete de prensa.”

Isabel Gómez, hace un año, haciendo un reportaje del cambio climático cubriendo la cumbre de Madrid. Fuente: Isabel Gómez

No es solo estudiar —que es importante también porque un periodista sin cultura es como un submarino descapotable—, también es cosa de instinto. De moverse por cualquier sitio, buscar lo que necesite y adaptarse a lo que encuentre. “En mi época madrileña, colaboré con el periódico Lanza de Ciudad Real. Y, en verano, trabajaba en emisoras de radio de Castilla-La Mancha por temas personales: mi padre es de un pueblo de Albacete y a mí me gustaba mucho ir allí en verano. Dos o tres años antes de terminar la carrera, trabajé en una emisora privada que se llamaba Radio Surco de Castilla-La Mancha, que estaba en Villarrobledo. El último año de carrera estuve en Radio Cadena Albacete durante el verano y, por último, recibí la beca de la Unión de Consumidores. También estuve un tiempo en la revista Bauer, Ediciones Bauer, que es una de las que editaba Muy Interesante, hasta que se creó Canal Sur”.

Y aquí, este momento, cambió la vida de Isabel Gómez. “Trajeron a la facultad de periodismo las solicitudes para hacer las oposiciones. Yo me dije: “¿Canal Sur? Puff, eso está en Andalucía. Está lejísimos. Yo me quedo en Madrid o en Castilla-La Mancha.” Ni se me ocurrió echarlo. Cuando estuve en la Unión de Consumidores, un compañero me comentó que estaban buscando personal para la radio. Probé suerte. Fui a Málaga a Canal Sur Radio y me cogieron. Pensaba que iba para seis meses y, al final, me quedé.”

Gómez cuenta que su vida se desarrolló por completo en Canal Sur. “Estuve tres años en la emisora de Málaga, y luego, de las oposiciones de Canal Sur que hubo en el 92 saqué la plaza de televisión para Jaén donde estuve otros tres años. Después, durante dos años, presenté el informativo del mediodía en Sevilla. A continuación, fui muchas cosas: jefa de Política durante cinco años; jefa de Nacional; editora; presenté y coedité el programa Parlamento; redactora-jefa y, actualmente, soy redactora del programa Los Reporteros.”

Empezó con solo 24 años a trabajar en Canal Sur y aún continúa. “Cuando te metes en un lugar que te gusta, ya es muy difícil salir de ahí, sobre todo, si es una institución pública porque da más garantías sociales. Muchas más que la privada.”

Isabel Gómez haciendo su último reportaje sobre la modificación de los hábitos de consumo. Fuente: Isabel Gómez

Queriendo hablar de política, le preguntamos acerca de cómo la coalición PP, Vox y Ciudadanos, que rige ahora en la Comunidad de Andalucía, ha afectado a Canal Sur en su funcionamiento y gestión ya que, al ser una cadena pública, cuando se cambia de gobierno también se cambian a los presidentes de RTVA. “Hay muchas protestas del Consejo de Redacción y de los sindicatos sobre el tratamiento de algunas informaciones. El partido político en el gobierno siempre pone su impronta pero parece que solo estamos dominados políticamente a las instituciones públicas. En el sector privado también hay muchos intereses que toman juego. Es cierto que se focaliza mucho en la pública —para eso la pagamos todos— pero hay que preguntarse por qué las empresas privadas no son más valientes a la hora de ejercer el trabajo periodístico. Hay empresas en este país de las que no se habla nada y coincide que son las que más invierten en publicidad.”

De todas formas, el periodismo no deja de ser una carrera que pende en el hilo de la moralidad y la ética. O se hace un buen periodismo respetando el código deontológico o se hace uno malo sujeto a las leyes de otros. Según Gómez, el periodismo hay que hacerlo por vocación. “Todos mis amigos y compañeros periodistas lo son por vocación. Para hacer una carrera fácil, te metes en otras más sencillas. Tú sabes la nota de corte que te piden, es altísima. En mi época, para hacer Periodismo, necesitabas un cinco. Igual que para Ciencias Políticas, Arqueología o Derecho. Pero es cierto que antes éramos menos: había menos gente y menos universidades.”

Lo importante es la vocación: tener ganas de hacer periodismo y saber disfrutarlo. Gómez termina la entrevista con dos anécdotas que demuestran que este oficio es como hacer una hoguera: hay que buscar el lugar, los materiales y el tiempo adecuado para que arda. Y cuando arde, es cálido, acogedor y tranquilo.

La gracia de que un político no quiera una entrevista

Cuando estaba en segundo de carrera, en la asignatura de Redacción Periodística, nos pidieron que hiciéramos una entrevista a un personaje. Obviamente, todo el mundo eligió a alguien cercano a ellos. Pues a mí, como no, se me metió en la cabeza entrevistar a José Bono, el expresidente de Castilla-La Mancha. Le mandé una carta diciéndole que quería hacerle una entrevista —yo conocía a su jefe de gabinete por unos familiares míos— y el hombre me contestó que era imposible ya que tenía la agenda ocupada.

Estaba desanimada pero, entonces, pude enterarme de que Bono iba a ir al pueblo de mi padre a hacer una intervención allí. Fui corriendo para allá. El primo hermano de mi padre era el alcalde —era socialista—. Yo intenté entrar por algún lado para poder hablar con Bono pero no me hacían caso —mi primo me miraba pensando «esta chalada que hace»—. El marido de mi prima, que era el jefe de la oposición del PP, en ese momento me vió y me llevó con él para sentarme… ¡en la misma mesa con toda la corporación municipal! Estaba muerta de vergüenza, yo ahí, con ellos, todos cenando. Y encima mi primo mirándome mal. Eso sí, le hice la entrevista a Bono.

¿Y la cámara?

Cuando era jefa de Política, estaba encargada de seguir a Manuel Chaves. Todas las empresas públicas tienen a un periodista que sigue al presidente, otros a la Casa Real, etc. Pues fuimos a Cuba en un viaje político. Yo estaba sola, sin cámaras ni nada, porque lo que hicimos fue contratar a cámaras cubanos. Chaves fue a visitar a Fidel Castro sin embargo a nosotros no nos dejaban verlo. Nos mandaron al hotel donde estaban todos los periodistas que seguían a Chaves y nos quedamos allí. A los cubanos les dije que se fueran a sus casas porque no iban a poder hacer nada más. Ya entrada la noche, mientras terminábamos de cenar, nos llamó el comisario político —lo puso el gobierno cubano para tenernos controlados— para decirnos que Fidel Castro estaba dispuesto a vernos.

Estuvimos hasta las 3 de la mañana con él. Nos preguntó por el conflicto de pesca que había en ese momento entre Marruecos y la Unión Europea; nos contó el tema de los misiles cubanos con Kennedy, y más cosas que ya no recuerdo. Estaba muy nerviosa, no solo por verlo sino también porque era la televisión y no tenía cámara para grabar. Al final, me doy cuenta de que la cámara institucional del gobierno cubano estaba grabándolo todo así que cuando estaba terminando la entrevista hablé con ellos diciéndoles que necesitaba sus imágenes urgentemente. Fidel me vió y se acercó, me cogió de los hombros y me preguntó que qué problema tenía. Yo le contesté que necesitaba esas imágenes —tengo una foto con Fidel cogiéndome de los hombros y yo pidiendo las imágenes—. Entonces, Fidel me preguntó por mi hotel y le dije que estaba en el Hotel Meliá Cohíba. “Quiero una copia inmediatamente para esta señorita en el Hotel Cohíba”, dijo él. Cuando llegué al hotel, ya tenía la cinta.

La tristeza de un jueves 11

Una de las experiencias periodísticas más importantes de mi vida fue cubrir el 11-M. Pude grabarlo porque estuve en Madrid de casualidad ya que iban a operar a mis padres. Todos pensamos que era un atentado de ETA así que me fui corriendo al Hospital Gregorio Marañón y desde allí empecé a emitir con solo un teléfono, una agenda —de mi hermano porque era lo único que encontré por allí— y un boli. Entre por teléfono en un programa especial que abrimos y comencé a contar todo lo que estaba sucediendo. Fue muy impactante. A los dos días, tuve que volver para hacer las elecciones generales y cuando terminé, tenía tanta tensión guardada que no pude parar de llorar. Era horrible.

Ese día, ya sabíamos que no había sido ETA sino Al-Qaeda tras transmitirse la información de que la furgoneta Renault Kangoo había sido encontrada en el tren de Alcalá de Henares. Sin embargo, la mayoría de los periódicos nacionales salía con portadas con la frase de “¡ETA asesina!”. Hasta el sábado no se reconoció que eran los yihadistas. Ahí se definió el periodismo, se notó la gente que hizo bien su trabajo y la gente que lo empeoró.

Esperanza Luque: “Desde pequeña, me ha gustado contar historias y comunicar. Por eso, me acabé decantando por Periodismo”

Graduada en Periodismo y amante de los libros, Esperanza es una joven de 24 años que no ha parado de hacer cosas en la carrera como prácticas en prensa, radio o televisión. En sus redes sociales se le conoce, además, por ser una apasionada lectora, ya que tanto en las aplicaciones de Youtube como en Tiktok ha logrado hacerse con el público con las reseñas o las experiencias vividas con sus libros. Por ello, hemos decidido hacerle unas preguntas sobre sus hábitos en la lectura y su carrera profesional.

Has mencionado en Youtube que en tus primeras lecturas no acababas los libros, hasta que llegó un punto en el que sí. ¿Qué te hizo cambiar de idea?

Supongo que lo que me pasaba es que no tenía un hábito de lectura demasiado formado. Cuando era una niña, tenía la costumbre de abandonar un libro a la primera de cambio (cuando la lectura se me hacía un poco aburrida o tenía muchos deberes). Todo cambió cuando me regalaron Memorias de Idhún de Laura Gallego. Ahí ya supe que los libros y yo seríamos buenos amigos.

Somos conscientes que no eres mucho de releer libros pero, ¿qué tres libros te llevarías a una isla desierta si tuvieras que vivir ahí por el resto de tu vida?

¡Pregunta difícil! Pues, a día de hoy, imagino que Divergente de Veronica Roth, Eternidad de Alyson Noël y Días Eternos de Rebecca Maizel. Me quedaría con esos libros por los buenos recuerdos que me traen.

¿Sueles leerte varios libros a la vez?

Siempre he sido fiel defensora de leer solo un libro… hasta este 2020. Me he dado cuenta de que leyendo varios libros a la vez no solo leo más rápido sino que, además, tengo menos bloqueo lector.

Antes de empezar la carrera, ¿cuál fue el motivo principal por el cual elegiste periodismo?

Desde pequeña, me ha gustado contar historias y comunicar. Por eso, me acabé decantando por Periodismo cuando estaba todavía en el instituto.

¿Qué le recomendarías a alguien que acaba de empezar la carrera?

Sobre todo, le diría que coja la carrera con mucha ilusión y ganas de aprender. Y que haga prácticas, prácticas y más prácticas.

Una vez terminada la carrera, ¿las clases de la universidad han conseguido orientarte hacia lo que planeas hacer en un futuro?

Sí y no, ya que lo que más me ayudó a orientarme fueron las prácticas. Pero sí que es cierto que algunas clases de la carrera me permitieron ver en qué ámbitos me sentía más cómoda.

En estos tiempos precarios para el periodismo, ¿qué crees que se debería mejorar en cuanto a la planificación de los estudios en la universidad?

Pienso que es importante tener una amplia visión de las salidas profesionales actuales. La labor del periodista ya no se ciñe solo a prensa, radio y televisión. Hay muchas más. El entorno digital nos ha descubierto posibilidades desconocidas hace unos años.

Sabemos que estás en proceso de escribir un libro, cuyo proyecto lo has denominado Amnesia, ¿en qué te inspiraste para escribirlo?

Es un proyecto que surgió en realidad hace casi diez años, mientras estaba en una clase del instituto. Escribí una primera versión cuando tenía catorce pero sentía que le faltaba algo. Fue hace unos meses cuando la volví a retomar con un desarrollo completamente diferente de la historia original.