El escenario político en Madrid vive tiempos convulsos y revueltos. Ante la repentina convocatoria de elecciones autonómicas en la Comunidad, los partidos han de elaborar sus propuestas de candidaturas en una carrera electoral surgida a raíz de las divisiones del actual gobierno de coalición
El primer trimestre de 2021 ha sido agitado en muchos ámbitos y no iba a ser menos en la política nacional. Desde mediados del año pasado corrían rumores de un anticipo electoral en la comunidad madrileña, rumores que la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desmintió a través de su perfil de Twitter. Sin embargo, el ambiente se tornaba tenso entre los miembros del Partido Popular y de Ciudadanos.
Isabel Díaz Ayuso (candidata del PP) anuncia la convocatoria de elecciones. Fuente: Última Hora / Zipi
La fecha clave llega el 10 de marzo de 2021, día en el que el PSOE y Ciudadanos anuncian su voluntad de presentar una moción de censura contra el Partido Popular tanto en la Región de Murcia como en el ayuntamiento de la ciudad. Esto provocó un gran revuelo y temor entre los miembros del PP en otras comunidades en las que el partido gobierna en coalición con los naranjas. Es por ello que Isabel Díaz Ayuso decidió romper las relaciones con Ciudadanos en Madrid, anunció la disolución de la Asamblea General y una convocatoria de elecciones anticipadas en la comunidad para el 4 de mayo.
Apenas unos minutos más tarde, PSOE y Más Madrid registraban una moción de censura contra el PP para impedir las elecciones. Esta vertiginosa carrera por ser el primero en firmar o la convocatoria de elecciones o la moción de censura provocó una gran confusión tanto en la Asamblea como en la población. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid concluyó, el 14 de marzo, que las mociones de censura eran nulas al haberse firmado en primer lugar el decreto de disolución de las cámaras.
A sus 42 años es la actual presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata de nuevo a la presidencia por parte del Partido Popular. Pablo Casado fue quien la eligió como candidata para las primarias de 2018, llegando a formar un gobierno de coalición con Ciudadanos y el apoyo de Vox. Aspira a gobernar en solitario.
ÁNGEL GABILONDO – PSOE
El candidato más mayor con 72 años y ganador en votos de las elecciones de 2019. También repite como cabeza de lista de la formación socialista. Ante los rumores de la posible candidatura de la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, el PSOE decidió confirmar cuanto antes a Gabilondo como candidato. Fue ministro de Educación durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
PABLO IGLESIAS – UNIDAS PODEMOS
El líder morado (42 años) ha abandonado la vicepresidencia segunda del Gobierno y el Ejecutivo de coalición para liderar el partido en Madrid. Su irrupción en las elecciones madrileñas ha sido la gran sorpresa en política del último mes. Era titular de la cartera de Derechos Sociales y Agenda 2030 en el Gobierno de España.
ROCÍO MONASTERIO – VOX
La actual portavoz del partido de ultraderecha en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio (47 años), es la candidata de Vox para la presidencia de la Comunidad. Entró en política en 2014, siendo líder del partido en Madrid y responsable de asuntos sociales. Apoyó el gobierno de Ayuso de manera externa.
EDMUNDO BAL – CIUDADANOS
Al haber desistido el exvicepresidente de la comunidad en el Gobierno de Ayuso, Ignacio Aguado, el nuevo candidato confirmado es Edmundo Bal (53 años). Es el portavoz adjunto del partido en el Congreso.
MÓNICA GARCÍA – MÁS MADRID
La coordinadora general de Más Madrid desde el pasado 2020, Mónica García (47 años), es la candidata escogida para la formación liderada por Íñigo Errejón tras haberse rechazado una alianza con UP. Entró en política de la mano de Podemos, pero al crearse Más Madrid se hizo afín al partido en 2019. Es una de las voces más críticas de la oposición al PP.
Precampaña electoral plagada de denuncias
La campaña comienza de manera oficial el 17 de abril, casi dos semanas antes de la convocatoria de elecciones, aunque los diferentes partidos candidatos ya han comenzado a hacer movimientos al respecto. La confrontación entre los partidos marca una precampaña ágil que va cogiendo forma. Los partidos, además de presentar sus propuestas de gobierno ante la población, entran en un juego de polémicas que caracterizan la situación que se vive en la política española actual.
Fuente: Canal de Youtube Europa Press Madrid
Además de las habituales disputas entre la izquierda y la derecha, la reciente denuncia ante la Junta Electoral ha hecho saltar las alarmas de PSOE y Unidas Podemos. El partido socialista desplegó en la fachada del Palacio de la Prensa una lona de 29×22 metros con el lema «Tras la foto, ¿El Gobierno de Colón?» junto a unas ilustraciones del presidente del PP, Pablo Casado, la presidenta en funciones de la comunidad, Díaz Ayuso, y Toni Cantó, el número cinco en la lista del PP. El Partido Popular se acoge al artículo 53 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral que dicta que en precampaña «queda prohibida la difusión de publicidad o propaganda electoral mediante carteles, soportes comerciales […]», que quedaría violado. La denuncia contra Podemos va en la misma línea, ya que los azules acusan a Pablo Iglesias de haber contratado publicidad en la red social Facebook durante la precampaña.
Estas no han sido las únicas denuncias que se han interpuesto. Por parte del PSOE, se ha registrado una denuncia contra la candidatura de Ayuso por incluir al exalcalde de Toledo, Agustín Conde, en su lista sin estar este empadronado en la región madrileña. La vacunación también ha sido un tema de debate entre los partidos. Edmundo Bal, candidato de Ciudadanos, ha insistido en que esta es «la prioridad número uno ahora mismo».
Según el barómetro del CIS, Isabel Díaz Ayuso se alzaría con la victoria en la comunidad, consiguiendo 59 escaños, casi rozando la mayoría absoluta establecida en los 68 escaños. El sondeo concede 68 diputados al bloque de la izquierda. PSOE obtendría el 25,3% de los votos y 38 asientos; Más Madrid, 14,8% y 20 diputados; y Podemos, 8,7% en voto y 10 representantes.
Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas / El País
Hemos podido entrevistar a Nieves Concostrina, periodista y escritora madrileña, quien actualmente colabora en los programas La Ventana y Cualquier tiempo pasado fue anterior de la Cadena Ser donde da un giro de tuerca a la historia.
En tus podcasts, hemos visto que tienes como una especie de amor obsesivo por el mastuerzo de Fernando VII. ¿Por qué decidiste hablar sobre este personaje y cómo es que te ha dado tanto juego?
Esto es una cosa que me preguntan mucho. ¿Qué por qué hablo mucho de él? Lo que me sorprende es que la gente no le tenga manía y con esto doy por hecho que nadie conoce la figura de Fernando VII.
Es uno de los personajes más nefastos de la historia de España, pero es un gran desconocido: la gente no se preocupa de conocer su historia. No es que esté obsesionada con Fernando VII, el problema es que de todos los Borbones que hemos tenido este fue el peor —junto con Alfonso XIII, Juan Carlos I e Isabel II. Sinceramente, hay muchos Borbones malos. Sin embargo, Fernando VII, este en concreto, fue un personaje infame que provocó el retroceso de España y que mantuvo una actitud en contra de la cultura del país. Un hombre lamentable. Con esto es con lo que deberían estar cabreados todos los españoles.
Cuando la gente me pregunta por qué le tengo manía a Fernando VII, mi respuesta es “¿y por qué no se la tienes? Porque no lo conoces, no sabes quién era”. Hablo de él porque fue un personaje muy importante en la historia de España y como personaje importante que es debo hablar de él, pero con la verdad: no hablo sobre lo que nos contaban de pequeños en el colegio. Antes, le llamaban Fernando VII El Deseado y eso era una absoluta mentira. Cuando somos adultos, tenemos la responsabilidad de informarnos y de culturizarnos, pero este país está a falto de eso.
En tu libro, Pretérito Imperfecto: Historias del mundo desde el Año de la Pera hasta ya mismo, aparte de que le dedicas más páginas a Fernando VII, eres muy crítica con el mundo religioso. Nos gustaría saber con quién estás menos conforme ¿con Dios o con la Iglesia?
Dios no existe. Es un personaje de ficción. Una invención. Dios es el objeto de negocio de una empresa que se llama Iglesia. No es que no esté conforme, simplemente, es que todos son unos estafadores ¿Qué Dios es el real? Dios, Alá, Yahvé, Jehová… ¿Cuál de los 200.000 que hay en el mundo es el bueno? Es una estafa. Lo que a mí me extraña es que gente con dos dedos de frente se lo crea.
No estoy disconforme o conforme con la Iglesia, solo basta con estudiar la historia de la religión para saber el mal que ha hecho la Iglesia y, sobre todo, lo que busca: ignorantes a su servicio que no se cuestionen nada y engullan continuamente las mentiras de la Biblia que no es más que un novelón impresionante.
Hay partidos políticos con intenciones compulsivas de eliminar la Ley de Memoria Histórica o de cambiarla por algo menos relevante. ¿Cómo de importante es la memoria de un país? Porque, por ejemplo, la juventud actual no lo entiende.
Tienen un problema de cultura general y de desinformación. La mayoría son unos ignorantes y por eso no lo entienden: la memoria de un país es fundamental, es la historia de sus abuelos. Yo no tengo ninguna esperanza ni con la juventud ni con nadie. No creo que vayamos a ser mejores.
Cómo periodista, y cuando en tu momento estudiaste la carrera, ¿cómo ves a los futuros periodistas sí, como tú dices, estamos muy desinformados y desmovilizados?
Fatal. Los estudiantes que he conocido, —una mayoría, no todos— los he encontrado muy mal preparados, culturalmente deficientes, con una visión desfigurada de la historia y apuntados muchos a una carrera que, como todos sabemos, es muy fácil.
En mi época se apuntaban a Periodismo los que no sacaban nota para poder ir a otra facultad. Para poder ser periodista tienes que estar bien informado y tener un hábito de lectura —a los alumnos no los veo leer periódicos ni escuchar la radio. Insisto, la mayoría.
Hace no mucho, un año y pico, tuve una reunión en Madrid con un grupo de unos doce alumnos de la Juan Carlos I. Eran de comunicación. De los doce que había, solo dos estaban interesados en la entrevista que me estaban haciendo porque era para un trabajo. Tuve que parar la entrevista para preguntarles “oye, ustedes ¿por qué estáis aquí? ¿Por qué hacéis periodismo?”. Uno estaba mirando al techo, otro se tocaba la zapatilla… “No os interesa nada de lo que estoy diciendo y como tengo la sensación de que os estoy haciendo perder el tiempo, os pediría que os fuerais y me dejéis con los compañeros que sí necesitan hacer el trabajo”.
Ya me ha pasado varias veces, pero no son todos. Hay gente que está interesada en su oficio y quiere mostrar la verdad porque el periodismo no es contar lo que te dicen todos: es contar la verdad. Ese es el oficio del periodista y no poner un micrófono a cualquiera porque una cosa es ser objetivo y, otra cosa, es recoger las declaraciones de Hitler. Si se hace esto, el periodismo solo funciona como altavoz a los discursos de Hitler.
El periodista debe tener el criterio para contar las maldades y estupideces de otros sin darles voz. Por ejemplo, no hace mucho, en un magazine de La Sexta, la presentadora, aparentemente indignada, anunció la última pieza donde aparecía una influencer que había hecho algo vergonzoso. Mostraron la pieza e hicieron un reportaje sobre la influencer diciendo que lo que estaba haciendo era una salvajada. Pero hicieron exactamente lo que estaban criticando, dar voz a una estúpida y regalarle un reportaje fantástico sin explicar dónde estaba la supuesta salvajada. Alguien al otro lado atendería más a lo mona que era la muchacha y a la tontería que decía, que a la supuesta crítica.
Es el viejo debate entre la obligación de informar con la acción de poner un micrófono a cualquiera. Si alguien dice que llueve y otro dice que no, el deber del periodista es asomarse a la ventana y ver si llueve realmente. No se le puede dar voz a todo el mundo porque ahí los tienes, a los del partido «color verde moco», diciendo que la violencia no tiene género.
Volviendo a la historia, esta en los colegios se da fría y distante. Tú lo haces de una manera más llevadera y cercana. ¿No sería más interesante dar las clases de historia como tú lo haces?
Sé que siguen habiendo los mismos malos profesores de siempre, pero también hay buenos profesores. Los “malos” simplemente no les gusta la historia y la cuentan desde un punto de vista derechista: siempre que no pongan delante de la palabra Franco “el Dictador” ya tienes a un facha delante.
No soy docente para saber cómo hacerlo. Solo la doy como me hubiera gustado que me la contaran. La narro desde mi punto de vista periodístico y con la libertad que tengo para contarlo. Libertad para poder decir cosas como que la Monarquía es corrupta, que la Iglesia es una gran estafa moral y que solo viven del negocio o que Dios es mentira. Yo ya tengo mi libertad conseguida y lo que está por venir ya es problema de las generaciones futuras que ya veremos cómo os la apañáis porque lo tenéis muy difícil.
En el programa Acontece que no es poco narras anécdotas de la historia que la gente desconoce ¿por qué decidiste hablar sobre historia de esta manera? Por ejemplo, del verdadero origen de la bandera de España.
Yo no cuento anécdotas. Las anécdotas son una cosa pequeña, corta y graciosa y yo no hablo de eso. Yo cuento historias, pero como lo hago en un tono más cercano parece que son anécdotas. La historia de la bandera de España no es una anécdota: es la historia del nacimiento de la bandera de España.
¿Por qué no le tengo ningún cariño a la bandera de España? Primero, porque es la que impusieron los golpistas fascistas arrancando la oficial y democrática que ondeaba en la España democrática, aunque luego la asumiera la Constitución del 78 porque la transición nos la organizaron, en gran medida, los franquistas. Segundo, nació en un despacho y lo que nace en un despacho no se le puede tener el cariño que, por ejemplo, le tienen los franceses a su bandera que nació de una revolución o los estadounidenses a la suya, que surgió de la independencia con Reino Unido. Ahí hubo unos ciudadanos que lucharon por una bandera.
En España nadie luchó: la inventó Carlos III en su despacho y luego Isabel II la hizo bandera nacional —esa bandera solo la utilizaba el ejército. La primera bandera española democrática es la republicana, la que aparece por primera vez recogida en una constitución democrática, en la de 1931.
La bandera de la Constitución era la de la República. La otra es fruto de un golpe de Estado. La actual tuvieron que hacerla constitucional durante la Transición.
Has trabajado tanto en prensa como en radio, pero, hoy en día, estás más activa en el sector radiofónico ¿por qué te atrae más la radio?
Al principio trabajé en el desaparecido Diario 16. Cuando cerró, nos despidieron a todos. Tuve que buscar trabajo. El oficio te va moviendo, tú no eliges dónde vas a trabajar. Te adaptas.
Cuando se me presentó la oportunidad de la radio… Me encantó. La radio es muy bonita: te permite escribir —los guiones los tengo que hacer previamente—, no tiene la tensión de la televisión, es inmediata y difícil de manipular porque nadie puede interpretar tus palabras. En prensa esto es peligroso y se corre un gran riesgo. Por ejemplo, las cosas que estoy contando dichas de otra forma pueden ser perjudiciales para mí. Hay gente que por un buen titular mata. Es una cuestión de confianza en la otra persona, pero eso depende de la profesionalidad de cada uno.
A mí lo que más me gusta es la radio. La televisión no tanto porque se pierde mucho tiempo con cualquier intervención, hay muchas horas de maquillaje, de cambios de platós…
Sin embargo, has estado haciendo la serie documental Pioneras.
Sí, ya lo hicimos. Solo han sido cuatro capítulos, pero ya está hecha. Para lo poco que aparezco ha llevado mucho tiempo aun así me ha gustado porque se ha quedado como una serie reflexiva y seria. Hay un gran trabajo detrás, ya que, obviamente, no he sido solo yo. Parece que yo, que pongo la cara, me llevo todo el mérito, pero no es solo mío: es de los directores, de los guionistas, de la productora que tuvo la idea, de todas las invitadas… Todos ellos han estado trabajando arduamente en este proyecto. Y por, poco que parezca, lleva bastante tiempo.
La radio es, para mí, mucho más cómoda. Justo ahora estoy terminando de escribir en la intimidad de mi despacho un guión para el miércoles que viene para La Ventana de Carles Francino. Me conecto a la radio y entro para hablar con él. De esta forma, no me tengo que preocupar por si tengo el ojo pintado o los pelos de punta. Nadie se va a entretener con mi imagen porque no quiero que me digan “no me gustó el jersey que llevabas” “Vale, pero… ¿Te gustó lo que dije?” “Es que en eso no me fijé”. La imagen es algo que no me preocupa.
Como última pregunta, si tuvieras que hacer un libro histórico sobre los políticos actuales ¿cómo los describirías?
Te podría decir de los dirigentes de Madrid, que son los que sufro más. A Isabel Díaz Ayuso y su caravana de políticos los calificaría como “indigentes intelectuales”. Son personas muy mal preparadas y, sobre todo, lo que más me preocupa es que son retrógrados y machistas. Los llamo la Triple A —Ayuso, Aguado y Almeida— con el plus de la Villacís.
Creo que el gobierno actual lo está haciendo bien: se han encontrado con una pandemia absolutamente impresionante y, menos mal, que tenemos este gobierno de coalición. Si hubiera habido uno de derechas yo no quiero ni imaginar lo que podría haber sido. Lo último que importaría sería los españoles. Un partido corrupto hasta la médula… No me quiero imaginar cómo hubieran gestionado las ayudas europeas que, seguramente, habrían ido a parar a las manos de los empresarios y los corruptos. El PP es así: por un lado, Cifuentes robando cremas y permitiendo que falsifiquen su Máster y que otros sean condenados por falsificar un documento público para sustentar su mentira. Es de lo más rastrero.
La derecha en este país es de vergüenza. A mí me gustaría que hubiera una derecha decente, una buena oposición en España. Ciudadanos tuvo su oportunidad y la perdió. En vez de ser la alternativa al PP y hacer una posición seria, se sumaron a la ultraderecha.