El contacto físico es una muestra de cercanía hacia las personas de nuestro alrededor. Un abrazo, un beso, una caricia… son gestos que pueden arreglar un mal día y nos proporcionan felicidad. Quizás, estas muestras de Afecto son las más infravaloradas, puesto que no conocemos bien sus beneficios. Por desgracia, durante estos dos últimos años hemos sido más conscientes de ello.
El Covid-19 cambió nuestro día a día de una manera arrasadora. Hasta los más pequeños detalles en nuestra conducta se vieron modificados. Pasamos de darnos un abrazo a darnos con el codo para saludarnos. A veces, incluso ese gesto era demasiado arriesgado. Seguramente, muchos notaron en su ánimo esta disminución y ausencia de contacto. Se puso en manifiesto en nuestra salud mental con signos como la tristeza o el estrés, ya muy presentes en nuestras vidas por la situación experimentada. Pero, ¿por qué nos afecta tanto? A continuación, te lo explicamos.
La lejanía del contacto físico
Cualquier persona, algunas más y otras menos, necesita de alguna manera que alguien la toque. Puede ser mediante un abrazo, un apretón de manos, una acaricia o un beso. Muchos expertos lo tienen claro, es fundamental recibir afecto de forma física para mantener una buena salud física y psicológica. Según datos recogidos por El País del estudio de Nivea sobre el contacto en la pandemia, 9 de cada 10 personas consideran esencial el contacto físico y emocional. Por otro lado, durante esta etapa, estos gestos se vieron reducidos para 2 de cada 3 personas encuestadas.
La sed o hambre de piel surge ante la ausencia contacto. Esta es una necesidad esencial que durante los últimos meses se ha vito menguada. Su desaparición en nuestras vidas puede traer consigo estrés, ansiedad y síntomas depresivos. La psicóloga María Fernández de la Riva declaró en Eldiario.es que se puede tomar medidas para paliar este sufrimiento. Algunos de los consejos que proporcionó eran reforzar el contacto físico con los convivientes, expresar palabras de cariño o valorar las miradas y las sonrisas. También sugirió tocarse a sí mismo, por ejemplo con auto masajes o masturbándose.
¿Qué hay de bueno en el tacto?

PARA LOS DEMÁS
- Sensación de comodidad con las personas de tu entorno más cercano. La relación se vuelve más estrecha.
- El contacto físico puede ser utilizada para persuadir al resto sobre nuestras peticiones e ideas.
PARA NOSOTROS
- Aumenta la seguridad en nosotros mismos.
- Mejoras en nuestra salud física pues puede llegar a reducir nuestra percepción del dolor. También en la mental reduce nuestro mal estado de ánimo.
- Conocemos más sobre nosotros mismos y nuestro alrededor.
La piel es una extensión del sistema nervioso, por lo tanto todo aquello que percibamos se convierte en un estado fisiológico del cerebro. El contacto reduce la hormona de estrés: el cortisol. Por otro parte, incrementa la producción de otras hormonas relacionadas con la felicidad y nuestro confort, como son la serotonina, dopamina y oxitocina.
El dichoso virus nos arrebató la mejor de nuestras medicinas. El calor de los nuestros se hace necesidad mientras el miedo al contagio está latente incluso en nuestros propios hogares. Sin duda, lo mejor de la futura (aunque lenta) desaparición del COVID- 19 será la recuperación de todo esto. Piel con piel como solución a toda preocupación.