Periodistas asesinados por ejercer su profesión en Burkina Faso

David Beriain y Roberto Fraile se unen a la triste lista negra de periodistas asesinados por, simplemente, ejercer su profesión. Se encontraban realizando un reportaje junto a un irlandés, también asesinado, y un burkinés

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, informaba tras el Consejo de Ministros del pasado martes la muerte de dos periodistas españoles en Burkina Faso. David Beriain, periodista navarro de 44 años y su compañero cámara Roberto Fraile de 47 años natural de Baracaldo (Vizcaya), fueron asaltados por un grupo armado a bordo de dos camionetas y una decena de motos.

El pasado lunes sobre las 9 de la mañana, los periodistas españoles se dirigían a una zona próxima al parque nacional de Arli, para rodar un documental sobre la protección de los parques naturales de los cazadores furtivos para Movistar+. El convoy estaba compuesto por dos pick-ups y varias motocicletas donde viajaban los periodistas, agentes medioambientales y un soldado burkinés como escolta. Los periodistas españoles abandonaron las pick-ups para tomar imágenes aéreas con un dron cuando recibieron el ataque.

Un grupo armado irrumpió en el convoy, que fue dispersado a causa del ataque. Los miembros del convoy —algunos heridos— consiguieron escapar y llegar hasta Natiaboani, donde dieron la voz de alarma. La Embajada de España en Malí, acreditada en Burkina Faso, ha mantenido un constante contacto con las familias de los españoles asesinados.

Burkina Faso: zona de riesgo

En los últimos años, Burkina Faso ha visto incrementada la inseguridad a causa del repunte de ataques por parte de grupos yihadistas, especialmente en la zona este y norte. Desde el año 2015 —cuando se registraron los primeros ataques— hasta la actualidad se han registrado más de 5.000 víctimas mortales. En febrero de 2019, tuvo lugar el último incidente de un español en Burkina Faso, cuando un misionero fue también asesinado por un grupo yihadista.

Ante estos últimos sucesos, Christophe Dabiré, primer ministro de Burkina Faso, abrió la puerta a un posible diálogo entre la administración y los terroristas.

Militares y ciudadanos en un ataque en Burkina Faso. Fuente: Archivo Diario de Sevilla.
Doce periodistas españoles asesinados en zonas de conflicto

Desde 1980, un total de doce periodistas españoles han sido asesinados por ejercer su profesión de servicio público: todos los asesinados se dedicaban a ejercer su labor de periodista en zonas de conflicto. El último fue el corresponsal de Antena 3, Ricardo Ortega, que en 2004 recibió dos disparos en Puerto Príncipe (Haití).

Lista negra de periodistas españoles asesinados

Luis Espinal, periodista religioso — falleció en 1980 en Bolivia a sus 48 años.

Juan Antonio Rodríguez, fotoperiodista — falleció en 1989 en Panamá a sus 32 años.

Jordi Pujol Puente, fotoperiodista — falleció en 1992 en Bosnia a sus 25 años.

Luis Valtueña, fotógrafo — falleció en 1997 en Ruanda a sus 32 años.

Miguel Gil, camarógrafo — falleció en el 2000 en Sierra Leona a sus 32 años.

Julio Fuentes, reportero de guerra — falleció en 2001 en Afganistán a sus 46 años.

José Luis Percebal, corresponsal — falleció en 2002 en Marruecos a sus 46 años.

Julio Anguita Parrado, corresponsal de guerra — falleció en 2003 en Irak a sus 32 años.

José Couso, reportero gráfico — falleció en 2003 en Irak a sus 37 años.

Ricardo Ortega, reportero — falleció en 2004 en Haití a sus 37 años.

David Beriain, reportero — falleció en 2021 en Burkina Faso a sus 44 años.

Roberto Fraile, periodista gráfico — falleció en 2021 en Burkina Faso a sus 47 años

Las reacciones de los líderes políticos a los asesinatos no han tardado en sucederse. Los principales líderes políticos recalcan la importancia de la libertad del periodismo en las democracias y han mostrado su apoyo a los familiares.

Fuente: Twitter (@sanchezcastejon)
Fuente: Twitter (@pablocasado_)
Fuente: Twitter (@InesArrimadas)
Fuente: Twitter (@PabloIglesias)

Una vuelta por Sudamérica

Lo que ocurre en Chile…

Un reportaje en colaboración con Pirámide Revertida para mostrar cómo ha afectado la situación de coronavirus en las calles tanto españolas como chilenas.

Por Irene Abril y Ana Pazos de Voz Nueva y Carlos Báez y Francisca Pérez de Pirámide Revertida.

Fuente Alemana, estatuas pintadas de rojo representando la sangre de los caídos en la revuelta, se evidencia la justicia y dignidad que tanto se anhela desde el 18 de octubre (comienzos del estallido social en Chile).

Santiago Centro, “Sebastián Piñera, el ladrón más grande de Chile”, el presidente de Chile expuesto antes sus casos de corrupción y lo ocurrido con el estallido.
“Si la masa no piensa iré contra la corriente” al mismo tiempo se puede apreciar junto al mural, una cama de una persona que vive en situación de calle.
Mon laferte, cantante nacional emulando el momento ocurrido en los Latin Grammys cuando se quitó la chaqueta llevando la frase pintada en el pecho “En Chile Torturan, Violan y Matan” exponiendo casos de torturas y disparos a los ojos a manifestantes efectuados por Carabineros de Chile.

EN CHILE TORTURAN, VIOLAN Y MATAN

“Paco que veo, paco que meo” refleja el descontento y repudio que tiene una gran parte de la población chilena a la policía, debido a sus represivas formas de operar, con el apodo “Paco” forma despectiva con que se trata a esta entidad. También en la foto se puede apreciar carteles que tienen como texto “Ni una lesbiana menos” donde se manifiesta el disgusto hacia los asesinatos que han sufrido mujeres por su orientación sexual.
Centro Gabriela Mistral. Se evidencian símbolos del apruebo, la violencia policial y el fuego que en algún momento abundó en las calles con las barricadas.
Carabinero (policía) armado, en donde se evidencia cómo hace malabares con los ojos de los disparos puesto que en octubre en el momento más álgido del estallido dispararon a más de 100 ojos de los ciudadanos.
En un punto de ubicación crucial para la manifestaciones en el centro de Santiago, se puede apreciar que la población que fue a expresar su descontento escribió “Zona de lucha” junto a la sigla “ACAB” que significa “All cops are bastards”

ALL COPS ARE BASTARDS

Carmen con Santa Isabel, Santiago Centro. “Los ciclistas no mueren, viven en cada pedaleo a la revolución” frase por la muerte de un ciclista de la revuelta (se organizan por redes sociales y salen a pedalear todos juntos a favor de los cambios del país).
«Paco Weon» otra intervención callejera en las paredes del centro de la capital, tiene una de las palabras más distintivas de Chile “weón”, en un contexto claramente negativo por la represión que los carabineros efectúan con quienes se manifiestan por un país más digno.

Mira la segunda parte del reportaje en Pirámide Revertida

Canas blancas y respeto olvidado

El maltrato a las personas mayores en las residencias está más presente en nuestro país de lo que realmente somos conscientes. No son pocas las imágenes que se difunden cada año con casos de ancianos siendo humillados por trabajadores de residencias o que malviven en unas condiciones pésimas. A ello se le suma la infantilización que sufren al ser tratados como personas que ya no sirven para nada.

Es triste que alcanzar una edad alta sea, en ocasiones, sinónimo de ser víctima de un trato injusto y vejatorio. Ser anciano supone haber alcanzado el último periodo de la vida, en el que deben de reinar la paz y la tranquilidad tras una vida dedicada al trabajo y al esfuerzo por mantenerse. En resumen, merecer tener una vida digna. A veces, llegar a esta edad supone tener que trasladarse a vivir a una residencia porque los hijos o familiares más cercanos no pueden hacerse cargo de ellos, por lo que los envían de buena fe a un lugar en el que van a tener todos los cuidados que necesiten con una atención bien merecida.

La realidad a veces dista de esta idea utópica de residencia como paraíso del anciano en el que se disfruta de la compañía de otros, se pasa el día entretenido y se tiene lo mínimo que merece una persona: ser tratado con respeto y no ser humillado. A raíz de la situación de pandemia mundial, hemos podido ver muchas más imágenes en los informativos sobre la situación de ancianos en residencias, al ser estas el foco de muchos de los brotes del virus y, al verse más la situación en la que vivían, han incrementado las denuncias por presuntos maltratos a ancianos residentes.

No hace falta irse muy lejos. Esto puede verse en uno de los casos más recientes, el de la residencia de mayores Domus VI de Llíria (Valencia). Hace apenas un par de semanas se difundieron unas imágenes grabadas por una extrabajadora en la que se observa un presunto maltrato a varios de los ancianos que allí residen. Entre los tipos de abusos a los que estos se ven sometidos destaca como a varios ancianos eran atados a sillas para inmovilizarlos. En el caso de otros, podían observarse llagas en sus cuerpos o que estuviesen completamente desnudos y en una situación de desatención por parte de los trabajadores.

Trato denigrante a ancianos. Fuente: El Mundo

“Abandonadas a su suerte. La desprotección y la discriminación de las personas mayores en residencias durante la pandemia de COVID-19 en España”, así titula Amnistía Internacional el informe sobre el trato a los mayores en las residencias durante la pandemia. En él se denuncia que se han vulnerado, principalmente en residencias de la Comunidad de Madrid, cinco derechos humanos: derecho a la vida, a la salud, a la no discriminación, a la vida familiar y privada y a morir dignamente. 

Esta vulneración de derechos se ve más agravada, si cabe, cuando se da a su vez el “edadismo”, es decir, la discriminación por razones de edad. De esta manera, se presenta a los ancianos como personas desprovistas de valor para la sociedad, siendo “improductivas, frágiles e incapaces”. Esto se utiliza a veces para justificar un trato diferenciado que es, a su vez, discriminatorio para ellos al tratarlos como seres menos válidos, no tenerles en cuenta o que en ocasiones tengan que lidiar con límites a la hora de acceder a algunos bienes y servicios. 

Ancianas apoyando el #StopEdadismo. Fuente: Los Argonautas

Algunos de los delitos que más se han presenciado últimamente en los medios contra los ancianos son:

  • Delito contra el honor, la intimidad o la propia imagen. Incluye la difusión de imágenes de ancianos en redes o de inviolabilidad de la intimidad de sus pertenencias. 
  • Delito de lesiones. Acciones que van contra la vida y la integridad física de la persona anciana. Está castigado con multas o, en caso extremo, con prisión.
  • Trato denigrante o inhumano. Acciones que pueden suponer una tortura, con penas de entre 6 meses y 2 años de cárcel.
  • Delito contra la libertad de las personas. Pueden incluirse actos como encerrar al anciano o atarlo en contra de su voluntad. Está penado con hasta 6 años de cárcel.

El procedimiento de actuación cuando existan casos de maltrato a los mayores de edad incluye, en primer lugar, recopilar pruebas de ese maltrato para poder poner, posteriormente, una denuncia. Se incluye como prueba cualquier material audiovisual o de sonido, sin que éste vulnere los derechos de terceros. La denuncia está dirigida contra la residencia y para ello se acude a la comisaría de Policía o ante la Fiscalía. 

El trato denigrante a los mayores debería de ser erradicado por completo de las residencias, que han de ser un espacio en el que se sientan bien atendidos y puedan pasar los últimos años de su vida tal y como lo merecen. Al fin y al cabo son seres humanos y, aunque la edad les juegue malas pasadas y haya que tener un poco más de paciencia con ellos, merecen conservar sus derechos hasta el último día de su vida.