¿Qué está pasando en Bielorrusia?

Hace unos meses, el país exsoviético se hacía eco en todo el mundo tras las elecciones presidenciales, pero ahora parece haber desaparecido del mapa.

Manifestantes opositores protestan contra los resultados de las elecciones presidenciales en la Plaza de Independencia, Minsk, 20 de agosto de 2020. Fuente: Hispan TV

El pasado mes de agosto tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Bielorrusia. Los medios de comunicación de todo el mundo pusieron el foco en este país exsoviético que alcanzó su independencia en 1991. Tres años más tarde, Aleksandr Lukashenko conseguiría hacerse con el poder y, desde entonces, ha permanecido en el cargo. Ahora, tres meses después, apenas llegan noticias. ¿Dónde está Lukashenko? ¿Dónde está la oposición bielorrusa? ¿Continúan las protestas contra el gobierno?

La situación bielorrusa antes de la mediatización

Bielorrusia era un estado que formaba parte de la antigua Unión Soviética hasta que, en 1991, ésta fue disuelta y se formaron nuevos países a causa de la llamada Perestroika (reforma económica impulsada por el presidente Mijaíl Gorbachov para desarrollar una nueva estructura interna de la Unión Soviética).

Desde entonces, el único presidente que ha tenido el país ha sido Aleksandr Lukashenko. La duración de los mandatos, en su origen, era de 5 años, pero en 1996 se organizó un referéndum y la elección que debería haber sucedido en 1999 fue suspendida y trasladada al año 2001. En la constitución bielorrusa de 1994 se declaraba que el presidente electo sólo podía ocupar el cargo durante dos mandatos pero, debido a una reforma constitucional, esto se eliminó y se decretó que el presidente podía ser reelegido indefinidamente. 

Como curiosidad, cabe destacar que Bielorrusia fue uno de los países más afectados durante la Segunda Guerra Mundial. Se calcula que más de un 25% de la población se perdió durante la ocupación de la URSS por la Alemania nazi. Al final, la batalla se saldó con alrededor de 2 millones de personas asesinadas y casi toda la población judía eliminada. Casi el 85% de la capital resultó destruida por los continuos bombardeos.

Por otra parte, durante el desastre nuclear de Chernóbil, se pronosticó que cerca de un 70% de la actividad radioactiva cayó sobre Bielorrusia: casi todas las partículas malignas tomaron sus tierras.

El presidente de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko, en un desfile militar el 9 de mayo en Minsk. Fuente: EFE
Las opositoras que se atrevieron a desafiar a Lukashenko

Aleksandr Lukashenko, después de 26 años en el cargo, se postulaba para unas nuevas elecciones. Ahora, con diferencias. Lukashenko tenía una oposición principalmente liderada por mujeres. En concreto, tres: Svetlana Tijanóvskaya, Veronika Tsepkalo y María Kolesnikova.

Svetlana, traductora y profesora de inglés, decidió postularse después de que su marido, Serguéi Tijanovsk, fuera detenido y encarcelado tras dar a conocer su intención de presentarse a las elecciones; Veronika Tsepkalo, esposa del aspirante inhabilitado Valeri Tsepkalo, y María Kolesnikova, representante del también expostulante Víctor Babariko. Estas tres figuras masculinas, las cuales fueron inhabilitadas de la carrera presidencial antes de tiempo, se erigían como la oposición tradicional bielorrusa: el primero de ellos, detenido cuando participaba en un acto electoral para recaudar firmas; el segundo, exiliado en Rusia por amenazas y, el tercero, en prisión por supuesta evasión de impuestos y blanqueo de dinero.

Así, las tres mujeres se alzaban como las principales candidatas a desafiar al gobierno de Lukashenko, “el último dictador de Europa”. «Mi posición y el Estado nunca me permitirán llegar a ser un dictador… pero gobernar con estilo autoritario es una característica mía y siempre lo he admitido», afirmó el presidente en una entrevista a una radio bielorrusa en el año 2003.

Veronika Tsepkalo, Svetlana Tijanóvskaya y Maria Kolesnikova durante una conferencia de prensa en Minsk, Bielorrusia. Fuente: EFE / Tatyana Zenkovich
Verano de protestas

Los pasados meses de verano, el país se vio sumergido en una ola de arrestos (más de 2.000 personas fueron arrestadas durante la campaña) y protestas contra el gobierno. Todo esto contribuyó a que la campaña electoral fuese, sin ninguna duda, un recorrido arduo con numerosos obstáculos. La carrera, que se debatía entre una oposición que prometía nuevos aires para el país y un cansado gobierno de Aleksandr Lukashenko, continuaba en mitad de una sociedad cada vez más divergente.

Los mítines de la oposición resultaron ser masivos. El 30 de julio, Svetlana Tijanóvskaya conseguía reunir en Minsk más de 63.000 personas –así lo confirmaba Vyasná, grupo de derechos humanos–. Para ella, las manifestaciones supusieron ya una victoria. «Hemos ganado porque hemos vencido al miedo, la apatía y la indiferencia», afirmó.

Svetlana Tijanóvskaya durante una protesta en el país. AD Noticias

Con todo, llegaba el 9 de agosto, el día de las elecciones. El resultado final: Lukashenko ganaba, según la agencia de noticias estatal de Belta, con más de un 80% de los votos. La oposición, sin embargo, no llegaba ni al 10%. La oposición rechazó el dictamen electoral y lo calificaba como fraude. «El poder debe reflexionar sobre cómo cedernos el poder. Me considero vencedora de la elección», declaró Tijanóvskaya. Además, muchos expertos afirman que, desde el año 1995, no se han celebrado unas elecciones justas y libres en el país.

La población tomó las calles y la noche se clausuró con disturbios en más de 33 ciudades del país, así como con un muerto y decenas de heridos. Rusia y China, por su parte, felicitaron la victoria del líder bielorruso mientras que ciudades como Alemania advirtieron el fraude electoral.

La situación actual del país

Inmediatamente, después de las elecciones, la opositora Veronika Tsepkalo se marchó del país por miedo a la persecución, al igual que Tijanóvskaya, que se exilió a Lituania. “Svetlana Tijanóvskaya está a salvo, está en Lituania», comunicó el jefe de la diplomacia lituana a través de su cuenta oficial de Twitter.

A finales del mes de agosto, los países bálticos (Estonia, Lituania y Letonia) vetaron al gobierno de Lukashenko. En otro de los intentos del presidente por detener las protestas, la opositora María Kolesnikova fue secuestrada y detenida en septiembre y ahora permanece en prisión. Un poco más tarde, Kolesnikova fue imputada por atentar contra la seguridad nacional.

Varias mujeres sujetan dibujos de Tijanóvskaya, Tsepkalo y Kolesnikova, durante un acto de campaña de la candidata a las presidenciales bielorrusas Svetlana Tijanóvskaya, en Borisov. Fuente: Sergei Grits

El 23 de septiembre, Lukashenko se autoproclamó presidente. Ya en octubre, la Unión Europea pedía sanciones para el gobierno bielorruso: 40 altos cargos se encontraron en la lista de sancionados, de la cual se excluyó a Lukashenko. “Se les castiga con la prohibición de entrada al territorio comunitario al tiempo que se congela sus bienes en la UE. Se ha optado por el «enfoque gradual». Dejar la lista sin cerrar e ir añadiendo nombres a los que aplicar correctivos. Solo así se explica la ausencia del propio Lukashenko”, afirmaba el pasado mes el periódico español Hoy. Asimismo, Emmanuel Macron, añadía: “Si la situación se vuelve más complicada no nos abstendremos de incluirle”.

El 22 de octubre, las líderes que dirigieron la oposición bielorrusa recibieron el Premio Sájarov 2020, concedido por el Parlamento Europeo. “Una iniciativa de mujeres valientes y figuras políticas y de la sociedad civil”, según las palabras de la propia Eurocámara.

Ya en el mes de noviembre, Lukashenko continúa en su intento por recuperar las relaciones con la Rusia de Putin y plantea la idea de crear una segunda central nuclear en el país. El 4 de noviembre, Alemania emitió un comunicado en el que negaba la legitimidad de Lukashenko como presidente electo y reclamaba la celebración de unas nuevas elecciones, bajo la vigilancia de miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Esta misma institución demanda la cancelación de los resultados electorales y una nueva llamada a las urnas bielorrusas. Según afirma la agencia de noticias rusa Sputnik, las autoridades bielorrusas rechazaron el informe por falta de exhaustividad y afirman que Minsk no acepta sus recomendaciones.

Aleksandr Lukashenko añade como respuesta que “los alemanes ayer se preocuparon por los bielorrusos e incluso aprobaron en el Parlamento una decisión para Bielorrusia”. “Es mejor que primero aclaren la situación allí. Pongan las cosas en claro en Polonia, que está más cerca. Y lo más importante es ver si ellos exigirán a los estadounidenses que realicen unas nuevas elecciones”, concluyó el líder bielorruso.