
Cinco y cuarto de la tarde. Ángeles nos recibe en la puerta de su estudio, situado en la calle Cuesta del Rosario, mientras despide a una de sus fieles clientas. A pesar de estar en plena crisis debido a la pandemia, en el taller se respira el ajetreo propio de un día normal, en el que las agujas y los hilos vuelan sin cesar.
Por la ventana entra el sonido de una guitarra callejera, y rodeados de vestidos, estampados y volantes, Ángeles Verano, una de las diseñadoras más reputadas en el mundo de la moda flamenca, se sienta a conversar con nosotros para hablarnos sobre su trayectoria y sobre cómo está viviendo las consecuencias de la Covid.
Llevas más de dos décadas siendo una de las firmas punteras en el mundo de la moda flamenca, dinos, ¿cómo te sientes después de tanto tiempo?
Así es, el año pasado hice mi 25 aniversario, 26 años hizo el desfile de este año y la verdad es que ¿cómo me siento?, afortunada. Ahora mismo quizás no por el momento que estamos viviendo. El sector está francamente tocado y vemos que de momento esto no se va a recuperar porque no hay ferias, entonces no hay motivo para que la gente se compre un traje de flamenca. Pero hasta ahora, hasta el 27 de marzo de este año feliz, muy feliz porque he tenido la suerte de dedicarme a lo que me gusta, que es una pasión y no todo el mundo puede decir lo mismo.
¿Fue fácil abrirse camino en el mundo del diseño de moda?
No, no fue fácil porque además, viví el momento justo en el que el traje de flamenca explosionó y se convirtió en moda. Antes del 94, los trajes eran todos iguales, no había tendencia de moda; la gente simplemente cambiaba los lazos del vestido o un volante arriba o abajo, pero no había moda ni tendencia, no se creaba cada año un estilo diferente. Entonces claro, llegamos un poco rompiendo muchos cánones establecidos dentro del mundo del traje de flamenca, que es un traje folclórico, no hay que olvidarlo; durante muchos años el traje no evolucionó, el traje era uno que tenía todo el mundo y lo que hacías era cambiarle los complementos y te lo ponías.

Entonces, ¿era difícil innovar en esa época?
Muy difícil, era muy difícil. Yo empecé pintando mis propios tejidos, haciendo superposiciones de telas para crear exclusividad, me negaba a utilizar los tejidos clásicos que se habían utilizado siempre en la flamenca, precisamente por innovar… Bajé los talles de los diseños, eliminé las mangas de los vestidos, con lo que ya había trajes muy sexys y me atreví con muchas cosas. Llegué en un momento difícil en el que la gente me decía ¿pero cómo vas a intentar hacer esto en una cosa tan clásica?. ¡No tienes futuro! me decía mucha gente. Pero me lo propuse y dije voy a por todas y conseguí crear mi propio estilo; que la gente reconociese mis trajes por el ferial y que tuvieran unas características que a lo mejor no tenían los de antes, como la comodidad, la sutileza, la elegancia por encima de todo… y esas cosa pues me hicieron ir asentándome y conseguir lo que creo que he conseguido, que es pequeñito, pero ahí estoy.
En 1996 entraste al mundo de la moda flamenca tras ganar el premio a diseñadora novel en SIMOF, ¿en algún momento sentiste presión tras ganar el premio de no volver a superarte como lo hiciste en esa etapa?
Puedo decir que llevo 25 años poniéndome a mí misma mis niveles y que cada año digo imposible, el año que viene no voy a ser capaz de superarlo… y creo que lo he conseguido. No me preguntes cómo, creo que lo he conseguido, trabajando y siendo fiel a mi estilo y a mis principios, pero cada año he ido in crescendo.
Hoy por hoy, este año que ha sido uno de los más importantes de mi vida, porque aunque ya había desfilado en solitario después de salir de SIMOF y antes de entrar en We Love, desfilé algunos años en solitario y entregando mi premio Flamenca con Arte, yo ya me había arriesgado a hacer cosas. Pero como lo que yo he hecho este año tan importante, yo sola sin ninguna plataforma, solo con la ayuda de mi equipo y de la gente que ha querido participar en el evento, yo creo que ha sido un logro muy importante. Ha sido el mejor desfile de mi vida. Si me retirase mañana, podría decir que he conseguido todo lo que yo me había propuesto en este mundo de la moda flamenca.

¿Dirías entonces que ese premio te impulsó a seguir renovándote y superándote cada día?
Me hizo darme cuenta realmente primero, de qué es lo qué me gusta hacer, porque aunque trabajo otro tipo de ropa como las piezas de novia o de acompañante, que también es maravilloso y me encanta hacerlo, realmente yo sabía que mi pasión era la moda flamenca. Aposté por esto al 100% e intenté defenderme y trabajar cada año por hacer que las mujeres quisieran renovarse y quisieran tener un vestido nuevo, y que hoy por hoy lo conserven como una reliquia, porque tengo clientas de hace veinte años que tienen sus trajes guardados y los consideran joyas, así que ¿qué mas podría pedir?
En tus desfiles siempre vemos modelos de edades muy diversas ¿A qué público en especial dirías que van dirigidos tus diseños?
Cuando me pongo a diseñar, generalmente, salvo con clientas de toda la vida, que ya conozco y me inspiran mucho con su personalidad, su físico, sus sentimientos, su manera de ser; a veces hago trajes pensados para cada una de ellas. Conociéndolas ya y sabiendo lo que quieren digo pues esta alternativa para este año, y me suelo equivocar poco. Me puedo equivocar claro, soy humana, pero suelo acertar mucho cuando diseño pensando en la persona que se lo va a poner.
Luego, también me permito la licencia de hacer lo que me da la gana. ¿Qué quiere decir? Que hay una parte de la colección que la hago pensando en mí. De hecho hay alguna colección mía que se llama así, Pensando en mí, otra Pensando en tÍ, otra Por amor al arte… hay unos títulos muy sugerentes.
Además de crear piezas de estilo flamenco, también creas diseños de novia e invitada, ¿en qué encuentras la inspiración para crear estilos tan diferentes?
Mira pues llevo todos estos años sin hacer dos trajes iguales. Imagínate, a una media de 80 o 100 trajes al año, lo que mi cabeza ha dado ya de sí, para poder modificar un artículo que no debe de perder unas raíces auténticas.
Pero, si es verdad que lo que más me puede inspirar a la hora de hacer un vestido no sólo es la persona que lo va a llevar, sino también el tejido. Depende de qué tipo de tela, la caída que tenga y la constitución que tenga, me permito un patronaje u otro, me permito una forma u otra. Son los tejidos. En realidad siempre he sido una investigadora de las telas, siempre me ha encantado hacer cosas imposibles. Pero es arriesgando mucho y con mucho trabajo y esmero.
También es muy importante la profesionalidad, sobre todo la que tengo con mi mano derecha, Aguasanta, que lleva conmigo toda la vida, y con ella es como que la miro y ya sabe lo que quiero hacer, antes tenía que pasarle bocetos, relaciones de composiciones de telas, etc. pero ya no, ya hay una conexión tan grande después de tantos años que ella ya sabe perfectamente lo que yo quiero llevar a cabo y con un buen equipo se consiguen cosas maravillosas.
¿Y cuánto has tardado en encontrar un equipo que te permita plasmar tus ideas en la tela?
Bueno, mi mano derecha, Aguasanta lleva conmigo veinte años, prácticamente, desde que empecé. Luego tengo otras personas que son rotativas, en función del trabajo que entra vienen a trabajar o no, y digamos que son más eventuales. Pero como fidelidad y mi mano derecha como tal, solo ella.
A principios de este año presentaste tu última colección, Caminando entre volantes, íntegramente de diseño flamenco. ¿Cómo ha afectado la Covid a esta colección, teniendo en cuenta que el mercado de este sector está sobre todo destinado a ferias?
Ha sido una catástrofe. De hecho en el sector tenemos una manifestación en contra de todo esto porque no queremos ferias, lo que queremos son soluciones. Porque este es un sector que mueve muchísimas familias que dependen de esto y que nos hemos quedado prácticamente a cero.
Entonces esta ha sido una campaña perdida, un año entero trabajando para nada, porque al final si no puedes lucir el vestido, para qué te lo vas a llevar ¿no?. Tengo mi clientela fiel que me ha respondido y me ha dicho no te preocupes, yo me quedo el vestido y me lo pondré en el momento en que vuelvan las ferias, porque las ferias volverán sin duda. Y volveremos todos con más ganas que nunca, y yo espero poder estar ahí para verlo y disfrutarlo. Pero realmente, ha sido una catástrofe.

Recientemente han surgido movimientos como #Apoyalamodaflameca, #soymodaflamenca con el fin de dar visibilidad y apoyo a este sector. ¿Cual es tu opinión respecto a estos movimientos?
Pues me parece genial, porque hay mucha gente con mucha iniciativa, como por ejemplo la agencia ABM Eventos, de Ana Belén Morillo, que propuso Yo apoyo la moda flamenca desde un principio y ahí hemos estado todos para intentar hacernos eco, hacernos notar, pero nadie nos ha echado cuenta. De hecho si me apuras, nos han ignorado.
Desgraciadamente, la lucha pasiva no nos ha llevado a ningún lado, y tenemos que tener actividad y hacernos notar, de manera pacífica por supuesto, pero hacernos oír y mostrar la necesidad que hay en el sector porque hay muchos puestos de trabajo en el aire.
¿En estos momentos de incertidumbre, ya ronda en tu cabeza alguna idea para la próxima colección?
Mira, tengo la desgracia de que no duermo bien, entonces mi cabeza de noche no para. Es verdad, que ahora con este desánimo y este desaliento con el que estamos pues la musa viene poco a verme, pero sí que en las horas en las que no sé que hacer con mi cabeza hago infinidad de trajes. Llega un momento en el que digo para ya, porque en una noche te puedo hacer 40 diseños, en mi cabeza claro. A veces me levanto, los anoto, porque luego se te van, pero son momentos muy difíciles, momentos en los que no te nace la creatividad porque no tienes un proyecto. Para crear hay que proyectar algo.
Y ahora que estamos a la expectativa del qué pasará el año que viene, que creemos que se nos va a ir en blanco también, a ver los que quedamos en el 2022 y que somos capaces de hacer con nuestra moda y con nuestra idiosincrasia. Porque realmente el traje de flamenca es una forma de hacer ver al resto mundo como se siente la mujer andaluza, y además ofrecer al resto de las mujeres españolas la posibilidad de acercase a nuestro folklore y a nuestra manera de ver la vida
A día de hoy, debido a la situación de pandemia, se está proponiendo en pasarelas de todo el mundo hacer desfiles sin público, a través de la pantalla. ¿Crees que esta forma de organizar los desfiles podría hacer que se perdiera la esencia de tu trabajo?
Personalmente sí. Es una fusión la que hay en esos momentos de emotividad, empezando por la modelo, que vive lo que lleva puesto; la clienta que está sentada pensando en el que será su traje, anotando el número de salida del vestido que le gusta… el contacto con las clientas, que después de tantos años se ha convertido en amistad… es muy bonito trabajar así. El contacto con la gente no es vender un traje y adiós muy buenas, es una relación la que se genera con el tiempo. Por eso para mí no tiene mucho sentido un desfile sin público, pero habrá que adaptarse a los tiempos, hacer lo que haga falta.

Por último, ¿qué consejo darías a los jóvenes diseñadores que están dando sus primeros pasos en este mundo?
Siempre que me lo preguntan en los desfiles o en los eventos les digo que tienen que ser auténticos, y trabajar. Trabajo, trabajo y trabajo. No creerte que has llegado a ningún sitio porque llegar es muy fácil, pero mantenerte no es tan fácil. hay que ser coherente con uno mismo para continuar una trayectoria tan larga. Pero el secreto no es más que el trabajo, la honradez profesional y el tratar lo mejor posible a tu clientela.
Podemos encontrar a Ángeles en su página web angelesverano.com y también en sus redes sociales, @angeles.verano en Instagram y Angeles Verano en Facebook.