Las bolas chinas: ¿son solo un juguete sexual?

Las bolas chinas, tradicionalmente, son un mecanismo constituido por dos bolas unidas por un lazo o cordón. A pesar de su nombre, fueron usadas por primera vez hace 1.500 años en Japón por un emperador para poder tener relaciones sexuales con sus geishas. Puede que todo esto te resulte familiar o que te suene a “chino”. Ahora bien, ¿qué utilidad tienen estas bolas?

El uso más conocido que tiene es dentro del sexo. Forma parte de un juego sexual que se realiza durante las relaciones y se asocia siempre como juego previo a la penetración. Además, son muy usadas en el sexo taoísta, que consiste en establecer un equilibro entre los dos miembros de la pareja. Es por esto que también se pueden considerar un juguete sexual.

Sin embargo, no es en el sexo donde más influyen las bolas chinas. La mayor utilidad que tiene este elemento es dentro del terreno terapéutico.

Las bolas chinas tienen principalmente una función terapéutica.
Fuente: Cottonbro / Pexels.

Cada vez son más los expertos en fisioterapia, como Laura Rojas (canal de YouTube «EnSueloFirme» que recomiendan el uso de estas bolas para fortalecer tu suelo pélvico. El funcionamiento es el siguiente: Ambas bolas se introducen en la vagina y, mientras está el cuerpo en movimiento, estas rebotan generando una vibración en las paredes vaginales.

Esta vibración provocará una contracción tanto de las paredes como del suelo pélvico, ejercicio que facilita su tonificación y fortalecimiento. La aplicación de las bolas chinas es un complemento muy bueno para los ejercicios Kegel, los cuales tienen como fin fortalecer los músculos del piso pélvico.

Fortalecer el suelo pélvico mediante estas técnicas es lo que se aconseja principalmente si eres una persona que lo tenga debilitado. Este debilitamiento puede deberse a diversos factores: edad avanzada, la práctica de deportes que conlleven impactos altos, partos, embarazos…

Y aunque tu suelo pélvico esté en unas condiciones óptimas, nunca está de más poner en práctica lo anteriormente mencionado. El empleo de bolas chinas es beneficioso para la circulación de la vagina, además de provocar la lubricación de esta, mejorando también las sensaciones recibidas y la calidad de los orgasmos. Con lo cual, genera notables beneficios a la hora de mantener relaciones sexuales.

No obstante, las bolas chinas no solo se pueden utilizar en la vagina. En el caso de que tengas pene, se pueden introducir en el ano. También son muy recomendables, ya que igualmente tienes suelo pélvico y su tonificación previene problemas de erección, próstata o incontinencia urinaria.

Puedes encontrar bolas chinas en tu farmacia de confianza.
Fuente: Anna Tarazevich / Pexels

Las bolas chinas son un artículo muy accesible. Puedes comprarlas en cualquier sex shop o tienda erótica, así como vía online. También se puede encontrar en farmacias. Se aconseja que el material de estas bolas no sea poroso y sea hipoalergénico, es decir, que el riesgo de producir alergias sea mínimo. Un buen material puede ser la silicona de alto grado médico.

A medida que se va avanzando en los ejercicios pélvicos, se cambian las bolas. Es ideal comenzar con unas bolas ligeras, para luego ir aumentando el peso o la cantidad de estas. Para ello, existen unos packs en los que vienen bolas de distintos tamaños y pesos. El diámetro de las bolas oscila entre 3,5 y 4 centímetros. En cuanto al peso, se puede empezar con menos de 30 gramos y alcanzar 70 o incluso 80.

TIPOS DE BOLAS CHINAS

Al ser un elemento que se usa desde hace siglos, ha ido evolucionando con el paso del tiempo. También otros factores como la variedad del cuerpo humano, los distintos ejercicios… Han influido en la existencia de distintos tipos de bolas chinas para una mejor adaptación. Estos tipos son los siguientes:

  • Vaginales: Las más habituales y a su vez más usadas. Se pueden introducir en la vagina durante unos minutos cada día.
  • Anales: Aparte de su uso terapéutico, son muy útiles de cara al sexo. Con estas bolas puedes experimentar una estimulación anal y te ayudan a dilatar el ano para una mejor penetración.
  • Con vibración: Pensadas también para ofrecer placer y sensaciones nuevas. En ocasiones aparecen reguladas por mando a distancia.
  • Una bola: Solamente contienen una bola. Se suelen recomendar a principiantes en ejercicios Kegel.
Excepciones para su uso

A pesar de su alta recomendación por parte de expertos y sexólogos, existen ciertos aspectos excepcionales en los que no se aconseja usar las bolas chinas. No se deben usar en estos casos:

No puedes usarlas si tienes una infección urinaria o sientes dolor a la hora de introducirlas. Si utilizas tampones absorbentes, tampoco puedes introducir las bolas en la vulva. Tanto el embarazo, como la penetración en el sexo son momentos en los que tampoco hay que utilizarlas. Por último, no se recomienda en las semanas posteriores a una cirugía o durante una cuarentena.

En conclusión, las bolas chinas pueden utilizarse independientemente del sexo o aparato reproductor de la persona. A pesar de que son más conocidas en el ámbito sexual, lo más esencial e importante siempre va a ser los beneficios que aportan a la salud, debido a los grandes beneficios que conlleva.

Todo lo que debes saber sobre la mutilación genital femenina

Según la Organización Mundial de la Salud, 200 millones de mujeres y niñas han sido sometidas, en la actualidad, a la extirpación parcial o total del clítoris y los labios vaginales. Esta práctica se sigue dando, según datos proporcionados por Unicef, en 31 países, incluida España.
Zonas del mundo donde se practica la mutilación genital femenina. Fuente: Ilustración de Natalia Morales.

La mutilación genital femenina, MFG, es un procedimiento en el que se comprende la ablación total o parcial de los órganos genitales femeninos, así como cualquier otra lesión que estos puedan sufrir. Las personas más vulnerables a sufrir esta practican son niñas entre la lactancia y los 15 años.

La eliminación de la MGF se encuentra entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, e incluso tiene un día específico para la lucha por su eliminación, el Día Mundial de Tolerancia Cero con la Mutilación Femenina, el 6 de febrero.

Existen cuatro tipos de MGF, clasificados por la Organización Mundial de la Salud.

  • El tipo 1 se corresponde con la clitoridectomía, que no es otra cosa que la extirpación total o parcial del clítoris o el prepucio del mismo.
  • El tipo 2 es la escisión que consiste en la extirpación parcial o total del clítoris y de los labios menores con o sin escisión de los labios mayores.
  • El tipo 3, la infibulación. En esta práctica se busca estrechar el orificio vaginal a través de sutura, cosido o recolocación de los labios menores y/o mayores para su cicatrización con o sin extirpación del clítoris. Es mutilación genital femenina más severa que existe. Solo deja un pequeño orificio para la salida de la orina y la menstruación. Tras el matrimonio se realiza la desinfibulación o apertura de de la vagina previamente cerrada, para permitir el coito y más tarde el parto, a pesar de que después será de nuevo infibulada.
  • El tipo 4 incluye una gran variedad de prácticas en las que los tejidos genitales no son seccionados. Entran todo lo demás procedimientos no incluidos anteriormente, como la perforación, la abrasión o el raspado.
Ilustración que muestra los 3 tipos de mutilación. Fuente: Ilustración de Natalia Morales.

Los principales motivos para esta violación de los derechos humanos se basan en una serie de ideas fundamentadas, principalmente, en la tradición. Otros motivos de peso son el control de la sexualidad femenina y la belleza e higiene de los genitales femeninos. La mayoría de las etnias, como los masáis o los mandingos, que practican la ablación del clítoris, lo hacen al tratarse de una práctica milenaria, la cual podría haber sido heredada del Antiguo Egipto.

Con frecuencia la religión juega un papel fundamental, ya que estas prácticas se respaldan en creencias religiosas. En las zonas donde es practicada la MGF por musulmanes se justifica mediante los hadices, proverbios atribuidos al profeta Mahoma. Sin embargo, el Corán no realiza ningún llamamiento explícito a la realización de esta práctica.

Esta tradición, tan arraigada en las tribus, es a veces considerada un prerrequisito matrimonial. Sin este la niña o mujer en cuestión no podrá casarse al no estar su virginidad demostrada. Las que no lo realizan son empujadas al aislamiento, sin posibilidad de casarse.

Por ello, mujeres adultas se ven en la obligación de realizar la mutilación genital a las niñas como rito de paso necesario para convertir a las niñas en mujeres, como ocurre, por ejemplo, en las tribus masáis de Kenia

Ramses una niña masái que vive en el Valle del Rift, en Kenia, cuenta lo que ocurre si te resistes.

 «Si no te cortan, te tienes que marchar; huir por nuestras tierras en las que te encuentras con leones, elefantes, rinocerontes, leopardos… Mamá no podría protegernos más».

Ramses para El País.

También, mediante la MFG se realiza un fuerte control sobre de la sexualidad femenina.

Uno de los principales objetivos es preservar y asegurar la virginidad y fidelidad hasta el momento del matrimonio. Este aspecto está fuertemente ligado al honor familiar. Además, se busca que las mujeres dejen de sentir deseo sexual para que se mantengan fieles a sus maridos y sean buenas esposas, aludiendo que las mujeres no “cortadas” son indecentes e infieles.

Por otro lado, se cree que esto fomenta el placer sexual masculino debido al estrechamiento de introito vaginal. Existe una creencia generalizada en los hombres que aprueban esta práctica. Según estudios realizados por la Universidad de Murcia, los hombres defienden que si una mujer está bien cortada será más estrecha y los dos lo sentirán mejor, aunque testimonios de mujeres demuestran que esto no es así.  

Hibo, es una mujer que a los seis años fue sometida a una mutilación de tipo tres, es decir todos sus labios vaginales fueron cortados y luego cosidos. Cuenta, para BBC, como el sexo es muy difícil a pesar de haber sido desinfibulada, apertura de la vagina previamente sellada tras la ablación:

“Las partes que deberían expandirse ya no están. Entonces uno se queda con un agujerito pequeño y el sexo es muy difícil. Se puede sentir placer, pero muy de vez en cuando”

Hibo para BBC News

Algunos estudios universitarios sobre el tema, como el de la Universidad Camilo José Cela, concluyen que no todas las mujeres que sufren MGF tienen problemas sexuales, pero la presencia de orgasmo sí se vio disminuida. Hay quienes optan por la reconstrucción quirúrgica, total o parcial, de los genitales para reducir los problemas causados por la mutilación. En ocasiones las mujeres se someten a intervenciones para recuperar, en lo posible, la sensibilidad de la zona y facilitar la excitación y el orgasmo.

Una mujer de Mombasa, Kenia, conocida como una «mutiladora”, muestra la hojilla de afeitar que usa en los genitales de niñas. Fuente: BBC News.

Otro de los motivos más importantes por los que se realiza esta práctica, es la creencia de estas sociedades de que los genitales son algo feo y sucio, llegando a llamarse a la mutilación genital femenina “purificación”. Por lo que, a las mujeres no mutiladas, la comunidad le prohíbe manipular agua o alimentos. Dentro de esta misma creencia, muchas comunidades creen que si el clítoris no se corta crecerá hasta llegar a tener el tamaño de un pene, dañando al hombre en el coito, siendo esto un mito.

La maternidad influye de gran manera en esta práctica. Algunas de las etnias nombradas con anterioridad, consideran que las mujeres no mutiladas no pueden concebir o que, en el momento del parto, si el bebé toca el clítoris, morirá.

Las consecuencias sanitarias de este tipo de prácticas son muchas y muy diferentes. Muchas mujeres sometidas a estos procedimientos mueren, ya sea por hemorragias en el momento o infecciones posteriores.   

Las mujeres que sobreviven sufren multitud de consecuencias psico-biológicas. Entre ellas, disminución del deseo sexual, coitos extremadamente dolorosos, dismenorrea y hematocolpos, reglas que duran semanas debido al pequeño orificio que queda libre tras la infibulación, e incluso la infertilidad. La poca limpieza y el material con el que se realiza puede ayudar a que enfermedades como la hepatitis, el tétanos o el VIH entre en el cuerpo de la mujer.

También puede conllevar consecuencias a nivel psicológico. Entre ellas trastornos psicológicos como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, escasa autoestima… Se ha descrito un síndrome especifico denominado “síndrome de la ansiedad-depresión enfocada genitalmente”, caracterizado por una preocupación extrema de las mujeres sobre sus genitales y pánico a la infertilidad.  

Grupo de mujeres sujetan a una niña mientras le realizan la mutilación genital femenina. Fuente: National Geographic, fotógrafa Stephanie Sinclair

En 2008, la Asamblea Mundial de la Salud abogó por la eliminación de la MGF subrayando la necesidad de acción en todos los ámbitos. Algunas de estas propuestas para su eliminación fueron:

  • Fortalecimiento de la respuesta del sector salud, con la propagación de material formativo, políticas y capacitación para que los profesionales de la salud puedan aconsejar debidamente a las niñas y mujeres que ya lo han sufrido y ofrecer información para prevenirlo.
  • Generación de evidencias, generando conocimiento sobre las causas y consecuencias para evitar que más niñas lleguen a sufrirlo.
  • Medidas de promoción, como actividades internacionales, regionales y locales que tengan como finalidad acabar con la mutilación genital femenina.

Los datos de los que se disponen aportan una luz esclarecedora sobre el asunto. La práctica se ha ido abandonando con el tiempo, a pesar de que aún sigue siendo muy común. Del 49% de jóvenes entre 15 y 19 años que la habían sufrido hace treinta años, esta cifra se ha reducido 15 puntos porcentuales en la actualidad.

Uno de los motivos fundamentales de esta bajada es la prohibición de la MGF por parte de los gobiernos. Uno de los últimos países en criminalizar esta práctica fue Sudán, que, siendo uno de los países donde más se practicaba, prohibió la MGF. En agosto de 2020 se aprobó en el país una nueva ley contra la ablación, en señal de compromiso del nuevo gobierno con la democracia y la igualdad. A pesar de todo esto, Plan Internacional, alerta que otros 15 millones de adolescentes entre 15 y 19 años podrían ser mutiladas de aquí a 2030.

Por ello esta práctica sigue siendo denunciada y perseguida, tanto en países extranjeros, como en España, país en el que existe pena de cárcel y perdida de custodia de las menores para quién realice la ablación. En nuestro país viven alrededor de 70.000 mujeres procedentes de países donde esta práctica es tradición, de ellas 18.000 niñas son expuestas a estas prácticas, según un estudio de la Fundación Wassu de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Historias de mujeres refugiadas: Aisha, víctima de mutilación genital femenina. Fuente: Youtube ACNUR Comité español.