Las mascarillas de cuidado facial hidratan, exfolian, purifican y nutren la piel. Sin embargo, hay distintos tipos, en los que además debemos tener en cuenta nuestro tipo de piel y sus necesidades.
Las mascarillas faciales son muy populares actualmente, ya que posibilitan mejorar el estado de la piel del rostro. Normalmente, nos preocupamos por aplicar el maquillaje sobre la cara a la perfección, sin tener en cuenta que nuestra piel también necesita un cierto cuidado para lucir espectacular. El maquillaje por sí solo no puede hacer que la dermis del rostro parezca sana y joven. Para ello se necesita un cuidado periódico. Asimismo, las mascarillas faciales cumplen con esta función. Hidratan, exfolian y nutren la piel del rostro, accediendo a mostrar un aspecto sano y rejuvenecido, tanto con maquillaje como sin él.
A la hora de utilizar una mascarilla facial, vamos a ver que podemos escoger entre una amplia variedad de las mismas. De hecho, debemos tener presente que cada una de ellas ofrece distintos beneficios para la piel. A su vez, un factor muy importante a tener en cuenta para elegir un tipo de mascarilla concreto es el tipo de piel de la que disponemos.
Mascarillas de arcilla
Este tipo de mascarilla facial está elaborada con arcilla. Existen numerosos tipos de arcillas, pero las más comunes suelen ser la arcilla roja y el caolín. De forma más concreta, la arcilla y el caolín son componentes minerales que se utilizan para eliminar las impurezas y los excesos de grasa. Esto es perfecto para pieles que presenten un exceso de sebo. Sin embargo, aquellas pieles que ya sean secas de por sí, van a necesitar hidratación extra después de aplicar esta mascarilla.
Estas se deben mezclar con agua previamente para poder aplicarlas sobre el rostro, aunque también pueden estar ya preparadas. Además de arcilla y agua, estas mascarillas incluyen sales que facilitan estimular la circulación sanguínea del rostro. Esto es sumamente útil para efectuar un mayor aportación de nutrientes. Por lo general, el tiempo de aplicación de estas mascarillas es de entre 15 y 20 minutos.
Los efectos de las mascarillas de arcilla son:
– Limpiar la piel de impurezas y toxinas.
– Crear un efecto exfoliante.
– Absorber la grasa de la piel.
– Revitalizar la piel con minerales.
Mascarillas peel off
Estas mascarillas se componen de un gel que se aplica sobre el rostro. Pasado el tiempo que indica el fabricante, se puede retirar como si fuera una piel secundaria. Este tipo de producto tiene varios inconvenientes, puesto que retirarla puede ser una labor bastante compleja si no se ha aplicado de la manera idónea. Otro impedimento es que muy posible que en ciertas zonas del rostro la mascarilla produzca dolor si ha permanecido muy pegada a la piel. Por ello, estos productos de cuidado facial han ido perdiendo popularidad con el tiempo.
Mascarillas de velo
Actualmente, son las mascarillas más demandadas del mercado, debido a las beneficios y resultados que presentan en la propia piel. Consisten en una máscara de celulosa impregnada en bastante cantidad de una loción. Incluye principios activos que producen un efecto positivo en la piel facial. Una vez que han pasado 15 ó 20 minutos, la máscara se retira de forma muy fácil. La loción que queda sobre la cara se puede utilizar como si fuera una crema normal hasta que se absorba completamente. Entre los elementos que poseen estas mascarillas se encuentran el ácido hialurónico, el colágeno, las vitaminas, los minerales, etc.
Las funciones que presentan son:
– Reducir las arrugas.
– Aportar luminosidad.
– Hidratar la piel.
– Aportar nutrientes.
– Eliminar impurezas.
Mascarillas magnéticas
Fuente: 21 Buttons
Su aplicación se realiza como cualquier otro tipo de mascarilla, pues se trata de una crema que se deberá expandir sobre el rostro usando una espátula. Lo interesante, es que tras 10 minutos, se deberá cubrir un imán con un pañuelo y acercarlo a la cara para que atraer las partículas imantadas. A su vez, el producto que haya permanecido sobre dicha piel, puede utilizarse como si fuera una crema o una loción hasta que se haya absorbido. La interacción que se genera entre el imán y las partículas metálicas provoca que se produzca una acción de rejuvenecimiento sobre la piel. También contribuyen a ofrecer luminosidad al rostro y realzar su firmeza.
Mascarillas de burbujas
Esta mascarilla acaba de incorporarse al mercado hace relativamente poco. Además, presenta muchos beneficios para nuestra salud facial. Su aspecto, una vez aplicada sobre el rostro es muy curioso. Poseen una textura que recuerda a una mousse, formando numerosas burbujas. Esta textura se debe a que dichas mascarillas están carbonatadas. Esto quiere decir que una vez que se ponen en contacto con el aire del exterior de su envoltorio, se agrandan hasta tomar esta textura tan peculiar.
De hecho, que este producto burbujee va a permitir que la piel se estimule y se limpie adecuadamente. Así, al no endurecerse, puede retirarse de una forma mucho más cómoda. Los elementos que componen a este tipo de mascarilla son la arcilla, el carbón, el té verde, los antioxidantes, los nutrientes, etc. Una vez que el producto deje de burbujear, indicará que es hora de su retirada.
Mascarillas de oro
Estas mascarillas se utilizan porque el oro ofrece un efecto muy favorable para eliminar las arrugas, brindar elasticidad y ayudar a la regeneración celular de la piel. Estas cualidades del oro se deben a presentar en él iones que posibilitan la estimulación y la renovación celular de la piel, para así, mejorar la circulación. Además de este mineral laminado, también pueden estar elaboradas por coenzima Q10, ácido hialurónico o agentes hidratantes. Se aplica una fina capa de oro sobre el rostro, la cual debe mantenerse sobre la piel un cierto tiempo. Por estar compuestas por oro, también son más caras que las demás.
Mascarillas efecto lifting
Fuente: AliExpress
En este caso no se trata de una mascarilla con forma de máscara, sino de varios parches ideados para aplicarse en zonas concretas del rostro. Estos suelen ser los párpados, la papada, los pómulos, etc. La meta que se propone este tipo de mascarillas es la de funcionar como si fuera un tratamiento anti-edad o lifting, incrementando así la tersura de la piel.
Mascarillas exfoliantes
Estas mascarillas, como bien indica su propio nombre, se han creado con el específico objetivo de exfoliar nuestra piel, eliminando las impurezas y los restos de piel muerta. Se aplica realizando movimientos circulares en la cara para activar la circulación de nuestra piel. Una vez que terminemos este masaje facial, podrá retirarse dicho producto. Asimismo, es completamente normal que la piel esté un poco enrojecida al quitarnos la mascarilla. Esto se debe a las partículas exfoliantes.
Lo llamativo es que podemos crear nuestra propia mascarilla exfoliante con azúcar y aceite o incluso café. Sin embargo, hay que tener en cuenta el tipo de piel de la que disponemos para escoger un tipo de aceite en concreto.
Del mismo modo, por una parte existen diversos productos faciales según el tipo de piel, con las mascarillas cosméticas ocurre exactamente lo mismo:
– Pieles secas: en las pieles secas hay una carencia de hidratación bastante importante. Por lo que las personas con este tipo de piel deben acudir a mascarillas hidratantes y nutritivas, que ayuden a conseguir un efecto suave y terso.
– Pieles grasas: el exceso de grasa en la piel puede crear algunos problemas, como es la aparición de brillos o puntos negros. Las mascarillas purificadoras, en este caso, se encargan de regular dicho exceso de grasa, limpiando la piel y eliminando los puntos negros. No obstante, muchas pieles grasas sufren también de deshidratación, por lo que las mascarillas hidratantes les vendrían genial.
– Pieles sensibles: las pieles sensibles se enrojecen fácilmente, al igual que se puede producir escozor u otras molestias. Para este tipo de pieles es importante utilizar mascarillas que no tengan componentes agresivos.
Por otra parte, las mascarillas faciales son un producto que se debe utilizar con cierta frecuencia. Concretamente, entre 1 y 2 veces a la semana, aunque esto depende del tipo de piel y de la época del año. Por ejemplo, las pieles secas sufren más en invierno y las grasas en verano. Por lo que en estas épocas debe intensificarse dicho cuidado facial.
Las mascarillas faciales suelen cumplir mejor su función cuando los poros del rostro se encuentran abiertos, puesto que se posibilita que el producto penetre en los mismos y elimine las impurezas y toxinas. Lo más recomendable es aplicarlas al final del día, ya que será cuando la piel empiece el proceso de regeneración celular diario. Sin embargo, se recomienda probarlas con anterioridad en alguna parte aislada del cuerpo para comprobar que no produzca una reacción alérgica en tu piel.
Esperamos haberte ayudado a elegir una mascarilla adecuada para tu tipo de piel. Anímate y mima tu piel. ¿Qué esperas?