Madres jóvenes: una especie en peligro de extinción

Ser madre siempre ha sido un desafío y más cuando lo eres a temprana edad. En la sociedad actual la mujer es reconocida socialmente como independiente. Ya no se le atribuye el cuidado de los hijos y de la casa como antaño. Los nuevos hábitos y las grandes crisis actuales han influido también en que hoy en día, ser madre a temprana edad no es una opción, más bien una lluvia de problemas

La dificultad que supone la maternidad para una joven es una evidencia que pueden demostrar los datos. Según Statista, los nacimientos en España en 2019 proceden, mayoritariamente de madres entre 30 y 37 años, es decir, el 53% del total. De ese total, solo 58.772 proceden de mujeres entre 20 y 27 años o, lo que es lo mismo, el 16%. Todo ello sin contar con su baja tasa de natalidad ese año de un 7,62% y el índice por fecundidad (número medio de hijos por mujer) de 1,24%. Si nos fijamos en su tasa de natalidad podemos observar que ha bajado con respecto a años anteriores: en 2018 con un 7,94% y en 2009 con un 10,65%, según afirma Datos Macro.

Mientras que un 53% de las madres españolas en 2019 son entre 30-37 años, el 16% son entre 20-27. Fuente: Statista

Sin embargo, ¿por qué son tan pocas las madres jóvenes? La respuesta puede parecer muy sencilla, pero hay un trasfondo detrás. Las mujeres jóvenes sí quieren tener hijos, aunque según la Encuesta de Fecundidad de la INE, cada vez más tarde. Las razones se extrapolan a razones económicas y laborales como la conciliación de la vida laboral con la familiar, trabajos cada vez más precarios o, incluso, un nivel superior de estudios. Las mujeres con nivel de estudios superiores de entre 45 y 49 años han tenido 1,50 hijos, mientras que las que completaron Secundaria o no tienen estudios tienen 1,58 y 1,63 hijos respectivamente.

María Dolores de Espartinas: madre a los 25

Algunas tienen hijos sin pensárselo demasiado, como María Dolores de Espartinas, Sevilla: “Decidí ser madre joven quizás un poco inconscientemente, sin saber lo que se me venía encima, la verdad, me gustan mucho los niños y en cuanto tuve la oportunidad de tener pareja estable lo decidí”. Lo difícil de tener unos hijos es la conciliación con la vida laboral: “Me hubiera gustado saber que un hijo y una pareja necesitan un hogar, un techo propio, y la responsabilidad que supone. Siempre nos quedamos con la parte positiva, pero es muy dura la crianza”. Hay cosas de las que se puede arrepentir una, sin embargo, ese regalo trae felicidad a tu vida, aunque sea a una edad muy temprana: “A día de hoy hubiera esperado por lo menos a los 30 años. Los jóvenes de hoy en día no creo que puedan planteárselo a no ser que tengan un buen respaldo familiar”.

Siempre es genial contar con alguien, pero María Dolores no tuvo esa suerte: “Mi familia no me apoyó en aquel momento y fue una traba más añadida a la situación. Pero, al tiempo, demostré que podía siendo muy fuerte psicológicamente y trabajando mucho”.

La razón principal por la cual las mujeres jóvenes no quieren o pueden tener hijos es la conciliación laboral y la situación económica. Fuente: Bebés y más

Almudena de Manzanares: madre a los 21

Las capacidades económicas son todo un reto, sin embargo, cuando no estás sola en la casa puedes sobrellevarlo. Así lo afirma Almudena de Manzanares, Ciudad Real: “Económicamente yo nunca he tenido ningún problema, entonces me podía dedicar a mis hijos el 100% del día. Eso fue fácil, pero eran pequeños y cuando me divorcié todo se complicó muchísimo. Cuando te divorcias, te encuentras a dos adolescentes y tienes que compaginarlo con trabajar para llevar una casa. Estás sola y evidentemente la situación se complica. Fueron golpes tanto económicos como a todos los niveles. Mi familia nunca me apoyó ni cuando me divorcié ni cuando eran pequeños. Fueron unos años muy difíciles para una madre sola y que no tenía prácticamente nada: ni dinero, ni vida laboral”.

Y, obviamente, ser madre a temprana edad es cada vez más complicado: “Yo pienso que actualmente los jóvenes lo tienen muy difícil. La gente joven está estudiando hasta los 20-21 años, luego tienen que afianzar su vida laboral. Tanto las niñas como los niños están cada vez más preparados, aunque tienen cada vez menos trabajo. Económicamente es un desastre porque la gente joven no tiene un trabajo estable y, no solamente eso, sino que necesita de alguien para pagar una casa en condiciones. Y cuando están los dos trabajando, ¿quién se encarga de cuidar a los hijos?”.

No obstante, los jóvenes se adaptan mejor a los cambios y sabrían llevar una vida, aunque fuera en sus etapas más duras. “A mí, realmente, me encantaban los niños. Además, me considero una persona muy responsable. La verdad es que no lo he tenido difícil para criarlos, sobre todo cuando eran pequeños. Hay que tener mucha paciencia. Muchas veces no sabes lo que les pasa cuando están malitos. Había que jugar con ellos… Todo eso me apasionaba. Yo estaba preparada para la infancia y para criar un hijo, pero no estaba preparada para la adolescencia. Esa etapa es muy larga. Los adolescentes creen que tienen más derechos que obligaciones y se te suben encima. Antiguamente, la educación era distinta: cuando un adolescente no se comportaba como debía los padres le decían: “ahí tienes la puerta”. Ahora todo es distinto. Con mis hijos, he de reconocer que he tenido muchísima suerte, pero hay madres con casos peores”, afirma Almudena.

La conciliación de la vida laboral y las capacidades económicas han impedido la maternidad en algunas familias. Fuente: Saber Vivir

Casos así se repiten a día de hoy, incluso, en peores circunstancias. La precariedad económica laboral, la imposible conciliación en sus hábitos diarios y la inexperiencia en algunos aspectos dificulta a día de hoy que jóvenes españoles se puedan plantear tener un hijo. Todo apunta, en definitiva, que tendrían que esperar unos años para estar económica y mentalmente preparados para iniciar esta etapa.

Hasta siempre Quino, nos vemos en las viñetas

Fuente: Diario Río Negro

Este miércoles, 30 de septiembre, con 88 años de edad se despedía de nosotros Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, un icónico viñetista, que con su sátira deja tras de sí una sociedad más inconformista, y, sobre todo, más crítica.

Hijo de padres andaluces migrantes, y huérfano a temprana edad, Quino se crió en el seno de la Argentina de los años 30, etapa en la que dio comienzo la Década Infame, que se extendió en el tiempo hasta el año 1943, con dos golpes de estado militares, y, en definitiva, un ambiente de fuerte autoritarismo y violencia, que azotaría con fuerza a la sociedad argentina de la época, lo cual se vería reflejado más tarde en su obra.

Fuente: @MafaldaDigital (twitter)

Su infancia la pasó junto a su gran referente, su tío Joaquín Tejón, también pintor y diseñador gráfico de renombre, al que debe su vocación por la ilustración y el dibujo. Años más tarde, inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, Mendoza, pero los acabó abandonando tras la muerte de su padre con el objetivo de ganarse la vida como dibujante. Sin embargo, su éxito no fue flagrante en un principio. Se dedicó a vender sus tiras cómicas y a buscar editores interesados en su trabajo, sin mucho éxito.

En 1954, tras realizar el servicio militar obligatorio, que también marcaría toda su creación artística, se asentaría en Buenos Aires, desde donde comenzó a participar, primeramente, en el semanario Esto es y posteriormente en diversos medios como Che, y el diario Democracia. Desde entonces sus publicaciones se comenzarían a editar para revistas y diarios de toda América y Europa. No obstante, también sufrió la censura, siendo en Italia, donde su humor sería clasificado como lectura solo para adultos.

Más tarde, en 1963, publicó su primer recopilatorio, que tituló Mundo Quino, basado en ilustraciones mudas. Poco tiempo después, tras el fracaso de una campaña de publicidad de una empresa de electrodomésticos en la que participó, nace uno de los personajes que más huella ha dejado, y que marcaría profundamente su vida profesional: Mafalda, una encantadora niña caracterizada por su capacidad de reflexión, su reivindicación constante, y por su cuestionamiento continuo del status quo.

Fuente: La Vanguardia

Aparecería por vez primera en la revista literaria Leoplán, después de lo cual comenzaría a publicarse en el diario semanal Primera Plana, cuyo director era buen amigo de Quino. Su fama solo hacía crecer, lo que lo llevó a publicar sus ilustraciones en el Diario El Mundo, entre los años 1965 y 1967, cuyo éxito fue imparable. El viñetista consiguió que poco a poco Mafalda, su personaje estrella, con su particular carácter contestatario, se introdujese por completo en el ideario colectivo.

Sin embargo, en el año 1973, hastiado de tanta guerra y violencia, como la que se vivía entonces en Argentina, decidió dejar de dibujar y de escribir. En 1976 se exiliaría a Milán tras el golpe de estado del dictador argentino, Jorge Rafael Videla.

Fuente: La Nación

En sus últimos años de actividad se limitó a hacer colaboraciones esporádicas con el diario Clarín, y a la realización esporádica de dibujos de Mafalda para distintos anuncios publicitarios, como el de UNICEF o Cruz Roja, que apelaban a la humanidad, el pacifismo, la igualdad, y la protección de la infancia.

Fuente: El Mundo de los ASI, campaña contra el abuso sexual infantil.

Ya en el año 1988 lo reconocieron en Mendoza, como Ciudadano Ilustre como Maestro del Humor, la Sensibilidad, y la Justicia de Proyección Internacional, además de realizar un dibujo en un cartel para el Ministerio de Relaciones Exteriores  en conmemoración de los derechos humanos y de la conquista de la democracia en Argentina. Siendo galardonado también en 2014, con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Quino, creador de Mafalda, condecorado con el Premio Príncipe de Asturias. Fuente: ABC

Quino, cuya trayectoria y obra ha sido reconocida a nivel internacional, fue un hombre reservado, que toda la sabiduría que habitaba en él, la plasmó con creces a través de sus dibujos, logrando como buen artista, conectar su corazón, su cabeza y su mano con un lápiz y un papel, tal y como comentó el actor y director argentino, Boy Olmi, al propio ilustrador, en la entrevista del documental Buscando a Quino.

Fuente: Documental «Buscando a Quin

Esto lo logró empatizando con lo que le pasa a la gente en su día a día, observando y reflejando la vida cotidiana, la familia, las emociones, y en definitiva, participando de lleno en la conformación de una realidad común mucho más equitativa, y no violenta.

Mamá, ¿qué te gustaría ser si vivieras?. – Revista Suples
Fuente: Revista Suples

Todo ello lo hizo de la mano de Mafalda, una mente adulta en el cuerpo de una niña, Susanita o Libertad, que invitan al lector a la reflexión constante, haciendo una crítica profunda a un mundo invadido por el machismo, la pobreza, los estigmas, los autoritarismos, y una libertad a menudo coartada, como expresaría en algunas de sus tiras cómicas.

Fuente: Verne (El País)

Así este ilustrador, que enfrentó la dureza de la vida con humor, deleitándonos, a través de sus viñetas, cuanto menos convenientes para una sociedad tan adormecida, deja con su producción todo un legado a las generaciones venideras donde comenzar a construirse de forma más igualitaria, libre y justa.

Fuente: @Nagu_cl (twitter)