Huelva y los asentamientos de temporeros: una historia interminable

En la actual temporada de recolección de frutos rojos, Huelva se enfrenta al runrún de cada año: ¿viven en condiciones dignas los temporeros extranjeros?

El cultivo de frutos rojos, especialmente el de fresas en Huelva, es bastante abundante. Son más de 11.000 hectáreas las dedicadas a este cultivo que llama a alrededor de 80.000 temporeros cada año.

Hay que remontarse hasta la década de los 80 para conocer los primeros campos de fresas, que trajo consigo una necesidad de mano de obra que fue imposible cubrirla con la mano de obra local. En el litoral onubense, se impulsó un modelo cooperativo que colocó a Huelva en el número uno del ránking como primer exportador mundial en fresa. De hecho, de cada cien fresas que se comen en Europa, 94 son de procedencia onubense.

La polémica está sembrada cada año: ¿viven en condiciones dignas los temporeros?

Condiciones de vida de temporeros en Lepe (Huelva). Fuente: El País / YouTube.

Huelva es una de las provincias en Europa que más posee como refugio de temporeros los asentamientos, en su mayor parte, chabolistas. Las condiciones dignas de higiene, salud y vida brillan por su ausencia.

Asentamiento de temporeros en Lepe (Huelva). Fuente: eldiario.es
La COVID-19 en los asentamientos

La actual pandemia causada por la COVID-19 no ha hecho más que agravar la difícil situación de temporeros en Huelva. A fecha 8 de marzo de 2021, aún no existía un programa mínimo de prevención ante el virus durante los periodos de confinamiento en los asentamientos.

La realidad de la escasez de agua también se vio agravada por la pandemia. Un total de 49 asentamientos chabolistas no disponían de suministro de agua al comenzar la pandemia. Miles de inmigrantes, en su mayoría subsaharianos, se encontraron en condiciones de insalubridad.

La anterior visita de Philip Alston, relator especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos de la ONU, declaró que los trabajadores «viven como animales» y que «sus condiciones compiten con las peores que he visto en cualquier parte del mundo». Sin embargo, son escasas o prácticamente nulas las medidas que se llevan a cabo por parte de las distintas administraciones públicas, ignorando las pésimas condiciones de vida a las que estas personas se tienen que enfrentar constantemente.

Temporero en Moguer (Huelva). Fuente: alfa&omega
A la intemperie a causa de los incendios

Uno de los factores principales de pánico entre los temporeros es el fuego. Las chabolas suelen estar compuestas de cartón, plástico o madera, materiales muy precarios y que arden con bastante facilidad. Los incendios en los asentamientos son bastante frecuentes, pues suelen producirse mientras preparan la comida o causados por rencillas entre los temporeros.

En el último incendio, que tuvo lugar en febrero de 2021, dejó sin nada a 400 personas. Perdieron ‘casa’, documentación, ropa y comida.

Un caso bastante llamativo tuvo lugar en abril de 2020, donde llegó a morir un joven de 23 años a causa de un incendio. De nuevo la inactividad de las administraciones públicas se vio contrarrestada con la ayuda que se ofreció desde Cáritas, con un total de más de 6.000 actuaciones en este ámbito.

Chabola calcinada en un asentamiento de Lucena del Puerto (Huelva). Fuente: público.es / ASNUCI.
El machismo, presente

Una de las peores lacras de la sociedad es el machismo y no se queda atrás entre las temporeras de Huelva. Una investigación periodística destapa presuntas agresiones y abusos sexuales a trabajadoras temporeras por parte de sus superiores.

La revista alemana Correctiv y la empresa BuzzFeed News publicaron en 2018 las declaraciones de mujeres que han sido presuntamente abusadas sexualmente o violadas por sus superiores. Más de 100 entrevistadas en España, Marruecos e Italia afirmaron haber sido víctimas de abusos verbales, insultos y humillaciones durante la realización de su trabajo.

Kalima [nombre ficticio], es una jornalera marroquí en Palos de la Frontera (Huelva). Explicaba que su jefe tenía en posesión todos los números de teléfono de cada una de las mujeres empleadas en el campo de fresas y las obligaba a acostarse con él. Si, por el contrario, no lo hacían, sufrirían castigos en su trabajo. Contaba que llegó a ser violada de forma repetida entre marzo y abril de 2017.

Kalima fue de las pocas mujeres que se atrevió a denunciar a su agresor y ahora se encuentra en una casa para mujeres. Según Buzzfeed, ninguno de los supuestos agresores fue condenado. Este dato se puede ver reflejado en el índice de abortos en Palos de la Frontera, con un total de 186 en el año 2016, de los cuales el 90% fueron solicitados por trabajadoras inmigrantes.

Sabiha, otra de las temporeras, califica al jefe de «cruel e inhumano», explicando que en ocasiones no les deja ducharse en toda la semana y les grita porque desconocen el idioma: «Es el infierno en la tierra».

Denuncian la esclavitud laboral y sexual que sufren, engañadas por las diferencias lingüísticas y su situación de precariedad por empresarios que las explotan con total impunidad por su cuádruple condición de: mujeres, jornaleras, sin recursos e inmigrantes.

Temporeras trabajando en la recolección de fresa en Huelva. Fuente: STEs
Las reivindicaciones

El revuelo que causan las pésimas condiciones de vida de estas personas hacen que los ciudadanos alcen la voz y propongan soluciones para los temporeros. Según el informe Agenda 2020, un 40% de los inmigrantes que viven en asentamientos está dispuesto a pagar por el alquiler de una habitación u otro tipo de alojamiento hasta 150 euros al mes, a pesar de sus escasos y limitados ingresos.

Muchas personas se hacen la misma pregunta: ¿por qué no se habilitan albergues o viviendas de alquiler social? Pues bien, Lepe ha abierto sus puertas recientemente al primer albergue para temporeros inmigrantes. El primer alojamiento colectivo en Huelva ha tardado en llegar hasta 2021, y con tan solo capacidad para 40 personas.

Interior del primer albergue para temporeros en Lepe (Huelva). Fuente: Huelva Información / M. G.

Los temporeros han protestado varias veces, reclamando unas condiciones dignas. No piden casas gratis, sino tener acceso a una vivienda para vivir de forma digna.

No somos trabajadores de usar y tirar. Somos personas con derechos y dignidad. No desaparecemos cuando la campaña se para. Pagamos impuestos y la Administración debe velar por nuestros derechos. No queremos nada gratis. Somos trabajadores y podemos pagar para vivir en un alojamiento digno. Estamos pidiendo justicia social”

Los temporeros

Piden «acabar con el racismo institucional«, ya que se sienten discriminados.

Protestas de temporeros en Lepe (Huelva). Fuente: El País / Paco Puentes.

Lo último en arquitectura: minicasas y elementos móviles

Un grupo de jóvenes graduados en la Escuela Técnica Superior de Arquitectos en Madrid dan rienda suelta a su imaginación en varios de sus nuevos proyectos. PKMN, cuyas siglas se desglosan en el término anglosajón pac-man, es una nueva organización de investigación por y para la construcción que diseña planos de espacios muy limitados con elementos que los transforman a espacios funcionales y modernos.

Un ejemplo de obras de este colectivo se transporta a la casa de Yolanda en el proyecto All I Own House. Esta construcción pretende que los objetos personales de Yolanda se muestren como parte de decoración de la casa, ya que son los objetos que más “representan” a la propietaria. Pero una característica esencial de estos objetos es que se mueven para reorganizar el espacio y adaptarlo a las necesidades de Yolanda. Los libros se colocan junto a su ropa al despertarse por la mañana, la cama desaparece hasta por la noche y la ropa se aproxima cuando se va a tomar una ducha. Esto es posible gracias a un sistema de guías industriales que organiza la predisposición de los objetos en cuestión. Esta nueva incorporación puede facilitar las tareas del día a día de Yolanda o satisfacer sus necesidades con solo mover un brazo.

En el proyecto de Pequeñas grandes casas, en cambio, aprovechan cada centímetro de la vivienda particular para adherir sistemas móviles o elementos plegables a la habitación. Es decir, una vivienda de 70 m² puede tener una cocina de 50 m² sin escasez de espacio. Es el caso de la casa de Stella en Madrid, que tiene un dormitorio extra que desaparece con solo pulsar un botón y que se transforma en un despacho. Al igual que pasa con el cuarto de invitados que, a la noche, puede transformarse en un ropero y viceversa.

Casa de Stella tras Pequeñas Grandes Casas. Fuente: Afasia Archzine.

Los muebles multitarea no son nada nuevo en el mundo de la arquitectura y se emplea a menudo en los proyectos de este colectivo para las minicasas. De hecho, el estudio de B.L.U.E. Architecture pone en uso este concepto que ya es tendencia en la arquitectura internacionalmente. Para hacer el hogar lo más cómodo posible y con el máximo confort se requieren de estos tipos de muebles: estanterías que se vuelven literas, camas y mesas plegables, etc. No solo rentabilizan el espacio, sino que tienen un valor añadido ya que pueden llegar a transformarse en algo nuevo y realizar varias funciones.

Casa de Yolanda tras All I own house. Fuente: Plataforma Arquitectura.

Pero los planos de este colectivo también caben en la calle. De hecho, diseñan acciones y pasos a seguir de participación en el ámbito de la construcción de la ciudad que impulsan maneras creativas de atender a las necesidades urbanas. Un ejemplo de ello es el Urban Spa o Taller del Desierto situado en el parque Urueta en México. Esta iniciativa parte de la colaboración de los vecinos del parque por la necesidad de crear un espacio comunitario para adultos y niños. De tal manera que este taller, con una fuente central, aprovecha la sombra de un árbol localizado en la bomba de la fuente para crear un espacio de ocio. Viene equiparado con tumbonas y gradas, áreas ajardinadas y una rampa para su acceso. El grupo PKMN ha convertido este espacio en una zona tanto de descanso como zona de actividades como yoga o zumba.

Taller del Desierto. Fuente: Plataforma Arquitectura.

Según críticos de la arquitectura, PKMN plantea, además, la reflexión acerca de las relaciones entre las distintas normas que intervienen en el ámbito de la creación contemporánea, cuyos límites son cada vez más difusos. Es decir, que desarrollan procesos experimentales con los que vincular lo local a nuevas tendencias contemporáneas. El paisaje urbanístico y contemporáneo que retratan los proyectos de PKMN hacen que espacios públicos deteriorados o en desuso sean aprovechados por la ciudadanía. Sin embargo, a veces, son criticadas sus construcciones en calles tradicionales con monumentos o edificios históricos ya que sus proyectos contrastan demasiado con el paisaje.

Paradise Lost. Fuente: Plataforma Arquitectura.

Al contrario que otras estructuras arquitectónicas de otros colectivos, PKMN planea los diseños con materiales eco-friendly y reutilizables. No obstante, la utilización indiscriminada de recursos naturales tiene diversas consecuencias negativas sobre la economía, como, por ejemplo, la madera que conlleva efectos indeseables sobre el medio ambiente. Estos recursos son cada vez más escasos y, por consecuencia, más costosos a la vez que aumenta la demanda para realizar estas iniciativas.

I am recycled. Fuente: Plataforma Arquitectura.

Aunque también reforman casas con materiales low-cost o ecológicos con el fin de no impactar en los recursos renovables. El proyecto I am recycled lo plasma así en el edificio industrial de Arrasate, que solía ser una empresa metalúrgica y que ahora es un taller de recogida-reciclaje y venta de productos de segunda mano. Este proyecto apunta a preservar ciertos materiales del edificio como el hormigón para su reutilización como nuevo edificio. De tal forma que beneficia a la nueva empresa de manera ecológica y económica. En la fachada, el icono aparece como un gran sello de reciclaje superpuesto al edificio.

En definitiva, en PKMN Arquitecture usan la creatividad para crear espacios transformables tanto en el exterior como en el interior de una vivienda. Habrá que ver si la sociedad estará preparada ecológica y económicamente, pero, lo que sí es cierto, es que las minicasas ecológicas, los elementos transportables y las infraestructuras modernas son el principio de la innovación en este sector.