Vacuna COVID-19

La desinformación y el negacionismo envenenan la campaña de vacunación contra la COVID-19

La prensa, escrita y audiovisual, tiene un rol clave: ser el cuarto poder de la sociedad. Como servicio público, tiene una responsabilidad que se ha agrandado aún más con la intrusión del coronavirus en la agenda mediática.

La información es una herramienta muy poderosa dentro de una sociedad democrática. Hoy, inmersos en una pandemia, su valor aumenta. Bien manejada, ayuda a la población a debatir, buscar soluciones y actuar por el bien colectivo. Por todo ello, el papel de los medios de comunicación a la hora de cubrir la actualidad de esta pandemia y, en especial, las novedades con respecto a la vacunación, es clave para entender lo que circula en la opinión pública.

Los medios y nuestra imagen de las vacunas

Vivimos cada día bombardeados por noticias que nos llegan por distintos frentes. La pandemia nos ha pegado al móvil y ha incrementado nuestra necesidad de estar informado cada minuto. La infoxicación a la que estamos sometidos nos hace incapaces incluso de dilucidar qué información es veraz y cuál no. Todo va muy rápido y no tratamos de ir más allá de un simple titular. Bien por pereza, bien porque perdemos el hábito de contrastar.

Lo cierto es que, por encima de todo eso, hay una clave. Si ese titular despierta alarmismo, inmediatamente nos inunda el miedo y avisamos a nuestros conocidos. A sabiendas de esto, los medios de comunicación han recurrido numerosas veces al llamado clickbait, un titular muy llamativo que impacta y te hacer ignorar el enlace a la noticia completa. Se puede considerar incluso que esos titulares dan una información falsa por omisión de datos clave, pero caemos en el histerismo.

La campaña de vacunación se ha visto directamente afectada por este fenómeno. Las famosas trombosis son el ejemplo claro. Informaciones que han salido de pacientes recién vacunados con cierta marca, y tienen que salir científicos a desmentir o aclarar la situación. Aun así, es demasiado tarde. Las noticias malas e impactantes calan muy rápido en la opinión pública. Incluso el cuerpo de esas noticias podía desvelar una información más detallada que disipaba la confusión, pero poca gente se ha parado a leerlo. Y ello lleva al rechazo a la inyección. A principios de abril, el rechazo a la vacuna de AstraZeneca creció hasta el 60%. Una cifra muy grave dada la urgencia de inmunizar con rapidez.

El negacionismo, veneno para la sociedad
Victoria Abril, en los Premios Feroz. Fuente: FórmulaTV

De una forma similar funciona los datos falsos que vierten personalidades negacionistas como Miguel Bosé con los famosos vídeos en redes, o Victoria Abril en los Premios Feroz. Los datos aportados por estas personas han sido numerosas veces desmentidos por comunidades científicas, médicos y otros expertos; No obstante, el bulo goza de una velocidad de difusión estrepitosa. Antes de llegar la verificación, las fake news han alcanzado a una gran cantidad de personas.

Muchas de ellas estarán ya sumidas en el tremendismo y sus oídos no estarán para oír información veraz que tumbe al bulo. Erradicar la pandemia es una tarea ardua. Con actores como los negacionistas, más aún. Ante ello, los medios debemos ser responsables y conscientes de que somos un servicio público. La sociedad a la que servimos y pertenecemos está sumida en una crisis muy grave. Cortando la circulación de la mentira, estaremos ayudando a minimizar el daño causado por la COVID-19.

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