Álvaro Galán: «Se cumplieron muchos sueños sobre el escenario del Gran Teatro Falla»

El Carnaval de Cádiz es un universo lleno de cosas preciosas, y cada vez, más diverso. Un año después, Álvaro Galán echa la vista atrás y rememora con nosotros aquel 26 de enero de 2020, en el que el cuarteto de Afanas El Puerto Merda, merda, mucha merda derribó barreras y se convirtió en la primera agrupación formada por personas con discapacidad que participa en el COAC.
Lo primero, ¿cómo lleva Álvaro Galán el mes de febrero sin carnaval?

Pues con mucha pena. Lo vivimos muy adentro y estábamos muy ilusionados después del arranque el pasado año. Teníamos muchas ganas de volver y todo preparado, como todo carnavalero, que cuando se sube a las tablas ya está pensando en lo que vendrá después. Nos quitamos ese veneno con los medios dedicados a la fiesta, el concurso del milenio, esta charla con vosotros reviviendo cosas… Hay mucha gente implicada. Los que realmente aman esta fiesta, están más implicados que nunca.

Nosotros también teníamos muchas ganas de esta charla tras lo vivido el pasado año. La diversidad dio un pasito más, en concreto, en el carnaval. ¿Cómo vivisteis vosotros aquel día, dentro de ese ambiente y participando como una agrupación más dentro del concurso?

Pues me acabo de emocionar otra vez —la sonrisa de Álvaro es plena—. Hace ya un año, y la pandemia paró un proyecto muy bonito. Aquel día se cumplieron muchos sueños sobre el escenario del Gran Teatro Falla. Era un reto muy complicado, ya que una de las dificultades era lo que se exige allí. No era solo llevar un repertorio, sino algo que la gente reconozca como carnaval aunque sepa que estamos empezando. Fue muy emocionante. Después de la actuación, no rompimos hasta que estuvimos en la furgoneta llegando al Puerto de Santa María, cuando empezamos a cantar y gritar. Fue muy emocionante, tanto ese día como los que vinieron después. No paraba de atender llamadas de medios y asociaciones de la región y de España.

¿Cómo surgió la idea de Merda, merda, mucha merda?

Todo comienza en verano, en esos ratitos de descanso en vacaciones. En septiembre empiezo las clases con los grupos de teatro de personas con discapacidad. Uno de los chicos del grupo me venía pidiendo hacer algo para carnaval, y aquel periodo estival me arranqué a escribir el cuarteto.

La referencia del cuarteto es la agrupación Tres notas musicales (1991), con dos de los primeros grandes cuarteteros como el Peña y el Masa, que también escribieron otras como La boda del siglo (1982). Aquellos me marcaron mucho de pequeño. En base, especialmente, al primero de ellos, nació la idea de un cuarteto ambientado en el barroco. Escribí mucho y sin dudar, pero sí que es verdad que a los chicos no le conté toda la verdad de la presentación… —sonríe—.

Figurantes del cuarteto Merda, merda, mucha merda. Fuente: Jarrettabucha.es
Tiene que ser muy bonito que unos amantes del carnaval cumplan su sueño en el Gran Teatro Falla. ¿Imponen esas tablas?

Mucho. Es un teatro que verdaderamente impone. Ya había estado antes allí con un cuarteto y una chirigota juveniles. Además, ya lo visité y estuve en el pozo, en el techo…, pero el momento de la actuación impresiona. Las luces se apagan y el silencio me impuso mucho, y mira que estoy acostumbrado a las charlas en público. Saber que nos jugábamos mucho. En el Falla todos sabemos que hay una línea muy fina entre hacer el ridículo y hacer carnaval. Ese era un poco mi temor. Sin embargo, la tensión se rebajó una vez empezamos, y la gente del teatro y los medios fueron muy amables. Eso nos dio mucha confianza. El grupo me cubrió porque yo era el más inseguro. Las primeras risas nos dieron ese empuje para seguir adelante. Una vez que se termina, todo el mundo hace su autocrítica y ve en qué puede mejorar.

Una vez finalizó la actuación, ¿esperábais esa gran acogida por parte de grandes autores como Piulestán, Morera, los niños…?

El primer sorprendido de aquello fui yo. Nos volvimos todos locos cuando nos pusieron aquel vídeo durante la entrevista para Onda Cádiz. Fue realmente bonito, lo que fue sucediendo durante aquel carnaval. Quería que los chicos allí hablasen de la fiesta y demás cosas, pero aquella acogida tan pronta fue un gran detalle por parte de los cuarteteros. Estuvimos en el Pregón de San Fernando con Morera, Javi Aguilera nos invitó a los cuartos de final… Tenemos contacto de amistad carnavalera. Es una de las cosas bonitas que nos ha dado el carnaval junto a los aficionados o medios como Onda Cádiz que estuvo siempre a disposición del cuarteto desde el momento de la inscripción.

Esperaba en cierta manera algo de lo que vino después, porque ellos llevan años haciendo teatro y saben transmitir, aunque la gente no está acostumbrada y llega a pensar que puede ser para niños. Pero no. Son personas con discapacidad pero pueden hacer humor, teatro y carnaval y lo que se proponga para todos los públicos, también para adultos. Sabía que si lo hacíamos bien, teniendo en cuenta que nos gusta el carnaval, podíamos triunfar.

Los integrantes del cuarteto Merda, merda, mucha merda junto a la agrupación del Morera. Fuente: Álvaro Galán
A raíz de esos prejuicios como el del «teatro para niños», ¿cómo marcha, desde tu punto de vista, la lucha por la diversidad dentro de la sociedad?

Siempre se avanza un poco porque hay muchas asociaciones y familias detrás, pero creo que ese avance es muy lento. Trabajo para la diversidad y la discapacidad en Afanas El Puerto y en la Asociación de Artes Escénicas y Educativas mediante talleres de formación. Es verdad que, si miramos cincuenta años atrás, la cosa es bien distinta. Aún así, ellos están cansados. Estoy con ellos ocho horas diarias, y están agotados de ser «el discapacitado», «el gracioso», «el pobrecito»… Se levantan a su hora para trabajar como nadie, tienen su pareja, su vida, y creo que ya es hora de una normalización y dejar de buscar cosas para discapacitados y no discapacitados. Poco a poco, hay más unión por la inclusión, aunque no hay inclusión. Yo ya digo, que quien quiera incluirse que se incluya a las personas con discapacidad.

Existen muchos prejuicios. Cierto es que el aprendizaje del repertorio y, sobre todo, el tema de cantar, llevó su trabajo. Desde el día de la inscripción, empecé a oír voces advirtiendo de un posible ridículo, de que las familias o ellos mismos podían sentirse mal si no salía bien. Aquello, sin embargo, me dio más valor para seguir adelante y tumbar esos prejuicios.

El cuarteto canta «El valls de la diversidad» mientras sus compañeros bailan. Fuente: Álvaro Galán
Un año después, ¿cómo viven Afanas y el grupo el carnaval dentro de esta pandemia?

Llevan diciéndome desde septiembre: «Alvaro, ¿no vamos a poder hacer nada por el coronavirus?». Sufriendo mucho. Nos vemos vía telemática, ya que cada uno de ellos vive en una residencia distinta, y no pueden acudir a otra debido a las medidas contra la enfermedad. Tampoco podemos hacer teatro ni carnaval. A veces nos grabamos haciendo alguna tontería y nos la mandamos, pero estamos sufriendo un poquito.

El cuarteto, minutos antes de comenzar su actuación. Fuente: Álvaro Galán
En un plano personal, el carnaval te habrá ayudado a sobrellevar estos tiempos tan difíciles. ¿Qué sueles escuchar más, autores actuales, antiguos y qué modalidad?

Como te comenté, me enganché al carnaval gracias a Tres notas musicales, así que, como es obvio, los cuartetos entran fijos en mi listado de agrupaciones a escuchar. Por otra parte, yo soy de los 80, de esa generación de Martínez Ares y Antonio Martín, con los que también me aficioné con grupos como Entre tus brazos (Martínez Ares, 1988), entre otros. Cuando arrancó Juan Carlos Aragón fue espectacular. También soy muy chirigotero. La realidad es que cuando hay autores que te hacen pensar, que te ponen los vellos de punta y que expresan tanta libertad te enganchan, pero soy muy chirigotero y cuartetero. No obstante, me gusta escribir pasodobles.

El carnaval es uno de los ámbitos de la realidad en los que menos censura existe. ¿Cómo valoras el poder de la crítica social en el carnaval?

Sin duda, no hay otro sitio donde puedas ejercer esa libertad. Yo hago mucho teatro, pero está muy medido. En el carnaval, tanto en el concurso como en la calle, se cantan letras impensables en otros ámbitos como el trabajo o ciertas reuniones, porque se te vincula con cierta ideología o quehacer social. Esa libertad para la crítica social se valora mucho entre los artistas y a nivel social porque es muy necesario decir las cosas bien dichas, como se dicen en el carnaval.

Te pongo un ejemplo de nuestro cuarteto. La dimensión que tomó a través del carnaval no se podría haber conseguido por medio del teatro, talleres o visitas a institutos. Lo del concurso fue algo visual, donde mostraron con normalidad lo que eran capaces de hacer. Eso sirvió para llegar a mucha gente y cambiar la idea de algunas. El carnaval es muy necesario para Cádiz. Ojalá hubiese muchos más alrededor de España.

Entrevista al cuarteto en Las mañanas del Falla. Fuente: Onda Cádiz
El concurso no se suspendía desde tiempos del franquismo. ¿Qué supone para el mundo del carnaval que este año no se celebre el COAC?

El principal varapalo, además del sentimental, es el económico. Hay un gran número de personas, como los artesanos, que generan ganancias a partir de ello. Por esa parte, muy mal. En la parte emocional, es muy duro, sobre todo para los compañeros que llevan muchos años saliendo casi ininterrumpidamente. Yo, al fin y al cabo, solo he ido una vez y lo mío es más liviano, pero muchos lo pasan mal por no ensayar y poder sacar su creatividad. Pero también es cierto que, y los profesionales de esto están de acuerdo, hacía falta un descanso desde hace tiempo para poder pensar y aclarar cosas. Intento, de alguna manera, mirar un lado positivo.

Para terminar, ¿qué mensaje le manda Álvaro Galán a los carnavaleros y al mundo en general para afrontar lo que queda de pandemia?

Sobre todo, mucho ánimo a todos. Hay que cuidarse y ser positivos. Tenemos que adaptarnos a la nueva situación como lo hacen las personas con discapacidad cada día. Muchos besos y abrazos, que queda menos para recuperarlos, y que nadie pierda la sonrisa nunca.

El Cermi pide igualdad ante la ley de eutanasia para las personas con discapacidad

Tras el decreto aprobado el 11 de diciembre en el Congreso de los Diputados, se daba una respuesta jurídica a la demanda realizada por la sociedad en un tema como la eutanasia. El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, conocido como Cermi, ha solicitado ante el Parlamento que no se excluya a las personas que padecen una discapacidad

Este debate lleva varias décadas apareciendo en el ámbito social —especialmente cuando ciertos casos tocan la fibra sensible de la sociedad— y pone de manifiesto diferentes aspectos a tener en cuenta como la creciente esperanza de vida o el hecho de contar con los medios técnicos y sanitarios necesarios para prolongar la vida de las personas que padecen algún tipo de trastorno o enfermedad grave, aunque en algunos casos no se llega a apreciar una mejora significativa en la calidad de vida de estas personas.

Por lo que, se ha aprobado esta ley que tiene en cuenta, respetando sus derechos fundamentales y su libre voluntad —exenta de presiones de terceros—, los aspectos físicos y psíquicos de los involucrados. El Cermi lo que exige, dentro de este marco jurídico, es la protección de aquellas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad o que estén desprotegidas por el padecimiento de una enfermedad incurable o crónica que los imposibilita.

Fuente: EFE/ RTVE

El debate en cuanto a la despenalización de la eutanasia ha producido una dicotomía en la opinión pública: hay médicos y familiares que se posicionan en contra, y hay otros colectivos que están a favor ya que seguir con una vida sin calidad resulta inhumano e, incluso, cruel. Añaden que muchos pacientes preferirían morir antes que estar postrado en una cama para siempre hasta que les llegase el fin.

Fuente: Microjuris.com

En definitiva, el análisis de la eutanasia y el suicidio asistido en España ha puesto de manifiesto la necesidad de hacer una revisión de la regulación existente que garantice en todos los casos los derechos y unas condiciones de muerte digna para su ciudadanía.